martes, 28 de enero de 2014

“Daredevil: El hombre con miedo”, de Mark Waid, Chris Samnee y Javier Rodríguez.




Panini acaba de publicar el cuarto recopilatorio del entretenido Daredevil de Mark Waid, que reúne los números 22 a 30 de la serie regular, en el que por fin se desvelan algunos de los misterios que venían atormentado al Hombre Sin Miedo desde principios de esta etapa.

La identidad de Daredevil ya no es un secreto y esto supone no solo una debilidad para Matt Murdock sino para todo su entorno que se convierte en blanco de sus enemigos, especialmente del misterioso oponente que desde hace tiempo le atormenta. Tras un accidentado encuentro con Superior Spiderman y El Zancudo, Daredevil empezará a saborear el miedo cuando descubra el mal que sufre su fiel amigo Foggy al tiempo que las pasa canutas con Ikari – un nuevo villano que cuenta con sus mismos poderes pero que no ha perdido la vista – y el misterioso adversario que desde hace tiempo le viene fastidiando. Casi sin tiempo para reaccionar, además Murdock deberá salvar al hombre en que se ha convertido el chico que le acosaba de pequeño y le puso el apodo de Daredevil de los racistas Hijos de la Serpiente y sobrevivir a un encuentro con Estela Plateada y un escurridizo alienígena.

Waid sigue mostrando que no hay que devanarse demasiado la cabeza para ofrecer un producto de género entretenido y bien hecho y, sacando partido de su oficio y conocimiento del género y del personaje, ofrecer unas entretenidas aventuras en las que no hace más que explotar las convenciones y fórmulas propias del género, introduciendo inteligentes novedades de esas que siempre animan a los lectores: aquí aparece un superhéroe invitado de esos que suben las ventas como Superior Spiderman -¡ Primera aparición incluso previa a su propia colección!-, Iron Man o Estela Plateada, aquí tiro de repertorio y desempolvo a un villano “clásico” como El Zancudo, aquí que presento a uno nuevo como Ikari, etc….Waid siempre se guarda un as en la manga para mantener  atrapado al lector sin necesidad de grandes efectivos ni maniobras incoherentes .

Waid maneja perfectamente los resortes de una colección regular y va encadenando entretenidas historias sin descuidar la continuidad del personaje protagonista al que va lentamente haciendo evolucionar en sus dos atractivas identidades a través de los cuidados conflictos a los que le somete y la preocupación por dejar espacio para que los secundarios tengan también su propio espacio dentro de la serie.

En el apartado gráfico Chris Samnee se consolida definitivamente como el dibujante regular de la serie y en estos números nos recompensa con un estupendo trabajo. Evidentemente, Samnee no tiene ni la imaginación ni la vistosidad gráfica de Rivera o Martín pero sabe sacar provecho de sus muchas virtudes y lo suple con una excelente narrativa y un estilo tributario de Michael Lark o Mazzuchelli al tiempo que conforme van pasando los números se va soltando y nos sorprende con composiciones cada vez más modernas, vistosas y atrevidas. 

En el único número no dibujado por Samnee de los recogidos en este tomo lo suple a la perfección el colorista habitual de la serie, un Javier Rodríguez que no solo no desmerece sino que se adapta perfectamente al estilo de Samnee para mantener la identidad gráfica de la serie .

“Daredevil: El hombre con miedo” es un excelente entretenimiento y un tebeo de superhéroes evocador de bunas épocas pasadas sin descuidar un acabado gráfico vistoso y moderno. Waid y Samnee han dado con la fórmula del éxito y la están explotando a la perfección, así que disfrutémos de su trabajo en esta serie mientras nos dejen.

lunes, 27 de enero de 2014

“Marshal Law: Miedo y Asco”, de Pat Mills y Kevin O’Neill.




