martes, 19 de noviembre de 2013

“El diablo de los siete mares”, de Hermann e Yves Hermann.





La nueva editorial Yermo Ediciones irrumpe en el panorama comíquero español apostando fuerte con la publicación de “El diablo de los siete mares”, un integral en el que recoge los dos álbumes de la esperada serie de piratas homónima ya concluida en Francia, que viene avalada por ser uno de los últimos trabajos del gran Hermann Huppen, aunque sea acompañado, como viene siendo habitual en sus últimas obras, por su hijo Yves en los guiones. Pocas cosas hay más fuertes que el amor de un padre por su progenie, pero el gran Hermann tras la lectura de esta obra –y otras previas-  creo que debería plantearse si le merece realmente la pena dilapidar su reputación asociándose con la mediocre labor en los guiones de un Yves que no acaba de despuntar y acaba lastrando su labor.

Harriet y Conrad, dos jóvenes amantes sellan un matrimonio secreto en la Carolina del Sur del siglo XVIII, lo que despertará las iras del despótico padre de ella, el poderoso Lord Somerset, señor de una rica plantación que guarda un oscuro secreto. Huyendo de tan tiránico personaje, los jóvenes aventureros se harán a la mar en busca de un legendario tesoro mientras Rob Murdoch, un sanguinario pirata conocido como El Diablo de los Siete Mares, llega a la plantación paterna  para firmar un oscuro pacto con el tirano. Mientras, en el mar, otro aventurero conocido como La Iguana y su lugarteniente persiguen la ilusión de un fabuloso tesoro y su ambición y la casualidad hará que su destino se cruce con el del Diablo, al tiempo que desde el Almirantazgo británico se fletan barcos para acabar definitivamente con la amenaza de El diablo de los siete mares.

A priori, una historia de piratas en la que estuviera involucrado Hermann  Huppen con todos los elementos mencionados, tendría que hacer salivar a todo buen aficionado al cómic europeo de género. Sin embargo, la ilusión se torna migraña y decepción ante el retorcido planteamiento ideado por Yves que, alejándose de cualquier presentación convencional de los elementos en aras a un virtuosismo que no posee, opta por una historia de vidas cruzadas en las que los diversos personajes mencionados protagonizan sus propias aventuras, encontrándose y desencontrándose a lo largo de una narración que acaba volviéndose forzada y, en ocasiones, un tanto ilógica. 

El defecto principal de la historia es, en mi opinión,  la incapacidad de Yves –premeditada incluso me atrevería a decir- para establecer un argumento que hilvane las diversas subtramas y unos personajes con otros, quedando estos finalmente perdidos al capricho de un guionista que plantea y resuelve las más rocambolescas de la manera más pobre o apelando directamente al difícilmente justificable socorrido recurso sobrenatural, lo que acabará provocando la irritación de más de un lector ante semejante tomadura de pelo.

Al disparatado guión se añade que en el aspecto gráfico, el maestro Hermann no parece estar en su mejor momento resultando su trazo, en esta historia de género tan propicia para su lucimiento algo acartonado, cayendo, y creo que es lo peor que se puede decir de un autor tan implicado y arriesgado con su obra como ha sido Hermann Huppen a lo largo de toda su carrera, formulaico y sin la brillantez habitual, cobijándose  en composiciones y recursos que a los conocedores de sus trabajos previos le resultarán muy familiares. 

Es cierto también que su tratamiento del color es brillante y sus perspectivas únicas pero el conjunto acaba resintiéndose lastrado por la labor de Yves y porque Hermann en sus últimos trabajos parece cada vez más ensimismado en deleitarse en el dibujo de elementos paisajísticos o animales y menos dispuesto en implicarse en componer un buen tebeo.

En resumen, “El demonio de los siete mares” es un tebeo lleno de posibilidades desaprovechadas y lo que podría haber sido un bello alegato por el género de piratas acaba convertido en un tebeo del montón. Una pena.

lunes, 18 de noviembre de 2013

“Prophet 2: Hermanos", de Brandom Graham, Giani Milonogiannis, Simon Roy y Farrel Darymple.





