Este apretado fin de semana,
en que he andado tan escaso de tiempo, me ha dado por releer a ratos perdidos
“Sabor a Menta”, la selección de historias cortas de Carlos Giménez
que el propio autor presenta comentadas en la edición de Glénat que, sin
relación entre sí salvo su corta extensión que impide su publicación en álbumes, conforman agrupadas un estupendo recorrido por su desarrollo autoral y
humano a lo largo de su extenso período de publicación - de 1970 a 1992- e incluye algunas de las mejores páginas dibujadas por el artista
madrileño.
Las nueve historias incluidas se
pueden asimismo agrupar en tres grupos:
Primero: Las adaptaciones de
clásicos en las que Giménez demuestra su maestría para en pocas páginas
sintetizar a la perfección “El Miserere” de Bécquer, “El extraño caso del Señor Valdemar” de Poe y “La Ley”, adaptación del relato de Jack London titulado “Lo
inesperado”. Si es quizás esta última historia la más compleja y difícil de
adaptar dado su fuerte componente psicológico que Giménez resuelve con oficio
para mantener la fidelidad con el original, es en “El Miserere” en la que el autor
brilla más con una impresionante y sobrecogedora
traslación de la macabra historia de fantasmas original.
Un segundo grupo lo
formarían las historias de Ciencia Ficción “El Futuro empieza hoy” y “Paraíso perdido”, esta última con guión de
Víctor Mora, en las que el autor
denuncia mucho de los males contemporáneos poniendo especial empeño en la
contaminación y el deterioro planetario con dos historias de tratamiento
diverso y casi antagónico. “El futuro empieza hoy”, seguramente la menos
lograda de todas las historias recogidas en el álbum, es una historia en la que
dos jóvenes teorizan sobre el futuro próximo confrontando sus diversas
posiciones me parece que ha envejecido bastante mal. Por otro lado “Paraíso Perdido”, es una oscura y desesperanzadora historia de
Ciencia Ficción en la que un solitario piloto encargado de
llevar en el Sol los últimos y tóxicos restos que quedan del planeta Tierra
mantiene una última conversación con su antiguo amor antes de su suicidio.
Frente al dibujo infantil y marcadamente ingenuo de la primera contrasta el tono
dramático y la expresividad desgarrada que le proporciona Giménez al protagonista de la
segunda que proporciona el adecuado acabado que el estupendo guión de Mora precisaba
siendo esta historia una de las mejores aprotaciones de Giménez al género.
El tercer grupo de historia
serían de corte realista y costumbrista y lo formarían “La gotera”, “Metro:
Lavapiés” y “Sabor a menta”, tres historias con un enfoque muy distinto en las que el
autor demuestra su pericia. De este modo, "La gotera" que de una anécdota real casi intrascendente se erige en un interesante alegato en
torno a la relativización de las prioridades desde un
planteamiento amablemente irónico; “Metro: Lavapiés” se erige como una
magnífica e idealizada composición en torno al madrileño barrio de Lavapies en el que creció Giménez procurando captar su espíritu castizo y comunitario a través de las diversas intrahistorias de la
coralidad de protagonistas anónimos que confluyen en torno a la Plaza del mismo nombre. “Sabor a menta”, en cambio, es una
tierna historia de (des)amor que Giménez considera uno de sus trabajos
preferidos y aunque está desarrollada con la pericia habitual del autor he de
reconocer que no se encuentra entre mis preferidas.
Por último, cierra el álbum
la terrible denuncia que es “Treinta Minutos” en la que pone de manifiesto
la falsa moral de los ciudadanos de las sociedades occidentales
frente a la pandemia del Hambre infantil. Es una historia eficaz y dura llamada
a remover las consciencias y a fe mía que lo consigue adelantándose con su crudeza a
las campañas publicitarias que años más tarde se pondrían de moda.
En fin, “Sabor a menta” es un álbum
excepcional que reúne los que seguramente son los mejores trabajos cortos de Carlos Giménez y demuestra como en la exigencia
de las historias autoconclusivas de corta extensión también es todo un maestro.
Avisados quedáis.
2 comentarios:
A mi me parece que "Sabor a menta" es una de las historias mas logradas de Giménez, solo por debajo de "Primer amor" de su estupendo álbum "Romances de andar por casa". Si bien "Sabor a menta" se ve perjudicada en el apartado visual al estar concebida para publicarse en tiras diarias de prensa, tiene gran mérito, pues debe dotar a la tira de unidad narrativa sin que esta se resienta al publicarse entera.Ni siquiera algunos grandes autores clásicos americanos lo conseguían.
Adugar,
Bienvenido (y disculpa que no te haya respondido antes).
Bueno, ya sabes que esto es una cuestión de gustos. En lo que sí que estoy de acuerdo es que a la hsitoria la perjudica el leerla seguida y no como fue concebida para su lectura por entregas.
La idea me parece buena pero no me acaba de llegar y seguramente el motivo sea ese.
Imapcientes Saludos.
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