martes, 21 de septiembre de 2010

Jerry Grandenetti y el arte pop.

Que la Historia del Arte se construye a base de grandes y pequeñas injusticias creo que está claro ya que más en el último siglo el Arte –grande y pequeño- se rige por movimientos especulativos que influyen más si cabe que las calidades de los autores.

Una de esas injusticias sangrantes la ha vivido el Cómic respecto al movimiento Pop de forma continuada y, probablemente, el caso más sangrantes lo protagonizó el recientemente fallecido Jerry Grandenetti cuando descubrió que una de las viñetas que dibujó para el número 89 de “All American Men of War” en 1962 sirvió de inspiración para, "Jet Pilot", un cuadro de Roy Lichtenstein de ese mismo año.

No es la única inspiración de Lichtenstein tomada de “All American Men of War 89”. Para su cuadro “Whaam!” tomó de referencia esta viñeta de abajo:

Y este fue el resultado:

Roy Lichtenstein fue un aclamado y reconocido pintor cuyas pinturas en vida alcanzaron ya cifras millonarias y se exponen en museos de medio mundo. Jerry Grandenetti tuvo que dejar el cómic por a publicidad para asegurarse el sustento siendo su nombre olvidado salvo por unos pocos aficionados al cómic hasta volver a ponerse de actualidad debido a su fallecimiento.

¿Es justo? No lo sé, pero la Historia se escribe así... A mí me parece triste.

Heavy Trash, Paul Pope y Tony Millionaire

Heavy Trash es una banda de ecléctico rockabilly encabezada por Matt Verta-Ray y Jon Spencer en 2005. Esto no llamaría demasiado la atención del que esto suscribe si no fuese por el buen gusto que demuestran al elegir las portadas de sus tres discos estando la portada de los dos primeros firmadas por autores de cómics tan interesantes como Paul Pope y Tony Millionaire.

De propina incluyo la portada del tercer disco de la banda obra del ilustrador francés Jean Luc Navette que sin tener relación directa con el cómic su obra parece influida por tipos tan alejados como Gorey y Blutch.

Y sí, la música de Heavy Trash también está bien.

Heavy Trash (2005) - Paul Pope


"Going way out with Heavy Trash" (2007)- Tony Millionaire.


"Midnight Soul Serenade" (2009)- Jean Luc Navette.

lunes, 20 de septiembre de 2010

“Por el imperio: Las Mujeres”, de Merwan &Vivès.


Diábolo Ediciones nos ofrece la segunda entrega de “Por el imperio”, un peplum inteligente e inusual en el que se nos confirma el inmenso talento de Vivès en propuestas más comerciales frente a los trabajos más personales que le han dado mayor reconocimiento.


En este segundo álbum, titulado “Las mujeres”, continúan las exploraciones del capitán Glorim Cortis y sus huestes en su misión de reconocimiento de las tierras más allá de los límites del imperio. Tras abandonar el desierto, los recios guerreros atraviesan frondosos bosques sin encontrar ninguna resistencia. Cuando entre los hombres empieza a cundir el desánimo ante la ausencia de ocasiones para aumentar su gloría guerrera y la ausencia de botín, una bella amazona cae en su poder. Cuando la prisionera se escapa, Glorim envía a sus batidores tras ella para encontrar el sueño de Virgil hecho realidad, un pueblo mítico habitado sólo por bellas mujeres. Sin embargo, hasta el más bello de los sueños se puede convertir en la más terrible de las pesadillas.


El dúo formado por Merwan y Vivès que firman al alimón guión y dibujo vuelven a sorprender con esta segunda entrega de su serie “Por el imperio” en la que revisan las fórmulas tópicas del género para darles una perspectiva original en una especie de "El corazón de las tinieblas" de la Edad Antigua. Y es que en “Las mujeres” se centra en el enfrentamiento entre los aguerridos soldados que conocimos en la primera entrega cuyas motivaciones y descripción tanto se alejaba de la visión propia de los héroes antiguos para acercarla a una realidad más plausible de simples soldados que no conocen más realidad que la de la guerra y su motivación no va más allá de la obtención de conquista, botín y gloría, con el objeto de sus deseos: un pueblo habitado únicamente por bellas mujeres que lejos de dejarse conquistar por sus varoniles talentos les ponen en jaque, siendo la confrontación de los etnocéntricos planteamientos de los orgullosos soldados frente a las novedosas costumbres de los nuevos pueblos con los que se enfrentan el motor central de la serie.

