Estos días que está todavía
reciente el 77º aniversario del fallecimiento de H.P. Lovecraft ha coincido con
mi lectura del que probablemente sea la historia de Batman más lovecraftiana
que se han escrito a lo largo de la rica historia del Hombre Murciélago, guionizada
por el que seguramente ha sido el autor de cómics que hasta la fecha más ha hecho por
trasladar la ambientación de los cuentos del de Providence al Noveno Arte. Me estoy refiriendo
claro a Mike Mignola y la reciente reedición de
ECC de "Batman: La Maldición que cayó sobre Gotham", la miniserie enclavada en la línea Otros Mundos que el creador de
“Hellboy” escribiera con Richard Pace, aunque este abandonó el proyecto antes de su finalización,
y dibujara Troy Nixey, encargándose Mignola exclusivamente de realizar las portadas.
En 1928, la expedición de
rescate capitaneada por Bruce Wayne encuentra los restos de la perdida
expedición Cobblepot a la Antártida. Wayne y sus compañeros encuentran un único superviviente en una cueva oculta con
el que regresan a Gotham, sin saber que de esta manera están devolviendo a la
ciudad un mal antiguo y primigenio que fue desterrado muchos años antes y cuyo
origen se remonta al nacimiento de la Ciudad y que solo quizás Batman podrá parar.
“La maldición que cayó sobre
Gotham” es un apañado intento de cruzar dos ricas tradiciones de ficción encajando en las tramas pesadillescas inspiradas en el universo lovecraftiano a diversos personajes superheroicos, especialmente Batman y sus principales secundarios y
villanos pero también a otros como Oliver Queen/ Flecha
Verde o Jason Blood/Etrigan en una historia autoconclusiva que gustará sobre
todo a los buenos conocedores de ambos mundos.
De este modo, el aficionado a los cuentos de
Lovecraft no le será difícil identificar guiños y referencias propios de cuentos tan
famosos como “El extraño caso de Charles Dexter Ward”, “En las montañas de la
locura” , “La sombra sobre Innsmouth” o “El Extraño” (por mencionar las más evidentes) y a los fanáticos de DC les resultará fácil identificar todos los personajes y elementos que Mignola incorpora en una historia intrigante que acaba mestizando con cuidadoso equilibrio ambos mundos
y en la que la galería de personajes superheroicos adapta sus roles a la efectiva
trama lovecraftiana con toda naturalidad.
Quizás el único pero de
esta historia fuese que Mignola no asumiera como autor completo su
realización y Troy Nixey fuese quién asumiera el apartado gráfico.
Nixey es un dibujante bastante limitado pero se muestra como un buen discípulo de Mignola adaptando su estilo al gusto gótico y
opresivo que la ambientación de la historia precisa pero sin alcanzar la expresividad ni eficacia de este a pesar del fantástico trabajo del colorista Dave Stewart. Nixey no
es un gran narrador y aunque su mimetismo con el estilo Mignola es total ciertamente no cuenta ni con su espectacularidad ni elegancia.
En fin, “La Maldición que cayó sobre Gotham” es una entretenida y más que correcta historia
de Batman, una curiosidad en la que se muestra la capacidad de este icono para mutar y
adaptarse, como los virus o los espantajos lovecraftianos, a cualquier giro o propuesta que los guionistas
quieran probar con sorprendente facilidad. Y esa es seguramente la razón final de su éxito durante tantas décadas..
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