miércoles, 24 de febrero de 2010

“La estrella del desierto” de Desberg y Marini.

El Oeste, aparte de un punto cardinal, es un género que ha dado impagables joyas en todos los ámbitos desde el cine a la historieta y aunque ya no goza de la popularidad de antaño todavía de vez en cuando ofrece obras que revisan en parte las convenciones del género. Una de estas obras que nació con la voluntad de revisión del género fue “La Estrella del Desierto”, primera colaboración del guionista belga Stephen Desberg junto al dibujante suizo Enrico Marini que luego se prolongaría a la popular serie de capa y espada “El Escorpión” y que tras una primera edición en dos álbumes por Planeta fue recopilada en un único tomo hace ya unos años.

La estrella del desierto” nos cuenta la historia de venganza de Matt Montgomery, un atractivo y aburguesado funcionario del ministerio de defensa quién lleva una vida acomodada en Washington. Cuando su mujer y su hija son salvajemente asesinadas y violadas en su casa, Montgomery se obsesionará en descubrir las causas que propiciaron las muertes ,contando como única pista con la señal que uno de los asaltantes grabó a cuchillo en el cuerpo de una de las muertas, la Estrella del Desierto. Siguiendo el rastro, Montgomery llegará al Salvaje Oeste donde la civilización apenas ha llegado y todavía impera la ley del más fuerte. En un mundo al que no pertenece, Montgomery tendrá que enfrentarse con el siniestro Cauldray y sus mortíferos secuaces.

La estrella del desierto” es un cómic ambicioso y bienintencionado que va perdiendo fuerza conforme se va desarrollando debido básicamente a un desarrollo apresurado en el que los personajes y sus motivaciones no quedan completamente aclarados en ningún momento. Y eso que el planteamiento inicial de Desberg resulta enormemente atractivo con la contraposición entre civilización y naturaleza encarnadas en los dos principales personajes de la historias, el vengativo Montgomery y el despiadado Cauldray en un planteamiento que toma más de obras de Joseph Conrad como “El corazón de las tinieblas” que de los clásicos del Oeste. Desberg plantea buena parte de la narración a base de cuadros de texto narrados en prmera persona, dejando el lucimiento a un Marini que lleva la mayor parte del peso de la historia con lo que esta queda lastrada debido al deficiente sentido de la narración de este dibujante.
A pesar de ello, hay que reconocer que el aspecto donde la obra resulta más atractiva es precisamente en el gráfico donde un Marini que ya ha depurado completamente su estilo de las influencias manga de “Gipsy” despliega todo su talento para la caracterización de las grandes extensiones y los lugares comunes del género del Oeste, como las diligencias, el ferrocarril o el saloon, demostrando un cuidado estudio de documentación aun cuando sus préstamos cinmatográficos en la caracterización de los personajes también resulten evidentes, como el protagonista inspirado directamente en Sean Connery. Marini asimismo incorpora a la historia sus clásicos personajes femeninos cargados de erotismo, aun cuando haya momentos en que abuse de su habilidad con situaciones un tanto gratuitas. Con todo, un Marini todavía en evolución logra momentos realmente interesantes en la recreación de atmósfera aun cuando el conjunto del tebeo resulte un tanto irregular.

En definitiva, “La Estrella del Desierto” es un buen tebeo que se lee con agrado merced a su atractivo dibujo aunque deja la sensación de ser una oportunidad perdida para haberse convertido en una obra de referencia dentro del género. Ustedes dirán.

Otras obras de Marini en El lector impaciente:

Las Águilas de Roma”.

Los Hernandez Brothers opinan sobre “Watchmen”.