Estamos ante una historia hipnótica y perfectamente hilvanada para que a partir de los datos concisos que los autores proporcionan en su narración cada lector sea el que añada los detalles e interprete una aventura en la que la narración se desarrolla de un modo pulcro y organizado para que guión y dibujo confluyan y se complementen siguiendo la estela de un tebeo tan notable y desapercibido como fue la inconclusa “Las Olivas Negras”, de Sfar y Guibert y de la que ya comenté algo aquí , aquí y aquí.

En el aspecto gráfico, la historia se inunda de verde respecto al sobrio y angustioso ocre terroso de la primera entrega y se convierte en la seña de identidad del álbum. Vivès sigue mostrando su talento como narrador gráfico con un efectivo tratamiento minimalista del dibujo alejado de cualquier viso de espectacularidad exagerada para otorgar mayor verismo a las aventuras de Glorim y sus huestes. Es notable como con muy pocos datos los autores logran describir en profundidad el carácter y personalidad de los numerosos personajes que aparecen en la historia para que sus reacciones en el marco de la trama no resulten incoherentes y se ajusten a la lógica interna de una historia que atrapa por un dibujo aparentemente sencillo y naif que esconde prácticamente en cada enfoque y perspectiva elegantes soluciones que hacen de la relectura inmediata del álbum una necesidad.En definitiva, "Las mujeres" confirma que “Por el imperio” es actualmente una de las mejores series abiertas del panorama del cómic europeo y la que mejor ha entendido que puede ofrecerse un tebeo que interese a un público heterodoxo y mayoritario sin que las ambiciones artísticas de sus autores queden arrinconadas.

Estoy impaciente por leer la tercera entrega.

Más “Por el imperio” en El lector impaciente:

- “El honor

Los premios de Avilés y la cuadratura del círculo.

Mira que es difícil que unos premios dados por críticos y expertos no resulten de un modo u otro sospechoso y contenten a todo el mundo pero estos que se han otorgado en las XV jornadas sobre cómic de Avilés son incontestables. Soy incapaz de estar en desacuerdo con ninguno, lo que me confirma los rumores sobre que en esas tierras en cuestiones saloneras se hacen las cosas especialmente bien. Me alegro.

Ahí dejo el palmarés por si alguien quiere decir algo:

Mejor dibujante extranjero: Mark Buckingham (por Fábulas) y Frank Quitely (por All Star Superman).

Mejor guionista extranjero: Jason Aaron (por Scalped).

Mejor dibujante nacional: Quim Bou (por Orn IV).

Mejor guionista nacional: Antonio Altarriba (por El arte de volar).

Mejor obra extranjera: Los muertos vivientes.

Mejor obra nacional: El arte de volar.

Mejor obra teórica: Del tebeo al manga.

Premio a toda una carrera para un autor extranjero: George Pérez.

Premio a toda una carrera para un autor nacional: José Ortiz.

¡ Felicidades a todos los premiados!

José Antonio Labordeta (1935 -2010).

A mí, como a casi todo el mundo al parecer, me caía bien José Antonio Labordeta. Me pilló pequeño su carrera como cantautor y descreído su programa de “Un país en la mochila” por lo que me quedo en la memoria con su figura parlamentaria.

A ver, que no es que sea el único ciudadano responsable que se traga esos rollos, pero cuando Labordeta participaba me veía obligado a ver su actuación. Y es que Labordeta se me antojaba que era como el explorador en la caldera de los caníbales o el naufrago que se ve rodeado por las aletas de los tiburones... Llamaba la atención ver a ese señor de bigotes que te podías cruzar comprando el pan o el billete del metro hablar claro y con el español de la calle del que entiende la política como una herramienta al servicio de todos frente a los que piensan que es su herramienta para servirse de todos en su propio beneficio. Labordeta era una “rara avis” entre tanto buitre y yo me sentía solidario aunque sólo fuese por unos minutos en que me esforzaba por apoyar la lucha quijotesca de ese señor que no solía hablar tanto de encuestas como de los problemas de la gente aunque a su alrededor le hicieran poco caso.

A propósito, ayer falleció también en un pequeño pueblecito un anónimo octogenario de la misma enfermedad que el ilustrísimo diputado y cantautor. Un recio y alegre hombre de campo castellano de esos a los que un pequeño renacuajo de capital le daba miedo darles un beso porque iba sucio de tierra y barro y en su cara bajo la boina asomaba habitualmente barba de varios días para consternación de sus abuelos porque éramos familia y a los que aprendí apreciar con los años. Seguro que Labordeta disfrutará de su compañía.

