Un poco por sorpresa me ha
pillado la publicación por Mondadori de “La Colmena”, la segunda parte de la trilogía que Charles Burns
iniciara con “Tóxico” y que ya comentáramos por aquí, pero detectada su
presencia en la librería me ha faltado tiempo para leérmelo y, con que la
conclusión esté en la línea de las dos entregas publicadas, adelanto que podemos
estar ante uno de esos tebeos auténticamente imprescindibles.
Doug vive una vida traumatizada en dos
planos en la que emergen en sus sesiones de psicoanálisis los recuerdos de su
juventud idealizada junto a su novia Sarah o la relación confusa con su
padre junto a las fantasías en las que su alter ego vendado ha encontrado trabajo en La
Colmena donde intenta cuidar a Lily, una madre nodriza postrada en cama enganchada
a un cómic sentimental de los cincuenta escrito en caracteres orientales de la
que le faltan algunos capítulos para acabar de entender del todo la historia.
Cantaba Javier Gurruchaga
con su Orquesta Mondragón eso de “Viaje con Nosotros” y su estribillo pegadizo resonaba en mi cabeza tras acabar la continuación del
viaje iniciado en “Tóxico” que nos propone
Burns por la psique trastornada y los mundos delirantes protagonizadas por las
diversas encarnaciones de Doug, una excusa genial para plasmar las propias
obsesiones de este particular y genial autor en una historia compleja y
metafórica en torno a la complejidad de la personalidad humana.
Desde el principio, Burns
juega a descolocar al lector provocando la desorientación respecto a una
historia aparentemente desestructurada, desordenada y caótica pero que engancha
al leer ante la habilidad de Burns para seducir con sus desasosegadotas viñetas
y esconder bajo la aparente claridad, incluso simplicidad, narrativa propia de la Línea Clara con la que dibuja las diversas tramas lo farragoso, oscuro y complejo
del significado. Conforme la historia avanza a través de las diversas subtramas entrelazadas, cada
una dotada de su propia lógica interna, el lector va intuyendo la intención del autor y
lo ambicioso de su proyecto aun cuando
todavía no contemos con todas las claves que es de esperar Burns exponga en
la tercera entrega de la trilogía aun por publicar, “Cráneo de Azúcar”.
En las distintas subtramas tanto las que se inician en “La Colmena” como las que se presentan en “Tóxico”, Burns
explora los temas que ya había desarrollado en obras anteriores: su gusto por
el cine cutre de terror de serie Z plagado de monstruosos freaks mutantes, las inseguridades en
torno a la identidad y el amor adolescente y la omnipresente atmósfera de misterio en la que el lector es obligado a implicarse en intentar aclarar a través de las claves
que Burns va proporcionando toda la riqueza de significados implicitos e
intuidos.
Burns expone al voyeurismo
del lector la complejidad de su universo obsesivo mediante la sobreexposición de una
estudiada simbología en la que los planos onírico y supuestamente "real" se
retroalimentan a través de una estudiada simbología reforzada por manifestaciones artísticas en las que las fotografías y los cómics se convierten en canales de comunicación entre los distintos planos
de la personalidad del autor, presentada la historia carente del asidero de la linealidad externa en diversos momentos de la existencia del protagonista.
“La Colmena” es la
continuación de un viaje alucinante y apabullante que atrapa al lector en una
enfermiza historia que ya hubieran querido imaginar los Kafka, Cronenberg, Vian, Lynch y cia en la que no tenemos muy claro todavía de donde hemos partido ni hacia donde
nos dirigimos mientras nos dejamos guiar por un cirujano de las viñetas como Burns, especialmente
inspirado en la exposición de los diversos planos de la psique humana. Asomémonos al abismo y disfrutemos
del paisaje.
2 comentarios:
Lapsus: CroneNberg.
Yo creo que el desenlace de esta obra podría necesitar otro par de volúmenes, pero creo que Burns quería hacer un díptico a lo Tintín y comentó que se le había ido el asunto a tres tomos. No sé si con tres tomos será capaz de no dar un cierre apresurado. Lo que espero es que no sea un final tipo Psicosis: con una explicación clara de lo que está pasando.
Saludos.
SMUROV,
Bienvenido. Corregido.
Bueno, creo que la referencia a Tintin con ser importante conforme la obra avanza va quedando en un segundo plano para dar cada vez más importancia a sus propias obsesiones.
No sé...Yo creo que en tres volúmenes puede dar con una buena conclusión a la historia y quizás extendrlo más repercutiría negativamente.
En fin, Burns es Burns y él sabe mejor que nadie hasta que punto es posible estirar la trama sin caer e la reiteración. Con tres álbumes yo creo que le llega.
Impacientes Saludos.
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