miércoles, 6 de febrero de 2013

“Sueño del Fevre”, de George R.R. Martin.



Los que hayan conocido a George R.R. Martin exclusivamente por su exitosa serie de fantasía “Canción deHielo y Fuego” podrán pensar que esta obra es fruto de la fortuna o la casualidad. Sin embargo, nada es producto exclusivamente del azar y Martin antes de su apabullante éxito ya se había construido una reputación gracias a una corta pero selecta producción en la que había tocado prácticamente todos los ámbitos del Fantástico aportando una original perspectiva a las historias de siempre. En ese sentido, el Terror no quedó al margen y en 1982 publicó “Sueño del Fevre”, una original novela de vampiros que en España ha editado Gigamesh.

A mediados del siglo XIX, el capitán Abner Marsh posee una compañía de vapores en el río Mississipi que no está pasando su mejor momento. Sin embargo, su suerte parece cambiar cuando conoce al culto Joshua York, un misterioso personaje que le propone asociarse con él para construir el más veloz y lujoso barco que haya surcado nunca el río, el Sueño del Fevre. Marsh accede y todo parece sonreírle, sin embargo las extrañas costumbres de su socio pronto le harán sospechar que su sueño y el de su tripulación pueden tornarse en pesadilla.

Sueño del Fevre” es una muy entretenida y lograda novela de vampiros a la estela de la renovación del género propiciada por el movimiento Steampunk y la novela de Anne RiceEntrevista con el Vampiro” que había aparecido unos años antes. En esta línea, Martin acierta plenamente en localizar una historia en un escenario tan atractivo como es la Edad Dorada de los vapores fluviales a lo largo del río Mississipi al tiempo que fuerza sin llegar a traicionar las convenciones de lo vampirico al buscar una explicación racional a la naturaleza de los vampiros para adaptarla a una sencilla trama en la que el peso de la historia no gira solo en torno al fenómeno vampirico sino además en la obsesión del capitán Marsh con su barco, El Sueño del Fevre, equiparable a la sed de los chupasangres. Martin perfila y caracteriza perfectamente el variado elenco de personajes que pueblan sus páginas hilvanando a la perfección la trama vampirica con la cultura de los vapores del Mississipi y referencias constantes en su obra como la amistad, la comida o el predominio de antihéroes alejados de los canones habituales.

“Sueños del Fevre” es una de las mejores novelas de vampiros que ha dado el subgénero vampírico. Una propuesta original, rica y variada, respetuosa con sus convenciones al tiempo que abre nuevas vías de desarrollo incorporando interesantes posibilidades. De lo mejorcito de George R.R. Martin.

martes, 5 de febrero de 2013

“Flinch: El Terrror se Renueva” de VVAA.





El género del Terror siempre ha encontrado un terreno abonado en los cómics, en general, y en los cómics DC, en particular, por lo que no era de extrañar que a finales de los noventa los editores del flamante sello Vertigo se plantearan sacar adelante una nueva serie en la que dar salida a historias de terror contemporáneo escritas y dibujadas por las principales estrellas de la Casa del momento aprovechando la tradicional estructura de historias cortas, de seis a diez páginas aproximadamente, mayoritaria en el género desde los tiempos de EC y que se había consolidado en los magazines Warren y las cabeceras clásicas de DC como "House of Mystery" o “House of Secrets”. El resultado fue “Flinch” una serie que se extendió a lo largo de 16 números y que ECC ha empezado  a reeditar con “El Terror se Renueva”, un primer recopilatorio en el que recogen los seis primeros números.

Se trata en general de historias de terror contemporáneo de esas que tan de moda se pusieron en aquella época de la mano de autores como Clive Barker o Stephen King, contando en estos primeros números con autores de la talla de Richard Corben, Paul Gulacy, Bill Sienkewicz, Bruce Jones, Brian Azzarello, Frank Quitely, Garth Ennis, Duncan Fegredo, William Mesner-Loebs o Jim Lee.

Como suele ser habitual en este tipo de recopilaciones, el resultado es desigual, alternándose historias interesantes y realmente destacables como las estupendas “Comidas de la Chica Lobo”, “Maggie y el Microscopio”, "El don de la amistad", "Dead Woman Walking"  o “Cadena Alimenticia” con otras de calidad más discutible. Con todo, el conjunto de  historias recogidas en este volumen deja patente la originalidad y libertad creativa que en aquella época primaba en Vertigo lo que dio lugar a un amplio y variopinto abanico de tratamientos con lo que es difícil no encontrar alguna historia que no guste y considerar que la obra no cumple sobradamente sus objetivos.

