martes, 19 de julio de 2011

“The Beats”, de Harvey Pekar ,Ed Piskor y VVAA.

Los autores que conforman la generación, movimiento o como queráis llamarlo, Beat conforman una de las manifestaciones culturales más interesantes, influyentes y significativas dentro de la cultura norteamericana –y por tanto mundial- del siglo pasado.

Y, a pesar de su interés y atractivo, curiosamente poco se sabe y pocas obras son accesibles de la mayor parte de estos autores que se calificaron como beatniks más allá de la inevitable referencia a la santísima trinidad formado por Ginsberg, Kerouac y Burroughs y sus obras más significativas. Precisamente, el conjunto de historias que acaba de publicar 451 Editores bajo el título “The Beats” es una buena oportunidad para adentrarse en ese pintoresco, rico y extraño universo que conforman los autores beats.

Aunque en la faja se califica la obra de novela gráfica creo más acertado el subtitulo de “Graphic History” original, ya que efectivamente la voluntad de la obra es documental, ser una Historia Gráfica de la generación Beats a través de la biografía de sus autores presentada a partir de una recopilación de historias de extensión variable y distinta autoría -aunque la mayor parte de los guiones los firme Harvey Pekar- independientes entre sí

La obra, en su mayor parte, despierta interés por su marcado carácter divulgativo, que la hace idónea como consulta rápida acerca de la Generación Beats (una especie de quién es quién) a lo que ayuda el estilo de Pekar, que da mucho peso, en la mayor parte de las historias, al texto escrito y otorga al dibujo un rol secundario que se limita a complementar e ilustrar los interesantes textos e introducir puntualmente las características opiniones propias de Pekar, indicando si tal o cuál autor merecería mayor reconocimiento, que ayudan a romper la monotonía. Es especialmente notable la limitación del potencial gráfico de la obra en las historias dibujadas por Ed Piskor, que son la mayoría. Un dibujante, en mi opinión, discreto que ya colaborara con Pekar en las últimas etapas de “American Splendor” y que deja la mayor parte del peso de la historia al guionista de Cleveland.

Sin embargo, no todas las historias incluidas en el libro son así y, no solo por la información que aportan, mis favoritas son otras firmadas por autores más frescos, dinámicos y atractivos visualmente. Historias como “Beatniks Chiks”, de Joyce Brabner (guión) y Summer McClinton (dibujo) que quizás es la que mejor equilibra texto y dibujo para analizar el papel de las autoras beatniks, aunque también resultan destacables por romper con la sobriedad de las dibujadas por Piskor las de Tuli Kupferger de Jeffrey Lewis, la de Diane Prima de Mary Fleener o la de Gary Snyder dibujada por Peter Kuper (dejando claro estas últimas que cuando quería Pekar era capaz de amoldarse al dibujante y no tenía que ser siempre al revés necesariamente).

En definitiva, “The Beats” se me antoja una obra referencial dada la escasez de títulos en nuestro país sobre el tema que refuerza las posiciones de aquellos que creemos en el potencial divulgativo del Cómic aunque, en ocasiones prime el fondo respecto a la forma que en un cómic deberían ir a la par. Con todo, muy interesante.

lunes, 18 de julio de 2011

A McFarlane le gusta Disturbed.

A través de su compañía McFarlane Entertainment el creador de “Spawn”, y con la colaboración de Greg Capullo, diseñó la cubierta de dos – el tercero y el cuarto- de los cinco discos de la banda de Heavy Metal, “Ten Thousands of Fists” (2005) e “Indestructible” (2008).

Os dejo con una de las canciones más famosas del grupo, “Stricken”:


domingo, 17 de julio de 2011

Herman Huppen cumple 73 años.

Hoy el maestro belga Hermann Huppen cumple años.

Sirva esta entrada aparte de homenaje a tan gran autor para recordar a las editoriales españolas que la mayoría de las principales obras de este maestro se encuentran inexplicablemente descatalogadas en nuestro país.