D.E.P.

viernes, 17 de septiembre de 2010

“Bigg Time”, de Ty Templeton.

Llega de la mano de Planeta con ocho años de retraso la obra más ambiciosa de Ty Templeton, un autor canadiense básicamente conocido por haber trabajado en las series de “Superman” y “Batman” o las series de cómics de la imprescindible serie de animación “Los Simpson”.

Bigg Time” es una novela gráfica –sí, vale, aceptamos barco…- dividida en ocho capítulos en la que asistimos a las peripecias de Les Bigg (“Menos Grande”, en un juego de palabras que se pierde en español), un vagabundo calvo y amargado que se dedica a sablear a los transeúntes a base de insultarlos. Cuando Les baja a aliviarse a las vías del Metro recibe una descarga eléctrica que le permite ver a su ángel de la guardia, Stavros, una peculiar campanilla con barba y barriga que pasa bastante de cuidar de su protegido. A cambio de que Les no se chive a sus superiores llegado el momento de sus negligencias, Stavros concede a Les su mayor deseo, hacerle famoso, y es en este punto donde realmente empiezan las penalidades de nuestro protagonista en su ascenso a la fama.

A partir de un planteamiento poco original –las historias de geniecillo de la lámpara son casi tan antiguas como el mundo y si no acordaros de Aladino y la Lámpara Maravillosa…- Ty Templeton, hijo de un par de celebridades de Canadá, ajusta cuentas con la Fama y sus tópicos en esta sátira en la que el antihéroe protagonista vive todo tipo de disparatadas y extravagantes aventuras con tal de conseguir su objetivo de ser famoso.

Bigg Time” es un tebeo correcto y entretenido pero a mí entender le falta chispa. No sé si el tiempo transcurrido desde su publicación -2002- o el encontrarse a medio camino entre el “underground” más descarado de autores como Shelton y Pekar (el parecido de Les con Pekar no sé si supone algún tipo de homenaje) y otros cómics con un planteamiento más comercial juega en su contra para hacer que su carga satírica le falte verdadera mordiente más allá del “caca, culo, pedo, pis” de sus gags y las lúcidas reflexiones sobre la fama y la religión que pone en boca de sus personajes. Con todo, ya digo, que el tebeo entretiene porque Templeton es un hábil dibujante que domina todo tipo de registros desde la caricatura al dibujo más realista y las surrealistas situaciones con que tortura a su antihéroe van de menos a más gracias a un más que correcto entendimiento de la narración gráfica, adaptando la composición de la página a los elementos de la historia (en un tornado, las viñetas aparecen movidas y desordenadas, las viñetas en que Stavros se mete en el cerebro de Les, etc…).

En definitiva, “Bigg Time” es un tebeo más que correcto en lo formal, que sabe aprovechar las posibilidades del lenguaje del cómic aunque resulte demasiado blanco en su contenido para que la sátira propuesta por Templeton sorprenda a estas alturas de la fiesta.

A propósito, Ty Templeton es un buen tipo y en su página web permite descargarse gratis la serie con que se dio a conocer en los ochenta "Sitg's Inferno" (el protagonista, Stig, tiene un breve encuentro con Les y Stavros en el epílogo de "Bigg Time"). Los interesados sólo tienen que pinchar aquí.

jueves, 16 de septiembre de 2010

“Anatomía de un instante”, de Javier Cercas.

Llevo muchos días dándole vueltas a como plantear esta entrada dedicada al último libro de “Anatomía de un instante” que leí A.V. (Antes de las Vacaciones, o sea, hace demasiado tiempo).

De entrada lo básico, es un libro que me ha gustado –mucho, además, y creo que ya es una de mis lecturas del año- porque desde el deslumbramiento que supuso para mí “Soldados de Salamina” soy un fiel seguidor de Cercas y me encanta perderme en su literatura sólo en apariencia sincera sobre la que deconstruye el artificio de sus novelas. Sin embargo, e intentando hilar más allá de mi subjetivo gusto que poco dirá a la mayoría de los que lean esto, es un libro que me desconcierta por la dificultad de clasificarlo no ya sólo como obra literaria - ¿Es una novela? ¿Es un ensayo? ¿Es un reportaje periodístico?...- sino para englobarlo simplemente como obra realista o de ficción.

