miércoles, 16 de enero de 2008

A seguir…

Tenía un par de enlaces que añadir ahí al lado, en los favoritos de la derecha. Los llevaba siguiendo desde hace algún tiempo y todavía no figuraban glosados:

Por un lado, “Historias de un Marvelita”, un blog que al parecer conocía todo el mundo menos yo y donde el amigo Ternin opina sobre todo lo opinable, y lo que es más importante, genera opinión. Si no lo había incorporado antes es porque no tenía muy claro con esto de la depresión generalizada que hay si se iba o se quedaba pero, al parecer, es más bien lo segundo. Me alegro.

Por otro, el blog de Manel Fontdevila en Público, una visita obligada para ver como este hombre diariamente es capaz con el filo de su lápiz de cortar como con un cuchillo alguna de las hipocresías de nuestra sociedad.

Que los disfruten…

“JSA 1” de Geoff Johns y Dale Eaglesham ¡Qué gran número 1!

Pues sí, señores (y señoras), me ha gustado mucho este primer número de la remozada Sociedad de Justicia de América (¿costaría mucho darle la vuelta a la J y la S del título y castellanizarlo?) tras las Crisis Infinitas, Cincuentaydoses y demás saraos montados en el Universo DC en los últimos tiempos, de hecho, creo que es el mejor inicio/relanzamiento de colección que recuerdo -y eso que ya llevo unos cuantos a mis espaldas- basado en argumentos de contenidos más allá de los marketings baratitos.
Geoff Johns ("Nuevos Titanes"), un guionista de larga trayectoria en DC, que conoce su oficio perfectamente, y con las manos libres, aparentemente, para hacer lo que quiera con unos personajes de segunda fila que nunca han tenido excesivo éxito ni han gozado de grandes ventas pero que conoce bien al haber trabajado con ellos anteriormente es el que lleva las riendas de este proyecto que ha nacido con muy buena pinta.
Un primer número suele ajustarse a una fórmula trillada hasta la saciedad: unos personajes desconocidos (o conocidos) son presentados por separado mientras se gesta una amenaza más o menos terrible. Los tipos se unen para acabar con la amenaza y como se caen bien y la cosa cuaja continuarán unidos mientras que las ventas acompañen. Johns sin traicionar este esquema lo revitaliza en la nueva SJA.
Un primer número debe atrapar a nuevos lectores con personajes frescos y accesibles que no obliguen al lector nuevo a conocer hasta el más ínfimo detalle de la vida del personaje ni dejen al lector veterano con la sensación que conoce más de los personajes que el propio guionista. Esto también lo consigue Johns en este número finiquitando concisamente los orígenes del grupo (que no debemos olvidar es el más veterano de DC) y centrándose en abrir varias tramas interesantes con las que atrapar al lector. Usando hábilmente su talento para escribir diálogos creíbles y precisos y manejar las relaciones interpersonales de los personajes caracteriza perfectamente a los personajes con los que va a trabajar en unas pocas frases (ojo, que esto otros no lo consiguen ni en toda una colección) al tiempo que dota a la historia principal de un ritmo ágil, dosificando perfectamente la información y administrando pequeñas sorpresas para que el lector se mantenga atrapado en la lectura. Johns sabe cuando tiene que escribir y cuando debe dejar que la narración fluya a través de las viñetas dejando que Dale Eaglesham (“Villanos Unidos”) se luzca en su tratamiento de los personajes y diseñando las escenas de acción justas sin abusar en demasía de recursos como las “splash page”.
En definitiva, un primer número de la colección para ilusionar, que deja el listón muy alto para las próximas entregas que esperemos estén a la altura. Ya lo iremos viendo…

martes, 15 de enero de 2008

¡¡ La blogosfera comiquera se hunde!! Ya será menos…





Se percibe en el ambiente cierto pesimismo en el mundillo tebeil en parte debido al poco seguimiento que han tenido las votaciones de tebelogs de este año como se señala en este blog, en parte por el cierre del "DDT" de Álvaro Pons y el anuncio de Pepo Pérez de semiretirada de “Con C de Arte”. Todo ello ha provocado que los más apocalípticos agoreros interpreten todo ello como señales inequívocas del principio del fin de la blogosfera. No creo que la cosa sea para tanto, amigos, o, al menos, todas estas noticias requieren una cierta matización.
Es cierto que la desaparición del DDT es un golpe importante ya que desde la plataforma de “El País” se podía llegar a un público lector desconocedor del mundo del cómic (“proselitismo”, que le llama Pons) pero, por otro lado, en los últimos años las noticias y referencias en casi todos los medios ajenos al cómic han crecido de una manera tan importante que esperemos que esta vez sí ello signifique la consolidación, que no equiparación todavía, del cómic entre el resto de las “artes”. Asimismo, parece que el cierre del “DDT” supone la potenciación de nuevo por parte de Álvaro de “La Cárcel de Papel” que, para muchos entre los que me incluyo, es el Blog de referencia obligada y que debido a sus múltiples compromisos el alcaide tenía un poco abandonado.
Que Pepo Pérez deje de postear en “Con C de Arte” habitualmente, no significa un adiós sino que demuestra la potencialidad y buena salud del medio. Pepo lo deja porque no tiene tiempo para compaginar el posteo diario en el blog con sus proyectos profesionales ni para dibujar, ergo si tiene proyectos que dibujar y publicaciones en las que colaborar las cosas no le deben ir mal por lo que no hay que preocuparse al respecto. Además, Pepo explica que lo que deja es el seguimiento de las noticias y enlaces de prensa, algo que se puede encontrar hoy por hoy en muchos otros blogs, y no renuncia a comentar con su siempre argumentada opinión aquello que le apetezca (que es, en definitiva, lo que nos interesa a casi todos).
Por otro lado, se comenta que Tebelogs está en decadencia y la comunidad de blogs que se creó a su alrededor está muerta debido a la escasez de votantes en la última votación de los diez mejores del año. Humm… Me temo que para que haya una comunidad primero debe existir una identidad de comunidad y creo que eso no ha existido nunca. En un principio, la gente se agregó a Tebelogs como un medio para dar a conocer sus blogs dedicados fundamentalmente al cómic, conseguir más visitas y retroalimentarse y aprender al mismo tiempo con los contenidos ajenos. Creo que esos objetivos los ha cumplido y los cumple perfectamente. Pero, ¿ha habido alguna iniciativa para realizar proyectos comunes entre los blogueros de Tebelogs? Creo que más bien no y los que han podido existir han sido a nivel “amiguetes” (lo cuál me parece muy bien, ojo, porque en Tebelogs que yo sepa no hay ningún “profesional”). Tebelogs está consolidado y el que desaparezcan bitácoras veteranas (y, sobre todo, de contenidos de calidad, que creo que esl el verdadero temor) no debe asustar a nadie porque la renovación es ley de vida y al tiempo que estas desaparecen surgen webs nuevas (el número de bitácoras asociadas a tebelogs es estable y crece regularmente llegando hoy por hoy a los casi ¡4oo blogs!) para sustituirlas.Creo que lo que hay que plantearse realmente es saber elegir a qué blogs son a los que hay que acudir y los contenidos de los mismos porque variedad hay de sobra (y esto, es lo realmente importante) pero eso ya depende del gusto de cada cuál que es libre y soberano.
No nos engañemos, estamos en uno de los mejores momentos (por no decir el mejor) del Cómic en España y la tebeosfera es un instrumento fundamental de ello informando, publicitando, debatiendo y opinando. Y que dure, señores (y señoras).