Publica Aleta Ediciones un segundo recopilatorio del revitalizado “Prophet”, creado por Rob Liefeld y revitalizado actualmente por el equipo formado por Brandom Graham, Giani Milonogiannis, Simon Roy y Farrel Darymple, quienes han logrado dar nuevo recorrido, como ya comenté poraquí, a la serie y el personaje, ampliando las premisas originales al infinito.

En este nuevo recopilatorio, que recoge los números  27 a 31 y 33 de la serie norteamericana, nos encontramos con un John Prophet anciano pero todavía pleno de facultades que vuelve a la vida tras milenios en animación suspendida tras la guerra. El viejo y desubicado Prophet intentará volver a reunir a sus antiguos hermanos de armas, dispersos por todo el Universo, para seguir luchando en su guerra estelar eterna.

A veces resulta divertido ver cómo una serie se convierte en una revelación para muchos seguidores que proclaman su originalidad cuando realmente no hace nada más que adaptar modelos propios de otras épocas. Y es que la apuesta por la Ciencia Ficción Hard que propone el nuevo “Prophet” entronca directamente con un modelo tan alejado en el tiempo como el “Metal Hurlant” francés de los Druilet, Gillon, Moebius y demás de mediados de los setenta.

El segundo volumen de “Prophet” se reafirma como una propuesta clara por la aventura de género pura y dura con la creación de universos de ficción artificiales en los que desbordar la imaginación, el esbozo de formas de vidas imposibles y mundos extraños por los que, cuan Arzachs modernos se tratasen, deambulan los prophets viviendo las más variopintas aventuras, Una fórmula sencilla pero bien construida y en estos tiempos eclécticos y confusos en que tan de moda está mezclar los géneros sorprende por su pureza.

Este segundo recopilatorio es tan entretenido y adictivo para los aficionados al género de la Ciencia Ficción como el primero. El único pero que quizás se le puede poner a este cómic es que los dibujantes me parecen bastante limitados y no hay punto de comparación con los del modelo que emula encontrándose a años luz de los artistas del “Metal Hurlant” aunque dentro de sus posibilidades cumplen.

En fin, “Metal Hurtlant” fue una propuesta pionera y revolucionaria que sitúo al Cómic en la vanguardia de la Ciencia Ficción en los setenta. “Prophet” está muy lejos tantos años después de llegar a esos extremos de excelencia pero no deja de ser de momento una más que digna serie de género que cumple con el objetivo principal de hacer pasar un buen rato al lector a la espera de acometer tramas más complejas y que se dote a los personajes de una profundidad que empieza a echarse a faltar. “Hermanos”, una historia en continuidad, puede ser un buen punto de partida para evolucionar en ese sentido. Veremos que nos deparan las futuras entregas.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Cartel del XIV Encuentro del Cómic y la Ilustración de Sevilla, comentado.

No suele ser habitual que se unan diversos artistas para realizar un cartel colectivo como es el caso de este cartel de la XIV edición del Encuentro del Cómic y la Ilustración de Sevilla. José Luis Ágreda, Guillermo, Antonio Hitos, Abel Ippólito, Irene Roga, Diego Galindo, Carlos Hernández y Pedro Alpera se unen para homenajear y aportar su propia versión de un icono del cómic patrio inolvidable, como es el siempre hambriento Carpanta de Escobar.

Para más información sobre el evento, aquí.


jueves, 14 de noviembre de 2013

“El Soldado de Invierno 2: La caza de la viuda negra“, de Ed Brubaker, Butch Guice, Jason Latour y Nic Klein

Panini publica su segundo recopilatorio 100% de “El Soldado de Invierno”, reuniendo los números 10 a 19,  con un Brubaker que pone el colofón final a su colaboración en la serie  y sorprende la compenetración alcanzada con Guice en este tomo en la aventura titulada “La caza de la viuda negra” con el mejor arco de la serie y la historia guionizada por Jason Latour y dibujada por Nic Klein con la que esta concluyó.