ECC Ediciones ha tomado la sabia decisión de reeditar tras muchos años de su primera publicación por Forum "Marshal Law: Miedo y  Asco", uno de esos tebeos que en opinión de lo que esto suscribe de obligada lectura y que debería estar disponible en las estanterías regularmente por ser una auténtica obra maestra de su género llamada a socavar y remover los cimientos de los moderados estetas del buen gusto hasta puntos insospechados y ofrecer una visión de lo superheroico tan influyente que, a pesar del tiempo transcurrido de su publicación original en el sello Epic en 1987, sigue siendo una obra rabiosamente "moderna" y su huella puede encontrarse en buena parte de lo que se ha publicado en el género posteriormente y se ha considerado rupturista.

San Francisco ha sufrido un terrible cataclismo que ha convertido la mayor parte de la ciudad en una ruina en la que malviven los supervivientes acosados por la que las bandas de antiguos superhéroes licenciados de la guerra en La Zona que campan a sus anchas cometiendo desmanes y respetando solo  la ley del más fuerte.  Frente a la anarquía y el caos, la única figura de autoridad y orden en ese entorno es Marshal Law, un policía solitario antiguo héroe  veterano también de La Zona, quién embutido en su traje de cuero sadomaso intenta imponer su ley  con sus peculiares métodos. Cuando empieza a operar Bacteria, un asesino en serie obsesionado con acabar con strippers disfrazadas de Celeste, la superheroina con la que se va a casar Espíritu Publico, el mayor superhéroe de la Nación Marshal Law habrá encontrado un caso a la talla de sus capacidades.

Dicen los que saben de esto del género de superhéroes que “Watchmen” es la gran obra maestra del género, referencia obligada para entender la evolución del mismo posteriormente. Y no les falta razón, pero generalmente se tiende olvidar de manera apresurada la conmoción que “Miedo y Asco”,  la primera miniserie de seis números de Marshal Law de los británicos Mills y O’Neill, fue para todos aquellos que consideraban el género superheroico un mero entretenimiento infantil. Los autores construyeron a su manera, que bebía directamente de la irreverencia punk, de las distopias tremendistas de Dyck (vía Scott, por supuesto)  de la osadía del cómic underground y de las sucias tramas hard boiled de Ellroy, un meditado y reflexivo desafío a las asentadas esencias superheroicas poniendo en tela de juicio todas sus ponderadas cualidades en una intensísima historia cargada de sexo, mala baba y vísceras que iba mucho más allá de la sofisticada obra de Moore y Gibbons.

Mills y O’Neill forjados en la dinámica escena británica en torno a la revista “2000 A.D”,  supieron como ninguno importar al incipiente sello Epic promovido por Marvel las fórmulas propias de “Juez Dredd” dando una vuelta de tuerca a la creación de John Wagner y Carlos Ezquerra e ir incluso un paso más allá a través de un justiciero sadomaso dispuesto a cazar superhéroes aunque todavía no se hubiera encontrado ninguno. Mills construyó una trama brillante en la que mezcla la distopia catastrofista heredera de “Mad Max” y “Blade Runner”  con las fórmulas del género negro haciendo que la historia crezca a partir de sus brillantes y cortantes diálogos y textos al tiempo que intertextualiza mediante los sesudos cuadros de texto en los que recoge las anotaciones de la novia de Mills una fiera crítica a la carga ejemplarizante del género al que pertenece.

Sin duda, “Marshal Law” no sería tan brillante sin el brutal y expresivo acabado de un magistral Kevin O’Neill que logra dar con el punto exacto en la caracterización deprimente y sucia de sus demasiado (sobre)humanos personajes, pero al tiempo construye una historia clara y perfectamente hilvanada en la que a modo de pintadas y lemas se introducen como puñetazos las máximas ideadas por Mills y presenta a partir de su personalísimo estilo fantásticas splash carentes de cualquier autocensura y que se grabarán en las retinas de los lectores.

