Oye, que si os dicen que la
serie de “Ojo de Halcón” es un tebeo de superhéroes no os lo creáis. Es un
cómic excelente, pero como confirma esta segunda entrega publicada por Panini, que recoge los números
siete a doce de la serie regular norteamericana, David Aja y Matt Fraction
están por la labor de hacer otra cosa, mucho más vistosa y original incluso, de
lo que se acostumbra en los tebeos de tipos y tipas con mallas ajustadas y superpoderes y sin
ningún pudor ni complejo en esta serie reinventan un Clint Barton/Ojo de Halcón a su
medida, más cercanos a los antihéroes introspectivos del cómic indie
norteamericano, que a lo que los mandamientos de Papa Lee mandan.
Clint Barton sigue con su
labor de construirse una vida más allá de las mallas y tras comprarse el
edificio en el que vive, lo que ha provocado la ira de los mafiosos rusos de la
barriada, empieza a confraternizar con sus vecinos. Sin embargo, para un tipo
tan desorganizado como Barton le resulta complicado llevar una vida “normal”
sobre todo cuando se lía con una escultural bailarina con problemas que no
cuenta con la aprobación de sus ex superheroicas ni de Kate Bishop, la joven
Ojo de Halcón que le okupa el apartamento. Y, mientras los mafiosos rusos,
mueven ficha contratando un asesino profesional, Fortu, el perro de Ojo de
Halcón, es el único capaz de desentrañar tanto lío.
Marvel parece haber
encomendando a una serie de autores de lo más talentoso una línea de cómics
para que a los treinteañeros de la generación hipster puedan seguir comprando sus tebeos sin sentirse
culpables y el estandarte de esta nueva manera de enfocar los superhéroes es
precisamente esta serie de “Ojo de Halcón” en la que Matt Fraction se suelta la
melena y demuestra su versatilidad ofreciendo una interesante trama
alejada de las convenciones propias del género para dotar de una mediocre vida
corriente al pobre de Ojo de Halcón, cargando al arquero eterno del Universo
Marvel de unas series de obligaciones humanas para las que no está muy
acostumbrado. De este modo, el argumento de la serie gira en torno a un Barton en plena crisis de identidad que se convierte en
el buen vecino ideal de cualquer vecindario de sitcom al uso al que se le pegan para más
inri un perro y un hermano callejeros a los que también adopta.
Mientras vamos descubriendo número a número entre boquiabiertos y sorprendidos
todo este rico mundo interior que desconocíamos de Ojo de Halcón buena parte
del protagonismo de la historia se lo roba al arquero marvelita, Kate Bishop, la Ojo de
Halcón de los Jóvenes Vengadores, que gracias al lápiz mágico de Fraction acaba
convertida en una Hopey marvelita, gruñona, refrescante y divertida
que ofrece el adecuado contrapunto al deprimente y deprimido protagonista que sin
las mallas ni el arco – pocas flechas se disparan en este tebeo-
se queda en poca cosa (de hecho, Burton es el menos interesante de los
personajes de la historia, incluido el perro).
Mucho me temo que la fresca
premisa de Fraction se habría quedado en mucho menos si no contase en el apartado
gráfico con un descomunal David Aja que desde sus comienzos bajo la alargada
sombra de Steranko se puso como límite su propio talento y todavía no ha tocado techo.
Aja es la salsa de este invento y sin su sorprendente ingenio para adaptar las
últimas tendencias y hallazgos narrativos a tramas convencionales en las que sobre una base mazzuchelliana logra
compaginar el frío diseño minimalista a lo Ware con la euforia pop de Jaime
Hernández y sin las sorpresas visuales que se esconden página a página esta serie no tendría ni la mitad de gracia que la que tiene. Además,
para cubrir los huecos cuando se ve apurado con las entregas cuenta con la
colaboración de dos compinches de la talla de Francesco Francavilla y Javier
Pulido, quién dibuja el Anual 1, que comparten parecidas inquietudes formales y dan lo mejor de sí para mantenerse a la altura de la locomotora desbocada de la creatividad de Aja..
En fin, “Ojo de Halcón” es la única serie que puede lograr que Chris Ware se
interese por los superhéroes, ya que cuentan con protagonistas deprimentes presentados a través de un acabado gráfico exquisito. La modernidad ha llegado al género
de superhéroes con “Ojo de Halcón” -bueno, ya venía intuyéndose desde unos años
antes- y, aunque creo que su vigencia dependerá exclusivamente de su
rentabilidad económica, series como esta están llamadas a convertirse en pocos
años en delicatessen de las llamadas de culto. Disfrutemos de la fiesta
mientras dure.
Mi reseña de la primera entrega, aquí.
4 comentarios:
Es un buen comic, entretenido y novedoso. Me sigue gustando más el Daredevil de Waid. Me he perdido en la comparación de Kate Bishop con Penny Hardaway porque no entiendo que tiene que ver una arquera con un jugón de la NBA como Hardaway.
Saludos.
Adolfo,
Ni caso que se me ha ido la olla. Se me han cruzado los cables entre Penny Century de Jaime Hernandez y el Hardaway que lo tengo entre ceja y ceja desde hace unos días que leí unos artículos sobre él.
No, ya lo he corregido. A quién me refiero es a otro personaje de Jaime Hernández, Hopey.
Impacientes saludos.
Jejej, eso es culpa de solobasket.com y los dos grandes artículos que han escrito sobre Penny Hardaway
Daniel,
Sí, efectivamente he leído esos dos articulos hace poco (de hecho los enlacé en las redes sociales ;-D ).
Impacientes saludos.
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