Cercas es consciente de esas primeras trampas y el mismo avisa en el prólogo de la obra de sus propias preocupaciones y dificultades a la hora de escribir un libro que nació como novela en su mente para ir convirtiéndose en un análisis no sólo de los hechos a través de las famosas imágenes de Tejero con el pistolón en el Congreso que la mayoría de los que vivíamos por aquella época hemos asumido como recuerdos personales (y que el escritor se encarga de desmontar) sino también de las personas que los protagonizaron y el contexto que los precipitó. Cercas se acerca a los hechos, a sus antecedentes y sus consecuencias con el puntillismo del investigador que ha hecho bien su trabajo realizando un brillante estudio de documentación en la literatura sobre el golpe y en sus entrevistas con algunos de sus protagonistas pero, además, en su brillante disertación no obvia entablar un diálogo abierto con el lector para explicar no sólo los problemas con qué se ha encontrado a la hora de escribir el libro sino también sus propias y subjetivas conclusiones con lo que a partir de ese punto “Anatomía de un instante” la investigación entra en el pantanoso terreno de lo "posible" -o sea la ficción-, permitiendo a Cercas exponer sus deducciones alejadas de las líneas oficialistas para rellenar los puntos nunca aclarados respecto al golpe sin temor a consecuencias. De este modo, de la mezcla de realidad y ficción el escritor construye una obra inclasificable que le permite permanecer a salvo a los posibles ataques que le pudieran llegar por parte de aquellos que no estén de acuerdo con sus conclusiones en las que no se priva de plantear interrogantes sobre el papel contemporizador del rey y la implicación de los servicios secretos, al tiempo que ofrece una exposición aparentemente rigurosa de los hechos y su contexto histórico.

Cercas es un tahúr que va siempre varios pasos de sus lectores, desarmando sus objeciones antes que se produzcan y dirigiendo sutilmente la crítica en una obra en que el escritor es capaz de ir desmenuzando los hechos a través de una narración elíptica y redundante que ya conocíamos de anteriores obras pero que en “Anatomía de un instante” afina hasta un extremo que llega a ser obsesivo para ofrecer una reconstrucción original y diferente cercana únicamente en literatura a precedentes como “A sangre fría” de Truman Capote y en cine a “F of fake”, de Orson Welles.

Si, a pesar de todo, al final de su brillante deconstrucción del instante que pudo cambiar un país uno todavía desconfía de su rigurosidad o sinceridad, Cercas guarda un último cartucho para ganarse al lector apelando al intimismo introspectivo para mostrar “Anatomía de un instante” como homenaje la figura paterna aumentando la confusión respecto a la clasificación de una obra que más allá de su rareza o el interés que despierten los hechos que desmenuza se muestra como un estupendo documento literario enormemente rico, escrito por alguien que maneja los resortes de las estructuras narrativas con la habilidad de un maestro.

En definitiva, “Anatomía de un instante” es un libro apasionante no sólo como acercamiento a unos hechos históricos que todos los españoles deberíamos tener presentes sino como una obra literaria que abre nuevas vías de mestizaje a los géneros tradicionales. De lo mejor del año.

Claude Chabrol (1913-2010)

A vueltas con unas cosas y otras casi se me pasa la pérdida de otro grande del cine: el francés Claude Carbol, un miembro de la Nouvelle Vague que fue un maestro en la creación de atmósferas y personajes. Aunque por momentos resultaba desesperante, sus películas siempre tienen un punto inquietante que impide que dejes de mirar.

¡ Qué lástima que ya no se hagan películas así!

D.E.P.

La Mujer Infiel” (1968)

“Las Ciervas” (1968)

El Carnicero” (1970)

miércoles, 15 de septiembre de 2010

“Dr. Mabuse”, de J.M. Beroy.


¿Sería posible aunar en un cómic español buena parte de los hallazgos narrativos de Will Eisner junto al expresionismo de Fritz Lang y las distopias futuristas de la visionaria Thea Von Harbou o el pulp más cañero de principios de siglo? Pues sí, y de hecho José Maria Beroy se encargó de demostrarlo en “Dr. Mabuse” esa joyita que se publicó seriada a principios de los ochenta en “Creepy” y en un álbum unitario por Toutain en 1986 dentro de su colección “Joyas de Creepy” antes de ser relegada al triste olvido (del que parece va a ser rescatada en el próximo tomo recopilatorio que se va a publicar en los próximos meses en que se va a recuperar buena parte de la producción de Beroy, “Onirica”).