El Soldado de Invierno se embarca en la búsqueda de su amada Natasha Romanoff, la Viuda Negra, manipulada mentalmente por su reverso oscuro, el vengativo Leonid Novokov para olvidar su relación con Barnes y su pasado superheroico, recordando solo su vida como agente soviética. Con la ayuda del Capitán América, Ojo de Halcón y Lobezno, un desesperado Bucky siempre va un paso por detrás del maquiavélico plan orquestado por Leonid. En el segundo arco, Furia pide a un atormentado Barnes que contacte con un antiguo agente de Shield infiltrado en Hydra, lo que le llevará a enfrentarse con las consecuencias derivadas de su pasado como Soldado de Invierno al servicio de la URSS.

Brubaker y Guice nos han reservado el mejor arco argumental para el final, retomando el hilo de lo publicado en el primer volumen en una estupenda historia de acción en la que torturan un poco más a su creación favorita y en la que participan de modo coral todos los superhéroes con los que ha tenido una relación estrecha la Viuda Negra a lo largo de su trayectoria superheroica. Brubaker maneja los hilos con primor para construir una entretenida trama en la que destila toda la sabiduría adquirida a lo largo de estos años en “Capitán América”, pero el que realmente está estupendo es un implicadísimo Butch Guice que en mi opinión realiza uno de sus mejores trabajos, manejando a la perfección la ambientación climática para reflejar la tormenta exterior con la interna del protagonista en la estela del mejor Colan y ofreciendo una versión de los personajes, especialmente de su Lobezno, brillante.
Tras el subidón de la despedida de Brubaker y Guice, el bajón que supone el segundo arco es demasiado abrupto porque el relevo de los bienintencionados Latour y Klein sufre en la comparación, desarrollando una confusa historia con muchos elementos interesantes pero que no acaban de apuntillar. Latour no es capaz de organizar el batiburrillo de subtramas cruzadas que orquesta y Klein hace lo que puede, jugando con  su estilo para plantear una puesta en escena moderna y experimental en la que se notan diversas influencias desde Steranko y Aja hasta Sienkiewicz.

En fin, ahora sí que sí, se ha acabado la etapa de Brubaker en Marvel por ahora y la cancelación de la serie de “El Soldado de Invierno”, dejándonos con la sensación que lo deja en el momento adecuado para que sea recordado como una de las más notables y coherentes de un guionista en la Casa de las Ideas en los últimos tiempos. Seguro que en sus nuevos proyectos independientes seguirá deparándonos buenas lecturas.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

“El juego de Ender”, de Gavin Hood.



Creo que llevo media vida oyendo y leyendo rumores sobre la adaptación cinematográfica del ya clásico de Orson Scott Card,El juego de Ender”, por lo que cuando por fin se puso en marcha el proyecto a mí ya se me había pasado la ilusión chavalera ante esta película y acudí al cine con bastante escepticismo Y, sin embargo, la película ha superado mis expectativas.

La Tierra sufrió hace años el intento de invasión de una civilización extraterrestre a la que a duras penas se logró rechazar. Para prevenir un nuevo ataque que podría acabar con la especie humana, el ejército busca entre niños especialmente seleccionados a su futuro líder poseedor de las cualidades innatas que les permitan resistir. El elegido parece ser el pequeño Ender quién será sometido a un riguroso entrenamiento que forjará su personalidad.

Cuando leí “El juego de Ender” hace ya muchos años me pareció que Card ya manejaba iinteligentemente ideas potentes que desembocaban en un sorprendente y acertado final practicando un estilo parco, llano y directo, que se ajustaba a la perfección a la ambientación de la historia, aunque ello supusiera sacrificar en ocasiones dejar a la imaginación del espectador buena parte de los elementos de ficción. “El juego de Ender” era una novela que iba al grano frente a la imagineria hueca de la mala Ciencia Ficción y “El juego de Ender”, la película, es una  aceptable traslación de la historia de Card al medio cinematográfico pues no solo se ha ceñido fielmente los hechos y mantenido la esencia de la novela original sino que un director, con oficio pero sin imaginación, como el esforzado Gavin Hood ha sido capaz de aprovechar con eficacia los efectos especiales actuales para mostrar las espectaculares batallas y ambientaciones en las que se desarrollaría la historia y sobre las que  Card en la novela pasaba de puntillas y encontrar hueco para plantear las dudas del personaje protagonista embarcado en una cruzada bélica que no comprende. Es cierto que seguramente con otro director con más personalidad muchos de los aspectos más sesudos de la novela se habrían visto reforzados (ya me hubiera gustado a mí que se hubiera animado Stanley Kubrick, que en paz descanse, en su momento) pero el limitado Hood se muestra fiel al guión consensuado con el escritor para ofrecer una película que no avergonzará a los conocedores de la novela original y seguramente fascinará a los que no la conozcan.

