jueves, 14 de julio de 2011

Las mujeres de papel de Jean-Pierre Gibrat.

Lo prometido es deuda y dedico una pequeña entrada a analizar el papel de la mujer en la obra del dibujante Jean-Pierre Gibrat, al que en España conocemos a través de obras como “La Prórroga”, “El Vuelo del Cuervo” o “Mattéo”, publicadas todas ellas en España por Norma Editorial.

Gibrat ti desarrolla a lo largo de estas obras un obsesivo prototipo de mujer cuya esencia ha ido sintetizando a lo largo de sus cómics, ex libris y libros de ilustraciones.

Mujeres jóvenes y gráciles, de ojos claros y alborotado pelo oscuro, que apartan divertidas su mirada soñadora y coqueta de aquel (o aquella) al que han sorprendido escrutándolas en medio de un íntimo silencio compartido.

El joven Alan Moore, eran otros tiempos…

DC han sido muy amables conmigo, no me han cambiado nada. No sé, quizá dependa de quién sea el guionista o el dibujante. Es algo estúpido, pero el campo de los cómics tiene incluido un elemento personal porque es un sitio muy pequeño, y es ridículo. En Tesco no serían capaces de reconocerme, pero en las convenciones puedes ser una pequeña celebridad, algo que me resulta agradable. Aún así, este es un terreno pequeño con el que algunas personas no quieren estar asociadas porque son alguien de verdad, o lo que sea, o quizás porque tienen nombres largos como John Tartaglione. [risas]

(Me ha hecho gracia esta respuesta de Moore a una pregunta respecto a su relación con los editores de DC y la fama a principios de los ochenta. Al parecer por aquella época, la cosa era mucho más fluida y tranquila de lo que ha sido después... El extracto está tomado de la segunda parte de la entrevista realizada a Moore y Leach para Hellfire que Frog2000 ya ha traducido y podéis leer aquí).

miércoles, 13 de julio de 2011

“El nombre del Viento”, de Patrick Rothfuss.

A la búsqueda de una lectura ligerita con la que hacer frente los rigores veraniegos, recuperé por recomendación de una amiga “El nombre del Viento” la primera novela de Patrick Rothfuss, de la que en su momento escuché y leí muchas alabanzas pero de que me olvidé ocupado en otros quehaceres(no me preguntéis cuáles que ya no me acuerdo).

El nombre del Viento” es la primera parte de una inevitable y futura trilogía de Fantasía titulada “Crónica del Asesino de Reyes”, de la que todavía no han aparecido las siguientes entregas (al parecer la segunda está anunciada para Noviembre de este año en Estados Unidos). La historia se estructura a partir de la redacción por Devan Lochees, un cronista itinerante de la biografía de los primeros años del presunto (ya que en este primer libro no se hace referencia todavía a estos hechos) regicida al que se refiere el título de la trilogía, Kvothe, al que este descubre escondido en una apartada aldea donde intenta llevar una existencia ordinaria bajo una identidad ficticia mientras a su alrededor empiezan a aparecer todo tipo de criaturas malignas que siembran el caos por los caminos y alrededores del habitualmente tranquilo villorrio.

Da bastante que pensar acerca del estado actual de la fantasía heroica que cuando aparece una obra que mínimamente se aleje de los patrones y fórmulas tradicionales se convierta casi automáticamente en una obra excepcional y destacable. Me da la sensación que es lo que ha pasado un poco con este “El Nombre del Viento” que sin ser una correcta y entretenida novela –más si cabe teniendo en cuenta que es la primera obra publicada de su autor- no me parece que tenga tantos méritos como se pretenden. Rothfuss sabiamente se aleja de los clichés más habituales del género pero los sustituye de manera más o menos disimulada por otros que han mostrado su éxito en ventas. De este modo, la estructura de la obra que en principio puede parecer uno de sus elementos más originales organizada a partir del relato del protagonista de su vida a un cronista interpuesto no deja de estar inspirado en la exitosa primera novela de las “Crónicas Vampíricas” de Anne Rice, “Entrevista con el vampiro”, transponiendo el autor la fórmula de los vampiros a la fantasía heroica. Mientras que, por otro lado, las andanzas adolescentes del protagonista en la Universidad de los arcanistas no pueden dejar de recordar un poco a los harripotteres de la Rowlings.