En fin, “Marshal Law: Miedo y Asco” es un tebeo brillante, subversivo, valiente e inteligente  en forma y fondo que a pesar de los años transcurridos desde su publicación mantiene intacto su mensaje y adentrándose en los territorios más sórdidos del género superheroico como nadie ha sabido continuar con posterioridad.  Una auténtica obra maestra que no es ni para pusilánimes ni prejuiciosos y que seguro que, tras su lectura ,no dejará a nadie indiferente.

viernes, 24 de enero de 2014

“Superman: El hombre de Acero 4”, de John Byrne y otros.


Llegamos al repaso de la cuarta entrega de la colección en la que, bajo el título de “Superman: El hombre de Acero”, ECC Ediciones está recopilando de manera unitaria la influyente etapa de John Byrne en las distintas cabeceras de Superman, recogiéndose en este volumen los “Superman” 9 y 11, “Legión de Superhéroes” 38 y “Action Comics”591 a 593.

Tras el enfrentamiento junto a la Legión de Superhéroes con el Amo del Tiempo y el sacrificio de Superboy, Superman ha de hacer frente a nuevas amenazas a Metropolis  tan sui generis como el Joker, Sleez, el desterrado esbirro de Darkseid,  o el todopoderoso duende de la Quinta Dimensión Mxyzptlk y tan cerebralmente siniestras como Lex Luthor.

A estas alturas, Byrne ya había sentado cátedra en “Superman” y contaba con la suficiente libertad para atreverse con todo aplicando una fórmula creativa que recibía las alabanzas de la crítica y los aficionados. Tras el cruce con el Amo del Tiempo y la Legión con el que “arreglaba” la paradoja surgida tras los hechos de “Crisis en Tierras Infinitas” que permitiera explicar la existencia de la Legión y sus aventuras con un Superboy que en teoría nunca existió, Byrne potencia “Action Comics” – el “Team-Up” de Superman, para que nos entendamos – de la manera más inteligente posible, asociando a Superman con los Nuevos Dioses en una divertida historia en la que tira de ironía para convertir a Superman y a Big Barda en actores porno. Lástima que todavía la mentalidad de los años ochenta no hubiera permitido llevar la historia mucho más allá porque realmente el planteamiento prometía…

Por otro lado, Byrne muestra su preocupación por expandir el universo de Superman tomando prestado al gran enemigo de Batman, el Joker, en una sencilla historia en la que apela a la inteligencia del héroe antes que a sus poderes para desarticular la amenaza de un Joker al que presenta más cercano a sus versiones precrisis y que brilla especialmente por su exagerada caracterización gráfica potenciada por el entintado de Karl Kessell. En esta misma entrega se incluye el célebre “Metrópolis: 900 millas” – convertido a kms en la edición de ECC-  en la que Byrne mostró su brillantez a la hora de perfilar la caracterización psicológica de Luthor en una historia que se adelantaría varios años a la célebre “Una proposición indecente”, de Adrien Lyne.

Las dos historias siguientes se puede considerar con un desarrollo más “clásico” y presentan a Superman enfrentado a dos villanos propios como Luthor y Mxyzptlk en las que queda en evidencia su imposibilidad de lograr una victoria definitiva frente a ellos posponiendo la situación a un nuevo enfrentamiento futuro. Y es que Byrne, si algo se preocupó en remarcar en su visión del personaje, es su vulnerabilidad alejándose de las visiones invencibles y semidivinas propias de etapas anteriores con lo que las posibilidades argumentales se multiplicaban otorgando mayor interés a la serie.

A estas alturas, Byrne se encontraba a gusto en la serie y nos ofrecía número a número grandes dosis de entretenimiento y habiendo logrado el objetivo para el que había sido contratado modernizar al personaje manteniendo intacta su esencia.

jueves, 23 de enero de 2014

“Actor Aspirante: Volumen Integral”, de Max Vento.