Asumiendo  por tanto que “Flinch” tiene su vocación de irregularidad sus páginas continen alguna que otra delicatessen que los más completistas y los amantes del terror no deberían dejar de echarle un ojo.

lunes, 4 de febrero de 2013

“Capitán América: Nuevos Órdenes Mundiales”, de Ed Brubaker, Cullen Bunn, Scot Eaton y Steve Epting


 
Este mes llega el anunciado final del largo ciclo de Ed Brubaker al frente de la serie del “Capitán América” a nuestras librerías. Y no deja de ser una decepción que un guionista que tan buenos momentos nos ha hecho pasar en el último arco argumental ponga tan triste final a su labor con un arco tan olvidable como este  “Nuevos Órdenes Mundiales” publicado  en los números 23 a 25 de la numeración de Panini.

El Capitán América y sus aliados han de hacer frente a la aparición de los Discordantes, unos poderosos y misteriosos villanos cuyo único interés es sembrar el caos por todo Estados Unidos. Sometido a una intensa campaña de desprestigio desde un programa de televisión por el polemista Reed Braxton, el cada vez más cuestionado Capitán América y sus aliados han de descubrir quién está detrás de los Discordantes y desbaratar sus planes antes que las masas enfurecidas de ciudadanos tomen las calles

Puede que Ed Brubaker haya urdido en líneas generales la trama de “Nuevos órdenes mundiales” pero estoy seguro comparando su trayectoria anterior y el burdo desarrollo de esta trama que no ha sido él quién la ha desarrollado sino que tal desatino ha debido ser obra de Cullen Bunn, encargado de cerrar abruptamente las tramas que Brubaker venía desarrollando. Todo el arco está desarrollado con precipitación y pocas de las soluciones y situaciones descritas se sostienen con un mínimo de lógica interna, siendo la historia en resumen un despropósito tras otro y los marginales Discordantes una burda imitación de los Manhunters de la competencia. Claro que tampoco ayuda demasiado el dibujo de un limitado Scot Eaton, incapaz de dotar de un mínimo de fluidez y credibilidad a sus hiperbólicos y huecos personajes, limitándose su narración plana la mayor parte del tiempo a concatenar viñetas y viñetas deshilvanadas

Tras perpetrar el cierre en falso de las tramas pendientes, Brubaker  cierra su paso por la serie con “Culminación”,  un epílogo en el que se reúne con Steve Epting y Frank D' armata, el mismo equipo con el que inició su etapa al frente de la serie cinco años antes, para relatar una historia de confidencias que reúne al Capitán América con su sustituto de los Años Cincuenta. Más allá de la carga simbólica y sentimental que pueda tener reunirse al equipo original lo cierto es que la historia que los es tan intrascendente y anecdótica que se queda en un gesto vacío que francamente nos podrían haber ahorrado.

En fin, los últimos números de Brubaker al frente del “Capitán América” no han estado a la altura de su trayectoria anterior y ponen de manifiesto el desgaste de un guionista desmotivado y con ganas de pasar página cuánto antes. El tiempo será el que coloque en su sitio esta etapa que de la brillantez inicial fue progresivamente tornándose más mediocre conforme el guionista fue dispersándose en otros proyectos.  Esperemos que un motivado Brubaker en sus nuevas aventuras vuelva a darnos lo mejor de sí. Sería bueno para él y para nosotros.

domingo, 3 de febrero de 2013

Los premiados de Angoulême 2013.



Ya se han publicado los premiados en la 40ª edición del Festival de Angoulême, con algunas  obras que ya he comentado en el blog y otras que pintan bien y probablemente no tardarán en ser publicadas en España.

Prix du Meilleur Album: Quai D’Orsay 2.

Prix du Public: Tu mourras moins Béte T.2 : Quai do neuf, docteur Mou del stache.

Prix Spécial du Jury: Le Nao de Brown.

Prix de la Série: Aama.

Premio Révélation: Automne.

Prix Jeunesse: Les Legendaires – Origenes T1- Danaël

Prix du Patrimoine: Krazy Kat T.1 1924-1929

Fauve Polar SNCF: Castilla Drive.

