miércoles, 13 de febrero de 2008

El Día de Charles Schultz



Resulta que ayer con la muerte de Gerber se me pasó el aniversario de la muerte de Schultz (ocho años ya) y, aprovechando que me entero por aquí que hoy sus seguidores celebran el día de este genio de la tira, no quiero pasar sin rendirle mi pequeño homenaje a un hombre capaz de resumir en sólo cuatro viñetas esas verdades que sesudos filósofos necesitan más de un libro y una vida para definirlas peor.

No se me ocurre mejor homenaje de un autor que leerle. Así que si pueden, no se queden en la anécdota de la mercadotecnia y échenle un vistazo a sus tiras. Y sonrían.

La página oficial de Peanuts aquí.

“No es país para viejos” de los Hermanos Coen


Si algo ha caracterizado la filmografía de los hermanos Coen es su constante revisión de los géneros que hicieron grande el cine norteamericano desde planteamientos en ocasiones satíricos, en otras tragicómicos o irónicos, pero siempre profundamente negros, descarnados y mordaces, incapaces de dejar a nadie indiferente. Este posicionamiento se hace incluso más evidente en su última película, “No es país para viejos” en la que tomando como base una novela del último premio Pulitzer, Cormac McCarthy (“La Carretera”), refinan su propia fórmula hasta alcanzar un grado de pureza tal, que sólo será asumible por sus más fieles seguidores pero que exasperará a quién se acerque por primera vez a la obra de estos monstruos.
“No es país para viejos” se sitúa en la conflictiva frontera texana de los años ochenta por la que los cargamentos de droga se filtraban desde México a Estados Unidos, aprovechando lo abrupto e inhóspito del terreno y la escasa vigilancia. Llewelyn Moss (Josh Brolin), un tipo corriente que ha salido de caza, se encuentra en medio del desierto con el resultado de una de esas transacciones que salió mal y se queda con un dinero que no le pertenece. Esta fatídica decisión le pondrá en el punto de mira de los traficantes y de un despiadado asesino, Anton Chigurh (Javier Bardem), dispuestos a cualquier cosa para atraparle, con lo que se iniciará una implacable cacería por todo Texas de la que Moss no tendrá muchas posibilidades de salir bien librado, salvo que el viejo y desencantado sheriff Bell (Tommy Lee Jones) sea capaz de dar con él antes que lo hagan sus muchos perseguidores.
“En un país para viejos”, los Coen construyen su trabajo más pesimista, negro y ambicioso hasta el momento. Una obra ambientada, como la mayoría de las suyas, en la América más profunda, probablemente la más auténtica de ese caleidoscópico país, en cuyos escenarios saben esconder sutiles metáforas y simbolismos. Porque “En un país para viejos” que tiene una lectura obvia de “thriller fronterizo” se esconde también un western crepuscular sobre los viejos vaqueros de la frontera, que construyeron la mitología del país, y que descubren, anonadados, como sus valores, principios y energías han desaparecido en el marasmo de unos nuevos malos tiempos a los que son incapaces de adaptarse. E incluso, una metáfora sobre esa enorme potencia que cada vez más demuestra tener los pies de barro.
Los Coen construyen una película complementaria con la excelente “Fargo” con la que guarda una divergencia estudiada no sólo en la elección de los ambientes, del ocre desierto texano al nevado blanco, sino también en la personalidad de los protagonistas, el deprimido sheriff interpretado por Jones frente a la energética y astuta sheriff embarazada interpretada por Frances McDormand. En una arriesgada elección, la persecución se convierte en un paréntesis argumental para entender el estado de ánimo del sheriff que se describe a modo de prólogo y epílogo en lo que es una excelente solución para el medio literario pero que casa mal con el cinematográfico, lo que provocará que más de un bienintencionado espectador se aburra y los considere innecesarios. Porque es que “Es un país de viejos” no es un mero producto de entretenimiento. Enmascarada bajo la estructura de una obra de género, esconde un ejercicio de estilo, denso y árido que, al igual que el desierto en que se ambienta, no hace concesiones al espectador, que sólo en las notas de humor ácido y mordaz,que los Coen sabiamente administran, podrá encontrar alguna tregua. La película se sustenta, además, en el excelente trabajo interpretativo del triángulo formado por Jones-Bardem-Brolin manteniendo intacto el interés mientras estos tres monstruos se reparten el protagonismo pero que, cuando la trama de la persecución se soluciona y Bardem y Brolin desaparecen de escena, la película decae como consecuencia de un epílogo excesivamente largo. Aparte de Bardem, que es cierto que está muy bien y que se está llevando una recua de premios merecidísima pero cuya interpretación no es mejor que en otras muchas películas que ha realizado a lo largo de su carrera, me gustaría destacar a un Brolin (“American Gangster”) tremendamente eficaz en su papel de veterano honrado superado por la situación dando la réplica en todo momento al español, y la excelente labor del resto de secundarios encabezados por Woody Harrelson y Kelley MacDonald, que dan una caracterización excelente a la historia.
En definitiva, una película que si son seguidores de los Coen les encantará y que si no lo son les aburrirá, salvo que sepan encontrarle el punto a la excelente fotografía y trabajo de los actores. En todo caso una película que no deben perderse y una novela que no pienso dejar de leer porque intuyo que me va a gustar incluso más que la película.
Les dejo además el enlace con la página oficial de la película en inglés para que aprecíen las voces de los actores, aquí (altamente recomendable verla en vso aunque haya que leer substitulos).