“La Conjura de los Necios” de John Kennedy Toole



Hoy toca comentar uno de esos libros que logran agradar por igual tanto a la crítica más sesuda e intelectual como al público menos exigente que sólo busca con la lectura evadirse un rato. Estoy hablando, claro, de “La Conjura de los Necios", la primera y única obra de John Kennedy Toole (luego fue publicada la obra juvenil “La Biblia de Neón” aprovechando el tirón de la primera), un escritor que no vio publicada su obra en vidal lo que le llevó a la depresión y el suicidio y que debió ser (casi) tan inadaptado como su trasunto protagonista el único y genuino Ignatius J. Reilly.
A lo largo de las páginas de esta original novela con un estilo mordaz, irónico y bufo el autor nos va narrando la vida y milagros de su trasunto el gran Ignatius, a quién se podría considerar el friqui inadaptado por antonomasia que vive aislado junto a su estrafalaria madre en un suburbio de Orleáns soñando con la vuelta a los valores medievales y su reconocimiento como escritor cuando logre publicar la gran obra que prepara en sus cuadernos escolares Gran Jefe y prepara campañas de agitación social con los que sorprender y emular a su “amiga” Myrna Minkoff. Cuando Ignatius debe salir al mundo a buscar trabajo, tarea innoble donde las haya para una persona de su talento, con la que hacer frente a la deuda contraída por su madre tras un accidente de coche iniciará una trayectoria profesional surrealista y rocambolesca que le llevará a desempeñar los más diversos oficios desde vendedor de salchichas ambulantes hasta administrativo en Levy Pants. Y todo ello, sin descuidar nunca el cuidado de su querida válvula…
“La Conjura de los Necios” que fue premiada con el Premio Pulitzer nos muestra una visión ácida y descarnada de la sociedad norteamericana de mediados de los sesenta a través de los ojos de un individuo marginal e inadaptado que no deja de ser un producto más del mismo sistema al que de una manera ingenua y “romántica” pretende oponerse. Resulta imposible no sentir simpatía por un tipo tan despreciable como se nos pinta al egocéntrico y egoísta Ignatius, verdadero motor de la novela, quién a través de sus paseos por Nueva Orleáns y sus peripecias profesionales entabla conocimiento con toda una serie de personajes tan deformados y cómicos como él mismo. Probablemente, es ese punto de reconocimiento en el lector el que hace la novela tan absorbente porque los problemas de Ignatius no dejan de ser los problemas habituales a los que, hoy en día, debe enfrentarse cualquiera. Kennedy Toole desde su formación clásica actualiza géneros medievales como la sátira o la picaresca siendo más fácil encontrar en esta novela inclasificable y personal referencias a autores clásicos como Swift o Cervantes. En definitiva, una novela cargada de humor, sátira y mala leche que nadie debe dejar pasar porque a nadie dejará indiferente.
Ah, y no olviden esa gran verdad, "cuando en el mundo aparece un verdadero genio puede reconocerse porque todos los necios se alían contra él".

lunes, 14 de enero de 2008

Pitufo aniversario

Pitufando por la Red me entero que hoy es el aniversario de estos entrañables duendecillos azules creación del belga Peyo hace ya sus buenos cincuenta años. A mí estos personajillos siempre me han caído graciosos todos tan clónicos entre sí, regidos por un por el Gran Pitufo (lo de Papa Pitufo no me convence) y con un equilibrio demográfico entre sexos pésimo. Mis álbumes favoritos “Los pitufos negros” y “La pitufina”, aunque por lo que recuerdo en general todos eran bastante entretenidos. ¿Y los vuestros? Aquí un video para nostálgicos.

¡ Qué lo pitufen bien!

“La Mala Gente: una historia de militantes” de Etienne Davodeau


Tras unos días de asueto para desconectar de los últimos coletazos de los fastos navideños y afrontar con energía un fin de semana cargado de celebraciones familiares vuelvo a la carga con mi última lectura, el multipremiado álbum de Etienne Davodeau, “La Mala Gente”.
“La mala gente” es un álbum a priori muy interesante, que sorprende por su estructura y atrae por su contenido realista. Lo que aparentemente Davodeau plantea de inicio como un reportaje a dos sindicalistas, Marie-Jo y Maurice, de la región de Mauges, una de las zonas más conservadoras y católicas de Francia, sobre su actividad sindical desde la posguerra mundial hasta la llegada de Miterrand al Elíseo, adquiere un giro inesperado cuando descubrimos que los protagonistas son los padres del mismo Davodeau que lejos de ser un narrador ajeno a los hechos se muestra como un personaje más de la historia mostrando como la actividad de sus padres influyó en su infancia y adolescencia, solapando así los hechos históricos con su vida familiar y la gestación del cómic.
Quizás vaya contra la crítica más sesuda que elogió hasta la saciedad esta obra de Ponent Mon pero a mí no me ha acabado de convencer del todo El álbum está bien estructurado introduciendo en los momentos justos las aportaciones personales del autor y sus padres para minorar la aridez de la historia centrada en la actividad sindical de los padres de Davodeau. Sin embargo, el intento de Davodeau de ser objetivo y frío le resta dramatismo a una historia que lo requiere para epatar a un lector ajeno a los acontecimientos que trata lo que convierte la obra por momentos en una historia bastante aburrida. En este sentido, Davodeau debería haber estudiado mejor la obra de Joe Sacco (“Diario de un derrotista”, “Gorazde, zona protegida”) o el “Maus” de Art Spiegelman que se me antojan los referentes más claros del tipo de álbum que se había planteado el autor. El ritmo pausado que es algo premeditadamente buscado por Davodeau para intentar transmitir en sus páginas el carácter moderado y militante de los protagonistas le resta fuerza a la historia que tampoco acaba de funcionar como relato intimista quedando en una peligrosa tierra de nadie que puede provocar más de un bostezo.
En el aspecto gráfico, Davodeau es un autor eficaz con un estilo que tiene claras reminiscencias de algunos grandes de la BD más social como Baru (“La autopista del Sol”) y, sobre todo, Tardi, autores de cuya obra la de Davodeau se me antoja complementaria para conocer la historia de Francia durante la última mitad del siglo anterior.
En definitiva, una obra que sin dejar de ser interesante se me antoja excesivamente premiada si analizamos fríamente sus méritos. Interesante únicamente para los apasionados de la historia o la política pero quién busque una lectura ágil y entretenida que se abstenga porque en “La mala Gente” no encontrará ni una cosa ni la otra.