La novela está llena de guiños para adolescentes dado que se narran los primeros años de juventud del protagonista mostrando su inexperiencia en el amor y sus victorias pírricas en sus primeras aventuras de las que suele salir trasquilado de un modo que a mí me ha recordado –y, esto es muy libre, claro- a las primeras etapas de “Spiderman”. Dicho esto, se nota quizás en exceso la bisoñez de Rothfuss a la hora de implementar la trama y los personajes, dotando a su joven protagonista de tal cúmulo de cualidades (todo lo hace bien este muchacho) que a la larga logra que caiga un poco gordo. Quizás lo más atractivo de la obra sea la localización en un contexto medieval al que pretende dar ciertos toques de realismo que refuercen su credibilidad – un poco a la manera de Martin en su exitosa “Canción de Hielo y Fuego”- y el tratamiento de la magia y sus distintas especialidades. Rothfuss dosifica con habilidad la información para mantener el interés del lector aunque en ocasiones dé la sensación que la historia no avance en exceso lo que no deja de resultar un tanto irritante teniendo en cuenta que, de momento, el autor no ha entrado todavía en lo que se supone ha de ser el meollo de la historia.

El nombre del viento” no pasa de ser una correcta primera novela que al menos en esta primera parte de la trilogía tampoco aporta demasiado al género así que no os dejéis engañar por los comentarios que leáis por ahí (incluido este) que creo la ensalzan en exceso. Por mi parte, esperaré a las siguientes entregas para ver si la cosa mejora.

martes, 12 de julio de 2011

Segundo trailer de “Tintin”, de Steven Spielberg.

Habrá que ver la película. Se me hace raro ver a Tintin tan movido…No sé, no sé.

De momento, me quedo con la adaptación animada.

“Mattéo. Segunda época: 1917-1918”, de Jean-Pierre Gibrat.

Si ya cuando se publicó la primera parte de “Mattéo” me gustó especialmente no solo por la calidad gráfica de su autor, Jean-Pierre Gibrat, sino sobre todo por su voluntad de evolucionar –entendiendo como tal el ahondamiento en su oficio en la doble faceta de guionista y dibujante, sin necesidad de perder por ello su personalidad en pos a tratamientos más comerciales- respecto a anteriores obras, esa sensación ha aumentado con esta segunda entrega que recientemente ha publicado Norma Editorial en la que se percibe a un autor más entregado y ambicioso si cabe.

Mattéo, un anarquista francés que tras desertar del ejército en plena I GM, regresa al pueblo de su infancia a pesar del riesgo de ser detenido. Tras un breve e intenso encuentro con su amada Juliette, el idealista Mattéo parte junto a su amigo Gervasio hacia Rusia para formar de la Revolución que acaba de estallar. En la convulsa Petrogrado, donde las intrigas y luchas por el poder entre las distintas facciones son continuas, Mattèo vivirá nuevas aventuras que le harán madurar, aun cuando el recuerdo de Juliette se mantendrá constante y ni siquiera su relación con una bella bolchevique, Léa, logrará mitigarlo.

En esta segunda entrega, Gibrat da lo mejor de sí en la doble faceta de guionista y dibujante dotando de mayor profundidad a la obra y ampliando la acción del ámbito localista en el que se desarrollaba la primera entrega hasta el convulso Petrogrado de 1917 para reflejar las primeras etapas de la Revolución Rusa a través de los ojos de su protagonista. Gibrat va ganando confianza como guionista tanto en la caracterización como en la plasmación de la evolución psicológica de los personajes – especialmente un Mattéo cada vez más desengañado en todos los aspectos- así como en la exposición de unas tramas en las que aprovecha el atractivo del contexto histórico elegido para situar a sus personajes imaginados interactuando con los reales.

A pesar de ese buen hacer de Gibrat en el desarrollo de la historia ganando en claridad expositiva y variedad de recursos narrativos respecto a otros trabajos, no se puede decir que este álbum al igual que resulta con la primera entrega destaque por la originalidad de su propuesta. Gibrat vuelve a ampararse en tópicos y situaciones comunes descritas hasta la extenuación en libros y películas que se han acercado a la época descrita y hacen del álbum en ese aspecto resulte en exceso previsible para el lector. Sin embargo, lo que salva y hace que la obra destaque es el talento gráfico del autor que en esta ocasión da lo mejor de sí en cada una de las viñetas insistiendo con la técnica de acuarela que ya utilizase en el primer álbum con espectaculares resultados.

