No suele ser un buen réclamo
para una serie de cómics el constante
cambio de equipos creativos. Más, si como en el caso del “Green Arrow” del
NUDC, la serie y el personaje protagonista cuentan con la ventaja añadida de poder beneficiarse del tirón mediático
que la exitosa versión televisiva “Arrow” le proporcionan y aún así los autores de los cómics no son capaces de sacar provecho del mismo.
Y es que hasta que han
desembarcado en la serie el actual apagafuegos de DC Jeff Lemire y el dibujante
italiano Andrea Sorrentino para enderezar una serie que deambulaba sin rumbo la cosa no ha empezado a funcionar y resultar
interesante. En este segundo tomo de la serie publicado por ECC Ediciones
“Green Arrow: La máquina de matar” se recogen el número cero (en el que se
incide en el origen del personaje, guionizado por Judd Winnick, en su versión NUDC), y los números 15 a 21 de la serie regular con el traspaso de poderes de los discretísimos Ann Nocenti y Freddy Williams II al nuevo equipo creativo.
Oliver Queen es un joven
multimillonario que ha heredado un inmenso emporio económico pero además es
Green Arrow un superheroico arquero dispuesto a desfacer entuertos gracias a su
excelente puntería entrenada durante sus años de naufrago solitario en una isla
repleta de peligros. Green Arrow ya es una figura popular en Seattle, sin
embargo su encauzada doble vida se va a romper en pedazos cuando entra en escena
Komodo, un arquero incluso más habilidoso que él y parece conocer todos sus
secretos y el de su padre. Komodo parece dispuesto a
acabar con todo lo que le importa a
Green Arrow, desde sus negocios hasta sus ayudantes, y para frenarle GA solo
cuenta con la crítpica ayuda del misterioso Magus.
Mira que me sabe mal que una
guionista del talento de Ann Nocenti se haya se haya despedido con unos números tan olvidables
como los que ha publicado en la actual etapa de “Green Arrow”, pero no puedo dejar de alegrarme del
cambio de equipo creativo porque en este primer arco argumental Lemire ha
sabido reconducir la situación con acierto para ofrecer algo ilusionante, que no habíamos atisbado en todos los
números precedentes: una historia interesante y un proyecto aparentemente a largo plazo para seguir desarrollando
la nueva versión de Green Arrow.
No se puede decir que Jeff
Lemire haya sido muy original en su planteamientol pero ha desarrollado con oficio una versión del
personaje que recuerda por momentos al “Daredevil” milleriano para convertir
al protagonista en la diana de una serie de fuerzas que no comprende y de
Komodo, un archienemigo a medio camino entre Kingpin y Bullseye, dispuesto a
exigirle en todo momento el máximo. Por otro lado, se agradece además que Lemire
se haya alejado en lo posible del tono de la serie televisiva implantando con
éxito un nuevo enfoque que de momento resulta esperanzador.
En el aspecto gráfico,
también hemos salido ganando con el cambio ya que el discretísimo Freddy
Williams II ha sido sustituido por el interesante Andrea Sorrentino del que ya
veníamos disfrutando en las páginas de “Yo, vampiro".
En “Green Arrow”,
Sorrentino amplía sus registros y se quita un poco de encima el rígido corsé fotorrealista
inspirado en Jae Lee que tanto se ha asociado a su estilo hasta ahora, para
ofrecer un dibujo más fluido y rico en lo en lo compositivo, interpretando
hábilmente algunos de los espectaculares recursos que Aja ha presentado en la
serie del arquero de la competencia, “Hawkeye”. Sorrentino realiza un estupendo
trabajo en este arco argumental y parece
entenderse de maravilla con Lemire por lo que espero que el equipo se consolide.
En fin, “Green Arrow: La
máquina de matar” es un TPB que ofrece en perspectiva lo mejor y lo peor
de lo que ha sido la trayectoria del arquero esmeralda en el NUDC y supone un punto
de inflexión en la serie, proponiendo el nuevo equipo creativo un un proyecto a largo plazo
esperanzador, siempre y cuando desde la editorial les dejen desarrollarlo.
Esperemos que así sea.
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