miércoles, 9 de enero de 2008

“Corsarios de Levante” de Arturo Pérez-Reverte.





Tenía pendiente la última novela que Pérez Reverte ha dedicado a su gran personaje el capitán Alatriste. Y no por falta de curiosidad, ya que esta novela publicada tras un lapso de tiempo importante respecto a las cinco anteriores y con todo el revuelo mediático que supuso el estreno de la película por medio despertaba mis recelos acerca del giro que iba a dar a la saga Pérez Reverte. Una vez leída sólo puedo decir que si lo llego a saber me la leo antes.
Pérez-Reverte escapa de las intrigas palaciegas del Madrid de los Austrias dejando aparcados a los grandes villanos de la serie para embarcar al Capitán e Iñigo a bordo de La Mulata una de las galeras que se dedicaba a guerrear y saquear a todo lo ancho del Mediterráneo contra turcos, moriscos y berberiscos. De este modo, nuestros protagonistas visitan las principales posesiones españolas en el Mediterráneo haciendo escalas en Nápoles y Orán, mostrando las difíciles situaciones de vida en aquellos lugares, donde los españoles se encontraban prácticamente abandonados a su suerte. Los encuentros bélicos y las escaramuzas son frecuentes describiendo desde las “cabalgadas” que protagonizaban los orantinos entre las tribús bereberes y árabes en busca de botín y alimentos hasta las expediciones protagonizadas por las naves españolas y sus aliados en su semidesconocida labor corsaria. Precisamente, el plato fuerte de la novela es la batalla naval de Cabo Negro en la que se ven envueltos nuestros amigos entre tres galeras cristianas y ocho turcas.
Pérez-Reverte en esta novela realiza una aproximación eficaz a uno de los aspectos menos conocidos por el gran público de la España de Felipe IV como es su papel de freno en el Mediterráneo a la expansión del imperio otomano. Podrá gustar más o menos el estilo de Pérez-Reverte pero no se puede negar que ha llenado un hueco importante dentro de la novela histórica española que adolecía de este tipo de novelas de aventuras históricas que parecían coto privado de autores anglosajones como Patrick O´Brian dispuestos a dejarnos como los villanos de la historia. Pérez-Reverte es escrupuloso en el manejo de la documentación y la recreación del siglo de oro español mezclando hábilmente elementos tradicionales del mejor folletín y la novela de capa y espada a lo Dumas para crear unas historias ágiles, llenas de aventuras y acción, que entretienen y enganchan por igual a pequeños y grandes. La novela, por otro lado, siendo perfectamente disfrutable como obra independiente gana dentro del marco de la serie presentando a nuevos aliados como el moro Gurriato y aportando información sobre personajes ya clásicos, como Quevedo, Angélica de Alquezar y Gualterio Malatesta, que como némesis del capitán no podía morir tan ignominiosamente en “El caballero del jubón amarillo”.
Esperemos seguir disfrutando de las aventuras del capitán e Iñigo en el futuro porque la buena literatura de evasión nunca está de más.

Más obras de Pérez-Reverte en El lector impaciente aquí.

martes, 8 de enero de 2008

“Thorgal: Yo, Jolan” de Sente y Rosinski




Mucha prisa se ha dado Norma en publicar la última entrega de la serie Thorgal quizás para aprovechar la expectativa creada por el cambio de guionista tras la marcha de Van Hamme ("Thorgal", "XIII"), quizás para que no pase desapercibido entre la cantidad de novedades navideñas. Y, es que el primer álbum de Yves Sente (“Blake y Mortimer”, “La venganza del conde Skarbek”) se confirma más como la continuación de la vulgaridad instalada desde hace ya demasiado tiempo en esta serie que como una bocanada de aire fresco que sirva para revitalizarla.
Lo que parecía un cambio de rumbo con un nuevo planteamiento por parte del nuevo guionista en la que todo el protagonismo iba a recaer en el hijo de Thorgal, Jolan, aparentemente queda aparcado porque si bien es cierto que el protagonismo aventurero del álbum recae sobre éste, los principales personajes de la serie como Thorgal y Aaricia mantienen su cuota de protagonismo. En este álbum, Jolan junto a otros cuatro candidatos debe pasar una serie de pruebas impuestas por el semidiós Manthor , el amo de Otromundo, para comprobar cuál de ellos es el elegido para su mandato. Mientras, en la Tierra, Aaricia, preocupada por su hijo, acude a la bruja Mahara para recabar información sobre Manthor y sus intenciones. Sus revelaciones pueden poner en peligro la vida de todos sus hijos.
Bien podría repetir lo que ya escribí aquí respecto al anterior álbum de la serie. Quizás sea demasiado pronto para entrar a valorar el trabajo de Sente pero este parece apostar por el continuismo y dar únicamente preponderancia a los elementos de fantasía. Aunque Jolan pueda considerarse el protagonista del nuevo álbum la importancia del resto de los personajes de la serie continua siendo importante por lo que no esperen una ruptura radical respecto a la última etapa. El álbum es irregular y deslavazado con un guión un tanto confuso (¿Si las pruebas de Manthor son para elegir a su discípulo cómo es que al final se queda con todos los candidatos?) y da la sensación que Sente no se ha hecho todavía con los personajes. Las tramas que deben resolverse en los próximos álbumes parecen interesantes pero las dudas sobre la capacidad de este guionista para revitalizar la serie persisten. Y es que llegados a este punto habría que plantearse si no le merece la pena a Le Lombard dar un final digno a una colección tan emblemática del cómic europeo y no intentar alargarla repitiendo tramas y situaciones hasta la saciedad.
El dibujo de Rosinsky ("La venganza del conde Skarbek", "La balada de las landas perdidas") y su uso de la acuarela sigo pensando que no es apropiado a una obra de estas características con un impresionismo pictórico en ocasiones recargado y confuso. Rosinsky dibuja con el piloto automático personajes y situaciones que conoce hasta la saciedad pero no parece implicado en una obra de la que da la sensación estar aburrido desde hace tiempo..
Un álbum para completistas de “Thorgal”.

