jueves, 24 de noviembre de 2011

“Los Centinelas: Septiembre 1914 La Marne”, de Xavier Dorison y Enrique Breccia.

Ha tardado Norma Editorial en publicar la segunda entrega de “Los Centinelas”, la revisión en clave cyberpunk que Dorison y Enrique Breccia están realizando de los principales episodios de la I Guerra Mundial, un episodio bélico que fascina a los autores del cómic franceses (que se lo digan a Tardi) que vuelven con distintos tratamientos a revisitarlo periódicamente.

En Septiembre de 1914, el ejército francés huye en desbandada ante el avance de los alemanes. La situación es desesperada pero un avión de reconocimiento ha descubierto una brecha por la que el ejército francés puede contraatacar y frenar la ofensiva alemana antes de ser derribado en un pueblo controlado por los prusianos. Para convencer al general Joffre que permita el contraataque francés, el general Gallinery envía a los Centinelas –unos protociborgs- al mando de una sección de extenuados soldados a recuperar las fotos.

Dorison da por sobreentendidos demasiados datos históricos de la I Guerra Mundial que quizás para el lector medio francés sean sobradamente conocidos, aunque lo dudo, pero que a lectores de otros países no especialmente versados en los episodios de la I Guerra Mundial le resultarían útiles conocer para seguir mejor una historia en la que el guionista pretende incorporar a la narración histórica la inetrvención de sus creaciones, Los Centinelas, para explicar el curso de la Guerra. Si se conoce un poco el tema, se comprobará que el principal aliciente de la serie es comprobar como Dorison hilvana perfectamente la realidad con la ficción en una serie que no deja de ser un divertimento curioso para el especialista, pero que puede desorientar al que no esté versado en los entresijos de La Gran Guerra.

Siendo pues la contextualización fiel el principal atractivo del álbum y la serie, el guión de este álbum se acaba vertebrando en una correcta sucesión de tópicos bélicos a lo “La Patrulla Perdida” o “Los desnudos y los muertos” descritos superficialmente por Dorison para acabar mostrando las habilidades sobrenaturales de los centinelas. Además, y de modo quizás excesivamente premioso para mi gusto, el guionista presenta dos subtramas interesantes que pueden dar bastante juego en futuras entregas siempre y cuando corrija el tratamiento de los personajes excesivamente plano mostrado en las dos entregas publicadas hasta ahora en España. Por un lado, el conflicto del protagonista, un antiguo pacifista que mutilado y reconvertido en el ciborg Cortahierro ha renunciado a su familia y se ve convertido en héroe de guerra a su pesar, y, por otro, el desarrollo de los planes de los espías alemanes que intentan hacerse con los secretos de la fabricación de Los Centinelas.

El gran reclamo de la serie para mí es sobre todo la presencia de Enrique Breccia que demuestra su magnífica técnica de dibujo y ofrece versiones verosímiles y detalladas de los cyborgs decimonónicos y los artefactos y uniformes de época junto a un cuidadoso retrato de los personajes históricos reales como el general Gallinery que atestiguan una minuciosa labor de documentación. Breccia hijo utiliza además fotos de época insertadas en el dibujo para realizar transiciones entre secuencias y reforzar el realismo de su descripción.

En definitiva, “Los Centinelas” es una entretenida y correcta serie de género que permite acercarse de una manera diferente los sucesos principales de la I Guerra Mundial que gustará tanto a los versados en el tema como a los que lo desconocen completamente. Esperemos que Norma no se demore demasiado en publicar la tercera entrega.


miércoles, 23 de noviembre de 2011

“Caín”, de Eduardo Risso y Ricardo Barreiro.

A veces rebuscando entre los saldos de las librerías uno encuentra tebeos olvidados que seguramente habrían merecido mejor destino si las circunstancias les hubieran sonreído en el momento de su publicación. Uno de esos tebeos fue “Caín” publicado hace unos añitos –tampoco tantos- en España por Norma Editorial y que en su momento pasó bastante desapercibido. Una auténtica lástima porque un inspirado Ricardo Barreiro, junto a un Eduardo Risso con el que ya había realizado el brillante “Parque Chas” (¿todavía inédito en nuestro país? Ains...) y que ya mostraba unas excelentes maneras que en breve le abrirían las puertas de Yanquilandia, desarrolla un brillante tebeo de ciencia ficción, uno de esos que ya no se hacen habitualmente en España desde hace décadas ni en Argentina, por lo que sabemos, desde hace años. Os cuento.