Groth: ¿Qué pensáis de Watchmen?
Gilbert: Bueno, ya lo he dicho antes. Creo que Alan es un talentoso escritor de prosa, un tío con talento. Se toma en serio las cosas que pasan en nuestro jodido loco mundo. Pero para mí es otro cómic de super-héroes. El cómic definitivo de super-héroes no debería ser sobre los héroes de la Charlton revampirizados.
Jaime: Cuando salió a la venta Watchmen y se convirtió en la gran sensación, oí que iba a ser sobre cómo se suponía que serían los super-héroes en la vida real...
Groth: Era lo que le hacía ir más allá.
Jaime: Si hiciera super-héroes en la vida real, los mostraría desde el punto de vista humano, gente normal mirando las noticias y diciendo: "Este super-héroe hizo eso". Entonces [la reacción] sería: "Dios, no sabía que existiese gente así". Porque cuando te metes en la mente de esos super-héroes, siguen siendo super-héroes. Aún se disfrazan con uniformes.
Gilbert: Si realmente existiesen super-héroes en el mundo real, no llevarían esos condenados y estúpidos disfraces.

(Los Hernández Brothers, mundialmente conocidos por su “Love&Rockets” opinan sobre “Watchmen” y muchos temas más en la serie de entrevistas del “Comic Journal” que Frog2000 ha tenido a bien traducirnos en los últimos días y que deberían leer en su excelente blog. Enhorabuena y gracias por el curro, Frog).

martes, 23 de febrero de 2010

Matando a Bob Dalton.

Trasteando por ahí me he encontrado con esta impactante y fantástica secuencia de la muerte de Bob Dalton a manos de Lucky Luke nunca publicada en la serie. Es difícil matar a alguien con tanto dramatismo y habilidad en tan sólo cuatro viñetas.

(Descubierto en la imprescindible Forbbiden Planet en un interesantísimo artículo sobre cómo se aplicó en Francia su particular versión del Comic Code. Pueden leerlo, si dominan el inglés, aquí).

“El Hombre Lobo”, de Joe Johnston.

Tras ver ayer “El hombre lobo” de Joe Johnston no pude dejar de acordarme del bueno de Paul Naschy, recientemente fallecido, y es que Joe Johnston ha realizado la película que, si hubiera contado hace décadas con los medios y el dinero suficiente, a don Jacinto le hubiera encantado protagonizar. Les cuento.

Lawrence Talbot es un actor de prestigio que es requerido por la prometida de su hermano para que regrese a la mansión familiar para descubrir las causas de la muerte de éste. Allí, Lawrence se reencontrará con su distante padre que le ingresó durante un año en el manicomio y unos lugareños supersticiosos que culpan a los gitanos y a los hombres lobo de la muerte de su hermano. Cuando Talbot es mordido por la bestia se iniciarán una serie de acontecimientos que explicarán todos los misterios que rodean su vida. Yo no les cuento más.

En plena vorágine revisionista de los mitos de terror y explotado hasta el hartazgo lo vampírico y lo zombi parece que le ha tocado el turno al bueno del hombre lobo, mito que cuenta con una larga trayectoria tanto en el cine de terror clásico de los cincuenta como en la serie B de los setenta. “El Hombre Lobo” es un mito cinematográficamente explotado hasta la extenuación y del que poco o nada queda por contar y, desde luego, esta película nada aporta en ese sentido salvo un montón de incoherecias balbuceantes, pudiendo considerarse como una puesta al día innecesaria del clásico en la que el intento de agradar tanto al exigente devorador de cine de terror como a los papás que van con sus hijos al cine los domingos reduciendo el nivel de casquería al mínimo, decepcionará a ambos públicos. Quizás por esa voluntad de agradar a todo el mundo y el haber pasado la película por la mano de dos directores (antes de Johnston, Mark Romanek ya había rodado buena parte de la película) la película es deslavazada e incoherente y, aunque en la ambientación gótica no se han escatimado los medios, el máximo aliciente es disfrutar de las actuaciones de unos actores solventes y con las suficientes tablas como para salir airosos de cualquier envite entre los que destacaría a Hugo Weaving quién clava su personaje de inspector de Scottland Yard encargado de la investigación y no se acompleja ante un Benicio del Toro comprometido con la película en un papel que se ajusta como un guante a su perfil, mientras que Anthony Hopkins cumple mejor que en sus últimas películas aunque lleva mucho tiempo en mi opinión viviendo de las rentas de su fantástica carrera. En cuanto a los efectos especiales, logrados en su mayor parte sin aportar algo novedoso aunque quizás el clímax final no esté a la altura de lo que cabría esperar.