lunes, 7 de enero de 2008

Curiosidad Culpable

Siempre he sido un niño afortunado. Uno de esos niños del lado luminoso del mundo al que nunca le han faltado juguetes, libros ni educación aparte del cariño de familiares y amigos. De hecho, y cruzo los dedos, soy un adulto afortunado que todavía en Reyes recibe regalos y cariño. Por eso, uno no puede dejar de sentirse culpable –e impaciente- cuando lee quién ha ganado el Nadal y lee el título de la obra, y siente que algo se le mueve por dentro -¿culpa, anhelo?- y piensa que tiene que hacerse con esa novela más pronto que tarde. Brrrr…

Esto de ser lector impaciente es algo patológico….

¡Felicidades para Casavella!

Más información sobre el nuevo Nadal y la obra aquí.

viernes, 4 de enero de 2008

“La Noche del Oráculo” de Paul Auster



Como al turrón vuelvo a leer una novela de Paul Auster por Navidad aprovechando que en mis trayectos en transporte público puedo, tras dura lucha, sentarme con más frecuencia que en otras fechas.
Auster es uno de esos novelistas de estilo definido y obsesiones recurrentes que no suele engañar ni decepcionar y puedes suponer bastante bien lo que te puedes esperar encontrar en sus novelas. Cuando menos una narración fluida en el que el gusto por hilvanar unas historias con otras y embelesar al lector con personajes atractivos que se mueven entre la realidad y la fantasía literaria, cuando más novelas que perduran en el recuerdo de manera imborrable en los que los interesantes juegos de identidad se graban en la mente de una manera personalísima. En el caso de “La noche del Oráculo” nos encontramos en el primer caso. Una novela menor en la producción de Auster que sin dejar de ser entretenida no se puede equiparar a las mejores obras del autor de New Jersey como “Trilogía de Nueva York” o “El libro de las ilusiones”.
En “La noche del oráculo”, Auster es trasunto una vez más de un escritor minoritario, Sidney Orr, convaleciente de una grave enfermedad que le ha dejado bastante tocado mental y físicamente. Orr encuentra en “El Palacio de Papel”, la papelería del Señor Chang un cuaderno portugués azul que despierta de nuevo su interés por la escritura. En él, Orr, desarrolla una historia basada en un personaje secundario de Chandler, Flitcraft, historia que le absorbe y le mantiene en buena medida alejado de una realidad amenazante marcada por sus problemas económicos y sentimentales.
“La noche del Oráculo” es un canto al poder terapéutico de la escritura como medio y remedio de la cotidianeidad. Orr a través de la escritura de su cuaderno azul va curando sus cicatrices físicas y emocionales en un viaje del que disfrutará todo lector. Orr/Auster a través de sus paseos por Nueva York, sus encuentros con distintos personajes y sus creaciones literarias va pergeñando diferentes historias atractivas y adictivas hasta el punto que la realidad y la fantasía se mezclan en la mente del autor convertido en un Alonso Quijano por arte de Auster. Sin embargo, en esta novela el autor peca de cierta precipitación a la hora de finiquitar la historia. Da la sensación que llega un punto en que se aburre de sus criaturas y decide terminar la obra con un final aseado con honra pero sin gloria. De este modo la novela queda desmadejada y abierta dejando que sea el propio lector quien rellene los huecos dejados por el autor (ninguna de las historias planteadas por Auster en esta novela se puede considerar “acabada” en lo que quizás no sea otra cosa que una metáfora de la propia vida).
Ya saben, si les agobia la rutina y los problemas cotidianos busquen salida en la literatura. “La noche del oráculo” es una buena opción.
Otros libros de Paul Auster en El lector impaciente aquí.

jueves, 3 de enero de 2008

Will Eisner, en el recuerdo

El día que se cumplen tres años de su muerte es de mención obligada la figura de Will Eisner, un hombre que redefinió el cómic dos veces (como mínimo) y quizás quién probablemente más ha influido en el noble arte de contar cualquier cosa juntando dibujitos y letras, arte secuencial, lo llamaba.
Eisner es el nexo de la modernidad con el clasicismo a través de su gran obra “The Spirit”, un compendio de recursos inabarcable que debería ser de obligado estudio por cualquiera que quiera dedicarse a la historieta. Una obra que casi setenta años después de su primera publicación mantiene todo su vigor y frescura. Sin embargo, Eisner fue capaz en 1978 una vez más de ayudar a la revitalización del Cómic de una de sus periódicas crisis con “Contrato con Dios”, la primera “novela gráfica” del mercado. Eisner creó así una etiqueta con la que logró que mucha gente que hasta ese momento había despreciado el cómic considerándolo un medio menor para niños empezara a vislumbrar su enorme potencialidad que como medio narrativo para contar historias, cualquier tipo de historias, ofrecía. El resto es historia.

Va por usted, maestro.