Prix de la BD Alternative: Dopututto Max.

Grand Prix: Willem.

Prix Special: Akira Toriyama

jueves, 31 de enero de 2013

“La Cosa del Pantano: ¿Renacimiento?”, de Scott Snyder y Yanick Paquette.




Continua la nueva andadura de “La Cosa del Pantano” en el NUDC, de la que ya escribí por aquí,  con la publicación en España por parte de ECC Ediciones de la segunda entrega que reúne los números cinco a ocho de la serie norteamericana.

Alec Holland, el hombre que fue la Cosa del Pantano, sigue intentando mantener intacta su humanidad a pesar de las presiones a la que el Parlamento de Árboles le somete par que se convierta de nuevo en el campeón del Verde en su permanente lucha con el Rojo y la Putrefacción. Sin embargo, esta es una enemiga especialmente poderosa que ha poseído al hermano de Abigail Arcane y reclama a esta para sí. Cuando La Putrefacción logra secuestrar a Abigail, Holland se encontrará en la encrucijada de convertirse en La Cosa del Pantano para enfrentarse a la malvada Putrefacción y sus legiones de zombis e intentar salvar a Abigail de su destino o mantener su recuperada humanidad y renunciar a su torturado amor.

Esfumado el factor sorpresa de la primera entrega, Snyder continúa desarrollando una entretenida trama de terror, reinterpretando los elementos clásicos del personaje al tiempo que introduce nuevos adversarios para desarrollar una historia en la que la acción se desarrolla a un ritmo frenético en comparación con los estilos más pausados de autores previos. De momento, la principal novedad, aparte del señalado predominio de la acción, es la importancia que Snyder le otorga a Alec Holland, el trasunto de Swampy, un personaje que en el pasado nunca había tenido tanto protagonismo como el que hasta el momento le ha otorgado Snyder quien coloca al personaje en la coyuntura de tener que elegir si asume de nuevo convertirse en la Cosa del Pantano conociendo de antemano las ventajas e inconvenientes que conlleva.

Si la trama ideada por Snyder  de momento se desarrolla con corrección y sin grandes sorpresas, el principal atractivo de la serie en esta segunda entrega para mí ha estado en el trabajo de Yanick Paquette y Marco Rudy, comprobando lo que da de sí su imaginación para dibujar los diversos espantajos macabros y truculentos que son los hijos de Sethe e incorporar referencias y homenajes a volúmenes anteriores de la serie sin caer en el guiño fácil. Además, Paquette se confirma como un dibujante ideal para crear la atmósfera de terror oscuro, primigenio y escatológico que el guión de Snyder requiere y sacar el máximo partido a la vistosa composición de página que utiliza, no notándose demasiado su ausencia en aquellos números en los que es sustituido por Marco Rudy quien sigue fielmente sus directrices..

De este modo, “La Cosa del Pantano” se mantiene como uno de los títulos más atractivos e interesantes del Nuevo Universo DC dejando gracias al cliffhanger final toda la intriga sin resolver sobre cómo se resolverá el reencuentro entre Abigail y Holland.

miércoles, 30 de enero de 2013

“The Warlord”, de Mike Grell.




Una serie que curiosamente nunca ha gozado de suerte en España y permanece en el olvido de los justos desde hace décadas es “The Warlord”, de Mike Grell. Y digo que resulta curioso, porque se trata de una serie paradigmática del género de fantasía y la época en que se publicó por DC en Estados Unidos de 1976 a 1988 aproximadamente coincide con la época de mayor esplendor del género en España, por lo que resulta raro que los editores patrios no apostaran más firmemente por ella. Sin embargo, ni los tímidos intentos de Bruguera primero ni de Zinco después lograron arraigar.

A grades rasgos, la serie viene a contar las andanzas del piloto Travis Morgan en Skartaris, un mundo salvaje y fantástico escondido en el interior de  la Tierra poblado por grandes saurios y civilizaciones perdidas donde todavía es efectiva la magia. Usando sus conocimientos, Morgan se convierten en el Señor de la Guerra tras ser esclavo y gladiador y junto a sus aliados  Maciste, Shakira (no, no es la de Piqué) y su amada Tara, la reina de Shamballah,  se enfrenta a todo tipo de amenazas armado con su espada y una pistola, enfrentándose a enemigos de todo pelaje y condición entre los que destaca Deimos, un poderoso hechicero inmortal.

