jueves, 26 de noviembre de 2009

“El Vecino 3”, de Pepo Pérez y Santiago Garcia.

La tercera entrega de “El Vecino” es un cómic sorprendente. No tanto por su contenido, del que profundizaré más adelante sino por la voluntad de sus autores, Pepo Pérez y Santiago Garcia, de no apalancarse en fórmulas trilladas e intentar sorprender al lector ya desde el momento en que se encuentra el cómic en la librería con la elección de un nuevo formato libre más manejable y con un mayor número de páginas en detrimento del formato álbum en el que se había desarrollado las dos entregas precedentes. Probablemente, el cambio haya sido debido a la voluntad de los autores de indagar y profundizar en la psicología de unos personajes que escapan de la bidimensionalidad del papel para ofrecerse más cercanos e identificables al lector. Les cuento.

José Ramón y Javier, los dos amigos coprotagonistas, se encuentran enfrentados y son incapaces de hablarse cuando se encuentran en el pasillo. La vida de Javier sigue tan desnortada como siempre y, tras abandonar su trabajo en el periódico “Cosmos”, pretende dedicarse en exclusiva a escribir su novela mientras que deja que sea su novia Lola quién le pague las facturas aunque fantasee (y algo más) con liarse con la becaria de Lola, la jovencita Daniela; su alter ego, Titán, por el contrario, es más popular que nunca lo que ha provocado que se haya toda una línea de merchandaising de la que Javier no ve ni un euro, cosa que está dispuesto a arreglar cuanto antes siempre y cuando pueda librarse de la temible “Legión Invisible”. Lola mantiene a Javier y prácticamente es la única que cree en él mientras ve que su mundo se derrumba debido a la enfermedad de su madre. José Ramon está a punto de enfrentarse a las oposiciones pero debe bregar con la presencia de un primo pelmazo del pueblo, Fermín, que, para más inri, le tira los tejos a su novia Rosa, entre otros motivos porque el cagueta de Jose Ramón no se ha atrevido a confesarle que son algo más que vecinos; Rosa está harta del pusilánime de José Ramón y está dispuesta a darle una buena lección y no hace precisamente ascos a Fermín. ¿Alguien da más? Claro que sí, Pepo Pérez y Santiago Garcia, pero para enterarse tendrán que leerse el tebeo.

En la tercera entrega de “El Vecino” los autores dan un giro estilístico de 180 grados para abandonar el modelo de autores europeos como Dupuy-Berberian o Christophe Blain de las primeras entregas para acercarse a la forma de concebir la historieta y los personajes de los Hermanos Hernández y su “Love&Rockets”. En ese sentido, al igual que Beto en “Palomar” o Jaime en “Locas”, logran dotar de humanidad a una galería de personajes cercanos, abandonando casi completamente la vertiente superheroica de la historia para centrarse en el día a día cotidiano de unos personajes que van evolucionando y creciendo conforme avanza la lectura de una obra que resulta difícil abandonar, ofreciendo una versión lúcida de unos enredos cotidianos fáciles de identificar con los propios del lector. Santiago Garcia y Pepo Pérez, como prácticamente se desprende de la bonita portada, en este libro realizan una radiografía de la mentira, alejado del aspecto moralizante que puede deducirse del concepto con mayúsculas, para retratar las pequeñas mentiras –mentiras piadosas, en boca de uno de los personajes- con las que nos justificamos y nos engañamos en el día a día cotidiano para seguir adelante. Sin embargo, a pesar de su posible carga existencialista, estamos ante una obra repleta de humor en todas sus formas bajo un aparente costumbrismo ligero no exento de crítica hacia determinadas prácticas.
El guión de Santiago Garcia es inteligente y lúcido logrando concebir unos diálogos perfectamente creíbles propios del que sabe usar las palabras y no necesita demostrar lo bien que escribe porque de hecho escribe bien, enlazando situaciones y anécdotas sin transición obligando un esfuerzo para adecuar la narración sin precedentes a Pepo Pérez, del que sabe salir bien librado. Pepo asume una rígida composición de nueve viñetas por páginas que le obligan a transformar su estilo en la búsqueda del detalle, volviéndose más esquemático y preciso al tiempo que explora las posibilidades de su estilo para, siguiendo la estela de Blain o Alex Robinson, volver su dibujo realista más o menos caricaturesco para reforzar determinados efectos. En ese sentido, tampoco hay que obviar la decisión de prescindir del color, muy presente y trabajado en las anteriores entregas, en esa búsqueda de un estilo más conciso y preciso. De este modo, Pepo utiliza un elegante blanco y negro que ilustra perfectamente la vida cotidiana de unos personajes ordinarios incorporando únicamente estallidos de color en un brillante rojo para mostrar al alter ego de Javier, Titán, la única nota de fantasía en una historia que de otro modo funcionaría como un relato de vidas cruzadas convencional. Pepo, que siempre ha mostrado su preocupación por el cuidado de la narración, en esta obra consigue mantener la fluidez y el interés por la obra durante sus casi 140 páginas sin altibajos, algo realmente complejo, encontrando un único gazapo al dibujar uno de los personajes con falda cuando se supone lleva pantalón.

El Vecino” se ha convertido en un banco de pruebas en el que Pepo Pérez y Santiago Garcia, profundos conocedores y estudiosos del medio que han elegido para expresarse, plasman todo lo aprendido en una evolución constante a. Esperemos no tener que tardar mucho para descubrir que sorpresas nos deparan las próximas entregas y que sigan tan bien editadas como hasta ahora por Astiberri.

Más “ El Vecino” en El lector impaciente, aquí.

4 comentarios:

David. dijo...

Pues chico, ni lo conocía, y eso sí que conozco a Pepo, pero va a caer el primero para el mes que viene, casi seguro, la verdad es que tiene una pinta estupenda. Menudas alegrías me están dando últimamente los autores españoles, la verdad.

Saludos.

toni bascoy dijo...

Gran tebeo y muy buena reseña. Sólo un pero: si alguien da un giro de 360 grados sigue en la misma dirección. Quizás querías decir 180 grados.
Un saludo...

PAblo dijo...

David,

Ya nos cuentas cuando lo leas. No es necesario hacerte con los anteriores para disfrutar de este. Con conocer la premisa básica es suficiente.

Tony Bascoy, bienvenido,

Tienes razón. Cuando uso esa expresión siempre tengo que pensar que 180 es media circunferencia y 360 la circunferencia completa (cosas de ser de letras, imagino...) y, en esta ocasión, no he tenido tiempo para corregir la entrada. Corregido queda y gracias por el apunte.

Impacientes Saludos.

David. dijo...

Ok., pues casi que iré a por este volumen, porque me gusta cuando la trama está más desarrollada.

Gracias y saludos.