viernes, 5 de febrero de 2010

“Retrato de un hombre inmaduro”, de Luis Landero.

Luis Landero es uno de esos escritores que sin prodigarse demasiado en los medios ha logrado, gracias a una obra sólida, personal y coherente hacerse con un grupo de rendidos seguidores entre los que me incluyo que esperamos expectantes cada nueva obra. Por ese motivo, la aparición de “Retrato de un hombre inmaduro” era una lectura obligada que paso a comentarles.

Nos encontramos ante una novela en primera persona en la que el anónimo protagonista sobrelleva una noche de insomnio en un diálogo abierto con una compañera desconocida. Nuestro indeterminado protagonista hila un repaso desordenado por distintos acontecimientos de su vida que nos permiten hacernos una composición acerca de su persona, un hombre lúcido y confuso, fantasioso y pragmático, un hombre de su tiempo.

Retrato de un hombre inmaduro” es una novela franca y divertida, ligera en apariencia pero honda en su reflexión, que rememora una vida llena de experiencias al final de la misma, en una narración libre de etiquetas morales en la que el escritor conjuga con acierto socarrón realidad e imaginación mediante una escritura ligera y aparentemente espontánea que no está al alcance de muchos escritores. A través del relato del protagonista, Landero nos presenta una galería de personajes sorprendentes y entrañables en los que no es difícil reconocer rasgos identificables de personas del entorno cotidiano de cualquiera de nosotros exagerados por su fecunda imaginación o pertenecientes al pasado reciente en el que duerme nuestra infancia.

Landero ha escrito una pequeña obra maravillosa, asequible para cualquiera y que se lee en un respiro. Una novela que sería la envidia de los Millás o Saramago pero escrita con sabiduría por un extremeño de Chamberi, Landero, Luis Landero. Léanla y me cuentan.

Otras obras de Luis Landero en El lector impaciente:

Hoy, Júpiter”.

2 comentarios:

NI-NI dijo...

Precisamente creo que el entorno cotidiano no aparece en esta obra nada exagerado, sino, en todo caso, lo cotidiano se desnuda y aisla para que lo apreciemos en su ridiculez y, a la vez, importancia. Donde sí se transforma lo cotidiano mediante la "fecunda imaginación" es en otra gran obra de Luis Landero: "Juegos de la edad tardía".

PAblo dijo...

Ni-Ni, bienvenido,

Es una forma de verlo. Yo creo más bien que el narrador y protagonista en esta obra usa de la imaginación para dotar a la cotidianidad de una patina imaginativa para sobrellevar su monótona existencia.

Es un "Big Fish" introspectivo ;-D

Impacientes Saludos.