En fin, “El hombre lobo” es una película que va de más a menos y uno casi casi acaba pidiendo la hora ante la cantidad de disparates que se acumulan al final. Pese a ello, se deja ver aunque yo que ustedes antes recuperaría alguna de las de Don Jacinto que para el caso es lo mismo y les saldrá más barato. Ustedes mismos.

viernes, 19 de febrero de 2010

“Kid Eternity”, de Grant Morrison y Duncan Fegredo.


Ayer hablábamos de las maravillas de las que el escocés Grant Morrison, el guionista de cómic con más ideas por viñeta, es capaz y hoy toca hablar de sus sombras, de las caóticas historias que puede ofrecer cuando su creatividad se encuentra completamente desatada. Sí, voy a contarles de “Kid Eternity”, la revisión que Morrison realizó para Vertigo en los noventa junto al dibujante Duncan Fegredo del personaje de los años cuarenta que ya publicara Zinco hace décadas en tres álbumes y que acaba de reeditar Planeta en un apañado tomo único.

El “Kid Eternity” original fue un personaje de Quality Comics de los años cuarenta que fue adquirido por DC merced a su política de absorción de compañías en crisis para, tras unos cuantos intentos de recuperación, caer en el olvido. A principios de los noventa, el encargado de recuperar al personaje fue el amigo Morrison quién, con su inimitable estilo, aprovechó el origen del personaje –un huérfano muerto durante la II Guerra Mundial antes de tiempo que regresa al mundo como agente del bien con poderes mágicos cada vez que pronuncia la palabra Eternity. En la versión de Morrison, Kid utiliza a Jerry, un humorista moribundo, como medio para volver a la Tierra tras una prolongada estancia en el Infierno, siendo ambos perseguidos por una jauría de demonios. Con los demonios en los talones, Kid debe cumplir una misión en la Tierra encargada por los servicios de los Señores del Orden a los que sirve pero antes tendrá que volver al Infierno junto a Jerry para liberar a su viejo compañero. ¿Logrará Kid liberar a su compañero?¿Salvará al mundo?¿Descubrirá un secreto asombroso?¿Contará Jerry algún chiste gracioso? Léanse el tebeo y descúbranlo.

Morrison plantea conscientemente un tebeo rico en referencias de caótico desarrollo e incómodo de leer. Y no porque su revival carezca de mimbres interesantes ya que su Kid Eternity sigue la estela de obras de corte sobrenatural como “Hellblazer” con recurrentes referencias lovecraftianas, pictóricas (del cubismo al surrealismo) y dantescas a “La Divina Comedia”. Sin embargo, Morrison se despreocupa completamente de dar coherencia a la narración introduciendo únicamente los elementos mínimos para que el lector intente interpretar la historia que le quiere contar. El resultado final un batiburrillo –nihilista, dicen- lleno de buenas ideas -¿Les gustó “Promethea”? pues en esta obra encontrarán muchos de los elementos de los que se sirvió Moore- poco o nada desarrolladas.

Por otro lado, la elección de Duncan Fegredo no ayuda en lo más mínimo al guión. Fegredo al que ya hemos visto en obras como “Enigma”y “Shade, El Hombre Cambiante” de Milligan o “Hellboy” de Mignola, es un dibujante idóneo para reflejar mundos oníricos entre la conciencia y la duermevela con lo que consigue una ambientación barroca de los infiernos y sus habitantes bastante atractiva pero como narrador resulta muy confuso con lo que su impactante trabajo se reduce a una concatenación de dibujos espectaculares en la línea de dibujantes tan de moda por aquella época como Bill Sienkiewickz o Dave McKean.