Arropado por un reparto de campanillas con veteranos de relumbrón como Ben Kingsley y Harrison Ford, destaca entre el grupo de jóvenes actores que participan en la historia el protagonista, un Ass Butterfiel con un físico a medio camino entre Tobey Maguire y Elijah Wood, que logra una estupenda interpretación del joven Ender Wiggins aunque el que se lleve la palma y destaque pero negativo sea Nonso Anozie,, quién realiza una ridícula y absurda interpretación a medio camino de M.A. Baracus y el Sargento Hartman de “La Chaqueta Metálica”, del Sargento de la Escuela de Batalla. Anozie casi se carga él solo la película por lo que debería replantearse en el futuro su carrera actoral y dedicarse a otros menesteres.

En fin, “El juego de Ender a falta de brillantez cumple trasladando con oficio y corrección la novela a imagen real dejando todo preparado para la adaptación de la segunda novela de la saga, “La Voz de los Muertos”. Y es que me parece a mí que a poco que las cuentas cuadren vamos a tener en la pantalla grande Ender para años. Y si no, al tiempo.

martes, 12 de noviembre de 2013

“Isabellae: El hombre noche”, de Raúle y Gabor.




No deja de ser un síntoma de la calidad de los autores españoles que no dejen de exportar sus creaciones a otros mercados, trabajando directamente para editoriales extranjeras y sean las editoriales nacionales las que luego deban comprar los derechos de esas obras para publicarlas aquí. El penúltimo ejemplo, lo tenemos con el equipo formado por el guionista barcelonés Raúle y el dibujante madrileño Gabor, que acaban de publicar en Norma Editorial el primer álbum de “Isabellae”, una serie de fantasía oriental de la que en Francia han publicado ya la segunda entrega.
En el Japón medieval del siglo XII,  Isabellae es una joven vagabunda pelirroja que acaba con los bandidos de los caminos a cambio de recompensa. Isabellae, mitad occidental y mitad japonesa, es una avezada luchadora atormentada por los fantasmas y acompañada por los amigos que hará por el camino intentará expiar las culpas de su pasado para lo que debe encontrar una hermana que la odia.
Raúle, un guionista bregado y que ya ha demostrado su dominio de otros géneros a pesar de su juventud, pone las bases de una atractiva fantasía oriental ambientada en un Japón medieval fantástico en el que conviven los samuráis con la magia. En esta primera entrega, Raúle se las ingenia para poner en macha la trama y presentar y caracterizar a los protagonistas de una historia ideada básicamente para entretener y que cuenta con todos los ingredientes para gustar a un amplio abanico de lectores que busquen una lectura evasiva bien construida.
En el aspecto gráfico, sobresale la labor de un Gabor que para mí firma su mejor trabajo hata la fecha. El dibujante demuestra la versatilidad de su estilo alejándose de la vis comica que explotase en “Los Patricios” para ofrecer un dibujo más estilizado y elegante que a mí me recuerda al de Pierre Alary o Kenny Ruiz y preocupándose especialmente en el estupendo tratamiento del color de la obra así como de la narración de la historia para complementar a la perfección el guión y los textos de Raule. Además, Gabor realiza una estupenda recreación de las localizaciones y cuida al detalle la caracterización de los diversos personajes coreografiando con especial acierto las secuencias de lucha que abundan en el comic.
“Isabellae: El hombre-noche” es básicamente una invitación a la aventura realizada por un equipo creativo maduro y experto a pesar de su juventud y que sabe muy bien lo que se trae entre manos para ofrecer al lector un cómic de género de calidad. De vosotros depende aceptar o no su invitación.

lunes, 11 de noviembre de 2013

“Thor: El mundo oscuro”, de Alan Taylor.