Gibrat se muestra como un exquisito paisajista, que describe con minuciosidad y el encanto característico que hace tan identificable su estilo, los distintos ambientes urbanos y rurales en que se desarrolla la trama, convirtiendo cada una de sus viñetas en un pequeño cuadro en el que demorar la vista. Esa obsesión por el detalle es aplicable a su retrato de los personajes, especialmente los masculinos que aparecen perfectamente caracterizados con una amplia variedad de expresiones, mientras que respecto a los femeninos especialmente sus bellas jovencitas repite los mismos atributos físicos -y que parece que le obsesionan- que las hacen tan identificables.

En definitiva, este segundo álbum de “Mattéo” es una buena muestra de tebeo comercial bien entendido en el que autor se vale de una de esas tramas que siempre funcionan para sacar el máximo partido de su talento artístico con excelentes resultados y dejando con ganas de más. Veremos como resuelve la situación tras el giro que da a la historia a la conclusión de esta entrega.

lunes, 11 de julio de 2011

Moore y los Bocadillos de Pensamiento.

“Y tampoco creo que se necesiten bocadillos de pensamiento. Siendo franco, como escritor, creo que la era de los bocadillos de pensamiento se ha acabado. No hay bocadillos de pensamiento en la vida real, contándote que alguien va a robarte la cartera o a invitarte a cenar a su casa. Lo que haces para formarte una opinión de alguien es observar su forma de hablar y las cosas que hace, y después es cuando piensas, “bien, es un buen tipo” o “lo odio”.

No hay bocadillos de pensamiento en las películas y se puede seguir la historia perfectamente. Un montón de escritores usan los bocadillos de pensamiento para explicar las motivaciones bastante débiles de sus personajes. En mitad de una pelea, tienen grandes losas metafísicas sobre sus cabezas. Cuando peleas, no piensas excepto en cosas como AAARGH, QUEMAR, DESTRUIR. Realmente no empiezas a pensar en los pensamientos más profundos y secretos de Immanuel Kant o alguien parecido. Hazme caso, no te abalanzas sobre una especie de travesía filosófica, especialmente cuando alguien está intentando doblar una viga de acero alrededor de tu cabeza.”

(Esto auguraba Moore en una entrevista de 1983 que el amigo Frog2000 acaba de traducir y podéis leer completa aquí. Es cierto que los bocadillos de pensamiento son un recurso cada vez menos utilizado aunque más que su erradicación total su uso ha ido evolucionando, como el propio lenguaje del cómic hacia soluciones menos redundantes y que gráficamente aporten más. Unos cuantos ejemplos a vuela pluma).





“Las aventuras de Spirou y Fantasio: Los Gigantes Petrificados”, de Yoann y Vehlmann.



Planeta sigue jugando al despiste con el material inédito de “Spirou y Fantasio” publicando hace pocas semanas un nuevo álbum, “Los Gigantes Petrificados”, correspondiente a la serie “Una aventura de Spirou y Fantasio”, la serie paralela en la que distintos equipos creativos dan su particular versión de los icónicos personajes de Rob-Vel y Franquin en aventuras autoconclusivas, que viene publicando desde hace unos años sin seguir el orden de aparición original en Francia y de la que han aparecido en nuestro país “Diario de un ingenuo” y “Atrapados en el pasado”. El nuevo título, “Los Gigantes Petrificados”, fue originalmente la primera de las aventuras aparecidas en la serie “Las aventuras de Spirou y Fantasio” y cuenta con el buen hacer de Fabien Vehlmann, el talentoso guionista de “El Marqués de Anaon”, y Yoann, un talentoso dibujante que hasta ahora permanecía inédito en España.

Entrando en materia, en “Los gigantes petrificados” nos encontramos a Spirou y Fantasio inmersos en una alocada competición para ser los primeros en investigar un hallazgo de un sarcófago sellado realizado por el sin par Martin en aguas del Mediterráneo y que puede ser la clave para redescubrir una antigua civilización olvidada. Mientras Spirou es partidario de ayudar al pequeño Martin, un pequeño y apasionado arqueólogo con mucha voluntad pero escasos recursos, Fantasio busca la ayuda de Calloway, un dudoso y mediático arqueólogo dispuesto a sacar partido en su propio beneficio de los descubrimientos. Los amigos competirán en las distintas expediciones para descubrir los secretos de la antigua civilización en una carrera que les llevará de Indonesia a Nueva Zelanda y que les deparará más de una sorpresa.

Ágil y entretenido álbum realizado por Vehlmann y Yoann que no en vano les ha valido hacerse con los lápices de la serie principal de “Spirou y Fantasio” en Francia para la que han realizado los dos últimos álbumes todavía inéditos en España. Vehlmann con su habitual buen oficio traslada con naturalidad las claves habituales establecidas por Franquin a las aventuras clásicas de Spirou y Fantasio, respetando la esencia de los personajes a los que localiza en un momento más cercano a la realidad contemporánea presentando unas versiones lógicas de los personajes por las que han pasado algunos años (muy gracioso el Fantasio calvorota), en una aventura cargada de humor y acción.