En fin, “Kid Eternity” es una obra capaz de ofrecer más de un quebradero de cabeza a aquellos que busquen simplemente una lectura entretenida y que sólo recomendaría a los fans acerrimos de Morrison acostumbrados a desentrañar los puzzles que pueblan la mente del escocés. Si lo logran el resultado, puede merecer la pena.

Otras obras de Grant Morrison en El lector impaciente:

Sebastián O”.

Fernando Krahn (1935-2010)

Ha muerto el animador, dibujante e ilustrador chileno Fernando Krahn. Afincado en España desde hace muchos años es conocido sobre todo por sus colaboraciones en “La Vanguardia” o “El País”.


D.E.P.

jueves, 18 de febrero de 2010

“All Star Superman”, de Grant Morrison y Frank Quitely.


A estas alturas se ha escrito ya tanto y tan bueno de “All Star Superman”, la maxiserie de 12 números en que Morrison y Quitely redefinen al Hombre de Acero, que uno no sabe muy bien que añadir, salvo rendirse a la genialidad de Morrison cuando decide ser genial y al innegable talento de un Frank Quitely que probablemente haya realizado en esta serie el mejor trabajo de su carrera. Pero, como imagino, que eso de por sí no es mucho, les contaré algo más aun a fuerza de ser repetitivo.

En “All Star Superman”, ante todo, Morrison destaca a mi modo de ver por dos cualidades principales que no han sido siempre frecuentes en su carrera: astucia y comedimiento. La astucia, que no está reñida con la genialidad mal encauzada de muchas de sus creaciones sino que en este caso la complementa, al ser capaz de obviar las convenciones asentadas sobre Superman desde los tiempos de Moore o Byrne y definir un icono ingenuo e inocente y su rico universo partiendo de los cómics de la “golden age” sabiendo actualizarlos lo suficiente como para no insultar por ello la inteligencia de los lectores contemporáneos y aprovechando al máximo el talento de un Quitely inspirado para dar con el acabado gráfico idóneo de los personajes que canalizara adecuadamente su mensaje. Por otro lado, comedimiento al no dispersar su aluvión de ideas en su caótico planteamiento habitual ofreciendo un desarrollo medido, más pausado y lógico que, sin regalar nada al lector, es disfrutable tanto por aquellos capaces de desentrañar las múltiples referencias manejadas por el escocés como por los que tan sólo quieren disfrutar de una historia de superhéroes entretenida que se disfruta tanto en su lectura número a número como de corrido.

Morrison sitúa a su Superman como un eslabón más en la necesidad humana de crear iconos en los que proyectar sus ideales en una tradición que probablemente se remonte a las cavernas y cuyas nuevas encarnaciones están aun por llegar. Y, aunque el escocés no deja palo por tocar en la profundidad de su ecléctico estudio –desde la mitología a las grandes religiones pasando por la filosofía o incluso la ópera y las nuevas tecnologías- de la figura del superhéroe es capaz de reducir toda su proposición al armazón fundamental de una buena historia de superhéroes, sus maniqueísmos y sus convenciones, su optimismo y su humor primario, pero dignificando sin complejos un género y un medio todavía ninguneado en pos de su infantilización mercantilista mostrando su viabilidad siempre y cuando se disponga del talento necesario.

En el aspecto gráfico, Quitely da la medida e incluso supera cualquier expectativa, logrando una espectacularidad cercana con un dibujo lleno de matices que no se constriñe a supeditarse a la partitura ideada por Morrison sino que la exalta logrando trasladar a las viñetas la esencia de Superman sin recurrir a una impostada épica hueca como probablemente ningún dibujante anterior haya logrado. Morrison y Quitely colaboran de antiguo con excelentes resultados pero es en este “All Star Superman” en el que su simbiosis alcanza una perfección pocas veces vista, dejando al icono remozado y brillante para afrontar el cambio de década imperturbable a la espera de una nueva revisión.