En “Dr. Mabuse”, la obra con la que prácticamente se dio a conocer, Beroy se atreve a localizar la historia en el universo retro futurista imaginado por Lang y su mujer en esa obra maestra que es “Metropolis” para retomar la acción varios años en el futuro. de los hechos narrados en la película En la Metrópolis de Beroy, el hijo de Maria y Freder, Fredersen, maneja los hilos de la ciudad tras subvertir los ideales de sus padres. Sin embargo, frente al poder absoluto de Fredersen se alza un poder más oscuro y astuto, el del taimado Dr. Mabuse, que incitará a los ciudadanos a una nueva rebelión para sustituir a Freder en el poder.

Beroy sintetiza la obra de Lang recreando a uno de sus principales personajes, el Dr. Mabuse que protagonizará varias de sus películas alemanas, dándole un aire más pulp si cabe que el expresionista de las películas del alemán que adaptaban las novelas olvidadas de Norbet Jacques. El Dr. Mabuse es un personaje misterioso, taimado y amoral, del que el lector apenas cuenta con datos más allá de su obsesivo deseo de hacerse con el poder en la ciudad de Metrópolis usando para ello todo tipo de estratagemas que van desde el envenenamiento o la manipulación de las masas y sus secuaces para lo que no tiene problemas en usar de sus asombrosas habilidades para el disfraz o un ejército de autómatas mecánicos a sus órdenes.

En “Dr. Mabuse”, Beroy construye una cuidada recreación de la fría y elegante urbe modernista imaginada por Lang en una historia en, como es habitual en su obra, las referencias cinematográficas son constantes cuidando la narración para dotar al conjunto de las historias de una continuidad a pesar de estar pensadas para su publicación seriada pero contando al tiempo cada una de ellas con una subtrama que las hace únicas no solamente en su objetivo principal de entretener al lector sino también de arriesgar en el desarrollo formal de las historias buscando soluciones gráficas que le sitúan en la línea de “The Spirit” eisneriano o de autores más cercanos en el tiempo al propio Beroy como Steranko, Howard Chaykin y el Gibbons de "Watchmen". Cada una de las historias que componen el álbum son magníficas y sorprenden en un autor que en el momento de su publicación debía ser bastante bisoño pero entre todas destacaría “Taxi Nocturno” en la que Beroy describe el trayecto en taxi por una fría y lluviosa Metrópolis de un personaje que acabará siendo víctima de la manipulación del Doctor. El tratamiento de la lluvia es magistral así como las viñetas en que desde la perspectiva del interior del taxi se muestra el exterior.

Dr. Mabuse”, de Beroy sorprende en cada una de sus historias con soluciones gráficas arriesgadas que enriquecen la obra exponencialmente respecto a su ya de por sí rica mixtura de referencias cinematográficas convirtiéndolo en un cómic que desgraciadamente ha permanecido demasiado tiempo olvidado. Envidio a los que vayan a descubrirlo por primera vez en la nueva edición que se prepara.

Otras obras de J.M Beroy en El lector impaciente:

Versus”.
Zoo-Las aventuras de Tristán Karma”.
666-999

Jerry Grandenetti, (1925-2010)


Parece que se confirma la triste noticia del fallecimiento hace unos meses de Jerry Grandenetti que ya adelantara EntreComics hace unos días.

Grandenetti fue un dibujante veterano de la antigua escuela que inició su carrera trabajando como ayudante de Will Eisner para “The Spirit” tras la II Guerra Mundial. Posteriormente, pasaría a trabajar en DC, compañía con la que mantuvo una dilatada relación desarrollando buena parte de su carrera en sus títulos bélicos como “G.I. Combat”, “Our army at war”, “War Stories” o “Men of war”, desarrollando además una intensa labor como portadista. No sólo destacó Grandenetti en sus trabajos para DC en sus recordadas cabeceras de guerra sino también en un título tan curioso como “Prez”, del que ya hablé un poco por aquí. Con todo, si Grandenetti destacó en algún género más allá del bélico fue el del terror, desarrollando una intensa carrera tanto en DC en series como “House of Secrets” o “Black Magic” como y sobre todo en Warren Publishing en cuyas míticas cabeceras “Creepy”, “Eerie” o “Vampirella” publicó memorables historias como “Berenice o “Type Cast”, en las que plasmó todo su talento.

A pesar de ser un maestro del cómic de género, Grandenetti abandonó el mundo del cómic en la década de los setenta para dedicarse al más lucrativo mundo de la publicidad.

En este blog podéis leer "Berenice" completa (en inglés) y otras estupendas historias.


