jueves, 27 de agosto de 2009

“Un pueblo blanco. El bar del barbudo”, de Tomeu Pinya.

Si tuviera que definir con una sola palabra la primera obra del mallorquín Tomeu Pinya editada recientemente en la nueva línea Forum de Planeta es amable. Y es que “Un pueblo blanco. El bar del barbudo” es un tebeo que desprende buenrollismo, narrado con un desparpajo propio de un autor con una mayor trayectoria.

Alrededor del bar del barbudo Rafa se van desarrollando distintas historias, las de sus clientes y las de sus amigos, que el optimista y bonachón protagonista nos va contando con la complicidad intimista que sólo ofrecen los camareros tras la barra a sus parroquianos. Historias cercanas de escritores en busca de inspiración, profesores con aspecto de león, magos vagabundos y ancianos colombinos que se intercalan y conforman la del protagonista, la de Rafa el barbudo que regenta el bar del pueblo que sueña con la mujer perfecta, Sherezade, mientras ofrece comida y bebida a cambio de buenas historias y se deja llevar por los libros que lee y las historias, las vidas, de los que le rodean.

Tomeu Pinya nos ofrece en su primera obra larga una galería de personajes entrañables, captando la esencia de los pueblecitos mediterráneos ideales en los que se vive –o vivía, que todo se va perdiendo- de puertas para fuera. Pinya construye con sus personajes historias teñidas de realismo mágico con reminiscencias a Vargas Llosa o Saramago, al cine de Nanni Moretti o a películas como “El cartero y Pablo Neruda”. Pinya se nos descubre como un narrador ágil que no se complica la vida y sigue la línea de autores actuales como Frederick Peeters, Lewis Trondheim, Joan Sfar o nuestros Max o Paco Roca, ganando soltura y confianza conforme la historia, estructurada como un conjunto de relatos breves amalgamados en torno a la del protagonista del bar, avanza, permitiéndose dejar sus particulares homenajes a grandes maestros del cómic como Toppi, Pratt o Meziéres, en los que demuestra una versatilidad estilística que no desentonan con el estilo general de la obra aunque en el tramo final de la misma acuse cierta dispersión.

Primeros pasos esperanzadores de un autor en busca de un estilo propio con argumentos técnicos suficientes para mostrarlo en proyectos más ambiciosos. De momento, en“Un Pueblo Blanco. El bar del barbudo” muestra amor por el medio y por la vida en una historia sencilla que te deja con una sonrisa en la boca. No es poco. La edición de Planeta correcta y a un precio asequible.

2 comentarios:

Crowley dijo...

esperemos que esta etapa tenga mejor suerte que la extinta Laberinto.
Saludos

dennel dijo...

A ver si me lo pillo, me han dado ganas al leer tu reseña. Intuyo que la historia corta de las palomas que hay en su web es una de las historias de este título, ¿no?