“American Gangster” de Ridley Scott


Acababa de escribir una reseña estupenda en la que me despachaba bien a gusto sobre el último proyecto del amigo Ridley Scott, pero, un error informático, (a mí nunca se me escapa el dedo), ha mandado al limbo mis pataleos. Vamos, a ver que sale ahora.
En todos los campos artísticos hay autores cuya mera firma nubla la percepción crítica de los aficionados dispuestos a concederles un crédito que en ocasiones resulta desde hace tiempo inmerecido. Uno de los casos más evidentes es el de Ridley Scott, autor de un puñado de películas excelentes pero que desde hace varios años vive acomodado en la autocomplacencia condescendiente y “American Gangster”, su último proyecto, no deja de ser buena demostración más de ello.
Es más fácil resumir “American Gangster” por lo que no es que por lo que es: no es “El Padrino” ni “Uno de los nuestros”, tampoco es “Serpico” ni “Scarface”, por no ser no es ni “Heat” , aunque de todas estas películas y sus directores bebe y “homenajea” el amigo Ridley en una película que avanza por sendas excesivamente reconocibles a la manera que hiciese en su momento con “Gladiator”, una actualización del cine “de romanos” que en ningún caso superó con su falsa épica los excelentes precedentes que emuló. Ridley, empeñado desde hace años en hacer películas insulsas, carentes de alma y estilo en “American Gangster” nos ofrece a través de una narración paralela el ascenso y declive de Frank Lucas, el hampón de Harlem que durante finales de los sesenta y principios de los setenta controló el mercado de la heroína en Nueva York, y de Richie Roberts, el policía que lo acosó y detuvo, un tipo tan insobornable e implacable en su trabajo como lamentable y desestructurado en su vida familiar. Ridley en su línea de los últimos años de ofrecer productos comerciales atractivos pero carentes de cualquier riesgo e implicación creativa propone una película errática, aburrida por momentos y con poco sentido del ritmo narrativo, del que debería pedir alguna clase particular a su hermano Tony. Si acaso cabe destacar de la cinta el papel de un Denzel Washington siempre solvente que, sin llegar a la altura de sus mejores actuaciones, apura su oportunidad de interpretar un “gangster” y dota de credibilidad a un personaje lastrado por las inconsistencias del guión. No se puede decir lo mismo de un Russell Crowe, que hace lo que puede con un personaje manido al que su interpretación no aporta nada, quedando ninguneado tanto en las secuencias que “comparte” con Washington, que para ser el supuesto clímax de la cinta resultan desvaídas y sosas (Ridley, castigado a ver “Heat” diez veces de nuevo) como con las que comparte con Josh Brolin ("Mimic") que se lo come con patatas en su excelente interpretación del corrupto Truppo. Probablemente, es el trabajo interpretativo y la recreación del Harlem setentero el que salva una cinta de otro modo perfectamente olvidable y en la que Ridley agota un poco más el incomprensible crédito del que sigue gozando todavía.
En definitiva, una película que aporta poca cosa al subgénero gangsteril y que resulta perfectamente olvidable. Y si no cuando la vean me lo cuentan.

miércoles, 2 de enero de 2008

“Civil War” de Steve McNiven y Mark Millar

Entre empachos de polvorones y resacas de chupitos de baileys he sacado algo de tiempo para leer algunos cómics. Entre ellos, destaca la última gran macrosaga marvelita, la Civil War, y, oigan, que quieren que les diga…Me ha gustado más de lo que imaginaba.
Sí, acostumbrado desde hace muchos años a la larga tradición de bodrios que la casa de las Ideas suele intentar endosarnos como "el Cómic definitivo que moverá los cimientos del Universo Marvel" y aquello de “ya nada volverá a ser lo mismo” para vendernos una serie limitada de escasa coherencia y que obliga a comprar un montón de "crossovers" para enterarte de algo volviendo a los pocos meses a lo de siempre, estas Civil War al menos parten de un planteamiento y unas ideas interesantes contadas con una mínima coherencia a lo largo de los siete números que conforman la serie de una manera entretenida y hasta cierto punto lógica.
A causa de un desastre con cientos de víctimas provocado por la negligencia de un joven grupo de superhéroes, el gobierno norteamericano decide aprobar por fin la Ley para el Registro de Superhéroes que obligará a todos ellos a desvelar sus identidades secretas y trabajar bajo la dirección de SHIELD si no quieren ser considerados tan criminales como aquellos a los que combaten. Esta Ley provocará una disensión dentro de los superhéroes que se dividirán en dos grupos, uno liderado por el Capitán América y el Halcón, que considera la Ley una medida que atenta contra la libertad individual y otro encabezado por Iron Man y Reed Richards, que están de acuerdo con los argumentos del gobierno y consideran que es un paso inevitable en la evolución de la clase superheroica. Las situaciones se irán distanciando hasta el punto de llegar al enfrentamiento entre una facción y otra con alguna muerte de por medio y diversos héroes cambiarán de bando conforme vaya avanzando la serie.
En realidad lo que nos plantea Mark Millar (“The Ultimates”) no son ideas excesivamente originales. Los planteamientos de intervenciones gubernamentales sobre la acción de los superhéroes son ideas sobreexplotadas por guionistas de series como “Capitán America”, “Los Vengadores” o “La Patrulla X” a lo largo de los años. Sin embargo, sí que resulta novedosa la forma en que Millar incorpora estas situaciones al contexto actual de la sociedad norteamericana actualizando el mensaje en función a un pseudorealismo de moda actualmente en el género y ofreciendo argumentos coherentes de boca de los líderes de uno y otro bando en lo que probablemente sea el punto fuerte de la serie y del guionista, más comedido en el tratamiento de las versiones “clásicas” de los héroes que las que él mismo propuso en “The Ultimates”. A lo largo de los siete episodios los acontecimientos se suceden sin descanso para el lector, encadenando intrigas con traiciones, revelaciones de identidades y las dosis justas de acción para mantener la atención del lector hasta llegar al climax final que conociendo a Millar no podía ser otro que una batalla a mamporros para finalizar la serie de una manera un tanto precipitada y carente de un elemento muy importante en este tipo de macroacontecimientos y que por desgracia con la modernización de los superhéroes cada vez más perdido que es la Épica.
Steve McNiven ("Nuevos Vengadores") realiza un buen trabajo en el apartado gráfico en el marco de lo que se supone que es un tebeo de superhéroes moderno. Grandes viñetas espectaculares y reducir los diálogos al mínimo, diálogos que se echan a faltar en ocasiones para desarrollar las diferentes posturas de los diferentes bandos. En fin, que visto lo que se hace por ahí, estas “Civil War” están la mar de entretenidas sin llegar a ser un cómic que “moverá los cimientos del Universo Marvel” ni bla bla bla…
Ustedes mismos.

