De las posibilidades
infinitas que tiene como soporte el Cómic somos cada vez más los convencidos y
a ello ayuda la siempre sorprendente obra de autores tan coherentes como el
valenciano Esteban Hernández quien con cada nuevo trabajo aporta su particular
y personal mirada al siempre complejo mundo de las emociones y los sentimientos,
denunciando los absurdos y contradicciones de la cotidianidad contemporánea y
desarrollando de paso una sólida carrera de la que su último cómic
autoeditado en forma de minicómic, “Spleen”, es de momento la última muestra
En “Spleen”, se nos cuenta la historia de Matías quién ha
sentido a lo largo de toda su vida como la melancolía, el desasosiego y la
angustia vital le han acompañado mediatizando sus relaciones. Un revoltijo de
emociones a las que resulta difícil ponerles nombre y explicarlas aunque ya en
la antigua Grecia las llamaran Bilis Negra y en Francia Baudalaire las
denominara Spleen. Matías, un parado desnortado, intenta sobrellevar ese
monstruo gigantesco con el que convive y que en ocasiones le paraliza aprendiendo
poco a poco junto a su pareja a manejarlo e incluso convirtiéndolo con el
tiempo en fuente de riqueza e inspiración aunque ello suponga también renunciar
a otras cosas.
Desde hace tiempo sigo la
trayectoria de Esteban Hernández, un autor joven de los que se arremanga y
antes de lamentarse por la escasez de oportunidades desde hace ya años viene
apostando por la autoedición para dar a conocer su propia obra en la que
explora a partir de historias solo aparentemente sencillas y cargadas de
cotidianidad las revueltas de la hondura del alma humana (la cursilería de esta
frase solo achacable al menda que esto escribe, ojo).
“Spleen” es una obra clásica
de Esteban Hernández en la que el autor se acerca desde un planteamiento a
medio camino entre lo biográfico y lo costumbrista a una emoción, un
sentimiento que de un modo u otro le obsesiona tanto como para dedicarle el
esfuerzo de dedicarle un tebeo. En este caso, el elegido es esa angustia vital,
el Spleen baudaleriano, que describe a través de las peripecias de su trasunto
el dibujante en paro Matías.
Hernández plasma con su buena mano habitual la
descripción de la angustia que atenaza al protagonista y cómo de un modo u otro
ha ido influyendo en su vida hasta conformar su existencia. Obsesiones e ideas
que los que hemos leído otros trabajos de Hernández ya conocemos desde los
primeros “Usted” y que siempre ha sabido expresar con sutileza, ingenio e
inteligencia. Sin embargo, en el último tramo de esta obra, cuando el autor da
un marcado giro hacia el humor, el absurdo y el surrealismo ofreciendo
posibilidades argumentales novedosas que cierra quizás demasiado abruptamente,
finiquitando con una sentencia cargada de humor negro las posibilidades que la historia ofrecía en ese sentido y sospecho
que a Hernández no le acababan de interesar.
En el aspecto gráfico,
Hernández vuelve a mostrar su talento para describir lo absurdo de la cotidianidad
contemporánea, sacando partido de sus variados recursos gráficos y narrativos junto a su característico
estilo plástico y caricaturesco que combina con los literarios cartuchos que
ilustran las viñetas sirviendo de argamasa a la narración la estudiada composición
de página a partir de la rígida y exigente retícula de cuatro o seis viñetas
por página, para lograr la necesaria complementariedad entre las cartelas y las
ilustraciones. Por otro lado, Hernández abandona el color para en esta obra
apostar por un blanco y negro que refuerza la expresividad de los personajes y el premeditado acabado sencillo de la
historia.
En fin, Esteban Hernández es
un explorador de la angustia vital que ha dedicado su obra hasta el momento a entenderla y sobrellevarla. Una tarea compleja que le convierte
–asumidamente, sospecho- en un autor minoritario que prefiere sugerir ideas
antes de exponerlas abiertamente mediante originales historias que como este
“Spleen” carga de cotidianidad y surrealismo dejando al lector la última
palabra para entenderla y, de paso quizás mediante su lectura, entenderse algo
mejor.
Si alguien quiere darle un
trago a su “Spleen”, puede hacerlo desde aquí.
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