
Que Don Richard cumple siete décadas y, tras tantos disgustos que nos hemos llevado en los dos últimos días (Penn, Curtis…) no está de más celebrarlo de la mejor manera posible, disfrutando de su talento como, por ejemplo, en “The Raven”:







Que Don Richard cumple siete décadas y, tras tantos disgustos que nos hemos llevado en los dos últimos días (Penn, Curtis…) no está de más celebrarlo de la mejor manera posible, disfrutando de su talento como, por ejemplo, en “The Raven”:
La cuestión es determinar quién es a vuestra opinión el actor que mejor ha encarnado a un superhéroe Marvel o DC en las películas a imagen real. He realizado una criba para que la cosa resulte más sencilla teniendo en cuenta que personajes de cómics que han protagonizado diversas películas como Conan o Adèle Blanc-Sec no son superhéroes y otras como las versiones de “Hulk” no cuentan ya que el Goliath Verde es un producto de la revolución de los efectos especiales.
Los actores entre los que podéis elegir son:
Christian Bale por “Batman Begins” y “The Dark Knight”.
Nicolas Cage por “The Ghost Rider”.
Robert Downey Jr. por “Iron Man I y II”.
Hugh Jackman por “Lobezno” y la trilogía “X-Men”.
Tobey Maguire por “Spiderman”
Christopher Reeves por “Superman”.
Brandon Routh por “Superman Returns”.
Para votar la encuesta de la columna de la derecha de la pantalla. Lo suyo es votar una única vez, claro. ¿Qué tal si mantenemos abierto el tema hasta el 31 de Octubre y el 1 de Noviembre analizamos los resultados? Hala, a votar todo el mundo.
Ayer conocimos la noticia de la muerte de Tony Curtis, uno de los pocos que todavía sobreviven del Hollywood de las estrellas y el glamour. A pesar de que para mí no tuvo el carisma para convertirse en una máxima estrella, quizás encasillado por su físico, su impronta quedó en maravillosas películas que están en la memoria de todos aparte de ser el padre de esa excelente actriz que es Jamie Lee.
Un gran vividor que no se resignó a ser una cara bonita y acabó convirtiéndose en un magnífico actor de múltiples registros.
D.E.P.
“Los Vikingos” (1958)
“Fugitivos” (1958)
“Con faldas y a lo loco” (1959)
Retomando la acción donde la dejó en el álbum anterior. Pema Ling llega a la lamasería donde se crió a tiempo de comprobar como el ejército chino arrasa con todo y masacra a los monjes. Tras comprobar la muerte de su tío y protector y separarse de su maestro, Pema Ling intenta escapar de los chinos a través de las montañas siguiendo los pasos de los aldeanos de Lhabrang que huyeron cuando comenzó el ataque para comprobar el triste destino de estos y acabar capturada por una banda de forajidos errantes. Pero, cuando Pema descubra quién es el líder de los bandidos su destino dará definitivamente un giro inesperado.
En el tercer álbum de la serie, Bess introduce el primer gran punto de inflexión en la vida de su protagonista, finalizando con los álbumes en los que de manera pausada describía su tranquila infancia en la lamasería para entrar de lleno en una adolescencia enfocada a vengarse de todos aquellos que la lastimaron en el pasado. Para ello, Bess acaba con el escenario en el que se desarrollaron los anteriores álbumes a lo grande –la lamasería- y al mismo tiempo con su destrucción introduce un nuevo enemigo, los chinos, a los que enfrentar a su pequeña protagonista que deja de ser una Heidi tibetana para asumir una mayor madurez. Bess realiza sorprendentes revelaciones que preparan a Pema Ling para los futuros acontecimientos que se desarrollarán en las próximas entregas.
“Yamantaka, señor de la muerte” es el mejor de los álbumes de la serie comentados hasta el momento. Bess va siempre un paso por delante del lector en el desarrollo de la acción y sorprende con algunas de sus revelaciones al tiempo que le mantiene en guardia respecto a las próximas entregas. Sin abandonar el estilo literario y recargado que lo caracteriza, aumenta el ritmo de la narración que se vuelve más flexible en su tratamiento de los personajes. Bess vuelve a dejar patente su calidad a los lápices tanto en las escenas de acción como en aquellas que requieren una mayor tensión dramática, sin olvidar el minucioso detalle con que describe los distintos personajes y los espectaculares paisajes tibetanos que son uno de los grandes alicientes de la serie.
