lunes, 21 de enero de 2013

“The League of Extraordinary Gentlemen Century: 2009”, de Alan Moore y Kevin O’Neill.


Planeta acaba de publicar la nueva entrega de  La Liga de los Caballeros Extraordinarios” de los señores Moore y O’Neill ambientada en el año 2009 con la que se completa la trilogía “Century”, de la que ya comentamos aquí y aquí.

Tras su fracaso en intentar frustrar los planes de Oliver Haddo en1969, los miembros sobrevivientes de la Liga de los Extraordinarios Caballeros se han separado y abandonado su misión. En el oscuro y deprimente 2009, Alan Quatermain malvive en la indigencia, Mina Harker lleva cuatro décadas ingresada en un manicomio y Orlando mata el tiempo y a quién se tercie combatiendo de guerra en guerra. Sin embargo, cuando Prospero vuelve a ponerse en contacto con Orlando para que retomen su misión, este iniciará la búsqueda de sus compañeros para su enfrentamiento final con el Anticristo.

Incluso en sus obras menores, Moore es un autor por encima de la media y en un tebeo  decepcionante como ha resultado ser este último acto de “Century” incorpora elementos accesorios curiosos que lo disculparán a ojos de sus innumerables seguidores aunque difícilmente se podrá cerrar los ojos a un autor que abusa de la autoreferencia hasta el punto de caer en la parodía.

Moore construye “Century: 2009” a partir de una trama en exceso simple y predecible que se enriquece, como los dos primeros actos de “Century” y los anteriores volúmenes de "La Liga de los Caballeros Extraordinarios", de los guiños y referencias que el hermético Moore va incorporando para otorgarle algo de sustancia aunque al contrario que las anteriores entregas esta carezca de la ilusión de una continuación  que nos sorprenda y nos enfrenta con la constatación de un tebeo estructural y argumentalmente alejado del talento que el guionista ha demostrado en tantas obras anteriores.

Por tanto, “Century: 2009 es un desenlace decepcionante para las expectativas generadas en el que Moore presenta una visión decadente de un 2009 oscuro y desesperanzado en el que el mundo se encuentra inmerso en continuas guerras y una crisis económica y de valores permanente en el que la creatividad ha tocado fondo y para el que no propone soluciones constructivas ni alternativas. Resulta sintomático de esa crisis cultural, y habla bien de la fina ironía de Moore, que se cebe con los insulsos mundos mágicos de J.K. Rowlings y sus harripotteres que los autores disfrutan masacrando en una  metáfora en torno a la cada vez más frecuente violencia en las aulas que es de lo mejorcito del tebeo y, sin embargo, trate con una mayor benevolencia tanto al trío protagonista como a los más velados referentes que aparecen como personajes secundarios otorgándose una posición moral predominante y algo perdonavidas con la que Moore parece sentirse tan agusto.

Mucho más interesante que lo que nos cuenta Moore es lo que sugiere con sus habituales referencias metaficcionales poniendo en boca de sus personajes sus particulares obsesiones recurrentes en sus obras. De este modo, los cariacontencidos protagonistas se preocupan y preguntan en torno a las causas de la crisis de este nuevo milenio y sus manifestaciones culturales, las metarelaciones entre ambas  y sus causas al tiempo que Moore les otorga a los personajes consciencia de su propio condición ficcional y la fatalidad de su destino heroico en un curioso y fallido duetto operístico en el que interpretan algunas de las piezas de ·”La ópera de los tres centavos” de Bretch que en parte parece ser ha inspirado toda la trilogía.
 
En el aspecto gráfico, ya sabéis que  Kevin O’Neill es una de mis debilidades y realiza, en mi opinión, un gran trabajo volviendo a sorprender con su habilidad para recrear un Londres triste, distópico y decadente por el que transitan los personajes y que se convierte en un reflejo negativo y oscuro del luminoso y esperanzador que nos mostró en “1969 la anterior entrega de la serie incorporando, como es de recibo, múltiples referencias a la cultura popular para que pesquen –pesquemos- los aficionados a esos juegos .

En definitiva, “Century: 2009” supone un triste final para el último volumen de La Liga de los Extraordinarios Caballeros”, aun cuando los más fieles seguidores del barbudo de Northamptom disfrutemos de su erudición y espíritu crítico aun cuando  vengan envueltos en una fórmula tan desgastada y artificiosa.