miércoles, 14 de marzo de 2012

“American Vampire 3”, de Scott Snyder, Rafael Alburquerque y Danijel Zezelj.

ECC Ediciones retoma la publicación de la serie perteneciente al sello Vertigo “American Vampire” donde lo dejó Planeta con la publicación del tercer recopilatorio en el que se agrupan los números 12 a 18 de la edición original. Una entrega que no pasa de correcta y en la que Snyder se decanta por el entretenimiento sin aparentemente ser capaz de sacar partido a las atractivas posibilidades que le ofrece el concepto de la serie, embarcándose esta vez en un nuevo capítulo emblemático de la Historia estadounidense localizando las andanzas de Skinner Sweet, Pearl Jones y el resto de los personajes durante la II Guerra Mundial en la campaña del Pacífico.

Tras un número autoconclusivo en el que asistimos a un capítulo más del pasado del vampiro americano Skinner Sweet ambientado en uno de esos espectáculos circenses del tipo del Circo de Búfalo Bill en los que se teatralizaban las andanzas de los pioneros del Lejano Oeste y en el que el lector avezado puede encontrar alguna pista de los motivos por los que Sweet vampirizó a Pearl Jones, nos embarcamos en un nuevo arco argumental ambientado en la II Guerra Mundial en el que el marido de Pearl, Henry Preston se enrola a escondidas de su señora en una misión de la sociedad del Lucero del Alba para investigar una nueva y misteriosa especie de vampiros que vive en una isla japonesa camuflado el comando de cazavampiros como parte del ejército norteamericano desplegado en la Guerra del Pacífico contra los nipones, sin saber que Skinner Sweet anda tras sus pasos.

Snyder monta una efectiva trama de acción mezclando convenciones del bélico y el terror que funcionan correctamente, aunque no se preocupe en exceso en pulir los detalles ni aportar un mínimo de originalidad a su desarrollo incorporando unos personajes secundarios estereotipados apenas esbozados que cumplen con estoicismo con su falta destino. Snyder, una vez más, se queda en la superficie de una premisa que deja con la sensación de que podría haber dado bastante más de sí, limitándose a discurrir con un mínimo esfuerzo por caminos trillados y sin sacar todavía a estas alturas el jugo a unos protagonistas con más potencial del demostrado hasta el momento.

En el aspecto gráfico, radica una vez más el principal punto de interés de la serie. Es curioso como desde planteamientos estilísticos parecidos los dos dibujantes del arco, el croata Danijel Zezelj y el brasileño Rafael Alburquerque, me provocan reacciones tan distintas. Con un dibujo impresionista basado en la ausencia de fondos y trazos gruesos y nerviosos, Zezelj, encargado del fill in, mantiene cierto distanciamiento respecto a la historia que hace que no conecte con su forma excesivamente fría de dibujar mientras que, en cambio, Alburquerque es capaz de dar mayor cohesión a su narración dotando de mayor agilidad y ritmo a la historia.

En definitiva, “American Vampire” sigue cumpliendo con los mínimos exigibles y prometiendo más de lo que realmente expone. Eso sí, las próximas entregas dibujadas por Jordi Bérnet no pienso perdérmelas.


Más sobre "American Vampire" en El lector impaciente, aquí y aquí.