domingo, 25 de enero de 2009

“El Gavilán” de Patrice Pellerin


Hoy es una de esas tardes de domingo, en las que el viento arrecia en la calle y los servicios meteorológicos presagian una ola de frío, una excelente ocasión para petrecharse en casita en el sofá preferido con un Cola Cao calentito (o un bourbon con hielo, si les van las bebidas espirituosas) y una buena lectura que nos haga viajar en pos de la imaginación. Eso es, precisamente, lo que ofrece el integral en el que la fantasmal Io Ediciones ha reunido los seis álbumes que componen el primer ciclo de las aventuras de “El Gavilán”.¿Y qué ofrece “El Gavilán” en pocas palabras? Un tebeo de aventuras marineras de los de toda la vida, pero ahora les cuento con más detalle.

A mediados del siglo XVIII, Yann de Kermeur, El Gavilán, es un misterioso e intrépido bucanero al servicio del Rey de Francia. Cuando se ve injustamente acusado de la muerte de su viejo tutor el señor de Kermellec, Yann iniciará una épica cruzada para limpiar su nombre y demostrar su inocencia que le llevará desde la Bretaña francesa a la Guayana en pos de sus acusadores, quienes le han robado su barco y tripulación, para buscar el mítico tesoro de los aztecas.

El Gavilán” es una historia que se entronca con la mejor tradición del cómic francés y, más concretamente con uno de sus más longevas y mejores series, la fantástica “Barbe-Rouge” -¿cuándo algún editor se animará a editar esta serie en España?-, serie en la que Pellerin ya demostró en un par de álbumes dominar las aventuras marineras y los ambientes exóticos. En “El Gavilán”, el primer trabajo en que Pellerin se encarga en solitario de guión y dibujo, el autor se ciñe a la ortodoxia del género para construir una digna y entretenida aventura que a falta de giros argumentales que sorprendan al lector avezado se disfruta gracias a la correcta y documentada recreación que Pellerin realiza de la época y los personajes en una trama bien engarzada. Pellerin, es un dibujante de corte clásico, quizás menos dotado que André Juillard y François Bourgeon los grandes renovadores del género histórico francés, pero que sabe suplir su mayor hieratismo con una cuidada planificación a la hora de reproducir hasta el más mínimo detalle que permita recrear la época con lo que la inmersión del lector en la historia está asegurada.

En cuanto a la edición del integral es bastante correcta salvando algún pequeño detalle en la traducción –pag. 237 “has negligido”, madre mía, con lo fácil que es poner “has descuidado"-, incluyéndose una bonita lámina junto al volumen. Esperemos que Io Ediciones se prodigue más a partir de ahora, con nuevas obras al menos de este nivel y mejore su distribución para hacer su catálogo accesible en todo el territorio nacional (“El Gavilán” se ha puesto a la venta en exclusiva en esta gran superficie).