All Star Superman” es uno de los tebeos que no hay que perderse de los que se publicaron el año pasado y resultaría encomiable el esfuerzo realizado por Planeta en su edición sino fuera por el consabido y garrafal error con el asunto de la repetición de portadas. Una auténtica lástima que hubiera precisado un esfuerzo por parte de la editorial en su corrección que a mí no me consta que se haya producido.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Trailer de “Centurion” de Neil Marshall.



Bueno, bueno.. Casi se nos pasa con lo que me gustan a mí la última de romanos que nos prepara el bueno de Neil Marshall. La peli se centra en la leyenda de la legión desaparecida y da su propia versión del tema. En apenas dos minutos de trailer, se ven “influencias” desde “Gladiator” a “El Ultimo Mohicano” pasando por películas tan sospechosas como “King Arthur”. Como reconozco que me encantan estos blockbusters, espero disfrutarla como un enano si se llega a estrenar por estas tierras. ¿Y vosotros?

“The Mighty 1”, de, Peter J. Tomasi, Keith Champagne, Chris Samnee y Peter Snejbjerg,

Planeta acaba de publicar la primera parte de esta maxiserie de 12 números con la que los Peter, Tomasi y Snejbjerg, pretenden aportar nuevas ideas al necesitado género superheroico. Sin embargo, leída la primera parte de la serie que incluye la primera media docena de números, la cosa no tiene nada de original y nos encontramos con un tebeo meramente entretenido que no hace más que aprovechar ideas y situaciones que al aficionado al género le resultarán familiares.

En Estados Unidos, surge el superhéroe definitivo a mediados de los cincuenta que responde al nombre de Super…(perdón, Alfa Uno), dedicado como todo buen superhéroe que se precie a hacer el bien. Alfa Uno cuenta la colaboración de Omega, una organización policial (¿?) financiada con el merchandaising que su figura genera dedicada a realizar el trabajo sucio que el héroe genera (ruedas de prensa, control de daños, etc). Cuando el capitán de Omega muere asesinado en extrañas circunstancias, el cargo recae en el ayudante de aquél, el agente Cole, un joven fascinado por Alfa Uno desde que le salvó en su niñez pero que pronto empieza a replantearse la figura del héroe.

En los primeros seis números de “The Mighty”, Peter J. Tomasi al que muchos consideran un futuro Geoff Johns, propone un cómic correcto y entretenido pero no excesivamente original en el que desarrolla una trama de intriga y criminal centrada en el personaje de Cole y su relación con Alfa Uno. Las referencias de Tomasi a “Watchmen” o “Supreme” son más que evidentes pero también se pueden encontrar ecos de otros muchos cómics en los que se pretende explorar el concepto de superhéroe, como “Marvels”, o incluso series regulares como “Powers” y “Astro City”. De lo leído hasta el momento, nos encontramos ante un tebeo en que la íntriga se encuentra bien dosificada se van acumulando los misterios sin haber llegado aun al clímax de una serie en la que espero un giro de los acontecimientos que evite que todo sea tan evidente como Tomasi y el coguionista Keith Champagne apuntan en estos números.

En el aspecto gráfico, Tomasi se asocia con el danés Peter Snejbjerg con quién ya colaborará en “Starman” o en la estupenda “La brigada de la luz” a la hora de desarrollar la historia. Snejberg es un dibujante más que correcto y que no gusta de excesivas florituras y que encuentra en una narración sencilla su principal virtud con lo que el tebeo resulta una lectura agradable. El dibujante de los números cinco y seis es Chris Samnee, un artista en la línea de Snejbjerg, cuyo trabajo sigue la misma línea que el primero con lo que la ausencia del titular estos números (en los que la cosa empieza a ponerse más interesante) no se nota demasiado.

La correcta edición de Planeta se completa con una galería con las cubiertas originales y un artículo introductorio de Toni Boix.

