Planeta llega a la vigésima
entrega de “Los Muertos Vivientes”. la cada vez más popular serie de zombis de
Robert Kirkman y Charlie Adlard merced
al eco que le ha proporcionado su exitosa versión televisiva. En esta entrega,
que recoge los números 115 a 120 de la serie regular norteamericana, Kirkman da por fin
un acelerón a la historia en la que pone en evidencia todas las virtudes y
defectos que veníamos comentado en entradas anteriores.
Rick y sus aliados unen sus
fuerzas y pasan al ataque desvelando su estrategia contra Negan y sus hombres.
Al principio, a pesar de algunos imprevistos, el golpe de mano de Rick y los
suyos parece que va a resultar definitivo. Sin embargo, cuando Negan pasa al
contraataque se muestra tan letal y expeditivo como acostumbra llegando la
guerra entre los distintos grupos de supervivientes a un punto en el que
cualquiera puede resultar vencedor.
Kirkman construye
un arco argumental – en realidad la primera parte del arco pues este continua
todavía en Estados Unidos- en el que no da tregua al lector y en el que la
acción pasa a un primer plano y el ritmo de la serie se acelera página a página
en un toma y daca entre los diversos bandos que no da tregua a un lector que
llevaba tiempo sin disfrutar de tantos trajines en la serie.
Kirkman como es
habitual se muestra original y hasta cierto punto vuelve a dar una
participación activa a los zombis caminantes que tanto tiempo llevaban en un
segundo plano convirtiéndolos en un arma dentro de la sociedad futura de
supervivientes que nos va descubriendo en cada entrega.
Todo pintaría perfecto si a
las habilidades para mantener la atención del lector de Kirkman y expansionar
una y otra vez las temáticas de la serie le acompañara un acabado gráfico de
altura. Sin embargo, si queremos seguir disfrutando del talento de Kirkman como
contrapartida tenemos que sufrir el cada vez más esquemático y aburrido
apartado gráfico a cargo de un Charlie Adlard cada vez más indolente incapaz de
seguir la estela del desatado Kirkman e incapaz de construir una composición de acción creíble ni intensa, por un lado, y , lo más irritante provoca que en ocasiones los giros
argumentales del guionista resulten excesivamente confusos y precipitados, por otro.
En fin, “Los Muertos Vivientes”
se han vuelto a poner interesantes y aunque evidentemente la serie acusa el
desgaste de su centenar largo de números la limpia de personajes que parece
proponer el equipo creativo esperemos que permita abrir nuevas vías
argumentales. Ojala sea así y estos Muertos Vivientes se alcen de nuevo.
4 comentarios:
En este tomo en particular, hay una doble página de un rostro que no transmite casi nada, pero Adlard tiene el detalle de firmarla como si fuera la ilustración de su vida... En fin, muy de acuerdo contigo.
En este volumen (y hasta la fecha - nº 127 en Estados Unidos) Charlie Adlard sólo se ocupa de los lápices, corriendo el entintado a cargo de Stefano Gaudiano. Error de Planeta, que no lo especifica en los créditos de la primera página, aunque sí en el lomo del libro. A mi parecer, Gaudiano proporciona detalle, definición y brillo a los apresurados trazos de Adlard y con ello gana la serie. Tanto es así que parece que el entintador italiano se ha convertido en parte fija del staff, por fortuna para todos.
No quiero parecer demasiado condescendiente pero me ha encantado el blog. Enhorabuena.
Auyea!
Sí, es muy habitual en la serie.
Koniec,,
Buen apunte. Lo hemos comentado en Facebook pero no figura en la entrada. A mí incluso con el aporte de Gaudiano no me convence el apartado gráfico.
Novela policaca,
Muchas gracias. Sigue pasándote por aquí.
Impacientes Saludos.
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