En un vertedero de una deprimida Buenos Aires, unos vagabundos encuentran dos gemelos abandonados dentro de una caja de cartón. Uno de los niños está ya muerto pero el otro bebé sobrevive y recibe el nombre de Caín, un nombre que marcará su destino y le deparará toda una vida de violencia, venganza y misterios que solo resolverá cuando logre descubrir su oscuro origen.

A finales de los ochenta, Barreiro ya anunciaba en esta visionaria distopía porteña la violencia de las barras bravas futboleras, el corralito, las maquinaciones de los despiadados lobbys económicos y la telebasura, elementos que usa para ambientar la venganza del protagonista frente a todos los que convirtieron su vida en un infierno narrada con agilidad por todo un maestro del género en apenas sesenta páginas.

En el aspecto gráfico, Eduardo Risso muestra su dominio del blanco y negro dando ya sobradas muestras de unas habilidades narrativas innatas a las que ya le quedaba demasiado pequeña la composición de página clásica en viñetas cerradas.

Buscad por ahí en saldos y quizás todavía encontréis casi regalada esta joyita del auténtico cómic de género en el que Ricardo El Loco Barreiro fue un maestro. No os decepcionará.

martes, 22 de noviembre de 2011

Alvin Schwartz (1916-2011) y la verdadera historia del origen de Bizarro.

Nos hemos enterado estos días de la muerte de Alvin Schwartz guionista que durante los años cuarenta y cincuenta realizó numerosos cómics para DC en sus principales series, destacando sobre todo en Superman y Batman, encargándose incluso de sus respectivas tiras de prensa.

De todos modos, la gran contribución de Schwartz al universo DC fue sin duda la creación de Bizarro, esa extraña criatura a medio camino en sus inicios entre Superboy y Frankenstein, que se presentó en Superboy 68, escrito por Otto Binder y dibujado por George Papp.

La explicación de esa aparente contradicción la explica Mark Evanier. aquí. Traduzco:

“Bizarro apareció por primera vez publicado en Superboy 68, escrito por Otto Binder. La segunda aparición impresa fue en la tira de prensa de Superman, que fue escrita por Alvin. Ambos fueron supervisadas por el editor Mort Weisinger. Alvin siempre dijo que el creó el personaje. No estoy seguro si el escribió el guión para el periódico primero o meramente inventó el concepto y se lo vendió a Weisinger pero él definitivamente afirmaba que todo fue idea idea suya. No hay registros de si Weisinger o Binder coincidían con esta versión y actualmente los tres han fallecido ya, por lo que es probable que esa versión de los hechos seguirá como la cierta. Realmente no habría sido extraño que los guiones hubiesen sido escritos en diferente secuencia respecto a sus fecha de publicación y Weisinger era conocido por tomar una idea de uno de sus escritores y asignársela a otro.

Tras abandonar el mundo del cómic en 1958 por cuestiones personales y laborales se ganó la vida escribiendo documentales para la National Film Board de Canada y varias novelas.

En 2006, recibió el Bill Finger Award por su contribución al mundo del cómic.

D.E.P,

lunes, 21 de noviembre de 2011

“Scalped: Has de pecar para salvarte”, de Jason Aaron, J. M. Guèra y otros.

¡¡ Qué ganas de leer otra entrega de esta serie y volver a sumergirme en el opresivo ambiente de la reserva de Praririe Rose!!...”Scalped” es para los amantes del thriller y el cómic un regalito que nos hace el señor Jason Aaron y esta nueva entrega -última de Planeta- que reúne los números 43 a 49 de la numeración norteamericana no hace nada más que refrendar la calidad de una serie que es de lo mejorcito que viene publicando el sello Vertigo en la actualidad.

Mientras el corrupto jefe Cuervo Rojo ve peligrar su puesto de jefe del consejo que le permite mantener el poder en la reserva al presentar su candidatura a las elecciones su antiguo mentor, Hasell Roca Medicina, un hombre sin tacha respetado por la tribú y por él mismo, Dashiell sin saberlo es sometido a prueba por el perturbado Catcher para comprobar si es realmente el hombre que el Gran Espíritu señaló como su sucesor.