Ideada por DC  para hacer la competencia al exitoso  Conan, El Bárbaro” marvelita, Grell se inspiró para llevar a cabo su obra más recordada -como tantos otros-  en las sagas de Burroughs protagonizadas por John Carter. Sin embargo, en “The Warlord” da un paso más en la ya por entonces importante carrera otorgando a las aventuras de Morgan y sus amigos un genuino toque de aventura y frescura al contraponer la mentalidad del hombre contemporáneo de Morgan con las costumbres de las distintas civilizaciones que pueblan Skartaris, un rico y detallado mundo fantástico lleno de referentes que van desde la obra de Julio Verne a la mitología clásica.

Con ser entretenidísimas y frescas las tramas ideadas por Grell dónde la serie sobresale es en el ámbito gráfico ya que Grell da lo mejor de sí para aprovechar todas las posibilidades que le otorga su estilo detallista y elegante y un perfecto conocimiento anatómico tributario del “Flash Gordon” de Raymond. Aunque la serie llegó a los 133 números, Grell se mantuvo al frente de la misma como autor completo durante poco más de los cincuenta primeros desarrollando durante esta larga etapa –posteriormente seguiría vinculado a la serie realizando diversas labores-  que acabaría convirtiendo la serie en un referente en su género que por desgracia apenas hemos podido disfrutar en España.

No estaría nada mal que ECC Ediciones se decidiera a recuperar la etapa más clásica “The Warlord” en la que Mike Grell se ocupó de la serie  y poder dar a conocer por fin cómo se merecen las aventuras del Señor de la Guerra de Skartaris a los aficionados españoles.

martes, 29 de enero de 2013

“Arma X”, de Barry Windsor-Smith.




Si algo está absolutamente probado empíricamente en la historia de los cómics de superhéroes, en general, y de los superhéroes Marvel en particular, es que cuanto más marginal y pobres son las ventas de una publicación  más libertad creativa se les suele otorgar a los artistas con talento y, por tanto, más posibilidades existen que estos creen  obras llamadas a dar prestigio a la editorial y sobreviva en la memoria de los aficionados mucho más allá que sus contemporáneas.

Un buen  ejemplo de ello es “Arma X” publicada seriada a lo largo de doce entregas originalmente en “Marvel Comics Presents” a principios de los noventa, un titulo secundario, contenedor variopinto de aventuras en solitario protagonizadas por personajes mutantes en la época de gloria de la franquicia. En ese poco atractivo contexto decidieron los editores Marvel del momento dar respuesta a algunos de los misterios en torno al pasado de Lobezno, uno de los personajes más carismáticos de la época y para ello contaron nada menos con el talento de Barry Windsor-Smith quién años antes había marcado una época en “Conan, El Bárbaro” junto a Roy Thomas y en una primera etapa ya había tenido sus más y sus menos con la editorial al abogar por la independencia autoral frente a las injerencias editoriales. Para esta obra,  Smith impuso sus condiciones y asumió la autoría completa de la elaboración de la historia a partir de unas nociones establecidas por Chris Claremont para coordinar la obra con la continuidad del resto de las series mutantes. El resultado fue una obra de arte inclasificable que para muchos se encuentra entre las mejores  protagonizadas por Lobezno.

Antes de incorporarse a La Patrulla X, Logan ahoga sus atormentados días  en vapores etílicos. En una de sus memorables borracheras, Logan es secuestrado por una misteriosa organización dispuesta a usarle como cobaya humana para su proyecto de arma definitiva, el arma X, para lo que sometiéndole a una serie de dolorosas operaciones revisten sus huesos de adamántiun y le dotan de sus mortales garras al tiempo que intentan anular su personalidad para convertirlo en una obediente y perfecta máquina de matar.