Dolmen recupera con buen criterio en una completísima y cuidada edición integral  “Actor Aspirante” del valenciano Max Vento en la que el auto,r aparte de restaurar buena parte de las páginas de las tres historias ya publicadas independientemente a lo largo de los últimos años para la misma editorial - “Monólogos de mi vida desastrosa”, “Noches de Citas” y “Comedia en un acto”- ha incorporado tres nuevas historias inéditas “La comedia se deshace”, “¿Ventanilla o pasillo?” y “La Ciudad de los Sueños”.

Pablo Díaz-Strasser aspira a convertirse en actor de éxito y lograr los beneficios que tal condición le depararían pero mientras la Fortuna le sonríe sobrevive trabajando en un restaurante de comida rápida y acudiendo a mil y un casting al tiempo que con otros compañeros monta monólogos y obras con las que darse a conocer. Y es que Pablo, al que el amor tampoco parece sonreírle, tiene un sueño y está dispuesto a emigrar hasta Los Ángeles para materializarlo.
No creo que me equivoque mucho si afirmo que Max Vento es uno de los autores patrios que con más inteligencia ha sabido practicar el costumbrismo en el cómic en los últimos años para construir a lo largo de su serie “Actor Aspirante” una coherente novela-río en torno al lado oscuro de la glamourosa profesión de actor a través del relato de las desventuras de su protagonista, Pablo Díaz-Strasser, quién conforme va alcanzando la madurez vive una vida más atormentada y complicada propia  de aquellos que notan que el tiempo se les agota y cada vez es más complicado ver colmadas sus aspraciones de realización,

En “Actor Aspirante” aunque Vento busca el equilibrio, sobre todo en sus primeras entregas, entre la comedía con gags de enredo propios de las sitcom tipo “Friends” y unos secundarios excesivamente estereotipados (que conforme avanza la obra son sabiamente sustituidos por un elenco en el que sobresale el personaje de Bea, la anitética amada del protagonista), y el drama progresivamente se va decantando acertadamente por este segundo registro en el que aparentemente tanto el autor como su protagonista parecen sentirse más cómodos (aunque curiosamente Pablo Díaz-Strasser insista en que él hace comedías) para construir un sólido aunque algo deprimente discurso en torno a la frustración, el desamor y el fracaso rompiendo solo su marcado pesimismo merced a la férrea voluntad de su protagonista de no rendirse al desaliento y continuar perseverando en la consecución de sus metas en la que seguramente es la moraleja del cómic.
Max Vento a partir de un cuidado bitono que se ha visto reforzado  y embellecido en la nueva edición saca partido de su dibujo expresivo y fluido, que recuerda al del primer Seth de “Ventiladores Clyde o las formas propias de la Escuela Valenciana, y de un profundo y sorprendente conocimiento del lenguaje gráfico propio del cómic que le permite ir enlazando sin transición los diversos aspectos de la vida de Díaz-Strasser fuera y dentro de las bambalinas del escenario en torno a un discurso único que se retroalimenta constantemente. Vento maneja con primor las transiciones y las elipsis (de hecho toda la historia que se abre con el personaje en la sala de espera de un cásting y se cierra igual no deja de ser una gran elipsis) y sabe mantener la atención del lector en torno a las introspectivas meditaciones e inseguridades del protagonista que serían la envidia del mismísimo Woody Allen. 

Conforme la obra avanza en las últimas y nuevas entregas de la obra se aprecía también una progresión en el estilo del autor, con un dibujo mucho más libre y atrevido que refuerza la expresividad de los personajes y, sobre todo, la inclusión del color en la última historia ambientada en Los Ángeles que ayuda a reforzar la idea del cambio de ciclo en la vida del protagonista y potencia la descripción de las localizaciones de esa vasta y extraña ciudad.
“Actor Aspirante: Volumen Integral” no es un cómic amable ni divertido pero sí es una estupenda demostración de las posibilidades del medio para retratar la evolución de un personaje y proporcionar a través de sus vivencias conclusiones que aplicar en nuestras propias vidas, y confirma a Vento como un autor a seguir y un observador sensible e inteligente de los tiempos que le ha tocado vivir. Habrá que esperar impacientes sus próximas obras y que la fortuna de Pablo Díaz-Strasser cambie.

miércoles, 22 de enero de 2014

“La liga de los Caballeros Extraordinarios. Nemo: Corazón de Hielo”, de Alan Moore y Kevin O’Neill.