No voy a descubrir a estas alturas, las excelencias de “Scalped”, serie en la que Jason Aaron está dando lo mejor de sí mismo, pero si en anteriores entradas ya he comentado las excelencias de la absorbente trama principal en esta me gustaría destacar la brillantez de los números autoconclusivos en los que Aaron otorga protagonismo a los numerosos secundarios que aparecen en la historia. En esta entrega, de manera especialmente brillante muestra la caracterización del bobalicón sheriff Wooster Karnow y el agente especial Nitz, respectivamente. En el arco principal de cinco episodios, el peso principal de la historia recae en un cada vez más confundido Cuervo Rojo y un cada vez más perturbado –o no – Catcher.

A estas alturas de la serie, Aaron ha logrado diversificar el protagonismo de la serie a través de los numerosos personajes presentados hasta ahora sin que la intensidad ni el interés se vean afectados gracias a su habilidad para la descripción de personalidades complejas y atractivas al mismo tiempo que maneja los resortes propios del género con habilidad para ir varios pasos por delante de los lectores incapaces de predecir sus movimientos.

En el aspecto gráfico, aparte del habitual buen hacer de J.M Guéra y las fantásticas portadas de Jock, en este tomolos episodios autoconclusivos están realizados por Jason Latour y Davide Furno quienes se adaptan brillantemente al estilo sucio, nervioso y opresivo que Guèra ha instaurado en la serie logrando que no se note en exceso la ausencia del dibujante titular.

En fin, visto el cliffhanger final, va a hacerse todavía más duro esperar el nuevo recopilatorio. Ojalá que no se demore mucho y podamos seguir disfrutando pronto de esta maravillosa serie que no pierde pujanza con el tiempo.



sábado, 19 de noviembre de 2011

La quiniela del Expocómic.

Abierto ya el plazo para la votación popular en la próxima edición del Expocómic, yo publico mi votación y pronósticos para ver cuantos acierto.

Mejor Obra Nacional: “El invierno del dibujante”.

Mejor Guionista Nacional: Felipe Hernández Cava (“Hágase el caso 1: Lux”)

Mejor Dibujante Nacional: David Rubín, (“El Héroe”).

Mejor obra internacional: “Parker Vol. 2: La Compañía”.

Mejor autor revelación: Desierto. No he leído ninguno de las obras propuestas.

Mejor Fanzine: No sigo ningún fanzine.

Mejor comic online: “El joven Lovecraft”.

viernes, 18 de noviembre de 2011

“Los Vengadores Secretos”, de Ed Brubaker y Mike Deodato




Desde hace algún tiempo Ed Brubaker es un guionista bajo la sospecha de adaptar cualquier tipo de género y personaje con el que trabaja a las claves de la intriga y el espionaje para que funcionen. Yo soy de los que pensaba así, comprobando los excelentes resultados de su “Sleeper” o “Capitán América” (sobre todo los inicios) y lo decepcionantes que me parecieron su incursiones en historias con un tratamiento supuestamente más “hard” de superhéroes como “Resurrección” y, sobre todo, la miniserie de “Steve Rogers: Supersoldado” que me dececpcionaron. Sin embargo, parece que Bru le ha ido cogiendo el aire al género superheroico y he de reconocer que me lo he pasado pipa con sus “Los Vengadores Secretos” de los que Panini ha publicado actualmente diez números.

Como ahora para vender más tebeos, todas las series de Vengadores tienen que ser algo –poderosos, jóvenes, nuevos, oscuros …- que los diferencie, en Marvel decidieron darle unos cuantos personajes molones a la medida de Bru para que este montase los Vengadores Secretos, un equipo comandado por –como no- por Steve Rogers que se encargaría de desbaratar los planes de los supervillanos antes de que a estos les dé tiempo a atacar. Y así, con esa premisa de dudosa legalidad pero tan suya, Brubaker nos ha ofrecido un par de sagas que quizás sean los mejores tebeos de superhéroes puros y duros que ha hecho hasta la fecha.

En la primera saga, "Misión a Marte" el grupo de Steve Rogers se traslada hasta Marte mientras investiga los tejemanejes de la Roxxon para darse de bruces con El Consejo de Sombras que anda a la busca y captura de la famosa Corona Serpiente mientras, que, en la segunda, titulada "Los ojos del dragón", los Vengadores Secretos aliados con el bueno de Shang-Chi para evitar los planes de Fu Manchu (perdón, Zeng zhu) para resucitar y aliarse con los del Consejo.