D.E.P.

martes, 14 de septiembre de 2010

Vázquez,¿Vázquez?¡ Vázquez!

Viendo el cartel de la película y el trailer de debajo de “El Gran Vázquez”, la película en la que Oscar Aibar nos contará las andanzas del gran Manuel Vázquez Gallego encarnado por Santiago Segura, uno se pregunta, más allá de que la peli esté bien o no que eso ya se verá en su momento, en qué Manuel Vázquez se han basado Segura y Aibarpara su recreación…

¿En el Manuel Vázquez Gallego de “Anacleto”,”Angelito” o “Las Hermanas Gilda” de estas fotos, caricaturas y del video?...

... ¿O en Manuel Vázquez Montalbán, el fantástico escritor de las novelas de Carvalho y tantas otras? Es que a mí Segura con esas pintas me lo recuerda más.


¿O es una mezcla? ¿O es que la genialidad en los Vázquez corresponde a un patrón físico? No sé, echadle un ojo al trailer si no lo habéis visto ya y opinad a ver si me lo aclaráis.

lunes, 13 de septiembre de 2010

“Capitán América 59”, de Ed Brubaker, Luke Ross y Butch Guice.



“¡ Qué bueno que viniste, Ed” (con el imprescindible tonillo argentino) , fue lo primero que pensé tras leerme el último número de la serie del “Capitán América” en que se recoge el one shot Who will wield the shield?”. Y es que tras unos cuantos meses de números especiales de relleno que lamentablemente en la mayor parte de los casos no tenían nada de especial (el de Colan y el de Chaykin sí que me gustaron como ya comenté aquí y aquí) salvo hacer tiempo para acumular nuevos números uno ya empezaba a desesperar con esta serie. Pero ha vuelto Brubaker y han vuelto a plantearse cosas –muchas- en un comic book de 24 páginas que los guionistas que se dedican a estirar y estirar las tramas como si fueran chicles deberían envidiar…

En este número, empezamos a conocer las consecuencias aparejadas de la resurrección de Steve Rogers. La más obvia que hay dos capitanes y eso dará mucho juego. Bru se las apaña muy bien para describir en este número tanto los temores de Steve confundido tras las últimas experiencias de “Resurrección” como las de Bucky respecto al nuevo rol que debe asumir, pero, además, Bru es capaz de mostrar todo esto añadiendo un enfrentamiento con Mr Hyde que se reduce a un par de páginas y que el guionista resuelve con un genial e irónico diálogo (“Mr. Hyde siempre tuvo la mandíbula de cristal…”) y, ofrecida la necesaria dosis de acción, centrarse en un diálogo coherente e inteligente entre los dos protagonistas a pesar que Butch Guice y Luke Ross se empeñen en intentar confundir al personal (si contrastas a dos tipos que llevan la misma máscara en un primer plano demasiadas veces a la larga parece que donde hay dos personajes sólo hay uno). Y, como colofón, del número tenemos el encuentro de Steve con Obama en el despacho oval firmando un documentito para ver si es posible que Bendis deje a Bru jugar con el Capi solo a sus anchas y desvinculándolo del tema este de “Asedio” que es el macroevento que toca este mes.

Dicho esto, el tebeo es un buen ejemplo de cómo empezar a retomar argumentos tras un punto de inflexión sin tomarle el pelo al lector tal y como se ha hecho toda la vida en los comic book de superhéroes sin renunciar por ello a un lenguaje actual y fresco. Por otro lado y a pesar de estar un poco aburrido de la moda actual de meter a Obama con calzador en todos los cómics de superhéroes a la búsqueda de reforzar un realismo innecesario (o congratularse con los jefes, vete tú a saber) me parece un buen recurso por parte de Brubaker para quitarse de en medio la necesidad de coordinarse con el resto de colecciones y poder llevar sus planes sin intromisiones externas.

Lo peor del cómic es el apartado gráfico con una versión del Capitán América demasiado estilizada que rechina un tanto, mostrándolo como un figurín excesivamente estilizado añadido con el aspecto avejentado de algunos personajes, Bucky y Sharon, que no se ajusta al treinteañero que se supone deben tener. Narrativamente tampoco es ninguna maravilla, como ya comento más arriba, pero como el trabajo está firmado al alimón por Ross y Guice uno no tiene muy claro que es responsabilidad de cada uno en un cómic en ese apartado perfectamente olvidable. Sólo la vuelta de un Brubaker inspirado hace que merezca la pena. Y es que le echábamos tanto de menos…