En fin, si “The Mighty” es una historia meramente correcta o un tebeo superior a la media del género dependerá del próximo volumen. De momento, es un tebeo de superhéroes superior a la media y, tal como está actualmente el género, no es poco. Ya me cuentan, si acaso.

martes, 16 de febrero de 2010

“No hay bestia tan feroz”, de Edward Bunker.

No suelo estar muy de acuerdo con Quentin Tarantino en muchas cosas pero no puedo evitar reconocer que, como afirma en la cubrecubierta, “No hay bestia tan feroz” es una de las mejores novelas criminales que he leído nunca. Parece mentira que publicándose tanta morralla al cabo de los años, una novela que está llamada –si todavía no lo es- a convertirse en un clásico de la literatura negra (o incluso de la literatura norteamericana del siglo XX) permaneciera más de treinta años inédita en castellano hasta que el año pasado Ediciones Sajalín tuvo la visión de publicarla. Y es que las andanzas de Max Dembo, el alter ego y protagonista de Bunker en la novela, atrapan al lector de una manera tan absorbente que es difícil dejar de leer.

Max Dembo acaba de salir en libertad condicional dispuesto a convertirse en un ciudadano ejemplar y dejar atrás una infancia y una juventud dedicadas al robo y la estafa. Sin embargo, conforme va desarrollándose su nueva vida en Los Angeles, Max irá comprobando lo difícil que es recuperar algo que nunca se ha tenido y lo fácilmente que los viejos hábitos e instintos están dispuestos a aflorar en cualquier momento aun cuando tu agente de la condicional te vigile de cerca. ¿Será capaz Dembo de no caer en la tentación y no volver a delinquir?¿Violará la libertad condicional?¿Le cogerán? Tendrán que leerse el libro para saberlo.

Edward Bunker, convicto, escritor y actor (Mr Blue en “Rerservoir Dogs”), desde la base que le da haberse pasado la mitad de su vida entre rejas, construye una extraordinaria novela. Y no sólo por la apariencia de autenticidad que salta de sus páginas para describir la vida de un ladrón sin más oficio ni beneficio que el crimen, sino por un talento innato a la hora de construir y profundizar en la personalidad de personajes complejos e interesantes que a muchos le traerán ecos de películas más o menos conocidas (“Libertad Condicional” protagonizada por Dustin Hoffman fue la temprana adaptación de esta novela) pero que, realmente, tienen su base en esta obra. Bunker construye una novela en primera persona densa y absorbente en la que Max Dembo es una clara extensión de sí mismo. Un ladrón culto e inteligente que no se rige por más ley que el código no escrito de los ladrones y presidiarios e intenta adaptarse a un mundo que no entiende. Dembo poco a poco va rechazando su nueva vida y volviendo a los antiguos hábitos aun cuando es consciente a dónde le llevarán estos a la larga pero él únicamente hace aquello que sabe hacer.

Para el lector tan apasionante resulta asistir a la descripción exhaustiva de los bajos fondos de Los Angeles y los modos y conductas de los hampones de hace treinta años que realiza Bunker y que dan un fiel retrato de la América criminal y real tan alejada del Suelo como comprobar cómo el autor justifica cada una de las decisiones equivocadas del protagonista en un exhaustivo y profundo retrato psicológico de su compleja personalidad, perfectamente hilvanada con la trama de crímenes y delitos que sustenta la historia.

El estilo de Bunker está a la altura de los mejores del género como Ellroy o Leonard. Bunker se muestra como un escritor conciso y preciso, hábil y culto que se centra en la narración y evita datos superfluos.

En definitiva, “No hay bestia tan feroz” es una cita inexcusable para cualquiera que le guste darse una vuelta por el lado equivocado y salvaje de la vida instalado en la comodidad de las páginas de un libro y llevado de la mano de uno que lo conoció de primera mano, el gran Edward Bunker.

Big Culo Day 2010.



