Bajo
una anodina portada, Planeta acaba de iniciar la publicación de una de las
series más interesantes que en estos momentos momentos se está editando en
Estados Unidos por Image, con el primer recopilatorio que recoge los primeros
cinco números de la serie regular. Se trata de “Los Proyectos Manhattan”,
guionizada por Jonathan Hickman y dibujada por Nick Pitarra en la que el equipo
creativo desarrollan una divertida ucronía tomando como punto de partida el
célebre –y real - Proyecto Manhattan que supuso en las postrimerías de la II Guerra Mundial el desarrollo por parte de Estados Unidos, y
posterior utilización bélica contra Japón, de la Bomba Atómica en el que estuvieron involucrados
científicos de la talla de Oppenheimer o Enrico Fermi.
A
mediados de la II Guerra Mundial, el general Leslie Groves está al frente de
los proyectos Manhattan, con los que los Estados Unidos tratan no solo de crear la primera bomba
atómica sino de sacar partido a todo proyecto científico que pase por las
mentes de los mejores científicos del país por muy locos que estén.
Dentro
de las manidas propuestas mainstream, “Los Proyectos Manhattan” son todo un
soplo de aire fresco no tanto por la originalidad de la idea –ya que desde el
auge de la literatura cyberpunk en los ochenta y especialmente en los cómics
hemos leído ucronías por un tubo- sino por la inteligencia gamberra y
desmitificadora con la que Hickman plantea y desarrolla una serie en la que el tema central
no es tanto explotar las infinitas posibilidades que le da su carácter de
ficción como cuestionar subrepticiamente la realidad mostrando diversas existencias paralelas que se
convierten en uno de los ejes de la serie junto a las más delirantes teorías conspiranoicas y los más salvajes y trillados clichés pulps.
Hickman tiene claro que lo que le interesa en esta rocambolesca y
documentada ficción en la que entremezcla los elementos justos de realidad con
las más delirantes fantasías es entrecruzar las realidades paralelas y los
reflejos oscuros y extremos de unos personajes históricos respetables a los que
caricaturiza salvajemente. De este modo, desde las primeras páginas el lector
asiste a lo que parece una convencional –y posible- reunión inicial entre el
general Groves y Oppeheimer en torno a los proyectos que paulatinamente va
añadiendo elementos gráficos sospechosos que harán preguntarse al lector si
tras esa apariencia de verosimilitud estamos ante una historia realista o una ficción.
Tras
la ruptura de la cuarta pared por el general Groves, Hickman nos adentra en una
delirante fantasía conspiranoica.en la que no se ha cortado un pelo en la que Oppenheimer ha sido devorado por su siniestro
gemelo oscurol, Einstein será sustituido
por un misterioso doble surgido de un portal extradimensional o el respetable
Richard Feynman es un egocéntrico enamorado de su propio reflejo. Son solo
pequeños ejemplos con los que Hickman va sorprendiéndonos con una ficción familiar
y cercana a la realidad pero completamente alejada de ella ya que en algún
momento de la historia nos ha hecho cruzar al otro lado del espejo y estamos en
una siniestra realidad paralela.
Al
igual que en otras series exitosas “Planetary" o “AIDP”, Hickman juega con la
hipotética existencia de una organización paragubernamental encargada de investigar
misterios y secretos que se nos quieren escamotear a los ciudadanos comunes.
Sin embargo, Hickman le ha dado una vuelta de tuerca al concepto de esas series
incorporando una base histórica real a la trama y convirtiendo a respetables
figuras científicas del siglo pasado como Einstein, Oppeheimer, Feynman o Fermi
y el controvertido Proyecto Manhattan que tantas controversias despertara en el
punto de partida de su planteamiento. De este modo, en la realidad paralela
ideada por Hickman las más brillantes mentes científicas son auténticos científicos locos protagonistas de
un pulp alucinante que desde las sombras manejan a presidentes norteamericanos
de la talla de Roosevelt o Truman como si de marionetas se tratara, deciden la
II Guerra Mundial, contactan con civilizaciones alienígenas, incorporan disidentes nazis o desarrollan los
más rocambolescos y misteriosos proyectos científicos a espaldas de los
ciudadanos.
Hickman
ha hecho un cuidado trabajo de documentación histórica para versionar a los
personajes reales que convierte en los protagonistas de su ficción para
retorcerlos al máximo y engancharnos en el tono pulp y delirante de una
historia que atrapa de la primera a la última página y deja con ganas de más.
En
el aspecto gráfico, Nick Pitarra se adapta perfectamente a las demandas de la
historia ideada por Hickman realizando un magnífico trabajo mediante un dibujo realista al que incorpora un matiz caricaturesco. Pitarra, que parte de influencias tan diversas como Frank Quitely o Howard
Chaykin, maneja con soltura diversos
recursos narrativos haciendo especial uso del color, especialmente los azules y
los rojos, para caracterizar no solo la personalidad de algunos de los
personajes sino también los diversos planos de existencia contrapuestos en los
que se desarrolla la historia e hilvanar diversas versiones paralelas de los
mismos hechos.
“Los
Proyectos Manhattan” han tenido un arranque excepcional y nos muestran a un
Hickman motivado y con ganas de demostrar que la reputación que se ha forjado
en series como “Los Cuatro Fantásticos” no es flor de un día. Que no os engañe
la portada, si es capaz de mantener este nivel lo que dure la serie podemos
flotarnos las manos.
2 comentarios:
Comparto tu entusiasta juicio, es original y rompedora... ¡y estamos sólo ante el arranque! No había leído de Hickman mucho más que parte de su etapa en Los 4 Fantásticos, y admito, seguramente remando contra corriente, que no me entusiasmó del todo (igual es por la 'muerte' de la Antorcha Humana, tendrá que releer la etapa...). Ahora tendré que indagar en su trayectoria... y por supuesto esperar como loco el segundo número de Los Proyectos Manhattan.
Juan,
Ya iré trayendo otras obras de Hickman por aquí...Y sí, es un tebeo que deja con ganas de más.
Impacientes Saludos.
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