viernes, 7 de marzo de 2014

“Las brujas de Westwood”, de El Torres, Abel Garcia y Ángel Hernández.




Me gusta la gente que antes de lamentarse por lo mal que le van las cosas, se arremanga los brazos y busca sus propias soluciones. Por ese motivo, ya simpatizaba, desde la distancia y sin conocerlo personalmente,  con el guionista malagueño Juan Antonio Torres, conocido en el mundillo por  El Torres, quién ni corto ni perezoso fundó Amigo Cómics, una editorial indie en la que publicar directamente en Estados Unidos sus propios cómics. Uno de sus primeros éxitos ha sido este “Las Brujas de Westwood”, editado en España por Dibbuks en una cuidada edición, que confirma la calidad de un cómic que me ha parecido el más ambicioso y logrado de los trabajos del guionista hasta el momento, aun cuando haya sufrido  –como explica el propio autor- de bastantes dificultades en su azarosa edición original en Estados Unidos.

Jack, un escritor que ha logrado el éxito con un bestseller de terror adolescente del que prepara la segunda parte, sufre el bloqueo del escritor que se ve agravado por la muerte en extrañas circunstancias de su hermano. Agobiado por las fechas de entrega y su ambiciosa y estúpida esposa, Jack decide abandonar su cómoda vida en Los Angeles para regresar a Westwood, el barrio residencial de Boston donde se crió con su hermano y compartieron una infancia feliz. Sin embargo, las cosas han cambiado en Westwood donde las desapariciones se suceden y un aquelarre de hermosas y terribles brujas dominan el vecindario, siendo Jack el único que puede pararle los pies despertando los recuerdos dormidos del mal que junto a su hermano despertó en su infancia.

En “Las Brujas de Westwood” El Torres construye una compleja, e interesante y historia de terror contemporáneo en la que se nota el esfuerzo de documentación para la que mezcla con habilidad iconos clásicos del Terror como pueden ser las Brujas con una localización urbana tan ordinaria y familiar en los últimos tiempos como la del anodino barrio residencial norteamericano en el que solo aparentemente nunca pasa nada. 

En ese sentido las referencias a éxitos recientes como “Mujeres Desesperadas” o “Las Brujas de EastWick” son obvias pero, no nos equivoquemos, la historia ideada de El Torres no tiene nada de amable ni cómico –más allá de la insufrible presencia de la irritante esposa del protagonista y su merecido final- y la apuesta por el terror y el misterio es clara, construyendo una trama en la que se entremezclan la realidad y la ficción a un triple nivel y en la que se rastrean los ecos de clásicos modernos del Terror, como el literario Stephen King o el comiquero, y sobrevalorado en mi opinión, Steve Niles.

En el apartado gráfico, “Las Brujas de Westwood” es un cómic desigual consecuencia de los azares de su producción original, que provocó un baile de dibujantes que no le benefició. Para solucionarlo en parte, se ha mantenido en la edición española el dibujo original de Abel Garcia en los dos primeros números y los dos últimos han sido dibujados por Angel Hernández,  quién ha redibujado el tercero renunciándose así al dibujo original de la edición norteamericana del tercero, que corrió a cargo de Roger Bonet.

 Más allá de esas peripecias, Garcia y Hernández logran un trabajo correcto, con un dibujo expresionista y ligero en la línea precisamente de un especialista en el cómic del terror como es  Ben Templesmith. Lo que sí me ha parecido muy destacable y que da unidad al conjunto gráfico es la elegante y efectiva labor de la colorista Esther Sanz que no solo dota de coherencia al acabado de la historia sino además refleja sutilmente  el cambio de las atmósferas y las localizaciones.

Las Brujas de Westwood” es un buen cómic de género en el que su autor no solo ha intentado explotar con oficio sus resortes clásicos sino que además se ha esforzado en construir a partir de los mismos una trama ambiciosa que fuese más allá de los tópicos convencionales y las soluciones fáciles. Un esfuerzo que esperemos se vea recompensando con el respaldo de los aficionados.