¿Qué fue de los anunciados proyectos para publicar “Bernard Prince” o “Jeremiah”? ¿Qué fue del integral de “Las Torres de Böis Maury”? Si los dos álbumes de su serie más reciente, “El Diablo de los Siete Mares”, está inexplicablemente todavía inédita ya ni me atrevo a plantear la posibilidad de recuperar otros clásicos como “Yugurta”o“Caatinga”.

En fin, al menos los aficionados no le olvidamos...

¡¡ Muchas felicidades, Hermann!!


sábado, 16 de julio de 2011

Grateful Dead Comix.

Continuando con la serie de entradas, aquí y aquí, dedicadas a la relación entre el legendario grupo Grateful Dead y los cómics, ha llegado el momento de hablar de los nueve cómics, publicados en dos volúmens entre 1991 a 1993 por Kitchen Sink , bajo el título "Grateful Dead Comix".
La idea nació básicamente del empeño de Jerry Garcia, alma del grupo y gran aficionado al cómic, de trasladar las canciones y las anécdotas del grupo en sus giras a viñetas, contando con colaboradores de auténtico lujo como Tim Truman, Dean Amstrong, Dan Steffan, Rand Holmes, Gilbert Shelton, Nina Paley o el mismísimo Moebius, algunos de los cuáles ya había colaborado anteriormente con el grupo.
A pesar que del primer número se llegaron a imprimir 50.000 ejemplares la relación entre la editorial y el grupo nunca fue buena debido a la negativa del grupo a ceder los derechos de los cómics.y los constantes problemas con la distribución de los mismos, con lo que en 1993 la serie llegó a su fin.
Para finalizar, “Ripple”.

viernes, 15 de julio de 2011

“¡Si Asgard pereciera…!”, de Len Wein y John Buscema.

Entre el aluvión de títulos publicados por Panini protagonizados por el Dios del Trueno a la estela de la reciente película, no hay que dejar de destacar este tomo que recoge uno de los mejores momentos de la longeva vida de las colecciones de Thor, el de la incorporación a la serie formando equipo junto al talentoso John Buscema –que se había hecho cargo de la serie en el número 182 - de Len Wein, uno de los mejores guionistas de la década de los setenta creador de personajes tan importantes como Lobezno o La Cosa del Pantano, quienes harían las delicias de los aficionados durante una corta etapa conjunta que llegaría hasta el número 259 de la serie. Este tomo en concreto recoge la primera parte de esa etapa con los números 242 al 253 de la serie “The Mighty Thor” , una buena muestra del Thor setentero en el que se recogen varias aventuras protagonizadas por Thor junto a los Tres Guerreros y la novia de Thor, una Jane Foster “poseída” por el espíritu de Lady Sif.

Len Wein realizó un excelente debút en la serie con un grupo de entretenidas aventuras supeheroicas en la que mezclaba su conocimiento de las señas de la identidad del personaje desarrolladas anteriormente por Kirby y Lee con su afición a la Ciencia Ficción e interés por la realidad contemporánea logrando que no chirriasen para el lector conceptos tan dispares como los dioses nórdicos made in Marvel, los viajes en el tiempo y los alienígenas, intervenciones en imaginarias repúblicas bananeras o viajes a Asgard para acabar con conspiraciones para hacerse con el Trono Dorado que se desarrollan sin dar respiro para el lector, manteniendo el carácter marcadamente superheróico de la serie. Historias sencillas y bien desarrolladas a pesar de su tono grandilocuente por las que ha pasado el tiempo razonablemente bien.

En el aspecto gráfico, el tomo es una buena oportunidad para disfrutar del arte del hombre milagro de la Casa de las Ideas, un John Buscema que en estos números se muestra más kirbiano (palabro) que nunca, asumiendo el desmesurado colosalismo barroco establecido por The King en su serie más personal para Marvel, pero matizado con su sobresaliente y dinámico tratamiento de la anatomía humana y fluida narrativa con lo que los tebeos con un coloreado bastante más respetuoso que el perpetrado en la reciente Relatos de Asgard” se vuelve una delicia para el aficionado. Buscema en estos números cuenta con dos entintadores históricos, Joe Sinnott y Tony de Zuñiga, bastante diferentes entre sí en su tratamiento de los lápices de Big John –mucho más respetuoso Sinnott respecto a un de Zuñiga que se toma más libertades- pero logrando ambos espectaculares resultados.