Esperada segunda entrega de la licencia cinematográfica de “Thor”, a la estela de la recomendable primera entrega de la que ya escribí por aquí, manteniendo el reparto que tan buen nivel mostrara en la primera entrega con la salvedad del cambio de director pues al inspirado Kenneth Branagh le ha sustituido el mediocre Alan Taylor, un director bregado en las series de televisión pero con un bagaje bastante corto en el cine

La paz reina en los Nueves Reinos donde Thor anda reparando los entuertos causados por su hermanastro Loki quién  está confinado en una mazmorra de Asgard, mientras  su enamorada Jane Foster languidece en la Tierra. Sin embargo, la tranquilidad se rompe cuando Jane es poseída por el Ether, un arma arcana de los antiguos enemigos de los asgardianos, los otrora poderosos elfos oscuros, derrotados hace eones y desterrados de la existencia por Bor, el abuelo de Thor. Sin embargo, próxima la Alineación planetaria que permitirá el renacimiento de los elfos oscuros su señor, Malekith, y sus huestes intentarán raptar a Jane para recuperar el poder del Ether aunque para lograrlo deban verse las caras con la circunstancial alianza de Thor y Loki.

A diferencia de la primera entrega, no se han escatimando en medios para intentar que la secuela cinematográfica de “Thor” estuviese al menos a la altura de la  primera entrega. Y se puede considerar, que en algunos aspectos se ha logrado e incluso superado el objetivo ya que estamos ante una película que no escatima en espectacularidad ni gastos en efectos especiales (ahonda incluso más en las esencias fantásticas del personaje pasando las localizaciones urbanas a un segundo plano); cuenta con un argumento muy adecuado al personaje que perfectamente podrían haber firmado los Lee, Thomas o Simonson; y un grupo de actores, que deja constancia del buen ojo de los encargados de su selección familiarizados ya con sus personajes porque en su mayor parte repiten lo que debería garantizar mejores interpretaciones .

Y sin embargo, a mí la película no me ha acabado de convencer, sobre todo como consecuencia de la dubitativa e impersonal dirección de un Alan Taylor no aguanta la comparación con un Branagh que, a veces discutiblemente, le daba una impronta personal a su Thor y lo hacía más interesante. Y es que  el impersonal Thor de Taylor es demasiado ambiguo y tributario de otras franquicias cinematográficas y unon por momentos no sabía muy bien si estaba viendo un refrito malo de la primera entrega, la trilogía del Señor de los Anillos de Peter Jackson o el “Hellboy y el Reino Dorado” de Guillermo del Toro. A partir de adaptar premisas ya trilladas, Taylor incluye la retahíla típica de toda adaptación marvelita que se precie, con sus cameos, continuarás (dos) y referencias que tanto pirran al fandom, pero dejando, al menos a mí, con el regusto que otro director con un poco más de empaque podría haber dado otro aire menos artificioso y una mayor trabazón al conjunto, perdiéndose la oportunidad de realizar una gloriosa adaptación del "Thor" de los cómics al cine porque historia había para ello. Por otro lado, no toda la responsabilidad sería del director ya que el reparto que en su mayoría repite no realiza interpretaciones a la altura de mis expectativas, salvo quizás el protagonista Chris Hemsworth y sus interpretaciones distan de resultar especialmente brillantes limitándose a cubrir el expediente con profesionalidad pero sin creerse demasiado ni disfrutar de lo que hacen.

En fin, “Thor: El Mundo Oscuro” hará las delicias de los seguidores de las franquicias marvelitas, que tendrán una buena dosis de soma de una fórmula plenamente consolidada y que sigue funcionando estupendamente dando buenos réditos en taquilla pero  el espectador más avisado y que busque algo más que mero entretenimiento atisbará bajo tanto artificio los costurones que en una buena historia deja una puesta sin demasiada brillantez, originalidad ni energía. Ojala que las próximas entregas de la saga sean más redondas.

viernes, 8 de noviembre de 2013

“Cleveland”, de Harvey Pekar y Joseph Remnant.



