Entre las lecturas atrasadas,
recuperadas durante las vacaciones, una de las que más me gustaron fue este
primer volumen del “Baco” de Eddie Campbell publicado por Astiberri. Un autor Campbell
al que suelo acercarme con prevención ya que alterna cómics excelentes con
otras sonrojantes desde que aparte de autor se ha convertido en profeta de la Novela Gráfica. Sin embargo, “Baco”, una obra muy anterior a todas esas revueltas y debates. es uno de sus mejores trabajos y a pesar de los años
transcurridos desde su publicación original, a mediados de los ochenta, es un cómic de gran interés que deja constancia del talento de Campbell cuando se centra exclusviamente en hacer buenos tebeos (o novelas gráficas).
Los dioses y semidioses griegos
no son leyendas sino que, maldecidos con vidas longevas, viven anónimos entre
los mortales hasta que el azar o el encuentro con otro dios acaba con sus
vidas. Con el paso de los años han ido desapareciendo y solo unos pocos siguen
vivos y dando guerra. Uno de ellos es el juerguista de Baco convertido en un
anciano borrachín tuerto aficionado a cerrar todos los bares. Baco tiene una
venganza pendiente con Joe Teseo, convertido en un hampón desencantado e
inmortal diana de las maquinaciones de diversos semidioses que pretenden
robarle sus secretos.
Eddie Campbell se muestra
como un solvente narrador. capaz de desarrollar una historia con gancho en la
que juega a reformular la icónica mitología griega en una trama negra y
flexible en la que todo vale en función del afán arriesgado y experimental del
autor. Campbell presenta un elenco de personajes bien perfilados como Baco,
Teseo o el Niño Ojos a los que va situando en situaciones diversas para realizar su propia revisión de los mitos griegos mezclada con los géneros contemporáneos a través de continuos flashback que convierten la historia en un contenedor de historias protagonizadas por los
diversos personajes a lo largo de sus lóngevas vidas y a Campbell en un Homero contemporáneo.
Campbell saca partido a su
grafismo sucio y expresionista jugando con la caracterización de los personajes
a la hora de desarrollar la historia y muestra su talento para la narración
gráfica enlazando composiciones y viñetas con perspectivas arriesgadas sin
que la historia pierda claridad.
En fin, “Baco” es un cómic
notable y se puede rastrear su influencia en variedad de obras posteriores –
por ejemplo, la estupenda, mainstream y actual “Wonder Woman” de Azzarello y
Chiang ha asimilado muchas de sus características- por lo que sería una pena
que Astiberri no completase la edición prevista en cinco volúmenes. El segundo
ya se está haciendo tardar.
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