Los números recogidos en “¡Si Asgard pereciera…! son estupendos tebeos de superhéroes pensados por y para entretener que pasado los años y las décadas siguen cumpliendo sobradamente su objetivo. No es poca cosa.

jueves, 14 de julio de 2011

Las mujeres de papel de Jean-Pierre Gibrat.

Lo prometido es deuda y dedico una pequeña entrada a analizar el papel de la mujer en la obra del dibujante Jean-Pierre Gibrat, al que en España conocemos a través de obras como “La Prórroga”, “El Vuelo del Cuervo” o “Mattéo”, publicadas todas ellas en España por Norma Editorial.

Gibrat ti desarrolla a lo largo de estas obras un obsesivo prototipo de mujer cuya esencia ha ido sintetizando a lo largo de sus cómics, ex libris y libros de ilustraciones.

Mujeres jóvenes y gráciles, de ojos claros y alborotado pelo oscuro, que apartan divertidas su mirada soñadora y coqueta de aquel (o aquella) al que han sorprendido escrutándolas en medio de un íntimo silencio compartido.

El joven Alan Moore, eran otros tiempos…

DC han sido muy amables conmigo, no me han cambiado nada. No sé, quizá dependa de quién sea el guionista o el dibujante. Es algo estúpido, pero el campo de los cómics tiene incluido un elemento personal porque es un sitio muy pequeño, y es ridículo. En Tesco no serían capaces de reconocerme, pero en las convenciones puedes ser una pequeña celebridad, algo que me resulta agradable. Aún así, este es un terreno pequeño con el que algunas personas no quieren estar asociadas porque son alguien de verdad, o lo que sea, o quizás porque tienen nombres largos como John Tartaglione. [risas]

(Me ha hecho gracia esta respuesta de Moore a una pregunta respecto a su relación con los editores de DC y la fama a principios de los ochenta. Al parecer por aquella época, la cosa era mucho más fluida y tranquila de lo que ha sido después... El extracto está tomado de la segunda parte de la entrevista realizada a Moore y Leach para Hellfire que Frog2000 ya ha traducido y podéis leer aquí).

miércoles, 13 de julio de 2011

“El nombre del Viento”, de Patrick Rothfuss.

A la búsqueda de una lectura ligerita con la que hacer frente los rigores veraniegos, recuperé por recomendación de una amiga “El nombre del Viento” la primera novela de Patrick Rothfuss, de la que en su momento escuché y leí muchas alabanzas pero de que me olvidé ocupado en otros quehaceres(no me preguntéis cuáles que ya no me acuerdo).

El nombre del Viento” es la primera parte de una inevitable y futura trilogía de Fantasía titulada “Crónica del Asesino de Reyes”, de la que todavía no han aparecido las siguientes entregas (al parecer la segunda está anunciada para Noviembre de este año en Estados Unidos). La historia se estructura a partir de la redacción por Devan Lochees, un cronista itinerante de la biografía de los primeros años del presunto (ya que en este primer libro no se hace referencia todavía a estos hechos) regicida al que se refiere el título de la trilogía, Kvothe, al que este descubre escondido en una apartada aldea donde intenta llevar una existencia ordinaria bajo una identidad ficticia mientras a su alrededor empiezan a aparecer todo tipo de criaturas malignas que siembran el caos por los caminos y alrededores del habitualmente tranquilo villorrio.

Da bastante que pensar acerca del estado actual de la fantasía heroica que cuando aparece una obra que mínimamente se aleje de los patrones y fórmulas tradicionales se convierta casi automáticamente en una obra excepcional y destacable. Me da la sensación que es lo que ha pasado un poco con este “El Nombre del Viento” que sin ser una correcta y entretenida novela –más si cabe teniendo en cuenta que es la primera obra publicada de su autor- no me parece que tenga tantos méritos como se pretenden. Rothfuss sabiamente se aleja de los clichés más habituales del género pero los sustituye de manera más o menos disimulada por otros que han mostrado su éxito en ventas. De este modo, la estructura de la obra que en principio puede parecer uno de sus elementos más originales organizada a partir del relato del protagonista de su vida a un cronista interpuesto no deja de estar inspirado en la exitosa primera novela de las “Crónicas Vampíricas” de Anne Rice, “Entrevista con el vampiro”, transponiendo el autor la fórmula de los vampiros a la fantasía heroica. Mientras que, por otro lado, las andanzas adolescentes del protagonista en la Universidad de los arcanistas no pueden dejar de recordar un poco a los harripotteres de la Rowlings.