Bru monta unas historias trepidantes aprovechando –y esto es un gran mérito de cara al aficionado veterano - elementos de aquí y allá del rico acervo marvelita y creando unos enemigos a la medida de su grupo, El Consejo de las Sombras, que le permite recuperar otros dos personajes del fondo pero muy del fondo del amario, Max Fury y John Steele. Sin embargo, debido a la importancia del desarrollo de la trama, la caracterízación de los personajes y las relaciones entre ellos queda en un segundo plano –y esto es un gran defecto teniendo en cuenta que es un tebeo que lleva en el título lo de “Los Vengadores”-, probablemente esa falta de caracterización e interactividad entre los miembros del grupo se deba que Bru sabía desde el principio que solo iba a hacer los primeros doce episodios de la serie (en el próximo número de Panini acaba su etapa con un número doble en el que nos contará el origen de John Steele) y ha dejado la serie montada a sus sucesores para que sigan y desarrollen sus ideas. A pesar que el protagonismo entre los distintos personajes esté bastante descompensado- ¡ si tienes un vengador del potencial de La Bestia úsalo para algo más que para lucir gafitas!- la cosa ha tenido un tono imaginativo y evasivo muy saludable con viajes por el espacio y Asia bien planteados y resueltos evitando los Vengadores Secretos auténticas amenazas a nivel mundial y quedando las habituales tramas conspiranoicas de las que Bru es tan amigo en un segundo plano.

Tampoco hay que obvia y buena parte del mério de que la serie fuencione se debe a que Brubaker parece haber sintonizado bien con un dibujante como Mike Deodato, un dibujante muy espectacular plenamente adaptado al género superheroico y la franquicia vengadora, bastante diferente de los dibujantes más sobrios con los que suele trabajar. Más allá de su gusto por los escorzos imposibles a los que somete a sus personajes, Deodato ha hecho un gran trabajo en la descripción de las localizaciones y las escenas de lucha, logrando que la narración tenga un ritmo ágil, ideal para una historia de estas características. Lástima que tras el número 10 deje la serie.

Veremos tras la marcha de Brubaker y Deodato que rumbo toman estos Vengadores Secretos. He leído que algo va a hacer Warren Ellis con ellos…Veremos, veremos.

jueves, 17 de noviembre de 2011

“Long John Silver: Neptune”, de Xavier Dorison y Mathieu Lauffray.

Me ha costado pero tras más de un año de búsqueda he logrado encontrar un álbum de “Neptune”, la segunda entrega del “Long John Silver” de Dorison y Lauffray, que no estuviera abarquillado, y la verdad es que la espera ha merecido la pena porque esta nueva entrega mantiene el buen nivel de “Lady Vivien Hastings”, el primer álbum de la serie.

Rumbo a la ciudad perdida de Guayanacapac y su perdido tesoro, el Neptune afronta el siempre incierto cruce del océano en un ambiente irrespirable para el rígido capitán Hastings y sus oficiales con una tripulación bajo sospecha, seducida por los cantos de sirena del maquiavélico Silver esperando llegar a su destino para tomar el barco. Sin embargo, los acontecimientos se precipitan cuando la doncella de la casquivana Lady Hastings aparece muerta y Jack, el grumete, es acusado de negligencia. Silver y Hastings iniciarán un duelo del que solo puede haber un vencedor.

Magnífica entrega la que nos ofrece el equipo creativo en esta historia clásica de piratas en la que se toman prestados a algunos de los personajes de la mítica “La isla del tesoro” con un planteamiento que me ha recordado al que ya llevara a cabo Loisel con su “Peter Pan”. Dorison muestra su capacidad como guionista al hacer una excelente caracterización del personaje que da título a la serie, Long John, sacando buen partido del inmenso talento de Mathieu Lauffray para reflejar los distintos matices de uno de los personajes más complejos y ambiguos que ha dado la literatura de ficción, sin por ello descuidar el desarrollo de la trama de intriga y acción que se desarrolla en el ambiente cerrado del barco.