En definitiva, George Bess, fiel a su línea clasicista, sigue con buen pulso desarrollando una historia recomendable para todos aquellos que quieran disfrutar de un buen cómic histórico de aventuras.
Más “Pema Ling” en El lector impaciente:
“Los guerreros del despertar”.
Me llega el siguiente comunicado desde Planeta:
"Planeta DeAgostini Cómics y Disney han decidido de mutuo acuerdo no continuar, por el momento, con la colaboración que les unía desde 2007. Durante estos tres años la división de cómics de Planeta DeAgostini ha tenido el honor de trabajar con la mítica compañía norteamericana, publicando conjuntamente en España grandes clásicos como Don Miki o la Colección Carl Barks, así como títulos más actuales, tales como Kingdom Hearts y las diferentes adaptaciones de la película de Tim Burton, Pesadilla antes de Navidad. Esto no afectará de ningún modo al resto de áreas de la editorial Planeta DeAgostini, que continuará trabajando estrechamente con la empresa creada por Walt Disney."
Lamentablemente, parece ser que se cumplen los peores vaticinios dadas las escasas novedades que Planeta venía publicando en esta línea en los últimos tiempos y la interrupción de las series abiertas como la Colección Carl Banks, de la que apenas han aparecido finalmente cuatro volúmenes.
Una auténtica lástima motivada presumiblemente por el escaso tirón que el sello Disney ha tenido entre los aficionados. Es difícil valorar las causas pero seguramente la crisis y una línea editorial dirigida más a los aficionados veteranos a través de ediciones caras y “definitivas” que a promover las series Disney entre su público natural, los niños y lectores jóvenes, mediante ediciones populares quizás hayan tenido algo que ver.
En fin, esperemos que en próximos años volvamos a poder disfrutar de manera continuada de los cómics Disney en España.
Entre los últimos coletazos de la jornada de huelga, se ha colado en los telediarios la noticia de la muerte de Arthur Penn, uno de los mejores directores estadounidenses de los sesenta y los setenta que supo revisar con inteligencia los géneros que en décadas anteriores hicieron grande al cine americano. Penn, en sus películas, siempre fue capaz de incorporar una crítica, una denuncia, más o menos evidente, que las hacía ir más allá del mero cine de entretenimiento y, quizás, por ello nunca recibió un Oscar para el que reunió méritos sobrados. Por supuesto, a partir de los ochenta, su cine inteligente no tenía cabida en los grandes estudios y su figura fue poco a poco menguando, teniendo que redirigir su carrera hacia la televisión.
Pocas películas en su filmografía pero inolvidables buena parte de ellas.
D.E.P.
“El Zurdo” (1958)
“La Jauría Humana” (1966)
“Bonnie & Clyde” (1967)
Supongo que muchos ya habréis leído las opiniones de Lewis Trondheim, “uno de los padres de la literatura del cómic o novela gráfica”, aparecidas en el El País de hace unos días. Si no, todavía estáis a tiempo de hacerlo aquí.
Trondheim viene a decir: "Se dice que vivimos la edad dorada de la novela gráfica porque ahora hay un público adulto que quiere cómics menos adolescentes. No tengo nada en contra del mainstream, leí Los pitufos, Tintín o Spirou, pero está bien que haya historietas con las que el lector pueda pensar”.
¿Qué quiere decir?¿Los adolescentes no piensan? Obras con las que el lector pueda pensar… como las suyas se sobreentiende o, más bien, como parte de las suyas, porque “La Mazmorra”, su serie más exitosa, tendríamos que englobarla en el ámbito más comercial y juvenil de la BD actual y, por tanto, se deduce que su objetivo con esta obra es un mero entretenimiento evasivo para que el lector no piense.
Todas las opiniones son respetables, pero yo estoy profundamente en desacuerdo con estas declaraciones de Trondheim. Unas declaraciones cainitas y poco afortunadas que dejan en bastante mal lugar a autores históricos tan importantes como Hergé, Franquin o Peyo y en las que sibilinamente menosprecia una tradición de cómics de la que él y otros “padres de la literatura del cómic” forman parte y cuyas lecciones de un modo u otro han incorporado con éxito a su propia obra autores de la generación de Trondheim y tan poco sospechosos imagino para el caballero como Blain, Sfar o Bravo, precisamente porque, como lectores y autores, han sido capaces de (re)pensar sobre “Los Pitufos”, “Tintin" o “Spirou”, cómics dirígidos a un público juvenil e infantil pero también disfrutables por cualquier lector adulto y analítico.