La novela está llena de guiños para adolescentes dado que se narran los primeros años de juventud del protagonista mostrando su inexperiencia en el amor y sus victorias pírricas en sus primeras aventuras de las que suele salir trasquilado de un modo que a mí me ha recordado –y, esto es muy libre, claro- a las primeras etapas de “Spiderman”. Dicho esto, se nota quizás en exceso la bisoñez de Rothfuss a la hora de implementar la trama y los personajes, dotando a su joven protagonista de tal cúmulo de cualidades (todo lo hace bien este muchacho) que a la larga logra que caiga un poco gordo. Quizás lo más atractivo de la obra sea la localización en un contexto medieval al que pretende dar ciertos toques de realismo que refuercen su credibilidad – un poco a la manera de Martin en su exitosa “Canción de Hielo y Fuego”- y el tratamiento de la magia y sus distintas especialidades. Rothfuss dosifica con habilidad la información para mantener el interés del lector aunque en ocasiones dé la sensación que la historia no avance en exceso lo que no deja de resultar un tanto irritante teniendo en cuenta que, de momento, el autor no ha entrado todavía en lo que se supone ha de ser el meollo de la historia.

El nombre del viento” no pasa de ser una correcta primera novela que al menos en esta primera parte de la trilogía tampoco aporta demasiado al género así que no os dejéis engañar por los comentarios que leáis por ahí (incluido este) que creo la ensalzan en exceso. Por mi parte, esperaré a las siguientes entregas para ver si la cosa mejora.

martes, 12 de julio de 2011

Segundo trailer de “Tintin”, de Steven Spielberg.

Habrá que ver la película. Se me hace raro ver a Tintin tan movido…No sé, no sé.

De momento, me quedo con la adaptación animada.

“Mattéo. Segunda época: 1917-1918”, de Jean-Pierre Gibrat.

Si ya cuando se publicó la primera parte de “Mattéo” me gustó especialmente no solo por la calidad gráfica de su autor, Jean-Pierre Gibrat, sino sobre todo por su voluntad de evolucionar –entendiendo como tal el ahondamiento en su oficio en la doble faceta de guionista y dibujante, sin necesidad de perder por ello su personalidad en pos a tratamientos más comerciales- respecto a anteriores obras, esa sensación ha aumentado con esta segunda entrega que recientemente ha publicado Norma Editorial en la que se percibe a un autor más entregado y ambicioso si cabe.

Mattéo, un anarquista francés que tras desertar del ejército en plena I GM, regresa al pueblo de su infancia a pesar del riesgo de ser detenido. Tras un breve e intenso encuentro con su amada Juliette, el idealista Mattéo parte junto a su amigo Gervasio hacia Rusia para formar de la Revolución que acaba de estallar. En la convulsa Petrogrado, donde las intrigas y luchas por el poder entre las distintas facciones son continuas, Mattèo vivirá nuevas aventuras que le harán madurar, aun cuando el recuerdo de Juliette se mantendrá constante y ni siquiera su relación con una bella bolchevique, Léa, logrará mitigarlo.

En esta segunda entrega, Gibrat da lo mejor de sí en la doble faceta de guionista y dibujante dotando de mayor profundidad a la obra y ampliando la acción del ámbito localista en el que se desarrollaba la primera entrega hasta el convulso Petrogrado de 1917 para reflejar las primeras etapas de la Revolución Rusa a través de los ojos de su protagonista. Gibrat va ganando confianza como guionista tanto en la caracterización como en la plasmación de la evolución psicológica de los personajes – especialmente un Mattéo cada vez más desengañado en todos los aspectos- así como en la exposición de unas tramas en las que aprovecha el atractivo del contexto histórico elegido para situar a sus personajes imaginados interactuando con los reales.

