Llevaba tiempo que leer cada nueva entrega de
“Fábulas” se había convertido en una tarea rutinaria que me proporcionaba menos
satisfacciones que ilusiones y llevaba tiempo dándole vueltas a la idea de
dejar una serie que para mí vivía de las glorias pasadas sin mostrar signos de
recuperación. Y, sin embargo, ha sido leer esta nueva entrega publicada por ECC Ediciones, que reúne los
números 114 a 121
de la serie original, y por fin ver renovado mi entusiasmo pues, en mi opinión,
nos encontramos con una historia magnífica que Willingham y Buckingham llevaban años escamoteándonos.
Tras convertirse Invierno, una de los
cachorros de Feroz y Blancanieves, en la nueva Viento del Norte, sus
hermanos y hermanas sienten que han quedado relegados a un segundo plano. Por
eso cuando a Therese, la más caprichosa de las hermanas descubre que su barco
de juguete es un barco mágico que la promete llevarla al país de los juguetes
para convertirse en su reina la chica no se lo piensa dos veces. Sin embargo, Therese
descubrirá que su reino mágico no es tan bonito como esperaba sino una tierra
desolada y sus súbditos unos juguetes rotos que se hacen llamar los Descartados
y tienen misteriosos planes para su nueva reina. Atrapada en su nuevo reino y
sin posibilidad de abandonarlo ni que sus padres la encuentren, su hermano Darien junto a unos curiosos
aliados serán los únicos capaces de seguir su rastro aunque quizás no sean lo
suficientemente fuertes cómo para poder rescatarla.
Willingham llevaba demasiado
tiempo sumido en la autocomplacencia y lo peor es que nos había sumido a los
lectores que dábamos por hecho que el concepto de “Fábulas” estaba artísticamente
agotado y solo seguía adelante merced a sus buenos resultados comerciales.
Craso error, en “Cachorros en la tierra de los juguetes”, Willingham desarrolla
una de las mejores historias de toda la serie –por no decir que quizás sea la
mejor- construyendo un cuento contemporáneo con todo el aroma de los clásicos y
respetando ese componente adulto y terrorífico que tenían los cuentos
infantiles en sus inicios y progresivamente fueron perdiendo conforme fueron
infantilizándose.
Willingham construye una historia tenebrosa, triste y
oscura, llena de hallazgos que atrapan al
lector desde las primeras páginas hasta su conclusión, manteniendo el suspense
en torno a su resolución hasta un final agridulce que dista mucho del comieron
perdices y fueron felices al que estamos acostumbrados en los cuentos infantiles.
En el aspecto gráfico, Mark
Buckingham realiza un trabajo tan sobrio como acostumbra. Buckingham ha hecho
de la economía de trazos y su veneración de Kirby notas características y en
esta nueva entrega deja constancia una vez más de ello. Buckingham es capaz de
caracterizar con innegable habilidad la desolación fantasmal del País de los
Juguetes al tiempo que refleja conforme la trama avanza la degradación de unos
protagonistas infantiles de la historia cada vez más inhumanos. Buckingham
supera la prueba de ilustrar un nuevo mundo de cuento aun cuando en esta
ocasión este no sea precisamente el más adecuado para su lucimiento y
precisamente por eso resulte aun más meritoria la forma en que lo ha reflejado.
Aparte de la estupenda
historia principal, en estos números sigue desarrollándose la historia
complementaria protagonizada por el mono Bufkin convertido en líder
revolucionario en la Tierra de Oz. Lo cierto es que la historia hasta el momento
no reviste especial interés y el principal aliciente estriba en disfrutar del
trabajo de su dibujante un Shawn McManus que le da un acabado retro inspirado
en las ilustraciones clásicas de la obra de Baum, “El Mago de Oz”. También merece la pena destacar el estupendo trabajo que el ilustrador Joao Ruas realiza en las portadas de la serie.
“Cachorros en la tierra de
los juguetes” puede iniciar una nueva etapa de
esplendor en la serie de “Fábulas” después de un largo período en el que la
mediocridad y la escasez de ideas hicieron presa de la serie renovando las
expectativas y la ilusión en torno a la misma. Si las próximas entregas siguen en esta línea, podemos ir frotándonos las manos porque quizás lo mejor
todavía puede que esté por venir.
4 comentarios:
Comparto hasta la última coma.
José Enrique Machuca,
Me alegro. ;-D
Impacientes Saludos.
Pues sí, comparto la opinión también. A ver si éste ha sido el punto de partida de una buena temporada de la serie.
Daniel Merrick,
Ojalá porque es una serie llena de posibilidades.
Impacientes Saludos.
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