Vaya por delante, que a Harvey Pekar y sus cómics se les ama o se les odía, por lo que si alguno ya ha intentado introducirse en su mundo a través de “American Splendor”, “El Derrotista” o algún otro de sus cómics y no puede con él,  pues que ni siquiera lo intente con su última obra publicada por la editorial Gallo Nero, Cleveland”. Sin embargo, si se es conocedor y admirador de Pekar y su pequeño universo, “Cleveland” es una obra que se le antojará indispensable.
A lo largo de sus paseos por Cleveland, la ciudad en la que ha vivido a lo largo de su vida, un Pekar anciano desgrana su historia y la de su ciudad reflexionando con lucidez en torno a las luces y sombras de ambas
Pekar es uno de los pioneros y mejores exponentes de ese género llamado slice of life y en “Cleveland” vuelca toda su sabiduría para ofrecer su legado autoral en lo que es una declaración de amor hacia su ciudad y un documento vivo de su ingente necesidad de autoafirmarción y comunicación, mostrando con extrema honradez su personalidad obsesiva. Pekar asocia indefectiblemente su propia vida con la de su ciudad, reflejando su decadencia como una bella metáfora de su propia senectud en una licencia lírica, sutil y poética de un autor que siempre ha defendido el realismo y la veracidad de sus historias.
En el aspecto gráfico, Joseph Remnant, es sin duda uno de los mejores dibujantes con los que se ha asociado Pekar y en "Cleveland" realiza un estupendo trabajo ilustrando los monólogos del guionista y reflejando los diversos paisajes urbanos por los que Pekar pasea en su deambular así como las disgresiones del autor en torno al baseball y la historia de la ciudad. Remnant dota de un bello lirismo poético al lacónico estilo narrativo de Pekar sirviéndole de contrapunto para reforzar el conjunto del cómic y lo convierte en una lectura de lo más interesante. Se podría pensar que el austero discurso del cómic empobrece el contenido, sin embargo está lleno de recursos, desde la constante ruptura de la cuarta poder del narrador/autor/protagonista Pekar para implicar y mantener la atencion del lector a las elegantes elipsis y transiciones para introducir los flashbacks y disgresiones de su discurso.

En fin, “Cleveland”, es el compendio final de una obra y una vida indefectiblemente unidas,  vida y obra de uno de los mejores y más influyentes autores de cómics norteamericanos y el cómic que sin duda recomendaría para aquellos que todavía no lo conozcáis y tengáis ganas de hacerlo. De vosotros depende.

jueves, 7 de noviembre de 2013

“Chew 6: Pasteles Espaciales”, de Rob Guillory y John Layman.




Planeta prosigue la publicación de “Chew”, el original thriller gastronómico en torno a las peripecias del agente Tony Chu y su peculiar familia, reuniendo en este sexto recopilatorio los números 26 a 30 de la serie regular.

Con Tony en estado de coma postrado en la cama de un hospital, su hermana gemela la dispuesta y dinámica Toni Chu toma todo el protagonismo. Toni que posee el poder de  ver el futuro a través de los alimentos –o personas- que prueba lo que acaba afectando malamente a su vida en pareja toma las riendas para investigar como agente de la NASA los más diversos casos, desde redes de ranollos psicodélicos a vacas bombas explosivas. Sin embargo cuando la valiente agente Chu parece que va a vivir por fin el día más feliz de su vida la cosa se complica cuando en su camino se cruza el siniestro Vampiro.

Repetir, tras una treintena de números, que “Chew” es una de las series más originales y divertidas que se publican actualmente en el mainstream norteamericano como demuestran Guillory y Layman número a número sería redundante aunque también habría que avisar que la serie ha llegado a un punto que puede llegar a saturar y caer en la repetición si el dúo creativo no se anda con cuidado. De momento, en esta sexta entrega y dando buena medida de la madurez que ha alcanzado la serie, Layman se atreve a  postrar al protagonista absoluto, el ceñudo y huraño agente Tony Chu en la cama, para otorgar todo el protagonismo al elenco de interesantes secundarios que la pueblan encabezados por Toni, su pizpireta y antitética en carácter hermana gemela en el que será su canto del cine en la serie, salvo sorpresa mayúscula. La agente Chu se convierte así en la auténtica estrella de este arco argumental investigando delirantes casos en lo que podría incluso considerarse un spin off de la serie principal, hasta que, Layman en el brillante último número nos desvela su jugada maestra para dar una vuelta de tuerca a la trama central de la serie.

