martes, 6 de mayo de 2014

“Conan, El Bárbaro 4”, de Brian Wood, Becky Cloonan, Riccardo Burchielli, Paul Azaceta y Leandro Fernández.



Con este cuarto tomo de  “Conan el Bárbaro” que recoge los números 19 a 25 de la serie regular Planeta concluye la edición de la serie de Dark Horse  en la que el guionista de Brian Wood nos ha ofrecido su particular interpretación de la relación que Conan mantuvo con Bélit, la pirata en la que es, según los cánones howardianos comúnmente aceptados la relación sentimental más intensa que mantuvo el Cimmerio.


En esta úlltima entrega, se recogen “Piedras Negras” y “La Canción de Bélit”, dos arcos argumentales completos en los que Wood vuelve por sus fueros ofreciéndonos dos interesantes aventuras. En “Piedras Negras”, Belit y Conan se adentran en el tenebroso Bosque de los Necrófagos  para hacer frente a una siniestra secta que domina la región, mientras que en “La Canción de Bélit” Wood nos ofrece el plato fuerte de su etapa con la esperada aventura que culminó en la muerte de Bêlit y su tripulación en una anónima ciudad maldita al borde del río Zarkheba en los Reinos Negros.
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Wood se ha guardado para la conclusión de la serie los que para mí son sus mejores aportaciones a su irregular etapa como narrador de las aventuras de Conan, ofreciendo dos  historias en las que muestra su calidad como guionista aportando su original enfoque. “Piedras Negras” es una entretenida aventura en la que coquetea sin ningún tipo de pudor con los tópicos del género de terror que sirve como estupendo aperitivo a “La Canción de Belit” en la que Wood despliega todas sus habilidades para construir una fatalista y trágica historia en la que cuida con mimo el enfoque para dar a la historia el tono dramático que precisa, mostrando a Conan y Bélit presos de un destino que la mayor parte de los lectores conocen. Cierra el tomo un epílogo autoconclusivo, que muestra el duelo de Conan y deja al cimmerio preparado para afrontar nuevas aventuras por las tierras hyborias.

Como ha sido habitual en la serie, este tomo vuelve a sufrir la falta de un dibujante fijo al frente de la serie haciéndose cargo de los diversos arcos Paul Azaceta, Riccardo Burchielli y Leandro Fernández, respectivamente, siendo el colorista Dave Stewart el encargado de darle cierta coherencia al acabado de la serie. Esto, que suele ser habitual en las series de Wood, no afecta demasiado a la calidad del tomo en el que los diversos dibujantes – colaboradores habituales del guionista- realizan un trabajo que sin ser excesivamente espectacular se adecua a las necesidades que establece el estilo del guionista, destacando especialmente un Riccardo Burchielli que realiza uno de los mejores trabajos que le he visto hasta la fecha. Las portadas vuelve a correr a cargo de Massimo Carnevale


Como conclusión final, “Conan El Bárbaro”  se me antoja como una serie tan irregular como suelen serlo la mayor parte de los trabajos de este guionista en la que tras una esperanzadora primera entrega solo ha vuelto a recuperar el pulso en este último tomo. Con todo, el tiempo y la perspectiva creo que lograrán que los más reacios vean con mejores ojos una versión que ha adaptado el icono a los modos y lenguajes de una nueva generación de lectores aficionados al universo de Conan..

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