El fenómeno blogosferico de mayor éxito es sin duda el Día del Culo Grande y, para demostrar que los gafapastosos también entendemos del tema, ahí dejo mi póquer de culos de este año en el que la cosa para la mayoría va de idem. Que los disfruten, aquí más.



lunes, 15 de febrero de 2010

“Historias de San Valentín”, de Garry Marshall

El amor…sentimiento poderoso, quizás el más fuerte que existe. Por amor, la gente vive, muere, odia y mata. Por amor se escalan montañas y se atraviesan desiertos…Y por amor fui yo ayer a ver esta película que para nada entraba en mis planes. Pero, bueno, puestos a ello, tampoco lo pasé tan mal. Les cuento.

Historias de San Valentín” es una película de historias cruzadas ambientadas en el dichoso día de los enamorados (Esto lo estás o no lo estás pero no necesitas un día para que te lo recuerden, ¿no?), historias de parejas variopintas de distintas edades y situaciones cuyos destinos se van entrecruzando en tan empalagoso día. ¿Quieren saber más? Pues hagan como yo y acompañen a su pareja.

Historias de San Valentín” es un producto típico y tópico ideado para hacer pasar a la gente por los cines en tan señalado día. Una comedia romántica agradable que a nadie ofende y se sustenta en el apañado plantel de estrellas que en ella participan y que, en la medida de lo posible, evitan compartir planos y secuencias entre sí. Como ya demostrara con “Pretty Woman”, Garry Marshall demuestra su habilidad para rodar este tipo de cintas y dar su espacio a cada uno y su habilidad como director de actrices, aunque en esta ocasión la historia resulta un tanto predecible a partir de la mitad de una cinta que aun así se deja ver con agrado (más si se es aficionado a este tipo de películas).

En fin, si no están enamorados o no disfrutan de las comedias románticas, aléjense de esta cinta como de la peste. En caso contrario, disfruten de una cinta que cuenta con todos los elementos para hacer pasar a todas las parejitas por taquilla. Y si no, al tiempo.

Jan y el fracaso.

P: ¿Qué te hizo dedicarte a las historietas?

R: El fracaso: mi vocación real eran los dibujos animados, tema en el que me especialice. Pero en definitiva mi problema auditivo (soy sordo total desde los 6 años) me dificultaba enormemente controlar equipos humanos… Descubrí que trabajando sólo siempre conseguía lo que quería, pero una película era excesivo, un cómic no, y se me daba bien…

P:Cultura, relación del arte con el comic, la historia y adaptaciones noveladas. ¿Qué buscas en incluir temáticas alejadas de la normalidad de un cómic de superhéroes en el comic? ¿es más digerible por el público la parodia?

R: No lo sé, me limito a hacer lo que creo honestamente que puedo y debo hacer, hasta que dejen de comprarlo y tenga que pensar otra cosa. No busco complacer, que para mi es sinónimo de “telebasura”. Me dirijo a chicos de 12 a 18 años, y a esas edades no es nada pedagogico hacerles sólo lo que les guste. He rechazado hacer publicidad de MacDonals con Superlópez y eso lo dice todo. Creo que tengo menos lectores que Mortadelo y Filemón porque soy más selectivo.

(Vía EntreComics, llego a esta interesante entrevista a Jan, el creador, entre otros, de “Superlopez” en la que hace un repaso a su carrera y opna sobre la situación actual del cómic. Me llama la atención –como siempre que leo este tipo de declaraciones, generalmente en autores de cómics veteranos- declare que casi no lee cómics. Y van…).

viernes, 12 de febrero de 2010

“Fabulas: Las Edades Oscuras”, de Mark Buckingham, Bill Willingham y otros.

Tras el para mí decepcionante anterior arco argumental, “La Gran Guerra”, en el que finalizaba el ciclo que había sustentando la colección hasta el momento, tenía bastante curiosidad que eran capaces de inventarse Buckingham y Willingham para sorprendernos en la nueva etapa que se inicia con esta nueva entrega en laque se reúnen los números 76 al 82 de la edición americana. Y lo cierto es que, tras leerlo, hay elementos interesantes si los desarrollan en profundidad pero también se perciben señales de que la fórmula está agotada y los autores deberían ir pensando en acometer nuevos proyectos (esta sensación ya la tuve con “La Gran Guerra”). Les cuento.