Divertida y delirante hasta el exceso, Layman se atreve con todo y de momento agrada, reforzando el aspecto coral de una serie en la que todos los personajes tienen su importancia aunque también hay que decir que por momentos tanto delirio y surrealista divertimento acaba pareciendo algo forzado y puede llegar a saturar, lo que hace sospechar cierto agotamiento y repetición de las situaciones, como las protagonizadas por el Agente Poyo cuyo reiterativo gag cómico acaba resultando, al menos para mí, algo cansino.

El que sigue en plena forma con su dibujo dinámico y manierista es Rob Guillory que aprovecha, como hábil caricaturista que es, todas las posibilidades que su complicidad total con Layman le ofrecen para su lucimiento, satirizando todo tipo de situaciones y cuidando hasta el más mínimo detalle. Guillory sabe muy bien cuáles son sus puntos fuertes y los aprovecha al máximo.

En fin “Pasteles Espaciales” tiene que servir como punto de inflexión a la serie para renovar situaciones y evolucionar, antes de caer en la repetición y el estiramiento que quizás su sorprendente éxito  ha provocado antes de cansar del todo al lector. Creo que Layman y Guillory lo han entendido así y espero que en la próxima entrega se produzcan avances importantes. Ojalá.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

“Batman: "El Regreso de Bruce Wayne”, de Grant Morrison y VVAA.




Siguiendo con mi repaso desordenado del Batman de Grant Morrison toca echarle un ojo a la miniserie de seis episodios que supuso el regreso de Bruce Wayne al candelero, tras su “muerte” en “Batman R.I.P.” y “Crisis Final”, para la que Morrison contó en cada uno de los seis números que componen la historia con un dibujante distinto, y que ECC Ediciones ha reeditado hace poco en un apañado volumen..

Tras su enfrentamiento con Darkseid, Batman anda perdido y desmemoriado por la corriente temporal sin ser consciente que su regreso al presente puede provocar el Apocalipsis planeado por Darkseid. Mientras sus aliados superheroicos intentan encontrarlo para desactivar la amenaza que supone, un desmemoriado Bruce Wayne/Batman va saltando a través del tiempo desde la Prehistoria al presente intentado recomponer en sus encuentros con antepasados y otros personajes DC su identidad sin saber la amenaza que su vuelta conlleva.

Grant Morrison nos sorprende una vez más con el arco más desconcertante de todos los que conforman su paso por la cabecera del Hombre Murciélago, en una historia contracorriente, alejada de la ortodoxía del justiciero oscuro y urbano tan familiar, aunque, curiosamente, realice una exploración en profundidad  en el pasado del personaje situándolo en diversos momentos de los que han conformado la historia de su familia y resuelva algunos de los misterios que previamente había planteado con lo que su intención de hacer confluir, a un nivel casi cuántico, las diversas historias y encarnaciones del personaje a lo largo de las décadas sale reforzado.  El desmemoriado Batman irá desfaciendo entuertos en las diversas eras por las que para encontrándose con distintos personajes del Universo DC como Vandall Savage, El Pirata Negro o Jonah Hex.al tiempo que reune las piezas de su identidad.

Morrison plantea una historia compleja, enrevesada y difícil, no apta para todos los gustos, dado lo artificioso de su arquitectura narrativa casi fractal, pero que puede disfrutarse - e incluso se disfruta más - en cada una de sus partes que en la plenitud del conjunto, ya que seguir las sutilezas de la trama es difícil sin tener muy frescas las anteriores entregas ideadas por el escocés aunque cada uno de los episodios en los que vemos a Batman caracterizado - como deidad troglodita, inquisidor, pirata, vaquero o detective - resulte por sí mismo una lectura entretenida y no deje de sorprender al lector avisado el cuidado con el que Morrison va interconectando los diversos elementos que conforman el dibujo del rico  tapiz de la historia, aunque a más de un despistado le habrán empachado para terminar sacándole de la misma. Morrison propone además un cierto carácter mesiánico y (semi)divino del personaje predestinado en convertirse en Batman incluso antes de la muerte de sus padres que le obliga a realizar auténtico encaje de bolillos para hacer encajar su idea de la predestinación mística del personaje con el origen clásico. La conclusión más significativa es que  “El Regreso de Bruce Wayne” no es un tebeo para adentrarse en la historia de Batman y puede provocar tantas filias como fobias aunque su lectura pausada dentro del conjunto del proyecto ideado por Morrison lo convierte en una de sus piedras angulares y quizás la más ambiciosa en cuanto a forma y contenido.