martes, 1 de enero de 2008

“1408” de Mikael Hafstrom


Un relato de Stephen King ambientado en un hotel, tras la estupenda adaptación de “El Resplandor” que hiciera el maestro Kubrick hace ya muchos años, y la presencia de un dueto actoral de tanta solvencia como John Cusack y Samuel L. Jackson parecían suficientes argumentos para acercarnos al cine a ver la última película de Mikael Hafstrom. Sin embargo, el resultado es completamente decepcionante, una cinta más que añadir a la ya larga lista de malas adaptaciones del autor de Maine.
Y, sin embargo, la historia en un principio prometía. Mike Enslin (John Cusack) es un escritor escéptico y descreido que debido al trauma provocado por la muerte de su hija dejó Nueva York, a su mujer y la Literatura seria para deambular por Estados Unidos ganándose la vida escribiendo libros sobre lugares encantados y hoteles con fantasmas de la manera infecta que lo haría un Iker Jiménez cualquiera. Sin embargo, su suerte empieza a cambiar cuando recibe en su buzón una misteriosa postal del Hotel Dolphin de Nueva York en la que le advierten para que no se hospede en la habitación 1408. Obviamente, con eso no logran otra cosa que animar a nuestro descreído escritor a ir a Nueva York y lograr, gracias a una argucia legal y tras un enfrentamiento que es lo mejor de la película con el gerente del Hotel, el sr. Olin (Samuel L. Jackson) hospedarse en la habitación de marras. Más o menos, todo eso ocurre durante la primera media hora de la película quedando el resto de los 108 minutos de la misma para mostrarnos lo mal que lo pasa el amigo Cusack en una habitación que, esta vez sí, está encantada.
Cuando sales de ver esta película no puedes dejar de pensar lo que habría hecho un director con más talento o simplemente más oficio que Hafstrom (“El Fantasma del lago”, “Evil”) con estos ingredientes. Probablemente si Hafstrom hubiera sabido darle un carácter más psicológico a la historia, dosificar los tiempos y aprovechar el enorme talento de los dos grandes actores con que contaba estaríamos hablando de otra cosa. Sin embargo el amigo opta por la precipitación y el embarullamiento, despreciando el enorme potencial del enfrentamiento Cusack-Jackson. Ansioso por asustarnos en el interior de la Habitación y hacérselo pasar mal al pobre de John Cusack con toda clase de calamidades truculentas, los guionistas obvian puntos fuertes de la historia (¿se puede desaprovechar más un personaje tan interesante como el interpretado por Samuel L. Jackson?) ¿Quién mandó la postal a Cusack?) y se ceban en el efectismo barato de la sucesión de sustos y efectos especiales faltos de originalidad que Hafstrom se dedica a desaprovechar mientras el espectador no puede evitar la sensación de “déjà vu”. Sólo la labor del naufrago Cusack en esta cinta hace soportable el desvarío de la última hora de película, un actor de enorme talento que en un constante monólogo sabe con su interpretación mantener el tipo e interesar al espectador en lo que está viendo más allá de las lagunas argumentales que el guión de Karaszewski, Alexander y Greenberg dejan sin resolver. No sé si es que el presupuesto se lo gastaron enteramente en inundaciones e incendios pero resulta un pecado no darle más espacio en la historia a un actor como Samuel L. Jackson que en los diez minutos que comparte con Cusack logra dar un empaque a la película desaprovechado posteriormente.
Una película completamente prescindible. Yo que ustedes ni me molestaba …

lunes, 31 de diciembre de 2007

Listas, listas, relistas

Tenía pensado para esta última entrada del año elaborar una exhaustiva y detallada lista sobre lo mejor que nos ha ofrecido el año tanto en cine, teatro, literatura y cómic. Sin embargo, la proverbial pereza invernal (debe ser que el frío ralentiza mis funciones y me coloca a un paso de la animación suspendida), lo complicado de las fechas y que, para que les voy a engañar, esto de las listas tengo el convencimiento que no sirve para mucho y me aburre a mi tanto como creo que les debe a aburrir a ustedes, he hecho un ejercicio de sincretismo resumiendo al máximo y mojándome a tope destacando sólo una obra en cada categoría. No necesariamente será lo mejor o puede que dentro de quince días deje de serlo dado lo volatil de mi naturaleza pero hoy por hoy lo considero lo mejor de lo publicado o estrenado en el último año ("Amor y otros pecados" no sé si es de este año pero bueno, da lo mismo).

Allá voy:

Cómic

Gus” de Christophe Blain.

Libros

Hoy, Júpiter” de Luis Landero.

Cine

Promesas del Este” de David Cronemberg.

Teatro

Amor y otros pecados” de Javier Veiga y Ana Rayo.

Pues nada hay queda eso.

¡¡¡¡ Feliz Salida y Mejor Entrada de Año!!!

viernes, 28 de diciembre de 2007

El Premio Nacional del Cómic, amenazado


Según apunta el Ministro de Cultura, el ínclito César Antonio Molina en declaraciones extraoficiales a diferentes medios, existen enormes dificultades para la realización de nuevas ediciones a corto plazo del Premio Nacional del Cómic, con lo que Max se quedaría de momento como primer y único poseedor del galardón. Los motivos que señala el ministro en sus declaraciones son de lo más vagos y ambiguos aunque deja entrever que la subida constante de bienes de primera necesidad como el conejo y los constantes socavones del AVE a Barcelona que nunca acaban de cerrar van a obligar a desviar las partidas presupuestarias destinadas al premio en sus nuevas ediciones. De momento, se descarta que Max deba devolver la dotación económica del Premio de este año pero no se descarta que desde el Ministerio se pongan en contacto con el artista para solicitar algún tipo de contraprestación.
Esperemos que no se confirmen tan pesimistas declaraciones y contemos con nuevas ediciones de estos premios, que pueden suponer el espaldarazo definitivo desde el Gobierno al Cómic como fenómeno cultural. De hecho, estas noticias han causado tanto revuelo que la mayoría de apuestas que señalaban a Manel Fontdevila y Guillermo Torres como máximos candidatos para el galardón del próximo año al contar con el constante favor de la Casa Real, han sido retiradas, y el mundillo comiquero se mantiene en vilo a la espera de una confirmación oficial.