Superando la limitada previsión inicial de la editorial, Smith catapultó “Arma X” a una categoría de cómic superior a la prevista construyendo ya no una tópica y convencional historia de superhéroes al uso sino  una obra original y contracorriente en la que el protagonista – y supuesto héroe- se convertía en la víctima de una historia de terror que bebía directamente en sus trasfondo de obras clásicas como “Frankenstein” o más actuales como “Robocop” en la que contraponía la humanidad indómita e individualista de Logan frente al ansía de alienamiento de la anónima corporación tecnológica representada por El Profesor y sus ayudantes. Lejos de seguir una estructura lineal, Smith concibió la historia para que la realidad y la fantasía del protagonista se confundieran al tiempo que la seriación en capítulos de ocho páginas le otorgaba una curiosa irregularidad narrativa que ayudaba a disimular las carencias como guionista de Smith al tiempo que potenciaba la sensación de confusión buscada por el autor para reflejar la irrealidad de la situación,

Donde la obra sin duda sobresale es en el apartado gráfico. BWS que había demostrado su dominio de la anatomía humana y su gusto por el barroquismo y la fantasía cumple sobradamente para desarrollar un opresivo y oscuro escenario tecnológico en el que experimenta con las más complejas perspectivas y arriesgadas composiciones cuidando al detalle la narración para perturbar al lector con las sofisticadas torturas a las que los científicos someten a Logan al tempo que en lacónicos comentarios incluidos en cartelas sus anodinas conversaciones asociando a cada uno de los personajes un color para identificarlo.

En su momento, “Arma X” no fue un éxito de ventas, quizás por estar más cerca a las premisas del "Metal Hurlant" de Los Humanoides Asociados que a las rigideces de los comic books Marvel al uso, y solo gracias al boca a boca y el reclamo de calidad que suponía la firma de su autor empezó a reivindicarse por la crítica y los aficionados,  Marvel la reeditó en tomo sin tener en cuenta las modificaciones que el inconformista Smith quería incluir en la obra lo que supuso una nueva ruptura con la editorial. A pesar de ello, “Arma X” es uno de los mejores tebeos de la década de los noventa  que gustará tanto al aficionado conocedor del género como a cualquiera que solo quiera disfrutar de un entretenimiento sobresaliente, adulto y sofisticado.

lunes, 28 de enero de 2013

“Scalped: El final de la senda”, de Jason Aaron y R. M. Guèra.





Publicó ECC Ediciones hace pocos meses el último recopilatorio de “Scalped”- la sensacional serie negra que el guionista Jason Aaron y el dibujante R.M. Guèra- han venido desarrollando a lo largo de una sesentena de números.

Dash Caballo Terco ha cumplido su misión e intenta reordenar su vida tras un trabajo como agente infiltrado que le ha dejado profundas huellas físicas y psicológicas. El jefe Lincoln Cuervo Rojo está entre rejas y la reserva de Prairie Rose ha quedado aparentemente limpia de crimen y corrupción. Sin embargo, Catcher sigue libre y las antiguas venganzas no serán satisfechas hasta que vuelva a blandirse el hacha de guerra y se corten las últimas cabelleras.

En los últimos cinco números de la serie que son los recogidos en este volumen, Aaron otorga un brillante colofón a una serie que no solo ha venido a convertirse en el auténtico canto del cisne del sello Vertigo, antaño sinónimo de calidad autoral garantizada, sino que además ha aportado una modernización de las convenciones del género negro como solo se puede equiparar en los últimos años a la televisiva “The Wire”. Resueltos los principales misterios en anteriores entregas, en este arco final Aaron se dedica a cerrar tramas y sellar el destino del variopinto reparto coral de personajes que ha ido desfilando a lo largo de las distintas entregas.

 Personajes algunos de ellos redimidos y otros condenados, pero todos ellos atormentados por la carga de sus culpas y errores alejados por completo del socorrido blanco y negro de los arquetipos rígidos para navegar en las complejas aguas de la ambigüedad moral. Aaron es inclemente con sus criaturas y las exprime hasta el final, obligando incluso al final de la senda de la serie a sus protagonistas a sacrificios profundos y heroicidades anónimas y poco brillantes cómo solo los antihéroes de los mejores thriller son capaces de protagonizar.