En el aspecto gráfico, aunque los diversos dibujantes - Chris Sprouse, Frazer Irving, Georges Jeanty, Lee Garbett, Pere Pérez, Ryan Sook, Yanick Paquette – cumplen sobradamente en sus respectivas historias la ausencia de un criterio unitario al tratrarse de dibujantes con estilos tan dispares le resta coherencia a la obra. Especalmente me gustaría destacar el trabajo de Yanick Paquette y Ryan Sook, cuyos estilos gráficos se adaptan mejor que los demás a las ambientaciones de las historias que les han tocado en suerte y sus versiones del personaje me resultan más convincentes..

En fin, “Batman: ·El Regreso de Bruce Wayne” es un tebeo a la medida de su guionista Morrison, un tebeo que se le ama o se le odia e incluso ambas cosas a la vez pero que no dejará a nadie indiferente. Y es que la línea entre la genialidad y la locura es tan tenue que a veces resulta difícil de diferenciar.

martes, 5 de noviembre de 2013

“Conan, El Bárbaro 3”, de Brian Wood y otros.




Músicas de violines por favor, para la tercera entrega publicada por Planeta del “Conan, El Bárbaro” de Brian Wood en el que se recogen los números 13 a 18 de la serie regular y en el que Wood porque él lo vale acaba de desnaturalizar a  la creación de Robert E. Howard , uno de los personajes más icónicos del cómic norteamericano y más emblemáticos y reconocibles de la Fantasía Heroica

En las dos historias de creación propia que se incluyen en este volumen, Conan viaja a los desiertos de Shem persiguiendo a su amada Bélit que ha regresado a la ciudadela de sus orígenes para descubrir que está siendo asediada. Conan formará parte del ejército conquistador para poder reunirse con su amada. En la segunda historia, Conan y Belit se ponen ciegos de loto amarillo descubriendo en su viaje alucinógeno la utópica y bucólica felicidad de una pacífica vida en común para la que no están destinados.

En fin, grosso modo, quién más quién menos ya se habrá dado cuenta que esta “love story” contemporánea, ñoña e intimista que ha orquestado Brian Wood partiendo de la relación sentimental más continuada que desarrollara Conan con la Reina Pirata Bélit se aleja en demasía de los más locos sueños que tuviera el escritor texano por no hablar de la versión desarrollada por los guionistas marvelitas. 

Wood imprime en estas historias de cosechas propias muy alejadas de los cánones de espada y brujería un tratamiento contemplativo, intimista y romántico que no acaban de casar con un héroe tan directo y primario como es Conan. Además, como ya apuntara en las anteriores entregas, Wood abusa de las cartelas y los cuadros de texto para intentar describir los sentimientos del cimmerio que resultan reiterativos y pesados, especialmente alejados de la personalidad que se le presupone a Conan.

En el aspecto gráfico, más allá del despiste al que juegan los confusos créditos de Planeta, los dibujantes han sido Mirko Colak y Andrea Mutti en el primer arco argumental y Davide Gianfelice en el segundo, corriendo las impresionantes portadas impresionistas de todos los números a cargo de Massimo Carnavale. Son dibujantes muy del gusto de Wood y con los que ya había colaborado anteriormente en series como “Northlanders” que realizan un buen trabajo cada uno a su estilo y disfrutan la sabiduría como colorista de un Dave Stewart que respetando la personalidad de cada uno da un estilo unitario a la serie.

En fin, espero que Wood deje sus ínsulas aparcadas, le dé un repaso a la inolvidable etapa de Roy Thomas  y recupere en la adaptación de los relatos howardinanos un poco de la esencia del Conan de toda la vida, porque tanto pasteleo y embobamiento no casa en la Era Hyborea.