Tras la victoria apabullante sobre el Adversario, las Fabulas victoriosas lamen sus heridas y disfrutan del momento pensando en iniciar las operaciones para recuperar el control de los mundos conquistados. Mientras que las fábulas asisten consternadas a la agonía de uno de sus miembros más queridos como consecuencia de las heridas sufridas en la guerra, en uno de los mundos sin control es liberada una nueva amenaza más peligrosa aun que el adversario dispuesta a vengarse de aquéllos que le encerraron, una amenaza capaz de arrasar Villa Fábula, terminar con todas las fábulas de un plumazo y convertirlas en meros zombis, el macabro Sr. Sombrío. ¿No se lo creen? Lean el tebeo.

Las Edades Oscuras” supone un punto de inflexión en la serie en el que determinará para muchos si Willignham y Buckingham tienen todavía ideas interesantes (y sobre todo ganas) con las que entretenernos. En ese sentido, tras un número de relleno dibujando por un siempre interesante Michael Allred más naif que nunca, Willingham empieza a sentar las bases de la nueva etapa soltando lastre con la sorpresiva y dramática muerte de otro personaje carismático e incorporando una nueva amenaza aun mayor que la que ha tardado 75 números en describir en lo que se me antoja una solución poco imaginativa ya que en el nuevo ciclo repite los mismos elementos que figuraban los inicios de la serie, tanto que parece un “reset”. Así, volvemos a encontrarnos con las fábulas amenazadas, las disensiones en la granja y un enemigo aparentemente invencible.

Willingham mantiene su habilidad a la hora de recrear personajes y en esta nueva entrega asistimos a la aparición, aparte del Señor Sombrío (un personaje a medio camino entre el genio de “Aladdin” y el Joker con toques de “Hellraiser”) , de dos aventureros de capa y espada, Freddy y Ratón, basados en los personajes de Leiber, Fahrd y el Ratonero Gris o los simpáticos personajes que aparecen en el último episodio, Lord Mountbatten y Sam El Malo, que pueden dar bastante juego pero, también deja patente su opción por no continuar profundizando demasiado en los ya creados (si exceptuamos a Rosa Roja) cuya importancia cada vez es menor en unas tramas un tanto repetitivas.

En el aspecto gráfico, Buckingham se muestra cumplidor aun cuando hay algunas páginas en las que se nota un acabado apresurado y yo tengo que confesar que me gustaba más al inicio de la serie. Últimamente, parece demasiado obcecado en demostrar lo buen dibujante que es incorporando espectaculares splash page y grandes viñetas verticales que merman la narrativa aun cuando algunas de ellas resulten realmente espectaculares. Los otros dos dibujantes que se encargan de los últimos números, David Hahn y Peter Gross, realizan una correcta labor y aunque su talento no es comparable con el de Buckingham salvan la papeleta honrosamente dada las consabidas dificultades del titular de la serie para mantener la regularidad. Por otro lado, en este arco, James Jean realiza algunas de las mejores portadas de la serie lo cuál es decir mucho dado el nivel mostrado por este autor.

En definitiva, cabe exigir más a Willingham y Buckingham, autores que tan buenos momentos nos han hecho pasar en una serie que parece haber iniciado la cuesta bajo. Veremos en próximas entregas si son capaces de lograr que remonte el vuelo.

Más “Fábulas” en El lector impaciente:

Tierras natales
Lobos
Las 1001 noches (y sus días)”
Hijos del imperio
El buen príncipe
La Gran Guerra”.

Soberbio Manel



Manel Fontdevila en estado puro. Este hombre parece que no tiene techo. Si quieren ver más, aquí...