Si quieren leer las declaraciones completas del Excelentísimo Señor Ministro pueden hacerlo aquí.

jueves, 27 de diciembre de 2007

“Bouncer” de Jodorowski y Boucq


Es evidente que el “Western” no vive sus mejores momentos. Después de la pujanza que adquirió durante su época dorada a mediados del pasado siglo gracias al cine y las novelas de baratillo, sólo en contadas ocasiones en los últimos tiempos ha dado obras de interés, curiosamente la mayoría firmadas por autores no norteamericanos. Precisamente, a través del Cómic han surgido en las últimas décadas algunas de las obras más interesantes e imitadas por otros medios que han ayudado a revitalizar la épica del género, con el magistral “Blueberry” de Giraud a la cabeza y “Bouncer”, la obra que hoy nos ocupa, como la demostración más palpable de cómo se puede renovar un género siendo respetuoso con todas las convenciones del mismo. Porque, precisamente, eso han hecho a lo largo de los cinco volúmenes publicados hasta el momento de la serie el chileno Alejandro Jodorowski y el francés Francois Boucq: deglutir lo mejor de la larga tradición épica del Far West y ofrecernos una historia completamente original y renovadora.
La historia de “Bouncer” se divide hasta el momento en dos grandes ciclos, el primero, que engloba los dos primeros álbumes, sirve para asentar y definir al personaje del manco Bouncer, un duro hecho a sí mismo. A través de la visión admirativa y cargada de venganza de su sobrino Seth, conoceremos la historia de Bouncer y su extravagante y sanguinaria familia, desde su infancia bajo la protección de su madre Lola, la más dura y despiadada prostituta de todo el Oeste, hasta cómo perdió su brazo a manos de sus hermanos, su recuperación y su definitivo duelo con su loco y sanguinario hermano Ralton. En el segundo ciclo, que consta de los tres restantes volúmenes, nos encontramos con un Bouncer asentado en Barro City empleado en el Inferno Saloon por Lord Inferno y nombrado verdugo de la ciudad, El tener que ejecutar a su amor no correspondido y a su novio, inocentes, debido a las maquinaciones de Clark Cooper, el despótico y cruel cacique local y sus pistoleros, llevará a Bouncer a retomar el camino de la venganza, venganza en la que se cruzará con otra más antigua que le llevará a conocer a su padre y la verdad sobre su origen.
“Bouncer” es un cómic magistral creado por ese tipo genial y polifacético capaz de lo mejor y lo peor llamado Alejandro Jodorowsky (“El Incal”, “El lama blanco”). En esta serie, el chileno se muestra mucho más comedido que en otras en su misticismo y plantea una serie rica en tópicos y tramas entrelazadas que le resultarán familiares al lector a las que Jodo da un aire original y novedoso, con unos personajes potentes y perfectamente definidos de los que cuesta tiempo olvidar. Jodorowsky maneja todo tipo de referencias y da con la fórmula para hacer un western rico en matices que gustará tanto a quién busca simplemente una buena historia de pistoleros como al que busca análisis más profundos. Sin embargo, buena parte de la excelencia de esta serie radica en la extraordinaria habilidad con la que François Boucq (“Jerónimo Puchero”) es capaz de plasmar en viñetas todas las ideas del psicomago con un dibujo lleno de fuerza, dinamismo y detalle, en el que abundan las grandes viñetas panorámicas de las grandes extensiones del Oeste americano como el cuidado en el diseño del más nimio personaje y detalle en una ambientación extraordinariamente cuidada que hace suponer que el Oeste imaginado por estos dos tipos muy bien pudo haber sido así.
Rumores desde Francia parecen indicar que Boucq y Jodorowsky van a continuar con su relación relatándonos nuevas aventuras de Bouncer, el manco más rápido del Oeste. No me lo perderé.
Si son aficionados al Cómic en general no pueden dejar pasar esta obra muy por encima de la media pero si, además son aficionados al Western están ignorando unode las mejores westerns que se han creado a través de cualquier medio de expresión. Yo no lo dejaría pasar, forasteros.

Títulos Publicados

Un diamante para el más allá.
La piedad de los verdugos
La justicia de las serpientes
La venganza del manco
La presa de los lobos

miércoles, 26 de diciembre de 2007

“REC” de Jaume Balagueró y Paco Plaza


Mucha curiosidad y recelo tenía por ver la nueva película de Jaume Balagueró (“Los sin nombre”, “Frágiles”) y Paco Plaza ("Romasanta"), curiosidad tras haber escuchado a más de una persona de confianza comentarme lo mal que lo habían pasado viéndola, y recelo por el uso de la técnica tramposa de la cámara subjetiva y desenfocada que tan malos recuerdos me traía tras haber aguantado estoico sin dormirme el pestiño de “El proyecto de Las brujas de Blair”. Así, que en cuanto encontré un hueco en estas fechas tan complicadas dejé, como no podía ser de otro modo, que la curiosidad venciera a los recelos y me pasé por el cine.
Una reportera de una televisión local (Manuela Velasco) está realizando un reportaje a un grupo de bomberos sobre cómo es una noche cualquiera en el parque de bomberos. La noche va transcurriendo aburrida hasta el momento en que surge una alarma y los bomberos acuden junto a la policía local a una casa de vecindad. De repente, los hechos se precipitan y la anciana a la que pretendían socorrer ataca salvajemente a uno de los policías. Cuando intentan salir del edificio con los heridos, los periodistas y los bomberos descubren que el edificio ha sido puesto en cuarentena y se encuentran aislados del exterior. Sin saber lo que ocurre y cada vez más nerviosos, los distintos personajes van a ir descubriendo por sí mismos a qué clase de amenaza se enfrentan, una amenaza de la que quizás ninguno de ellos escapará vivo y de la que sólo la cámara, en REC, grabando, quede como único testigo.
Soberbio homenaje al cine de zombis el que han confeccionado Balagueró y Plaza que, siendo probablemente prescindible parar la mayoría no debe dejar de disfrutarse por todo aficionado a lo bizarro y a las historias de terror escatológico y “gore” bien contadas. Precisamente, “REC” tiene lo que le falta a la mayoría de las producciones de este subgénero: una historia cerrada y elaborada, en la que se dosifica la información para mantener en vilo al mismo tiempo al espectador y los personajes que cuentan con los mismos datos sobre el por qué se ha llegado a esa situación sin dejar ningún hilo suelto. Los distintos personajes están bien construidos destacando en las interpretaciones quizás los menos profesionales de todos, como los viejecitos o los chinos, con una Manuela Velasco, creíble y espontánea en su papel de periodista pero que no se quita el estigma de cara bonita de “Los 40 Principales”. Precisamente, es la caracterización de los personajes y los diferentes comportamientos que adoptan ante las situaciones límites que se plantean uno de los puntos fuertes de la película que no cae en ningún momento en el ridículo, cosa difícil en un género tan complejo como éste. La tensión y los sustos están bien dosificados sin abusar en exceso de los trucos fáciles ni de la casquería barata, justificándose los mismos en función de la historia que los directores quieren contarnos. Otra cosa es que asusten, cosa que a mí no me ha ocurrido ("El Orfanato" me asustó más para que se hagan una idea) dado lo increíble de la historia salvo quizás el clímax final que, por supuesto, no se lo voy a contar.
Era un riesgo para Balagueró y Plaza optar por prescindir de la cámara fija y desarrollar la historia a través de la imagen “real” de la cámara que el compañero de Manuela Velasco porta. Un truco que bien realizado puede implicar al espectador en la historia, haciéndole partícipe de la misma como uno más de los protagonistas y facilitar el “susto” pero cuyo abuso puede desorientar, cansar y, lo que es fatal, aburrir. En este sentido, hay que decir que los directores pasan la prueba sobradamente al no abusar en demasía del susto fácil y sabiendo dotar a la historia de un ritmo que mantiene, insisto, entretenido, que no asustado al espectador, Partiendo de esta premisa la historia se mantiene fiel a todas las convenciones del subgénero de zombis con situaciones que ya hemos visto en muchas ocasiones pero rodadas desde un localismo español que hace gracia y una filigrana estilística que supone una renovación agradable en una demostración más que no hay género pequeño si hay gente de ingenio en el proyecto.
La película ha sido ganadora de los premios de la Crítica y el Público en el Festival de Sitges de este año así como los de Mejor Actriz y Mejor Director.
Si son aficionados a los sustos, ya saben.