Si la historia avanza y se lee con agrado gracias al buen manejo que hace Dorison de las convenciones y tópicos del género, realmente el punto fuerte del álbum –y la serie- es disfrutar del espectacular trabajo de un inmenso Mathieu Lauffray que convierte cada página en un espectáculo para la vista sin descuidar por ello la agilidad narrativa y dotando al álbum de la intensidad que este tipo de historias requiere.

En fin, que he disfrutado bastante de “Neptune” y, mientras encontraba un álbum en condiciones, a Norma Editorial, le ha dado tiempo a publicar la tercera entrega de la serie, “El laberinto esmeralda”, así que no tendré que esperar mucho para ver como continúan las nuevas aventuras de Silver y sus piratas. En unos días os lo cuento.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Y el mejor álbum de Tintín es…

Cerrada la encuesta y, por un corto margen de tres votos, “El Tesoro de Rackham El Rojo” es el que más votos ha recibido con 19, ocupando el segundo y tercer puesto, respectivamente, "Las Joyas de la Castafiore” (14) y “El templo del Sol” (13).

¿Habrá influido la película de Spielberg (no, todavía no la he visto) en el resultado?...

Gracias a todos los participantes y os espero en la próxima encuesta.

¿Defendiendo a Frank Miller?.




Se ha corrido la voz de los comentarios que Frank Miller realizó sobre el movimiento de “indignados” yanqui. Si alguien todavía no se ha enterado, aquí puede leerlos en la lengua de Shakespeare.

No comparto ni las opiniones ni los modos de Miller pero tampoco creo que se deba aprovechar su posicionamiento público para lincharle gratuitamente, simplemente porque no compartamos ni sus ideas ni sus opiniones. Unas ideas y opiniones, por cierto, que vienen de antiguo y siempre han estado presentes de un modo u otro en sus obras., aunque últimamente se hayan radicalizado.

Opinemos sobre esto

esto

esto

o esto

Ni antes era tan bueno ni ahora tan malo, creo yo.

martes, 15 de noviembre de 2011

“Time Bomb”, de Jimmy Palmiotti, Justin Gray y Paul Gulacy.

No se puede negar que los de Radical Comics no lo tengan claro. Parecen haber entendido mejor que nadie los actuales derroteros del cómic mainstream y, sin el lastre sentimental de miles de aficionados dispuestos a cuestionar cada decisión como les pasa a las grandes editoriales, se dedican a recibir alabanzas por hacer a pequeña escala lo mismo, escribir y dibujar cómics para intentar colocarlos a algún productor cinematográfico con pelas. Vamos, que se han montado una fábrica de blockbusters en toda regla aprovechando además el tirón mediático de un grupo de dibujantes y guionistas de cierta reputación que se han encargado de sacar los primeros trabajos y los de Dolmen han estado listos para hacerse con sus derechos en España. Yo he picado con “Time Bomb”, en principio uno de los proyectos más atractivos anunciados, realizado por los esforzados Jimmy Palmiotti y Justin Gray y el nostálgicamente brillante Paul Gulacy a los mandos. Y efectivamente “Time Bomb” no engañará a nadie, un buen proyecto de blockbuster palomitero, eso sí tan correcto como intrascendente. Claro, que a lo mejor es que a mí me pilla un poco mayor. Os cuento.
En el presente, empiezan a excavar en Alemania un túnel y dan con una ciudad fantasma de los nazis. Una tipa se equivoca y activa una trampa de los nazis que activa un misil que suelta un virus que acabará con toda la humanidad en cuestión de un par de días. La cosa está muy chunga pero a los mandamases se les ocurre que cuatro esforzados G I Joes salten en el tiempo un par de días al pasado y eviten que la trampa se active. Sin embargo, alguien se equivocó con las comas, los cálculos salen mal y los cuatro comandos acaban viajando a la Alemania nazi para enfrentarse al mismísimo Hitler y al genio malvado que ideó la gracia de la bomba.
Jimmy Palmiotti y Justin Gray son dos tipos esforzados aunque escasos de originalidad que han hecho un poco de todo en la industria del cómic destacando sobre todo por su correcta revisión de “Jonah Hex”. En “Time Bomb” han ideado una historia a medio camino entre “Stargate”, Malditos Bastardos” y la clásica “El nido de las águilas” centrando todo el guión en imprimir a la historia una espectacularidad artificiosa y un ritmo desenfrenado a partir de una idea que seguramente podría haber dado más de sí con un ritmo algo más pausado que hubiera permitido una mayor definición de los estereotipados protagonistas (el listo moreno, el malo rubio, la maciza aplicada y el negro gracioso). Tras un planteamiento inicial bastante correcto, la historia se desquicia en una sucesión delirante de situaciones molonas –no olvidemos que es un blockbuster- en la que los protas no dejan nazi sano para acabar cerrando la historia de un modo aceptable aunque abrupto.