El gran descubrimiento del álbum es el dibujante Yoann, un autor con un estilo muy fresco y dinámico que recuerda al Conrad de “Los innombrables”. Yoann es un gran narrador y realiza un gran despliegue reproduciendo todo tipo de cachivaches tecnológicos, animales fantásticos y ruinas arqueológicos con todo detalle en distintas localizaciones terrestres y marinas al tiempo que muestra una gran habilidad para la caracterización de los personajes que resultan frescos y novedosos en sus manos. Un autor a seguir y del que espero, una vez roto el fuego, siga apareciendo nuevo material en España (¿Por qué Norma se ha saltado la publicación del álbum que realizó para “La Mazmorra: Monstruos”?).

A falta de nuevas revisiones que ofrezcan visiones más arriesgadas de Spirou y sus amigos (ojala no se demore la publicación de "Le groom vert-de-gris", de Yann Le Pennetier y Olivier Schwartz), la propuesta de Vehlmann y Yoann está realizada con respeto, cabeza y mucho oficio dando como resultado un álbum entretenido y de agradable lectura que cumple con las expectativas mínimas de lo que ha de ser un álbum de estos personajes y a buen seguro no decepcionará a sus seguidores.

domingo, 10 de julio de 2011

A Barry Windosr Smith le gustaban The Byrds.

The Byrds, grupo histórico que nació para ser la respuesta yanqui al fenómeno The Beatles, dejó unas cuantas canciones para el recuerdo como –con el permiso de Dylan- su primer éxito una versión de “Mr Tambourine” que reproduzco más abajo.

“Preflyte” fue un disco recopilatorio, grabado originalmente en 1969, que recogía demos y grabaciones previas al éxito del grupo, realizadas durante su etapa de formación cuando todavía se hacían llamar Jet Set y no eran demasiado conocidos. Al fichar por una gran discográfica, Columbia, le encargaron a nuestro admirado Barry Windsor Smith runa nueva portada para reeditar el disco. Smith en una muestra de genialidad realizó esta gran portada, en la que jugaba con el sentido literal del título del disco, en la que muestra a los miembros del grupo como la tripulación de una nave espacial encaminándose a hacer despegar su nave.


viernes, 8 de julio de 2011

¡¡¡ Vuelve First!!!

Anda, leo donde Álvaro un breve avisando del regreso a la primera línea de una de las mejores editoriales independientes del panorama mainstream de los ochenta que nos proporcionara series tan atractivas como “American Flagg”, “Nexus” o “Dreadstar”. Nada menos que First Comics.

Amplio la noticia y al parecer van a contar con gente bregada como Ken F. Levin, Joe Staton y Nick Cuti (E-Man), Bill Willingham (Fabulas), Max Allan Collins (Camino de Perdición).

Ojala esta noticia conlleve que por fin veamos una edición en castellano en condiciones de “American Flagg”, aunque no caerá esa breva porque esta obra parece estar maldita…


Habrá que estar atentos y seguir los acontecimientos.

“Mundo de Krypton”, de John Byrne, Mike Mignola y Rick Bryant.

Tras la felicitación el otro día al gran John Byrne, me apetecía releer alguna de sus obras, así que ni corto ni perezoso recuperé esta miniserie de cuatro números que hace unos añitos publicara Norma Editorial y que hasta hace poco tiempo se podía encontrar en las pilas de saldos a un precio muy apañado. Unos tebeos de finales de los ochenta que Byrne realizara junto a un prometedor chaval que apuntaba muy buenas maneras llamado Mike Mignola al que terminaba los bocetos y entintaba el correcto Rick Bryant.

Complementando las series regulares de “Superman” que por entonces realizaba, Byrne escribió esta miniserie en la que profundizó como nadie había realizado anteriormente acerca de la historia del planeta natal de Superman, Krypton, su sociedad y los acontecimientos que le llevaron a su destrucción rastreando a través del árbol genealógico de Kal El, un Superman que tiene un papel marginal en la historia y solamente hace su aparición en el último episodio.

