martes, 15 de diciembre de 2009

“El extraño caso del Dr. Jekill y Mr Hyde” de Javier Olivares y Santiago Garcia.


La condición dual de la naturaleza humana ha fascinado al ser humano desde el principio de los tiempos. El eterno conflicto entre el Bien y el Mal ha servido de fundamento a religiones y ciencias desde tiempos de Zoroastro formando parte de un imaginario colectivo que se ha ido adaptando a los gustos y exigencias marcadas por la evolución cultural en cada momento y lugar concreto. Precisamente, una de sus manifestaciones más acertadas, y adelantada en varias décadas a los estudios psicológicos sobre la materia, fue la lúcida novela del genial R.L. Stevenson que ha servido de modelo a incontables revisiones y adaptaciones posteriores.

Precisamente por todo ello, adaptar de nuevo al cómic una obra tan conocida como la novela de Stevenson es un arma de doble filo, ya que los autores que se atrevan han de enfrentarse al conocimiento previo de los lectores de la historia, lo que obliga a guardar un precario equilibrio entre la inquietud artística de aportar originalidad a la propia versión sin traicionar en exceso la esencia del original granjeándose las iras del respetable ante tamaño atrevimiento del que no todos son capaces de salir bien librados. Una tarea complicada de la que, sin embargo, los osados Santiago Garcia y Javier Olivares salen con bien en un nuevo título de la recomendable línea de adaptaciones al cómic de clásicos de la literatura de de la editorial SM.

En ese sentido, Santiago Garcia intenta liberarse desde el principio del modelo de la obra de Stevenson centrando su versión de la historia en la dualidad del personaje protagonista (o protagonistas) en una titánica labor de síntesis y obviando el misterio de la trama original que en buena medida deja de tener sentido ante el conocimiento masivo de la historia, incorporando elementos que no hacen más que reforzar la fascinación de los autores por la novela original, a través de un prólogo inicial en forma de sueño de Jekill que sirve para ofrecer una pauta al lector sobre lo que le espera en clave simbólica y psicologista, y un epílogo en el que se hace una revisión de la influencia que ha tenido la obra de Stevenson en la literatura y el cine mostrándose ellos mismos como el último eslabón de una dualidad eterna en un genial e irónico guiño final.

Pero, si la labor de Santiago Garcia es meritoria, donde la obra se convierte en un tebeo memorable es en el apartado gráfico en el que Olivares despliega su enorme talento para atrapar al lector más allá de su conocimiento previo de la obra. Olivares demuestra que es uno de los dibujantes más fascinantes y personales del panorama patrio dando sustancia a la narración que Garcia va guiando a través de medidos cuadros de texto en una lograda simbiosis entre texto y dibujo. Se podrá acusarle de ser más ilustrador que narrador gráfico, sin embargo, en esta obra demuestra dominar perfectamente la narración para convertir cada vuelta de página en una elaborada sorpresa visual que hilvana coherente y sutilmente con el hilo narrativo de la historia. Los autores se valen de una composición de página enormemente atractiva a base de grandes viñetas que ocupan dos páginas sobre las que orbitan, matizando y completando, otras más pequeñas que completan el conjunto y en la que incorporan una cuidada caracterización no sólo del dual protagonista, a través del color y la estructura de la viñeta, sino también dotan de un trasfondo corpóreo al Londres donde se desarrolla la historia convirtiéndose en el tercer elemento a destacar de la historia frente al resto de los personajes de la obra de Stevenson que quedan meramente esbozados cuando no suprimidos totalmente.

En definitiva, la versión de Javier Olivares y Santiago Garcia de la obra de Stevenson ofrecerá a los lectores jóvenes la oportunidad de conocer una de las principales obras de la literatura universal picándoles por acercarse a la fuente de primera mano que también es de lo que se trata al tiempo que embelesará a los aficionados al cómic ante la habilidad de un equipo creativo que embelesa con cada una de las páginas y sentirán lástima que el tebeo dure tan poco. No importa, siempre podrán releerlo y apreciar nuevos detalles.

Otras obras de Santiago Garcia en El lector impaciente:

El Vecino”, aquí y aquí.

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