Hace ya tiempo que el hastiado Alan Moore ha anunciado que solo piensa seguir vinculado al Cómic publicando nuevo material del universo de prestado que creó junto a su amigo Kevin O’Neill en  “La Liga de los Caballeros Extraordinarios”. Fiel a su promesa nos ofrece nuevo material en forma de spin off a través de este  “Nemo: Corazón de Hielo”, que acaba de publicar Planeta en España, un único prestigio autoconclusivo en el que se nos narran las aventuras de Janni Dakar, la hiija del Capitán Nemo.

Es 1925 y Janni Dakar, la capitana del Nautilus y su alegre tripulación, acaban de dar un buen golpe robando las joyas de Ayesha cuando esta se encontraba bajo la protección del célebre magnate norteamericano  C.F. Kane. Cansada de su vida de aventuras, Janni pretende llevar a cabo un verdadero reto que la permita triunfar allá donde su padre fracasó explorar la última frontera del Polo Sur. Janni acompañada por un grupo de selectos esforzados de su tripulación inicia una expedición que la llevará hasta las Montañas de la Locura y sus misterios. Mientras tanto, Kane no se ha quedado de brazos cruzados y ha enviado tras los pasos de la hija de Nemo una expedición formada por los mejores inventores norteamericanos para acabar con ella y congraciarse con su reina africana.

Moore aplica su fórmula mágica y vuelve a ofrecernos un estupendo pastiche en el que mezclando las referencias de diversa índole de la cultura popular nos ofrece una historia original en las que usando como pretexto un motivo clásico de la Exploración como es el de la Carrera hacia el Polo Sur protagonizada por Amudsen y Scott para enfrentar las creaciones clásicas propias de la Ficción europea obras de Julio Verne o Melville con las boyantes inventores locos propios del Pulp norteamericanas de Edward Stratemeyer en un escenario prestado de las novelas de H.P. Lovecraft o Edgard Allan Poe. Moore desarrolla una historia atractiva, llena de guiños y referencias como no puede ser de otro modo que van desde la “Ayesha”, de H. Rider Haggard o el “Ciudadano Kane” de Orson Welles a otras tan desconcertantes como Dartacan y se lee con agrado, aunque también es cierto que la serie sufre el desgaste y Moore cada vez es más críptico y rebuscado en su juego.

Donde la obra no desmerece y para mí continua siendo suficiente motivo para justificar la lectura de la nueva entrega –si no fuese suficiente motivo la firma de Moore, claro-  es en el exquisito acabado de un Kevin O’Neill que nos sorprende en cada página y retrata con su particular estilo las diversas criaturas y creaciones que toma “prestadas” Moore. O’Neill reinterpreta estupendamente esos personajes clásicos y los hace suyos gracias a su particular e inimitable estilo, logrando que disfrutemos de la primera a la última página.

En fin, si es cierto que Moore solo va a continuar con la expansión de esta serie –no creo, ya se le pasará- tendremos que conformarnos y seguir disfrutando de su talento con  este divertido homenaje a los grandes de la Ficción y el pastiche.

martes, 21 de enero de 2014

“XIII Mystery: Steve Rowland”, de F. Nury y R. Guérineau.




Parece que hay una tendencia a desprestigiar la labor de los guionistas en los cómics para primar la de los dibujantes cuando realmente el equilibrio entre ambos apartados es fundamental para conseguir un buen resultado. Un buen ejemplo de la importancia de un buen guionista la encontramos en la comparación del tebeo que comentaba ayer “Estado de Caos”, de la que ya comenté algo más abajo, con esta quinta entrega de “XIII Mystery”, editado por Norma Editorial, el spin off de la magnífica “XIII” de Van Hamme y Vance, en la que Fabien Nury, uno de los guionistas de género más en forma actualmente en el mercado francés, se marca una estupenda historia en la que nos cuenta el pasado de Steve Rowland antes de convertirse en XIII.