martes, 25 de diciembre de 2007

Feliz Navidad, lectores (y demás)


Un año más, y que sean muchos oigan, ha llegado la Navidad, con sus depresiones, risas forzadas y marketings varios. Cada vez, con el paso de los años, hay más gente que me reconoce que odía estas Fiestas que, sin embargo, no conozco a nadie que deje de celebrar. Escuchando sus argumentos no puedo quitarles la razón y lo cierto es que la Fiesta se convierte en una cosa reservada casi en exclusiva al goce de los santos, los tontos y los niños. Yo, hace unos años, asumí un compromiso conmigo mismo de intentar disfrutar al máximo esta Fiesta tan extraña (sí, a mí tampoco me ha gustado nunca especialmente) así que aliándome con los tontos y los niños, que nunca con los santos, este humilde Lector les desea Felices Fiestas. Sean todo lo felices que puedan.

lunes, 24 de diciembre de 2007

“Soy Leyenda” de Francis Lawrence.

Tenía curiosidad por ver la nueva versión protagonizada por Will Smith de la estupenda novela de mismo título de Richard Matheson (“Soy Leyenda” “El hombre menguante”), una novela de género inclasificable como todas las grandes obras, que sirvió para renovar en más de un aspecto los dos más influyentes del pasado siglo: la ciencia-ficción y el terror. Pero, volviendo a la película que nos ocupa que ya tendré tiempo y ganas otro día para volver sobre la novela de Matheson, hay que decir que la película de Francis Lawrence (“Constantine”) va de más a menos con un desarrollo monótono en su predecibilidad y lastrada por la presencia de un actor, Will Smith, que ha dejado de ser el chico simpático de Bell Air para obcecarse película tras película que protagoniza en personificar el prototipo de héroe americano del nuevo siglo, dispuesto a afrontar cualquier amenaza ya sea alienígena (“Independe Day”, “Men in Black”), gubernamental (“Enemigo Público”) o virológica- vampírica como la que hoy nos ocupa poniendo mohines de añoranza por su hijita/o de turno y su bella esposa mientras derrocha testosterona.
Pero empecemos por el principio para los despistados: nos encontramos en el año 2012 y Robert Neville (Will Smith), un brillante y valiente teniente coronel del ejército norteamericano, es el único superviviente de un Nueva York fantasmal en el que sobrevive con la única compañía de su perra. Neville pretende descubrir la cura de un virús que ha matado a la mayoría de la población humana y ha convertido a casi todos los supervivientes en sanguinarios mutantes rabiosos fotofóbicos lo que aprovecha el amigo Neville para explorar la ciudad y hacerse con víveres por el día. Por las noches, un Neville cada vez más perturbado, se atrinchera en su casa para, escondido en la bañera junto a su perro, recordar los acontecimientos que le llevaron hasta esa situación. Hasta este punto, la película está rodada con ritmo y mantiene el interés del espectador con la cuidada y cautivadora visión que nos ofrece Lawrence de una Nueva York fantasmal y solitaria, habitada únicamente por animales salvajes escapados de los zoos y los maniquíes que "Robinson" Smith ha repartido por la ciudad para tener con quién hablar aparte de sí mismo y su perra. Una primera parte, en la que se dosifican sabiamente los “flashback” acerca del pasado de Neville para entender qué ha pasado y cómo el protagonista ha llegado a esa situación. Sin embargo, a partir de la muerte de la perra de Neville debió de llegarles a los guionistas Akiva Goldsman y Mark Protosevich rumores de la huelga y decidieron empezarla por su cuenta porque la historia deja de tener sentido y cae en la vulgaridad extrema, resolviéndose el debate sobre si nos encontramos ante un drama o una película de terror por la comedia. Alejándose definitivamente de la obra de Matheson, se opta por el espectáculo vacúo y estupidizado a la mayor gloria del amigo Smith, abandonando las posibilidades dramáticas, e insisto, más cercanas a la obra original, que conllevaría la exploración de la nueva sociedad de los mutados se prefiere el recurso fácil de aniquilar al monstruo con abundante pirotecnia y no sin antes darle la posibilidad a Will para que se luzca logrando el antídoto para el virús y deje unos cuantos momentos impagables dignos del mejor esperpento (alucinantes los diálogos sobre Shrek y Bob Marley: sálvese quién pueda los niños y las mujeres primero…). Al final, no se preocupen, que el Bien triunfa sobre el Mal, la Tarta de Manzana está muy buena y los supervivientes orgullosos llegan a buen Refugio. ¡¡¡ Hip, hip, hurra, qué final más vulgar!!!
En definitiva, una gran oportunidad perdida de realizar una versión digna de la obra de Matheson. Seguiremos esperando.