Byrne vuelve a mostrar su dominio de los registros de la Ciencia Ficción y de la técnica que tan bien definía sobre como realizar un buen comic-book para reducir una historia de proporciones colosales que se desarrolla a lo largo de siglos en apenas cuatro episodios, organizando cada uno para mostrar un momento de inflexión en una trama cuyas consecuencias solo quedan claras al final de la historia. Byrne ofrece su visión de Krypton como una sociedad rígida destinada a morir por su propio éxito tecnológico que les llevó a dar la espalda a las emociones y sentimientos.

En el aspecto gráfico, destaca la labor de un joven Mignola que despliega con habilidad su talento para describir la grandeza clásica de Krypton con un estilo retro que recuerda al de clásicos como Raymond, Foster o Williamson en una historia alejada de las atmósferas oscuras y sombrías que tan bien maneja. A pesar de los acabados de Bryant que refuerzan las referencias mencionadas, ya se adivinaba en Mignola todo lo bueno que posteriormente desarrollaría el autor de “Hellboy”.

En definitiva, “Mundo de Krypton” es una pequeña muestra de la brillantez del equipo creativo siendo una pequeña gran obra de referencia para acercarse al Superman moderno. Avisados quedáis.

jueves, 7 de julio de 2011

"Northlanders 5: Metal", de Brian Wood, Becky Cloonan, Fiona Staples, Riccardo Burchielli.

Nueva entrega publicada por Planeta, que recoge los números 29 a 36 de la serie regular norteamericana, de la personal visión que del siempre agradecido y atractivo mundo vikingo nos viene ofreciendo Brian Wood en esta serie.Wood, propone en este tomo tres aventuras sin relación entre sí en las que se ponen de manifiesto las virtudes y defectos de este interesante guionista que suele ofrecer resoluciones que no suelen estar a la altura de sus a priori atractivos y originales planteamientos. mostrando en su conjunto distintos aspectos -desde una perspectiva parcial y moderna- de la cultura de los Hombres del Norte.


En la primera de estas historias, titulada "La Vía Marítima", Wood ofrece su particular visión de la faceta exploradora de los vikingos a través de la historia de un capitán de drakkar que decide cambiar su aburrido sino de marino mercante por la gloría del descubrimiento de nuevas vías y tierras. Se trata de una historia entretenida en la que Wood da buena muestra, a pesar de su estilo sincrético que requiere de la constante atención y complicidad del lector para el seguimiento de la historia, de su buena mano para el tratamiento de los personajes, centrada toda la trama en la descripción del complejo perfil psicológico del capitán de la expedición y la "sorprendente" conclusión del episodio. Más allá de la labor de Wood, la historia resulta atractiva por el buen trabajo del equipo gráfico formado por Fiona Staples y el colorista Dave McCraig que le dan un aspecto extraño y surrealista que refuerza el carácter enajenado de la historia.


El plato fuerte del tomo lo conforma el arco titulado "Metal" en el que Wood ofrece un relato entre lo fantástico y lo "realista" ambientada en la Noruega del s. VIII D.C. y centrado en el conflicto generado en el choque cultural entre las viejas tradiciones politeístas y el incipiente Cristianismo. El guionista nos muestra este conflicto a través de la figura de un herrero un tanto bobalicón que básciamente pretende pasar a cuchillo a todos los cristianos.

Frente a la honestidad tontorrona del protagonista y su pareja -una albina metida a monja sin vocación a la que rescata a la fuerza-, Wood ofrece un fuerte contraste respecto al resto de los personajes de la historia que, o bienson paganos hipócritas que pretenden aprovecharse del oro de los cristianos o de los mismos cristianos de los que da una imagen en exceso parcial exagerando sus componentes negativos. La trama, a pesar de sus riquezas de matices, está bastante mal resuelta por un Wood que no acaba de dar con la tecla exacta para encuadrar los elementos fantásticos y sobrenaturalescon el realismo sucio y moderno que es una de sus características más significativas con lo que nunca queda bastante claro para el lector a qué nivel se está desarrollando la historia. En este arco, Wood cuenta a los lápices con uno de sus colaboradores habituales de "DMZ", Riccardo Burchielli, quién a pesarde su buenhacer en general cuenta con el handicap negativo de resolver bastante mal las numerosas secuencias de lucha, lo que no ayuda a facilitar la lectura de la historia.


La tercera historia compuesta por dos episodios es "La Doncella de los Hielos" que narra el descubrimiento por un solitario y anciano vikingo de una doncella muerta cuyo cuerpo no se ha corrompido al quedar atrapado en el hielo. El protagonista intentará resolver el misterio que encierra el cadáver presionado por el ambiente bélico que rodea la región. Wood escribe una historia bastante interesante en la que explora el sistema de lealtades y vasallajes entre los vikingos del siglo VIII a través de una entretenida trama que podríamos calificar de "CSI" medieval. La historia es quizás la más redonda de las tres, contando además con la excelente labor de una Becky Cloonan que da con el tratamiento exacto que el estilo de Wood requiere, mostrándose como una excelente narradora dotada del estilo grueso que tanto gusta a Wood a la que suma una claridad expositiva que no consiguen los otros dibujantes.