El joven Rowland se crió bajo la férrea disciplina de su estricto padre, un WASP duro e intransigente que forjó la personalidad del joven para ser siempre el número uno en todas las disciplinas. Tras conocer a Kim, Steve cree que por fin es el dueño de su destino sin saber que toda su vida, como soldado y agente secreto ha estado planificada, por la organización a la que pertenece y le ha encargado acabar con el Presidente de los Estados Unidos.

La diferencia fundamental por la que “Estado de Caos” es un cómic fallido en muchos aspectos y “XIII Mystery: Steve Rowland” es un cómic que se lee con agrado de la primera a la última página a pesar de (re)contar ambos situaciones y tópicos del thriller político es la habilidad y oficio de un guionista como Nury para sacar todo el partido al lenguaje gráfico y las posibilidades del medio en que trabaja en lugar de intentar emular los ritmos cinematográficos como hace Johnson en “Estado de Caos.

Nury cumple a la hora de ofrecer nuevos datos sobre la verdadera identidad de XIII con una historia que a pesar de estar llena de tópicos se lee con agrado gracias  a su estupendo planteamiento y desarrollo, que permite que se entienda perfectamente sin haberse leído anteriormente la serie principal. Nury maneja con acierto todas las convenciones del thriller político haciendo hincapié en los principales hechos que forjaron la personalidad de Rowland y ofrece una correcta caracterización de los diversos personajes que ya habíamos conocido a lo largo de XIII.

En el aspecto gráfico, R. Guérineau cumple eficazmente con sus habilidades con un dibujo realista y eficiente con un estilo tributario del de Vance. Guérineau se ajusta perfectamente a los requerimientos de la historia ideada por Nury y el interior mejora sobremanera la fea portada del álbum.

En fin, “XIII Mystery” está siendo una agradable sorpresa ya que a pesar de su carácter tributaria los álbumes están desarrollados con oficio y habilidad para cumplir su función accesoria para todos aquellos que somos seguidores de la serie principal con eficaces y entretenidas historias de género completamente autoconclusivas.

lunes, 20 de enero de 2014

“Estado de Caos”, de Mat Johnson y Andrea Mutti.






ECC Ediciones propone en “Estado de Caos” un voluntarioso cómic de intriga política publicado en la línea Vertigo que a pesar de las buenas intenciones del  equipo creativo formado por el guionista Mat Johnson y el dibujante italiano Andrea Mutti no acaba de desarrollar en mi opinión plenamente todas las posibilidades que el potencial de la historia planteada permitiría.
En un futuro cercano, EEUU está inmerso en una reñida campaña electoral entre los dos grandes partidos  de la que puede salir reelegido el segundo presidente negro de su historia. Cuando los servicios secretos detectan la preparación de un atentado por parte de un grupo de extremistas nacionalistas, la única solución para desbaratar sus planes es recurrir a Ted Akes, un antiguo héroe de guerra convertido en comentarista político conservador y  defensor de los derechos de los Veteranos. De este modo, Akers casi por accidente acabará infiltrado en una organización con la que siente más de un punto de conexión y quedará hechizado por el magnetismo de su líder hasta el punto de replantearse la misión y dudar si  permitir que Estados Unidos se someta a un Estado de Caos.

Mat Johnson el guionista de “Estado de Caos” (muy libre traducción del título original Right State, por cierto) plantea un ambicioso y retorcido thriller político cuyo puntos fuertes son el acertado escenario realista a partir del que se desarrolla la trama, inspirado en las tensiones existentes en la atomizada sociedad norteamericana y sus peculiaridades presentando a un hipotético grupo extremista de puritanos nacionalistas norteamericanos como el elemento galvanizador para provocar un vuelco de poder y el conflicto interno del protagonista quién debe desbaratar los planes de aquellos con los que realmente simpatiza traicionándolos.