En el aspecto gráfico, el que tuvo retuvo y Paul Gulacy (imagino que se embarcó en este proyecto por su relación con su antiguo entintador, Palmiotti) realiza un excelente y elegante trabajo tanto la representación de los personajes y su entorno aunque como es característico en su estilo muestra cierta rigidez en los rostros de los personajes. Gulacy no tiene problemas a ajustarse a los ritmos cinematográficos que la historia demanda y cumple sobradamente con lo que Palmiotti y Gray le demandan.

En fin, “Time Bomb” promete exactamente lo que da por lo que no se puede pedir mucho más. Ahora solo hace falta que Tony Scott o Roland Emmerich dirijan la peli. Yo, por si acaso, voy preparando las palomitas.

lunes, 14 de noviembre de 2011

“Lady S: ¡A tu salud, Suzie!”, de Jean Van Hamme y Phillipe Aymond.

En su línea de recuperación de títulos y series BD que en su día fueron descartados por otras editoriales, 001 Ediciones nos ofrece un integral jibarizado a precio realmente competitivo con los dos primeros álbumes de “Lady S.”, serie que mezcla intriga, espionaje y glamour de la mano de uno de los mejores guionistas que ha dado el cómic europeo y auténtico especialista en la materia, Jean Van Hamme, quién cuenta con la colaboración gráfica del aplicado Phillipe Aymond.

Aparentemente, Suzan solo es la inteligente y bella hija y ayudante del embajador plenipotenciario de los Estados Unidos, pero tras su sofisticado encanto esconde un oscuro pasado que la convierte en una potencial espía perfecta. Cuando el enigmático representante de una misteriosa organización la chantajea para hacerse con un dossier secreto, Suzan deberá recurrir a sus talentos ocultos para salvar la situación.

En series como “XIII” y “Largo Winch”, Van Hamme ya ha dado sobradas muestras de manejar como nadie los resortes del género de espionaje y, sin nada ya que demostrar, se divierte en esta nueva serie de la que ya se han publicado en Francia siete álbumes y en la que juega con los elementos que tan bien ha manejado siempre – un protagonista con un dudoso origen en un marco de intrigas internacionales – con la novedad que en este caso la protagonista es una mujer.


En los dos álbumes recopilados en el tomito de 001 Ediciones -“Na zdorovié, Shanniouchka!” y “¡ A tu salud, Suzie!” – se recoge una aventura autoconclusiva en la que con ágil ritmo y un excelente uso de las elipsis y los flashbacks para mantener la atención del lector se nos explica el pasado de la protagonista al tiempo que se resuelve una compleja y rebuscada conspiración internacional para dejar la puerta entreabierta a futuras misiones. Evidentemente, la historia resulta increíble pero el gran talento de Van Hamme es precisamente mantener al lector atrapado más allá de las debilidades de la trama para que no se preocupe en exceso de su verosimilitud, gracias tanto a la cuidadosa documentación de sus historias como a su tratamiento de los personajes, estereotipados y convencionales, sí, pero sabiamente construidos para que sus roles encajen perfectamente con la trama diseñada.

En el aspecto gráfico, Van Hamme cuenta con el correcto Phillipe Aymond un dibujante solvente con un estilo realista e impersonal en la estela del de Vance o Francis Vallès de los que tanto gustan al guionista belga. Aymond cumple sobradamente describiendo los distintos ambientes y localizaciones en los que se desarrolla la historia y mantiene el tipo aunque en ocasiones sus personajes resulten excesivamente rígidos e inexpresivos.

En definitiva, “Lady S.” es una excelente y honrada propuesta de género que no promete más de lo que da, un rato entretenido para todos aquellos que les gusten las historias de espías e intriga con la garantía del oficio de todo un maestro del género. Tampoco es tan poco... Esperemos que la cosa venda lo suficiente para que 001 Ediciones se atreva con las siguientes entregas de la serie.