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“Un pasajero desconocido” es para mí el mejor álbum de la serie hasta el momento. Le Gall nos narra el reencuentro de Poussin con su familia y su regreso a Francia donde le espera una vida convencional tras sus aventuras. La ambientación cambia drásticamente y la localización pasa de los luminosos mares de Asia a la brumosa Dunkerque. Con brillantísimo pulso narrativo, Le Gall se mantiene siempre un paso por delante de los lectores mientras el protagonista investiga la confirmación del secreto en torno a su verdadero origen.
“El Valle de las Rosas” es un álbum especial por varios motivos ya que Le Gall se retrotrae en el tiempo para narrar la infancia feliz de Theodore Poussin a través de sus anécdotas infantiles con un tratamiento costumbrista de la historia abiertamente proustiano.
“La casa de la isla” vuelve a hacer hincapié en las experiencias marinas de Theodore. En concreto, en la época en que a bordo de su pequeño buque mercante, El devorador de archipiélagos, se dedicaba al tráfico de mercancías. Cuando a causa de un huracán, Poussin acaba naufragando en una isla perdida habitada por extraños personajes.
El segundo integral de “Theodore Poussin” muestra a un Le Gall que cuando quiere es el verdadero heredero de la Escuela Clara de Tomai no solo por su inmenso talento como dibujante que convierte cada álbum en una delicia visual sino además por la sensibilidad evocadora y original enfoque con el que aborda la aventura clásica que lo sitúa directamente en la estela de Hugo Pratt y su “Corto Maltés”, alejándose sin renunciar necesariamente a ella a la acción superficial para aportar una visión poética e introspectiva que busca constantemente la complicidad del lector. Un autor sutil, culto y exquisito de amplias lecturas que aplica para mejorar y enriquecer la obra propia.
La edición de Planeta es excelente en cuanto a la relación calidad precio e incorpora aparte de los álbumes relacionados abundante material complementario. Ojalá en Francia aparezca pronto el tercer integral que completa la serie y lo veamos pronto publicado en España. Mientras tanto, habrá que conformarse con releer las entregas publicadas de esta maravilla llamada “Theodore Poussin”.
¿Qué te atrajo del personaje, especialmente considerando que en ese momento era de segunda o tercera fila?
SG: Esos personajes siempre son los mejores para empezar, para intentar hacerte un nombre. Cualquiera puede escribir una historia pasable de Spider-Man. Nadie se inmuta por eso. Pero crear algo exitoso con un personaje en el que nadie se digna ni a pensar es otra cosa. En aquel momento, en Marvel se consideraba a “The Punisher” como un payaso de tercera categoría. Me acuerdo que la gente de marketing me dijo (una semana antes de que saliese nuestro primer número), que los lectores de Marvel no estaban interesados en las aventuras de un asesino psicótico. Tan sólo les respondí que sí. Porque siempre me había gustado el personaje. Me gustaba su auténtica ambigüedad moral, todas sus evidentes contradicciones. Me gustaba la certeza de lo que se había propuesto hacer, aunque estuviese equivocado. Siempre he visto a “The Punisher” como a un villano. Ciertamente es un criminal que viola la ley de forma periódica, sin pensárselo dos veces. Es un personaje fascinante. Y yo quería escribir cómics criminales, quería escribir una historia acerca de un villano. Los villanos son mucho más interesantes que los héroes, y en particular mucho más que los héroes que generalmente se pueden encontrar en los comic-books. Quería hacer un cómic con un estilo de historia y de narrativa que no se hubiese visto nunca en los cómics Marvel (hasta ese momento), algo muy conciso, con un punto de vista filosófico particular. Mézclalo todo y obtendrás un personaje que no se alejará mucho del que terminé presentando en la mini-serie.
(Con mucho acierto, el amigo y vecino Frog2000 traduce una completa entrevista realizada en 2006 por David Gutiérrez al escritor Steve Grant en la que este analiza el despegue de El Castigador (Punisher) a raíz del impacto que supuso la excelente serie limitada que realizase con Mike Zeck en 1986 - en su momento publicada por Forum como complemento de Marvel Héroes- y que supuso el despegue y el éxito mediático del personaje. En el fondo, es la misma historia de siempre que ya hemos visto repetida tantas veces…Personaje con enorme potencial que nadie aprecia y no triunfa hasta que un joven autor con ganas y suficiente libertad aporta un nuevo enfoque. Y de paso demuestra que ya se contaban historias negras en los cómics de superhéroes antes de Brubaker. La entrevista completa aquí).
Ya había comentado por aquí en una de las primeras entradas de esta sección que Charles Burns (“Black Hole”) había realizado la portada de “Brick by brick”, noveno disco de Iggy Pop de 1990, pero lo que no dije es que además Burns realizó también la portada del single de una de las mejores canciones del álbum, “Candy”, un dueto con la fantástica Kate Pierson de B-52.
Burns le dedicó una curiosa portada al single que aparentemente no tiene demasiada relación con la letra de la canción, aunque si pensamos enla ambigüedad de una y otra quizás su sencillez oculte una nueva genialidad del autor de “El Borbah”...
Pero es que, además, la relación de “Candy” con el cómic no acaba en Burns. En el año 2000, el grupo punk español Killer Barbies sacó un single para el mercado alemán en el que versionaba la canción de Iggy Pop.
Aparte de versiones de la canción en ingles y en castellano y un par de canciones más, lo curioso es que el disco incluía entre sus extras un cómic realizado por el alemán Schwarwell cuya portada se homenajeaba a la clásica “Tales from the Crypt” de E.C.
A continuación os dejo el video de la versión en inglés de “Candy” de Killer Barbies, en el que el cómic juega un papel importante.
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