Sin embargo, ese  potencial que a priori tiene el atractivo planteamiento de Johnson acaba por desperdiciarlo con un pobre desarrollo no logrando nunca de construir situaciones ni giros de guión que logren el grado de tensión dramática e intensidad que la historia precisaría y acabando por refugiarse constantemente en la explotación de los tópicos y convenciones más manidos del género con lo que al lector avezado  le costará desembarazarse de la sensación de ya leído e identificará rápidamente los referentes de la predecible historia.
 Johnson, quizás como consecuencia de su inexperiencia en el medio, no acaba de desplegar todo el potencial de recursos que el Cómic le permitiría y acaba convirtiendo la historia con pretensiones de convertirse en la versión comiqueril de “Libra” de Don DeLillo en un precipitado entretenimiento tributario de series televisivas de series como “24” y “Homeland”.

No toda la responsabilidad de los defectos del cómic son de Johnson sino que buena parte de ellos corresponde al impersonal dibujo de Andrea Mutti, un dibujante todoterreno que no acaba de involucrarse aparentemente demasiado en la historia y cuya confusa narrativa y caracterización de los personajes añadido a su mortecino tratamiento del blanco y negro saturado de grises acaba pasando factura al conjunto del cómic.
En fin, creo que “Estado de Caos” es un cómic con los suficientes elementos como para haber dado mucho más de sí, sin embargo sus autores no han sabido o querido sacar el máximo partido al potencial que la historia  ofrecía. Una pena.

domingo, 19 de enero de 2014

100 años del nacimiento de Bill Finger, el cocreador de “Batman”, bien merece un Doodle de Google.



Estamos dando eco estos días por la Blogosfera y las redes sociales a una iniciativa que a mí me parece de justicia para lograr que Google dedique el 8 de Febrero uno de sus populares doodles a la conmemoración del nacimiento de Bill Finger, el magnífico guionista cocreador  de “Batman” y buena parte de su galería de villanos hace 75 años que lamentablemente nunca fuera acreditado oficialmente por las espurias maniobras de Bob Kane, falleciendo en 1974 – sí, en 2014 también se celebra el cuarenta aniversario de su muerte - sin conocer el reconocimiento que merecería por la importancia de su obra

Esta propuesta ha sido impulsada por  Marc Tyler Nobleman –el mejor conocedor de la figura del guionista y autor de “Bill the Boy Wonder” una de las biografías más completas del mismo - y en España por David Hernando,  el autor de “Batman: El resto es Silencio” quién para este mismo año también prepara la publicación de un completo estudio biográfico sobre Bill Finger para el que contará con la colaboración entre otros de Nobleman.


No deja de ser una gran idea y una  buena oportunidad el aprovechar el enorme eco que Google y cada uno de sus ingeniosos doodles tienen para divulgar  la oscura historia de Bill Finger y reivindicar su papel en la creación de “Batman”, el mismo año en que este icono de la cultura popular cumple 75 años.

Todos los que queráis colaborar podéis hacerlo desde aquí y aquí.

viernes, 17 de enero de 2014

“Battling Boy”, de Paul Pope.





Random House  Mondadori nos ofrece la primera entrega de la última obra del siempre interesante Paul Pope, “Battling Boy” en la que el artista norteamericano ofrece su peculiar reinterpretación pop del folklore popular y la mitología con un vistoso acabado formal.

La ciudad de Arcópolis lleva generaciones asolada por monstruos de los más diversos pelajes que raptan a los niños y atemorizan a los adultos. Parece que solo el héroe de la ciudad  Haggard West es capaz de frenar a los monstruos pero Haggard acaba de caer víctima de los espantajos. Cuando Arcópolis se encuentra en su momento más delicado aparece el Chico Batallador, un niño de origen divino al que sus progenitores han encargado limpiar la ciudad de engendros en un misterioso rito de iniciación. La batalla está servida. ¿Será el pequeño e inexperto Battling Boy capaz de llevar a cabo su misión? ¿Contará con aliados?¿O será traicionado?

