jueves, 12 de diciembre de 2013

“Fábulas 19:Blanca Nieves”, de Mark Buckingham, Bill Willingham, Gene Ha, y Shawn McManus.


 


Lo que a más de uno se nos hacía necesario desde hace tiempo para evitar  la constante decadencia de esta estupenda serie ya se ha anunciado, su conclusión en el número 150 de la serie regular. Precisamente por ello, es de esperar que sus creadores Mark Buckingham y  Bill Willingham hayan dispuesto  un desenlace digno para una serie tan emblemática. Y, de hecho, así parecía tras el magnífico arco argumental anterior, “Cachorros en la tierra de los juguetes” que volvió a renovar mi interés por esta serie. Sin embargo "Blanca Nieves", la última entrega de momento publicada por ECC que recoge los números 122 a 129 de la serie regular me ha despertado bastantes dudas  al respecto.

Tras una aventura protagonizada por Feroz que sirve para presentar a una nueva fábula que no es otra que la famosa Dama del Lago y de prólogo al arco argumental principal en el que Willingham narra a las peripecias de Blanca Nieves y Feroz mientras sus dos hijos andaban desaparecidos. Mientras, Feroz  inicia su búsqueda recorriendo los infinitos mundos de las fábulas en un deportivo mágico, una preocupada Blanca Nieves se queda en Villa Fábula esperando su regreso. Sin embargo, lo que no se podía esperar es que   Brandish resulta ser su primer marido quién armado con una poderosa espada mágica pretende vengarse. También finaliza en un episodio de mero relleno as aventuras del mono  Bufkin   en las Tierras de Oz.

No se puede decir que este arco no resulte entretenido ya que las situaciones rocambolescas se suceden y se nota el afán de Willingham por agradar a los seguidores de la serie y ofrecer nuevas situaciones de conflicto a sus personajes fetiche. Sin embargo, es tanto el desgaste de la serie tras tantos números que todas esas nuevas situaciones no dejar de resultar  forzadas y los personajes a pesar de los esfuerzos del guionista agotados.

 De este modo, el guionista vuelve a sacarse de la manga un nuevo marido de Blanca Nieves al que el papel de villano le viene un poco grande.  Lo que tampoco es innegable es que la serie tiene detalles todavía de calidad e inteligencia que hay que saber apreciar como la subversión de los roles propios de los cuentos de hadas que resulta por otro lado tan característico de la serie en el clímax del arco presentando en esta ocasión al príncipe como el villano maltratador al que la bestia feroz y la princesa maltratada han de parar los pies.

Por otro lado, el desarrollo temporal de este arco que se supone corre en paralelo con el anterior no deja de resultar confuso y solo al final se aclara. En mi opinión, hubiera aportado claridad a la historia si los dos arcos se hubieran publicado al revés a cómo lo han hecho, salvo claro que los autores nos tengan alguna sorpresa guardada que lo justifique.

Además, la estirada historia de Bufkin no aporta nada al hilo principal de la serie y su única justificación parece consistir en finiquitar este personaje dentro de la serie y ofrecer un vehículo al lucimiento de Shawn McManus, por un lado, y permitir a Buckingham tener menos páginas que dibujar..

En el aspecto gráfico, Gene Ha en los dos números que dibuja realiza un estupendo trabajo dando un aire distinto y más enérgico a los personajes que es de agradecer frente al que nos ha acostumbrado el bueno de Buckingham quién como siempre en el arco principal de la serie deja muestras de su talento aunque su dibujo se haya vuelto un tanto más descuidado de lo que fuese en los inicios de la serie y en mi opinión acusa cierto hartazgo. Con todo, se nota que Willingham le cuida y procura su lucimiento especialmente en esta ocasión planificando larguísimos y aburridísimos duelos que en mi opinión acaban lastrando demasiado la historia. En cambio, Shawn McManus realiza con las aventuras de Bufkin un estupendo trabajo gráifco a la altura de su calidad aunque no vaya acompañado por un guión a la altura. El que sigue creciendo también con cada nueva portada es el brasileño Joao Rúas que incluso por momentos logra hacernos olvidar a James Jean.

En fin, esperemos que en los veinte números que quedan el equipo creativo dé el dó de pecho para dotar a la serie del fin que todos esperamos porque de momento dan una de cal por una  de arena.

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