En definitiva, esta quinta entrega de "Northlanders" es más de lo mismo para los seguidores de la serie, aunque para el neófito supone un buen acercamiento ya que resume a la perfección el intento de Wood de acometer el seguimiento de la cultura vikinga a través de una perspectiva moderna, logrando un resultado redondo en muy contadas ocasiones. Con todo, no deja de ser una serie curiosa y original que cuenta con unas excelentes portadas realizadas por Massimo Carnevale.

miércoles, 6 de julio de 2011

“Historias de la Taberna Galáctica”, de Josep Maria Bèa.




Releyendo la estupenda recopilación que Glénat realizase hace unos años de estas “Historias de la Taberna Galáctica”, originalmente publicadas a principios de los ochenta en la revista “1984”, uno se pregunta donde está el punto de encuentro entre el desparpajo y el ridículo, la imaginación desbordante y el desfase alucinado, el divertimento elitista y la diversión popular. Y la respuesta acaba siendo obvia, única y exclusivamente, en el talento, que se tiene o no se tiene. Y, si algo demuestran estas historias, es que precisamente Josep María Bèa andaba sobrado del mismo cuando realizó esta serie o, más probablemente, su gato le inspiró las más lucidas historias de su carrera.

Historias de la Taberna Galáctica” es un “space opera” inclasificable, quizás el último guiño a la creatividad de una Ciencia Ficción que en el momento que más cerca estuvo de alcanzar la gloria acabó adaptándose a fórmulas chuscas y políticamente correctas con las que agradar y contentar a todos los públicos convirtiéndose en un esqueleto cada vez más mondo en pos de un realismo y cientifismo en el que cada vez hay menos que rebañar. En cada una de las historias que componen estas historias hay un despliegue de creatividad mayor que en todas las películas del género que hemos visto desde que cambiamos de milenio, aunado con la inteligencia del que sabe reírse de unas convenciones que conoce demasiado bien tras bregar media vida en agencias y editoriales nacionales y extranjeras.

Las historias que componen la obra estructuradas en distintos relatos narrados por cada los engendros alienígenas que bien podrían haber salido de un goyesco aquelarre medieval (y acaban participando en más de una orgía espacial) que se reúnen como buenos parroquianos en la Taberna Galáctica localizada en un satélite perdido en medio del espacio que quizás inspirase a Neil Gaiman para sus relatos de “El fin de los mundos” de “The Sandman”, readaptan la estructura típica de las historias de Terror y Ciencia Ficción de E.C. y Warren aunque Bèa el habitual prólogo y conclusión de esas historias explicadas por un narrador interpuesto lo modifica para que sea comentado por el reparto coral de los parroquianos de la Taberna, gentes patibularia y chuscas a pesar de su condición extraterrestre y quizás por ello cercana y entrañable, resultando el grueso de esas historias tan singular como brillante en su extravagancia y desfachatez.

Bèa no obvia influencias, desde Wally Wood a Matheson, pasando por Aldiss, Scott, Dyck o Wyndham, que junta y revuelve a capricho con un toque gamberro personal y característico que consigue hacer participe al lector de la broma que subyace en el trasfondo de la historia sin sentir que el autor le esté tomando el pelo.

Historia de las Taberna Galáctica” es un tebeo divertido y genial que probablemente por ello no tuvo continuidad en la propia obra de Bèa que no alcanzó similares cotas de inspiración en obra posteriores como “La Esfera Cúbica” o “En un lugar de la mente”, aunque tampoco estén nada mal y quizás por ello, desencantado, acabara abandonando el Cómic por otros menesteres aun cuando acabara influyendo en otros muchos artistas y si no que se lo digan, por ejemplo, al ecléctico Santiago Valenzuela y su “Capitán Torrezno”. En definitiva, un autor a descubrir por los más jóvenes aficionados que se sorprenderán de que hubiera una época en que la Ciencia Ficción más gamberra y brillante se hiciera en España (pero la hubo).

Byrne 61 años y las reglas del buen cómic-book.