Las declaraciones de Trondheim obedecen a una tendencia rupturista cíclica típica en el arte –ha pasado en la música, ha pasado en el cine y ha pasado en el cómic norteamericano- consistente en intentar ensalzar lo nuevo denigrando lo antiguo pero esas actitudes siempre me ha parecido, como mínimo, ingratas cuando no insolidarias con los autores y maestros precedentes que elaboraron las obras que, en su contexto histórico, les dejaron hacer.
No es fácil discernir ni poner las fronteras entre cómics, tebeos y novelas gráficas, tebeo de autor y tebeo comercial, pero, para los lectores –esos que piensan- al final lo que realmente merece la pena se reduce en discernir los tebeos buenos de los malos. Y eso en el fondo depende del gusto subjetivo de cada uno…
¿Si no se está dispuesto a respetar lo anterior, sobre qué base sólida se va a construir algo nuevo? Quizás Trondheim debería pensárselo, pero de un tipo tan divo como para hacerle la gracia de abajo a un aficionado que le pide un dibujo realmente espero cualquier cosa por estar en el candelero.
Después de la decepción que me lleve con “Predators” y comprobar que la entrada al cine en fin de semana cuesta prácticamente ¡¡nueve euros !! mi afición cinéfila está en su punto más bajo en años (supongo que cuando vuelva a ver alguna que merezca medianamente la pena volveré a las andadas) y por eso habrán notado los habituales la ausencia de trailers de los próximos estrenos y comentarios de películas. Por otro lado, los Coen y el Western tienen un lugar en mi corazoncito así que cuando vi este adelanto de “True Grit” no pude resistirme a subirlo.
La peli va de una niña cuyo padre es asesinado y decide perseguir al asesino para vengarse acompañada por un sheriff borracho interpretado por Jeff Bridges, teniendo que adelantarse en la captura a un Ranger de Texas interpretado por Matt Damon que va tras la misma cabeza. En Estados Unidos se estrena por Navidades así que imagino que a las Españas llegará en Enero. Eso sí como la entrada ya esté a 10 euros creo que al cine sólo va a ir la madre de la Ministra de Cultura
Estos últimos días han aparecido adelantos de adaptaciones televisivas y cinematográficas en animación de series que han mostrado su éxito en cómics, como “The Walking Dead”, de Robert Kirkman y Charlie Adlard, o “All Star Superman”, de Grant Robinson y Frank Quitely.
Más allá de la calidad de estas producciones que seguro le va a reportar sus buenos dinerillos a los creadores uno se pregunta qué se ha hecho mal en el mundo del cómic para que cualquier obra exitosa acabe al poco tiempo indefectiblemente adaptada a otros medios de mayor difusión aunque ello no suponga necesariamente que los lectores de los cómics originales aumenten exponencialmente.
Está claro que estamos en un sistema capitalista donde las novedades duran un parpardeo y la venta cruzada prima aprovechando la más mínima oportunidad para aplicar la máxima de “business is business and all is business” pero creo que se deja de aprovechar esa inercia de buenos cómics para intentar que el Cómic como medio asuma un rol igualitario respecto a otros medios promocionando las obras originales con buenas campañas publicitarias y no sólo a través del tirón de sus adaptaciones.
Por otro lado, supongo que tampoco está nada mal que hayan cambiando las tornas y ahora sean el cine o la televisión los medios que demanden adaptaciones de cómics exitosos, no como hace treinta años en que lo habitual era al revés, la adaptación posterior al cómic de las películas de éxito. Sin embargo, sigo pensando que el cómic debe ser algo más que un laboratorio de ideas para la industria del entretenimiento y sus autores deberían defender la legitimidad del medio a la par del resto en lugar de contentarse con esa nueva situación. Me da la sensación de que se está desaprovechando una buena coyuntura para que el cómic pudiera volver a ser un medio popular y mayoritario.
¡ Qué tiempos aquellos no tan lejanos en que la gente te miraba mal en la calle por llevar una camiseta con un motivo superheroico, no como ahora que las camisetas de H&M, Zara y demás las lleva hasta el tato maragato!