A pesar de ese buen hacer de Gibrat en el desarrollo de la historia ganando en claridad expositiva y variedad de recursos narrativos respecto a otros trabajos, no se puede decir que este álbum al igual que resulta con la primera entrega destaque por la originalidad de su propuesta. Gibrat vuelve a ampararse en tópicos y situaciones comunes descritas hasta la extenuación en libros y películas que se han acercado a la época descrita y hacen del álbum en ese aspecto resulte en exceso previsible para el lector. Sin embargo, lo que salva y hace que la obra destaque es el talento gráfico del autor que en esta ocasión da lo mejor de sí en cada una de las viñetas insistiendo con la técnica de acuarela que ya utilizase en el primer álbum con espectaculares resultados.

Gibrat se muestra como un exquisito paisajista, que describe con minuciosidad y el encanto característico que hace tan identificable su estilo, los distintos ambientes urbanos y rurales en que se desarrolla la trama, convirtiendo cada una de sus viñetas en un pequeño cuadro en el que demorar la vista. Esa obsesión por el detalle es aplicable a su retrato de los personajes, especialmente los masculinos que aparecen perfectamente caracterizados con una amplia variedad de expresiones, mientras que respecto a los femeninos especialmente sus bellas jovencitas repite los mismos atributos físicos -y que parece que le obsesionan- que las hacen tan identificables.

En definitiva, este segundo álbum de “Mattéo” es una buena muestra de tebeo comercial bien entendido en el que autor se vale de una de esas tramas que siempre funcionan para sacar el máximo partido de su talento artístico con excelentes resultados y dejando con ganas de más. Veremos como resuelve la situación tras el giro que da a la historia a la conclusión de esta entrega.

lunes, 11 de julio de 2011

Moore y los Bocadillos de Pensamiento.

“Y tampoco creo que se necesiten bocadillos de pensamiento. Siendo franco, como escritor, creo que la era de los bocadillos de pensamiento se ha acabado. No hay bocadillos de pensamiento en la vida real, contándote que alguien va a robarte la cartera o a invitarte a cenar a su casa. Lo que haces para formarte una opinión de alguien es observar su forma de hablar y las cosas que hace, y después es cuando piensas, “bien, es un buen tipo” o “lo odio”.

No hay bocadillos de pensamiento en las películas y se puede seguir la historia perfectamente. Un montón de escritores usan los bocadillos de pensamiento para explicar las motivaciones bastante débiles de sus personajes. En mitad de una pelea, tienen grandes losas metafísicas sobre sus cabezas. Cuando peleas, no piensas excepto en cosas como AAARGH, QUEMAR, DESTRUIR. Realmente no empiezas a pensar en los pensamientos más profundos y secretos de Immanuel Kant o alguien parecido. Hazme caso, no te abalanzas sobre una especie de travesía filosófica, especialmente cuando alguien está intentando doblar una viga de acero alrededor de tu cabeza.”

(Esto auguraba Moore en una entrevista de 1983 que el amigo Frog2000 acaba de traducir y podéis leer completa aquí. Es cierto que los bocadillos de pensamiento son un recurso cada vez menos utilizado aunque más que su erradicación total su uso ha ido evolucionando, como el propio lenguaje del cómic hacia soluciones menos redundantes y que gráficamente aporten más. Unos cuantos ejemplos a vuela pluma).





“Las aventuras de Spirou y Fantasio: Los Gigantes Petrificados”, de Yoann y Vehlmann.