JB: Un buen comic-book ha de tener un planteamiento, nudo y desenlace. Eso no significa que la historia pueda continuar de un episodio a otro, pero la historia ha de estructurarse así. Los personajes han de ser realistas, han de poder creerse. Han de pensar, madurar las cosas y no pontificar como si fueran oráculos. La historia ha de ser distraida, no necesariamente divertida. Los mejores cómics son los que consiguen un impacto emocional. Me acuerdo de algunos que me hicieron llorar. Por ejemplo, Puño de Hierro nº. 8. Es un buen ejemplo de Chis Claremont, de sus mejores trabajos. Consiguió arrancarme alguna lágrima, aunque ya lo habíamos discutido y tenía que dibujarla. Las historias de El Hombre Cosa, donde aparecía Darrel El Payaso, escritas por Steve Gerber y dibujadas por Mike Ploog me emocionaron. Len Wein escribió muy buenas historias de La Masa.hace algunos años. Cuando La Masa se hace amiga de una niña ciega. “El niño que coleccionaba Spiderman” me impactó. Un buen comic-book también puede hacer reír pero es más difícil encontrar ejemplos de esa clase.

(John Byrne hoy cumple 61 años y, según dicen, anda un tanto desencantado de la industria del cómic aunque la industria del cómic nunca debería estar desencantada con él. En este extracto de entrevista publicada en “Los 4 Fantáticos 21” (Comics Forum) recuerda las cuatro reglas básicas de cualquier comic y, por extensión, de cualquier historia. Felicidades).

martes, 5 de julio de 2011

“Historias Cortas”, de Naoki Urasawa.

Naoki Urasawa, autor japonés que recibe alabanzas generalizadas por sus historias de intriga y misterio de largo recorrido –las de continuará de toda la vida, vamos…-, sorprende en la cuidada y nueva antología que ha publicado Planeta hace pocos meses mostrando su valía en historias de corta extensión publicadas entre 1983 a 1986, anteriores a su primera serie larga “Pineapple Army”, interesantes porque, más allá de su carácter juvenil y estar sometidas a los vaivenes de los impacientes editores japoneses, ya recogían algunas constantes que aparecerían en su obra posterior y apuntaban sus buenas maneras.

En el tomo recopilado por Planeta aparte de la historia con que debutó, “Return”, Urasawa muestra su capacidad para desarrollar historias de distintos géneros –policiaco, ciencia ficción, adaptaciones…- marcadas por su carácter sencillo, desenfadado y cómico protagonizadas la mayoría por jóvenes en los que es fácil identificar datos biográficos e ilusiones del joven y rebelde autor japonés y que, posteriormente, también utilizaría para caracterizar al protagonista de “20th Century Boys”.

Me han gustado especialmente por su originalidad las cinco alocadas historias autoconclusivas que componen “Police Singing”, protagonizadas por un joven policía atolondrado que compagina su labor como agente de la ley con el ligoteo y la música en un grupo de punk-rock; la inconclusa serie “NASA”, quizás la más ambiciosa de todas las historias incluidas en la obra en la que un grupo de aficionados japoneses planean mandar un cohete tripulado a la Luna; o la historia que cierra el volumen, “Nana de Shinjuku”, narrativamente la más ambiciosa y en la que aborda en clave de melodrama intimista otro tema que también aparece en “20th Century Boys”, el de la trata de blancas y la prostitución en Japón.

En su conjunto, estas historias de extensión variable y destinadas a ser complementos y rellenar huecos de series principales, nos muestran a un Urasawa más inexperto, fresco e inocente en comparación con obras más oscuras centradas en la tensión y el thriller como “Monster” o “Pluto”, que aprende el oficio de mangaka a pasos agigantados pudiendo apreciarse una clara evolución desde la simplicidad de los inicios a la mayor complejidad y ambición de las últimas historias.

En definitiva, estas “Historias Cortas” son una lectura amena y entretenida, imprescindible para los seguidores de Urasawa, que muestra los inicios de uno de los mejores mangakas de la actualidad e incorpora, además en la edición de Planeta, una interesante entrevista en la que el autor analiza la gestación de algunas de las historias.

lunes, 4 de julio de 2011

“El Héroe”, de David Rubín.

Astiberri publica el esperado nuevo trabajo de David Rubín, uno de los autores jóvenes que más interés y esperanzas ha despertado –al menos para un servidor- en los últimos años. Rubín, desde sus prometedoras primeras obras “La Tetería del Oso Malayo” y “El Circo del Desaliento” que le dieron a conocer, llevaba años instalado en un discurso menor y a mi entender un tanto autocomplaciente -“Cuaderno de Tormentas”, “El Monte de las Ánimas”- sin llegar a explotar todas las cualidades que insinuaba y que hacia desconfiar acerca de sus ambiciones.