De todos modos, hay os dejo los trailers de las adaptaciones para que veáis lo que se cuece:
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Tras el exitazo que supuso “Bat out of Hell”, el tormentoso idilio entre Jim Steinman y Meat Loaf acabó en divorcio poco amistoso (aunque una vez cada doce años más o menos se volvían a juntar para sacar una nueva parte de "Bat out of Hell”) y en el reparto de bienes Steinman se quedó con Richard Corben para su portada de su disco “Bad for good” que aparecería también en 1981 y competiría en las listas con el “Dead Ringer” de Meat Loaf/Bernie Wrigthson que comentábamos ayer.
Por otro lado, la portada de Richard Corben tuvo una vida más larga y Toutain la usó para ilustrar el Almanaque correspondiente al año 1982 de la mítica revista "1984".
Juzgad por vosotros mismos a través del video de abajo (eran los principios de los ochenta y el videoclip estaba en pañales pero no son atenuantes suficientes para una puesta en escena tan hortera, advierto) pero a mí me parece una pena que estos dos se pelearan porque a Rory Dodd las canciones ideadas por Steinman para Meat Loaf (mira que perder la voz…) le quedan un poco grandes.
Escribir una opinión sobre “El gourmet solitario”, la última obra de Jiro Taniguchi junto a Masayuki Kusumi aparecida en España de mano de Astiberri, es complicado sin caer en la repetición de opiniones que acaban convirtiéndose en tópicos dado el nivel de coherencia de este autor maduro que no se preocupa demasiado por la innovación. Casi resulta más sencillo decir que si habéis leído previamente alguna de las obras del japonés y os ha gustado “El gourmet solitario” no decepcionará porque hasta cierto punto es “más de lo mismo” y por ese mismo motivo si no os ha gustado es poco probable que encontréis razones que os atraiga aunque quizás en esta obra sí se puedan encontrar algunos alicientes para darle una nueva oportunidad. Os cuento.
A lo largo de diecinueve capítulos, Taniguchi y Kusumi nos acercan a las andanzas cotidianas de un anodino comerciante japonés cuya actividad profesional le lleva a visitar distintas zonas de Tokyo y alrededores. Nuestro protagonista encuentra en los momentos de esparcimiento de la comida uno de los escasos momentos de tranquilidad de su estresante jornada convirtiendo cada comida y sus prolegómenos –elegir y combinar los platos, los restaurantes, el ambiente y la clientela…- en un placer cotidiano
Utilizando como hilo central de la historia la comida –que al parecer en el Japón da para todo un género dentro del manga-, Taniguchi va esbozando con minuciosidad exquisita el retrato de su solitario protagonista del que capítulo a capítulo irá proporcionando detalles de su vida y personalidad para acabar conformando un retrato con el que probablemente se identifican muchos japoneses medios contemporáneos. Frente a la alienante realidad presente de trabajo autónomo, Taniguchi propone como vías de escape la evocación nostálgica del pasado –una constante en toda su obra- y el gusto por la observación de las pequeñas anécdotas cotidianas a las que añade, en el caso de esta obra, el momento de la comida como un instrumento reafirmante de la identidad y que resume en una de las frases finales de la obra, “Comemos luego Existimos”.
Sin llegar al nivel evocativo de “El Caminante” con la que Taniguchi trasladaba a sus lectores toda la carga interpretativa de la obra, “El gourmet solitario” tiene otras cualidades más allá de los temas habituales en su obra que pueden atraer a un lector cansado de aquellas propuestas como una fuerte carga de costumbrismo en la descripción que realiza a partir de la riqueza gastronómica de Japón (existe una pormenorizada descripción de cada plato y su precio) del mosaico de ambientes y clases, localizando cada una de las obras en un barrio o localidad de Japón donde el protagonista vive una anécdota relacionada con la comida más o menos agradable con lo que la obra se convierte en una ventana abierta a la observación de la diversidad y contrastes del Japón contemporáneo de la que se sirven Taniguchi y Kusumi para enriquecer la obra más allá de su carácter introspectivo.