Paul Pope es uno de los autores "jóvenes" -bueno, ya no tan joven-  más interesantes de los que pululan en el mainstream norteamericano actual y con un puñado de obras plenamente enmarcadas en el cómic más comercial y de género ha sido capaz de llamar la atención tanto de la crítica especializada más elitista como del gran público manteniendo una aureola de artista e independencia que a otros colegas no se les reconoce. Este “Battling Boy” si acaso no es su obra formalmente más arriesgada  pero sí la que aparentemente tiene la intención más comercial  y la voluntad de llegar a un abanico potencial de lectores más amplio. A pesar de ello, ya desde la aparente ligereza evasiva de su primera lectura “Battling Boy”, el autor   propone de manera más solapada un interesante replanteamiento de los tópicos y convenciones habituales del género superheroico para a partir de los mismo explotar  la esencia misma de los mitos.
Pope en esta primera entrega que asienta las premisas de la serie ofrece su particular revisión del mesianismo clásico y la mitología desde su planteamiento más elemental: la llegada de un mesias en forma de Héroe dispuesto a salvar a los débiles humanos de las amenazas –los monstruos- que les asedian.

 Pope a partir de ese punto de partida clásico vierte en la historia todas las influencias –que son muchas- formales de la (sub)cultura popular que maneja equiparándose, salvando las distancias geográficas, en sus pretensiones conEl Héroede David Rubín, autor con quién parece compartir no sólo las mismas inquietudes sino además proyectos en común.

 Pope construye alrededor de esa efectiva trama clásica una rica, ecléctica  y variada ambientación que se referencia en el “Thor” kirbiano  y la imaginería inspirada a medio camino del “Valeriande Mézières y Christin  y de la “Adèle Blanc-Sec” de Tardi, fundamentalmente.  No son estas las únicas referencias de Pope pues, más allá de los monstruos ciclópeos de serie B como Humbaba (¿otro guiño Kirbiano?), la ciudad de Arcópolis es un atractivo y retro escenario steampunk en el que deambulan personajes de apariencia propia de las primeras décadas del siglo XX entroncados directamente en el Pulp, lo que es especialmente evidente en el personaje de Haggard West, un émulo avejentado de Rocketeer o Airboy, o los miembros de la División 145.

Por otro lado, Pope no descuida en ningún momento la condición juvenil e inexperta de su protagonista, que no deja de remarcar constantemente ya que es un personaje ingenuo inmerso casi por accidente en un mundo que no comprende y fácilmente manipulable en una línea argumental que es de esperar que el autor seguirá explotando en las próximas entregas y que también hemos visto habitualmente ser explotada en el género superheroico..
Con todos estos elementos, Pope despliega toda la potencia visual y colorista de su estilo y su narrativa directa y sin concesiones aprendida del manga  para ofrecer un cómic repleto de onomatopeyas, acción y dinamismo en el que tanto los buenos como los malos tienen su papel muy bien definido y que se devora con fruición de la primera a la última página. Especial mención merece el tratamiento del color de Hillary Sycamore brillante y luminoso en la tradición tanto de los superhéroes y que refuerza en el estilo de Pope un acabado que recuerda al cómic europeo contemporáneo.
Battling Boy” no podía tener una presentación más esperanzadora y sugerente con esta reformulación contemporánea de los mitos y cantares de gesta bajo la apariencia formal de un cómic de superhéroes, visualmente muy atractivo y accesible a todo tipo de lector  al que, como única pega, solo se le puede poner el pequeño tamaño del formato elegido, tanto en la  edición española como en la norteamericana. Habrá que seguir con interés la evolución de las aventuras del Chico Batallador en futuras entregas.