miércoles, 10 de febrero de 2010

“Los Muertos Vivientes 9: Aquí permanecemos” de Charlie Adlard y Robert Kirkman.

Nueva y esperada entrega de una de las mejores series del panorama mainstream actual, “Los Muertos Vivientes”, en la que Kirkman y Adlard nos narran las peripecias de un grupo de supervivientes en una Norteamérica invadida por los zombis. Con este nuevo tomo recopilatorio, que reúne los números 49 a 54 de la edición norteamericana, se exploran las consecuencias de los dramáticos últimos acontecimientos y se profundiza en la relación entre dos de los protagonistas, Rick y su hijo Carl.

Tras el asalto a la prisión, y la muerte de la mayoría de los supervivientes, Rick, herido y traumatizado, huye del lugar junto con el pequeño Carl quién deberá aprender a sobrevivir en un mundo plagado de zombis. Por otro lado, la aparición de un nuevo grupo de supervivientes que aseguran tener la clave del origen de la invasión zombi abre nuevos interrogantes. ¿Serán capaz de salir los supervivientes adelante? ¿Los nuevos aliados serán amigos o enemigos? ¿Acabarán haciendo todos el zombi? Tendrán que leerse el tebeo para enterarse.

Kirkman sigue demostrando su talento manteniendo la tensión y el interés de la serie intactos sin que se note el desgaste tras más de cincuentena números publicados ofreciendo en estos nuevos argumentos que apuntan a que la serie puede mantener su interés todavía bastantes episodios más. Y lo cierto es que realmente los secretos de su éxito son muy simples: argumentos trabajados que explotan las convenciones del género zombi, una excelente caracterización de personajes y una endiablada habilidad para ir siempre un paso por delante del lector. Nada demasiado complicado de contar pero extraordinariamente difícil de lograr más comparando el panorama actual del cómic mainstream actual.

Kirkman explora inteligentemente las conductas humanas dosificando el componente "gore", situando a unos personajes creíbles y cotidianos en una situación radicalmente extremas e imposibles. Sus reacciones resultan entendibles para cualquiera y en muchas ocasiones aprovecha sin demasiados ascos siutaciones ideadas en obras precedentes por autores clásicos de ciencia ficción o el terror. En concreto, en este arco argumental resulta patente la influencia de la notable “La Carretera” de Comarc McCarthy en la relación que se desarrolla entre padre e hijo, y del “Soy Leyenda”, de Richard Matheson. A pesar de moverse por caminos trillados, Kirkman insufla frescura a la historia con tanta habilidad que es difícil no dejarse atrapar por este tebeo y comerse las uñas tras su lectura ante la curiosidad sobre el destino de unos personajes que los seguidores de la serie hemos hecho nuestros.

En el aspecto gráfico, Charlie Adlard mantiene la regularidad sin estridencias. Nada espectacular pero una narrativa eficaz que sabe incorporar el contrapunto dramático necesario en un tomo en el que hay un gran número de páginas que se desarrollan sin prácticamente ningún diálogo.
Adlard utiliza grandes viñetas en las que se juega constantemente con los recursos del medio para epatar al lector aun cuando en ocasiones abuse de la repetición de encuadres e incluso viñetas que se hace clamorosa en la doble página en la que repite las secuencias día/noche hasta tres veces para hacer notar el transcurso del tiempo, una sospechosa muestra de estiramiento artificial que irritará a los más quisquillosos y que espero no se repita.

La edición de Planeta en la línea de corrección habitual y con el fallo al que ya nos hemos habituado de no incorporar en el tomo ni las portadas originales (son las reproducidas a lo largo de esta entrada) ni ningún artículo-resumen que permitiera a los lectores refrescar la trama tras prácticamente un año de la publicación de la última entrega. Anuncian que a partir de este número se mantendrá la periodicidad trimestral. Ojalá sea así porque “Los Muertos Vivientes” es la serie más interesantes de las publicadas en estos momentos por la editorial.

Más sobre "Los Muertos Vivientes" en El lector impaciente:

Los muertos vivientes
La mejor defensa”.
Esta triste vida”.
La calma antes de
Creados para sufrir”.

No entiendo a Astiberri.


Vaya por delante que Astiberri tiene un catálogo excelente (vale, sí, gafapastoso pero excelente), un modelo definido de negocio y una apuesta clara por editar cómics de calidad, realizando incluso campañas de marketing para promocionar alguna de sus obras como no se han visto en este país. Sin embargo, por otro lado, creo que últimamente no están mostrando ninguna piedad por sus sufridos lectores inundando el mercado con cómics de elevado precio que comparten una temática similar. Me explico.

Ponent Mon publicó en diciembre”Un zoo en invierno” de Jiro Tainiguchi, un excelente manga autobiográfico sobre un joven que da los primeros pasos en la industria del manga. Genial, porque por aquí a la muchachada nos gusta Taniguchi y está dispuesta a pagar los 16 € del tebeo. Sin embargo, el mismo mes y el siguiente, Astiberri publica en dos volúmenes “Una vida errante” de Yoshihiro Tatsumi, un excelente manga autobiográfico sobre las experiencias en la industria del manga del autor. 48 eurazos por los dos tomos y al mes siguiente, “Nonnonba”, de Shigeru Mizuki, otro excelente manga autobiográfico sobre las experiencias que llevaron al autor a convertirse en mangaka….24 euros más la broma…Publica Ponent Mon un manga sobre un autor de manga, toma tres tazas y viva la competencia (lo que no me parece mal pero, ¿se han parado a pensar en los que tienen que comprarse los tebeos?).

Más allá que todas estas obras sean tebeos maravillosos e indispensables (no me pregunten que no lo sé, no me he leído los tres, pero yo si como caviar todos los días acabo abominando el caviar) no me parece una buena medida editorial saturar el mercado con tebeos de la misma temática ya que debe haber pocos lectores con poder adquisitivo para gastarse 72 euros en tan poco tiempo (88 euros si se hicieron también con “Un zoo en invierno”) en tebeos que comparten una misma temática (me dirán que se pueden dejar de comprar algunos de estos tebeos como novedad y adquirirlos más tarde, pero en ese caso ya sabemos todos cuántos ejemplares suelen tener en las librerías de atrasados y lo difícil que es recuperar lecturas ante una oferta con tantas novedades mensuales). Quizás hubiera sido mejor distanciar a lo largo del año las tres obras en lugar de concentrarlas en un período de tiempo tan corto pero, ya saben lo que se dice, maestros tiene la Iglesia.

Creo que Astiberri se ha equivocado o quizás es que se van a especializar en excelentes mangas autobiográficos sobre autores de tebeos y van a publicar dos al mes. ¿Ustedes que opinan?.