Por otro lado, quizás el gran defecto que se le pueda encontrar a “El gourmet solitario” es la repetición constante de una misma fórmula en la presentación y desarrollo de cada uno de los capítulos propia de su originaria publicación seriada en Japón y que hacen que la obra leída de corrido pueda resultarle plana y repetitiva a algunos. Sin embargo, a pesar de su sencillez formal, Taniguchi logra una vez más atraparnos en las vicisitudes de su protagonista descritas con su minucioso y pulcro estilo puesto al servicio de su agudo sentido de la observación convirtiendo “El gourmet solitario” en una lectura hipnótica y a su protagonista en un amigo en cuya compañía vamos de comida.
En definitiva, “El gourmet solitario” es una joyita más en la trayectoria de un autor consolidado que ha hecho de la crónica de lo ordinario y cotidiano el motor sobre el que construir su obra.
Otras obras de Jiro Taniguchi en El lector impaciente:
- “Un zoo en invierno”.
Como hay que vender la versión DVD ahora sacan estas cosas, aunque hay que reconocer que tiene su gracia.
Mi opinión sobre la película, aquí.
(Visto en Entrecómics)
De momento ha aparecido hace unos meses el primero de estos tomos que recoge los cuatro primeros álbumes de la serie (“Adèle y la bestia”, “El demonio de la Torre Eiffel”, “El sabio loco” y “Momias enloquecidas”) que básicamente son los que se adaptan en la película (según dicen, que yo la película todavía no la he visto) creo que estamos ante una de las recuperaciones del año, previniendo que las aventuras de Adèle Blanc-Sec no es un tebeo para todos los gustos y que puede llevar a más de uno a sentirse irritado tras su lectura ya que no estamos ante un tebeo convencional.
Desde los inicios de la publicación de la serie en 1976, Tardi se planteó el desarrollo de una serie que fuese una declaración de amor a los pastiches y novelas por entregas francesas de finales del XIX y principios de siglo XX ideadas por los Lerroux, Dumas, Verne y, sobre todo a mí entender, de “Los misterios de París”, de Eugene Sue, y a lo largo de los cuatro álbumes que se recogen en este volumen sienta las bases de la serie en la que alejándose del tono dramático de las aventuras hace un acercamiento irónico a las desventuras de su antiheroina en las que subvierte las estructuras lógicas para que el tebeo se convierta en una lectura completamente impredecible y alocada en la que de una página a la siguiente cualquier cosa puede pasar y se evite cualquier tipo de clímax formulario, poco habitual en los cómics de aventuras modernos pero muy propio del tipo de literatura que Tardi pretende emular y parodiar.
Adèle Blanc-Sec es el único personaje cuerdo en el universo gótico inventado por Tardi, en el que los cultos satánicos pequeño burgueses, los rocambolescos experimentos de científicos chiflados dispuestos a vencer a la muerte y los pterodáctilos poseídos van de la mano de chocantes momias resucitadas e ídolos mesopotámicos, siendo la pragmática Adéle más que una heroína al uso una mera espectadora forzosa de las rocambolescas aventuras improvisadas por Tardi a su alrededor. Un Tardi que en ningún momento realiza el cómic pensando en lo que va a gustar a los demás sino en lo que le gusta a él y que propone un juego en el que marca las reglas para disfrutar de sus historias (tipos como Alan Moore y Mike Mignolla estoy seguro que lo han hecho).
Por otro lado, si la ironía de Tardi concentrada en un único volumen leída de un tirón puede que llegue a empachar, recomiendo que se lea esta obra a poquitos para ir digiriendo las bromas que el autor se permite. Un Tardi que, a pesar de estar improvisando todo el rato, logra ir cerrando las historias para que sólo pendan de un implícito “continuará” que va dando cohesión a la serie junto a la aparición de impagables secundarios como el lamentable comisario Caponi, víctima propiciatoria de los juegos de Tardi. Si a pesar de todo, las historias no le entran siempre se puede disfrutar del despliegue gráfico de Tardi y su talento para la narración gráfica así como de su versión de un París que se convierte en un personaje más sobre el que se sustenta la obra.
En definitiva, mi consejo es que os acerquéis a “Las extraordinarias aventuras de Adèle Blanc-Sec” con la mente abierta y dispuestos a dejaros sorprender por los atrevimientos de un Tardi inspirado, atrevido y divertido como probablemente en ninguna otra de sus obras. Ya me contaréis.
Ahí os dejo el video de una de las canciones incluidas en el disco, “Evil Bee”:
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