En el que quizás sea el arco más dramático y autocontenido de la serie, atemperada en parte  la desatada locura hard boiled de algunas de las entregas precedentes, se pone de manifiesto la madurez creativa que han alcanzado, tras los cinco años de recorrido de la serie, sus autores y cómo la misma ha trascendido a sus personajes. En este último arco,  Guèra le da al efectivo expresionismo ecléctico de su estilo, potenciado por los fuertes contrastes cromáticos que la colorista Giulia Brusco imprime a sus composiciones, una atmósfera intimista y melancólica, crepuscular a la manera de los western de Eastwood, que tan bien sabe captar el portadista Jock,  para ir setenciando progresivamente el a los diversos personajes, reduciendo los diálogos al mínimo para que sea una única viñeta expresiva, silenciosa e implícita la que nos muestre su destino, mientras que Aaron pone el finiquita una serie sin fisuras ni altibajos que sale reforzada al no haber intentado sus autores alargarla artificialmente en pos a fines exclusivamente comerciales.

Poco más queda por decir salvo recomendar encarecidamente  a los que no la hayáis leído todavía una serie destinada a convertirse en un clásico en su género, repleta de acción, violencia y humanidad, que curiosamente me da la impresión no ha obtenido todos los aplausos que merece.

jueves, 24 de enero de 2013

“Ice Haven”, de Daniel Clowes.




Como afortunadamente por fin se está empezando a descubrir en España esa maravilla de Clowes que es “El Rayo Mortal”, cuya publicación ya reivindiqué por aquí, me apetece destacar hoy la que para mí gusto es la obra que mejor permite iniciarse en su rico universo, compendio en fondo y forma de su manera de entender el cómic. Me estoy refiriendo a “Ice Haven”, publicado afortunadamente hace ya unos años en España por Random House Mondadori.

La pequeña localidad de Ice Haven es el típico pueblecito norteamericano de rectas calles pavimentadas y cháles aparcelados donde aparentemente nunca pasa nada digno de comentarse. Sin embargo, bajo esa pátina de civilización y monotonía bulle un mundo de emociones soterradas y dramas silenciosos, deseos reprimidos y obsesiones inconfensables protagonizadas por sus anodinos y convencionales habitantes

“Ice Haven” marca un punto de inflexión en la obra de Daniel Clowes y es la que mejor define sus intereses e inquietudes, encerrándose en la aparente sencillez de su envoltorio un resumen de toda su obra anterior y, como hemos comprobado después, posterior. A través de la concatenación de diversas historias cortas protagonizadas por una variopinta galería de personajes que, como mínimo tienen en común la localización en la anodina Ice Haven del título, un lugar imaginario tan cotidiano cómo cualquier suburbio residencial en cualquier ciudad occidental,  Clowes hace un recorrido en torno a sus temas recurrentes centrados en la alienación e incomunicación de las sociedades contemporáneas y su propio posicionamiento autoral. De este modo, entre los múltiples personajes que aparecen bosquejados en el cómic el lector que conozca la obra del autor identificará a muchos de sus protagonistas  y  el enunciado de los temas e intereses desarrollados en profundidad en esas obras, tratándose en cierta forma “Ice Haven” de la reunión de todos ellos.

Clowes con parsimonia nos va guiando poco a poco a través de ese elenco coral de individuos inadaptados y extraños de diversa edad, sexo y condición a los que va presentando, desplegando progresivamente ante el lector sus interrelaciones para que este entienda la amplitud de sus pretensiones y contenidos al tiempo que incorpora una trama de suspense en torno a un niño desaparecido que da hilazón al conjunto. Sin embargo, ese es solo uno de los muchos intereses de Clowes en la obra, ya que realmente a través del diálogo continuo de unos personajes que rompen constantemente la cuarta pared, comprobamos cómo en todas sus tramas son elementos comunes la aprobación y la reafirmación de la identidad propia frente a la incomprensión ajena y la necesidad de comunicación, aprovechando el protagonismo que el autor les da en cada una de sus historias. De este modo, y de la adicción de los diversos relatos, Clowes  construye un alegato en torno a la incomunicación en las sociedades modernas, pero al mismo tiempo que, cómo avisa por boca de uno de sus personajes crítico en cómic, una radiografía de su personalidad, intereses y obsesiones que no hay que tomar necesariamente al pie de la letra.

El experimento de Clowes no es nuevo y ya lo habíamos visto planteado en películas como “Vidas Cruzadas” o “Happyness” y cómics como “Palomar”. Sin embargo, Clowes es mucho más ambicioso en sus intenciones, no limitándose a contar una historia global de un espacio geográfico  a partir del entrelazamiento de las paralelas de sus protagonistas sino que por boca de uno de sus personajes reflexiona en torno a su propio medio de expresión.