Sin embargo, “El Héroe” viene a despejar las dudas y nos muestra a un autor que pese a su juventud ha alcanzado una inusitada madurez y conocimiento del medio, un autor osado y sin complejos que, a falta de la anunciada segunda parte, nos ofrece su mejor trabajo hasta la fecha.

Y eso que en principio Rubín parte en esta obra con una asumida desventaja. La del acercamiento a uno de los mitos griegos más conocidos –o al menos que todo el mundo cree conocer- de todos, los Doce Trabajos de Hércules gracias a la enorme cantidad de versiones, adaptaciones y referencias que el mito ha inspirado a lo largo de las generaciones. Sin embargo y, a pesar de ello, Rubín se crece ante el reto de aportar algo novedoso y ofrece SU versión en un rico crisol de referencias contemporáneas, incorporadas a la historia sin prejuicios, junto a su particular homenaje a sus propias y amplias influencias como autor y lector de cómics, desde la referencia expresa a Jack Kirby y el género superheroico a otras menos evidentes procedentes del manga (Toriyama, Otomo), el amerimanga (Bryan Lee O’Malley y su “Scott Pilgrim contra el Mundo”) y las últimas tendencias del cómic independiente norteamericano (“BodyWorld”, de Dash Shaw).

Sin embargo, todo ese ecléctico batiburrillo es sabiamente dosificado por Rubín para insuflarle nueva energía a la historia clásica a través de su profundo conocimiento de la narración gráfica para ofrecer un entretenidísimo tebeo que se asienta en un despliegue gráfico espectacular, basado en soluciones y composiciones cada vez más osadas, un auténtico festival de color pop (si el difunto Peellaert levantara la cabeza seguro que añadía a Rubín a su lista de amigos de Facebook), deslumbrantes onomatopeyas y escorzos cada vez más complejos y retorcidos que, meritoriamente, logran conforme avanza la historia hacernos olvidar de nuestro rol de lector adulto y resabiado para devolvernos a nuestra versión infantil, transmitiendo esa intensidad ingenua que tanto valorábamos cuando éramos peques y devorábamos, junto a la merienda, tebeos y tebeos de superhéroes.

Y es que a la espera de una segunda parte quizás más reflexiva acerca del concepto de héroe más allá de las espectaculares, brillantes y glamourosas aventuras que estos protagonizan, logra en este tebeo/novela gráfica una obra que gustará a todo tipo de lector. Tanto a los teóricos de la potencialidad del medio y el papel del autor, como de aquellos que solo esperan un saludable esparcimiento popular con el que pasar un rato entretenido. Un tebeo para que se lo pasen bomba niños de cero a noventa y nueva años.

viernes, 1 de julio de 2011

Madre mía, como está el patio comiqueril.

Es lo único que se me ocurre tras ver la polémica que se ha generado en torno a este desafortunado post, en el que el Tío Bernie traduce un texto del blog de Eddie Campbell dedicado a la novela gráfica en España en el que opina, bastante alegremente, sobre las calidades de Manuel Barrero como crítico y experto.

Lo que ha llevado una vez más –y van…- a que buena parte de lo más granado de la blogosfera comiqueril se posicione en defensa de uno u otro y se empiece a responder a alusiones más o menos directas en los comentarios a la entrada y en twitter en lo que promete convertirse en una absurda serpiente de verano.

Francamente, no voy a posicionarme por ninguno de los bandos porque creo que este tipo de polémicas estériles solo hacen daño y enfangan la imagen del medio que tanto aman y conocen unos y otros, convirtiendo una de sus principales plataformas de divulgación en los tiempos que corren –Internet- en poco más que un “Sálvame” en el que críticos y divulgadores acaban comportándose como los polemistas del dichoso programa, dejando que el verdadero tema de interés – el cómic, la novela gráfica, como queráis llamarle…- languidezca a los ojos de cualquier aficionado y lector ocasional que pudiera interesarse por el mismo.

Los principales implicados en la polémica deberían intentar reparar sus diferencias personales en privado y evitar enfangar la imagen del medio y la propia aun más, ya que estas chiquilladas no están a la altura de sus trayectorias, así como dirigir sus esfuerzos a seguir aportando positivamente en el estudio e investigación del Cómic, del que ambos son expertos.

Ya hay demasiado amarillismo a todos los niveles en nuestra sociedad para dejar que este salpique también un debate que se supone serio.