Planeta sigue jugando al despiste con el material inédito de “Spirou y Fantasio” publicando hace pocas semanas un nuevo álbum, “Los Gigantes Petrificados”, correspondiente a la serie “Una aventura de Spirou y Fantasio”, la serie paralela en la que distintos equipos creativos dan su particular versión de los icónicos personajes de Rob-Vel y Franquin en aventuras autoconclusivas, que viene publicando desde hace unos años sin seguir el orden de aparición original en Francia y de la que han aparecido en nuestro país “Diario de un ingenuo” y “Atrapados en el pasado”. El nuevo título, “Los Gigantes Petrificados”, fue originalmente la primera de las aventuras aparecidas en la serie “Las aventuras de Spirou y Fantasio” y cuenta con el buen hacer de Fabien Vehlmann, el talentoso guionista de “El Marqués de Anaon”, y Yoann, un talentoso dibujante que hasta ahora permanecía inédito en España.

Entrando en materia, en “Los gigantes petrificados” nos encontramos a Spirou y Fantasio inmersos en una alocada competición para ser los primeros en investigar un hallazgo de un sarcófago sellado realizado por el sin par Martin en aguas del Mediterráneo y que puede ser la clave para redescubrir una antigua civilización olvidada. Mientras Spirou es partidario de ayudar al pequeño Martin, un pequeño y apasionado arqueólogo con mucha voluntad pero escasos recursos, Fantasio busca la ayuda de Calloway, un dudoso y mediático arqueólogo dispuesto a sacar partido en su propio beneficio de los descubrimientos. Los amigos competirán en las distintas expediciones para descubrir los secretos de la antigua civilización en una carrera que les llevará de Indonesia a Nueva Zelanda y que les deparará más de una sorpresa.

Ágil y entretenido álbum realizado por Vehlmann y Yoann que no en vano les ha valido hacerse con los lápices de la serie principal de “Spirou y Fantasio” en Francia para la que han realizado los dos últimos álbumes todavía inéditos en España. Vehlmann con su habitual buen oficio traslada con naturalidad las claves habituales establecidas por Franquin a las aventuras clásicas de Spirou y Fantasio, respetando la esencia de los personajes a los que localiza en un momento más cercano a la realidad contemporánea presentando unas versiones lógicas de los personajes por las que han pasado algunos años (muy gracioso el Fantasio calvorota), en una aventura cargada de humor y acción.

El gran descubrimiento del álbum es el dibujante Yoann, un autor con un estilo muy fresco y dinámico que recuerda al Conrad de “Los innombrables”. Yoann es un gran narrador y realiza un gran despliegue reproduciendo todo tipo de cachivaches tecnológicos, animales fantásticos y ruinas arqueológicos con todo detalle en distintas localizaciones terrestres y marinas al tiempo que muestra una gran habilidad para la caracterización de los personajes que resultan frescos y novedosos en sus manos. Un autor a seguir y del que espero, una vez roto el fuego, siga apareciendo nuevo material en España (¿Por qué Norma se ha saltado la publicación del álbum que realizó para “La Mazmorra: Monstruos”?).

A falta de nuevas revisiones que ofrezcan visiones más arriesgadas de Spirou y sus amigos (ojala no se demore la publicación de "Le groom vert-de-gris", de Yann Le Pennetier y Olivier Schwartz), la propuesta de Vehlmann y Yoann está realizada con respeto, cabeza y mucho oficio dando como resultado un álbum entretenido y de agradable lectura que cumple con las expectativas mínimas de lo que ha de ser un álbum de estos personajes y a buen seguro no decepcionará a sus seguidores.

domingo, 10 de julio de 2011

A Barry Windosr Smith le gustaban The Byrds.

The Byrds, grupo histórico que nació para ser la respuesta yanqui al fenómeno The Beatles, dejó unas cuantas canciones para el recuerdo como –con el permiso de Dylan- su primer éxito una versión de “Mr Tambourine” que reproduzco más abajo.

“Preflyte” fue un disco recopilatorio, grabado originalmente en 1969, que recogía demos y grabaciones previas al éxito del grupo, realizadas durante su etapa de formación cuando todavía se hacían llamar Jet Set y no eran demasiado conocidos. Al fichar por una gran discográfica, Columbia, le encargaron a nuestro admirado Barry Windsor Smith runa nueva portada para reeditar el disco. Smith en una muestra de genialidad realizó esta gran portada, en la que jugaba con el sentido literal del título del disco, en la que muestra a los miembros del grupo como la tripulación de una nave espacial encaminándose a hacer despegar su nave.