Aparte de sus sobresalientes recursos narrativos y originalidad,  en “Ice Haven Clowes actualiza referentes clásicos como Steve Ditko, los cómics de E.C. o las tiras de prensa para abrir la puerta al patio que se encierra en su subconsciente evocando influencias que van desde Schultz a Htichcock o Toole.

La obra anterior y posterior de Clowes amplía el complejo entramado de obsesiones expuesto en este cómic, constityendo la piedra rosetta a partir de la cuál intentar comprender a uno de los autores contemporáneos más enigmáticos e inteligentes del panórama mundial.

miércoles, 23 de enero de 2013

Gallardo y Mediavilla de Movida o de Paraíso a Tapones Visente.





En aquellos tiempos de la Movida ochentena los intercambios y homenajes entre distintas disciplinas estaban al orden del día como ya comentamos hace poco  por aquí. De este modo, no era extraño que un grupo ecléctico, explosivo y marginal como el Paraíso  de Fernando Márquez “El Zurdo” dedicara en 1980 una canción a un personaje de cómic como  el emblemático Makoki, obra de Gallardo y Mediavilla, nacido en 1977 y santo y seña del cómic underground patrio.

En 1983, con el efímero Paraíso ya disuelto y sus miembros dispersos en otras formaciones, Gallardo y Mediavilla se encargaron de la portada del disco “Paraíso” en el que se recogía la canción de cabecera y tres más que el grupo había grabado para participar en el programa televisivo Popgrama.

Así sonaba en la tele el Makoki de Paraíso:


No fue este el único escarceo de los autores de "Makoki" en el panorama musical de la llamada Movida pues también se encargaron en 1984 de la portada de “HawHaw” en 1984, el único disco de Tapones Visente, fugaz formación punk fundada por Luis Rodríguez El Pulgar, también conocido como Pulgarcito y, por aquella época, Lou Kovalski.

Os dejo "Mamaita", la libre versión que el grupo realizó del "Holidays in the sun", de los Sex Pistols:

martes, 22 de enero de 2013

“El invierno del mundo”, de Ken Follett.




Continua el prolífico Ken Follett con su repaso a la Historia del Siglo XX iniciado con La Caída de los Gigantes”, la primera novela de la serie “The Century”, de la que ya escribí por aquí, en la que embarca a sus personajes de lleno en la vorágine de la ascensión de los nazis al poder y la II Guerra Mundial.

Una nueva generación de las cinco familias que ya protagonizaran “La Caída de los Gigantes” toma el relevo de sus mayores para ser protagonistas y testigos desde los diversos bandos los cambios producidos en el mundo occidental desde el inicio de la década de los treinta hasta los inicios de la Guerra Fría, viviendo el alzamiento del nazismo y la II Guerra Mundial, la Guerra Fría y el inicio de la Carrera Armamentística entre los dos bandos.

Tengo que reconocer que esta segunda entrega de “The Century” me ha gustado algo más que la primera debido en buena parte al marco histórico incomparable que ya había demostrado conocer el escritor galés tan bien en sus novelas de espionaje aun cuando evidentemente sus protagonistas acusen la rigidez artificiosa y estereotipada de los personajes inmaculados y sus sencillas tramas resulten predecibles y escasamente originales. A pesar de ello, hay que reconocer el mérito de Follett de volver a conseguir mantener el interés a lo largo de sus casi mil páginas en las diferentes tramas familiares que desarrolla entremezcladas con los acontecimientos históricos universales haciendo estos accesibles y atractivos  a un público muy amplio y variopinto para el que está pensado hasta el último detalle de la novela.

A pesar de ello, resulta un poco amargo la ausencia de un posicionamiento más crítico en torno a los hechos narrados por parte de un autor que ha intentado obviar cualquier tipo de posicionamiento ideológico propio en sus personajes manteniendo una rígida neutralidad sobre los hechos presentados lo que acaba restando aun más credibilidad a las tramas ideadas protagonizadas por unos personajes idealistas e idealizados que se sitúan por encima del común de los mortales.

A pesar que me ha gustado más que la anterior,  me temo que “El invierno del mundo” confirma mi sospecha inicial que “The Century” está más cerca de convertirse en la versión literaria de  Cuéntame” que en unos nuevos “Episodios Nacionales”. Debe ser consecuencia del signo de los tiempos.