miércoles, 23 de junio de 2010

“¿Por qué haces esto?”, de Jason.


Siguiendo con la recuperación de obras publicadas hace algún tiempo, le toca el turno a “¿Por qué haces esto?”, una pequeña joyita editada por Astiberri de un autor tan inclasificable como es el noruego Jason, la obra que para mí inicia su período de madurez y la que engloba sus principales características estilísticas y preocupaciones existencialistas.

En esta historia, asistimos a las desventuras de Alex, un deprimido muchacho que intenta recuperarse de una ruptura amorosa con el apoyo de su viejo amigo Claude. Cuando Claude se ve obligado a realizar un viaje, deja las llaves de su apartamento al mohíno Alex con el encargo de que le riegue las plantas. Cuando este se encuentra cumpliendo su tarea observa en el edificio de enfrente a un misterioso y siniestro personaje que le mira fijamente. Sin darle más importancia, Alex vuelve a su casa pero cuando, días después, se cita con Claude en su casa encuentra en ella al misterioso desconocido y a su amigo asesinado. Con la policía en los talones y siendo el principal sospechoso de la muerte de Claude, Alex sólo contará la ayuda de la desconocida Geraldine para intentar demostrar su inocencia y atrapar al desconocido.

Pocos autores son capaces de evocar en el lector una cantidad de sensaciones e ideas mayor que este autor noruego que a partir de estructuras típicas de género entroncadas casi siempre con algún referente cinematográfico propone la exploración de temas trascendentales y absolutos como la soledad, el amor o la ausencia del mismo. Jason ha ido puliendo su cómic para llegar a la mínima expresión compositiva encadenando las viñetas para provocar pequeñas pausas en la obra que actúen a la manera de koans en el lector, momentos luminosos de lucidez en los que el mensaje que pretende transmitir quede grabado de una manera precisa en su mente, consciente o no. Jason utiliza en sus cómics inexpresivos personajes animalescos que se comportan como hombres contemporáneos con lo que aumenta la sensación en el lector de estar ante actores que actúan bajo el anonimato de unas máscaras que de un modo u otro reflejan los propios comportamientos y actitudes.

"¿Por qué haces esto?" es un estudio sobre el amor y el desamor que deja clara las intenciones del autor desde el propio titulo, un cómic de estructura abierta en el que los personajes sometidos a situaciones excesivas intentan de un modo u otro dar respuesta a la pregunta planteada varias veces a lo largo de una historia cuyo final abierto –y hasta cierto punto pesimista- vuelque en el lector la responsabilidad de poner fin a los hechos mostrados –o no- por el autor. Pero, además, Jason plantea estas abstracciones de un modo juguetón y accesible a cualquiera de modo que el cómic cuenta con distintos niveles de lectura y se puede disfrutar exclusivamente como una obra de entretenimiento, una historia que navega por los géneros con una fluidez pausada. De este modo, la historia que inicialmente parece planteada como una historia costumbrista -y ombliguista- propia de cualquier película de Woody Allen acaba tras un fundido en negro transformada en un rendido homenaje al cine clásico de suspense y a su máximo referente Alfred Hitchcock tocando algunos de sus temas clásicos como el del “voyeur” o el “falso culpable” con homenajes a películas como “La Ventana Indiscreta”, “Con la muerte en los talones” o “Falso Culpable”.

Jason es un maestro a la hora de mantener constantemente la atención del lector yendo un paso por delante de él mediante una estructurada composición de página, compensando la rigidez de sus inexpresivos y fríos personajes “naif” con constantes cambios de perspectivas dentro un plano intermedio que rara vez rompe y la concatenación de viñetas en las que apenas presenta cambios significativos de un modo que le entronca con autores clásicos de la línea clara como Hergé.

En definitiva, “¿Por qué haces esto?” es un pequeño gran cómic del que disfrutar pausadamente, un cómic que admite tantas interpretaciones y respuestas a la pregunta planteadas como lecturas realice cada lector sin renunciar por ello al mero y sano entretenimiento de la lectura de género. Pocos autores son capaces de otorgar tanta profundidad de registros a sus historias con tan escasos medios como este noruego en la que fue su primera obra a color, junto a Hubert, en una colaboración que se ha mantenido a lo largo de obras posteriores. Yo no me la perdería.

martes, 22 de junio de 2010

“Notas al pie de Gaza”, de Joe Sacco.




Hoy he terminado “Notas al pie de Gaza”, la última obra de Joe Sacco publicada en un correcto y grueso volumen por Mondadori, que sin duda será considerada como uno de los “tebeos del año” por lo tristemente actual de la realidad tratada más allá de sus hallazgos narrativos, pero tras su finalización, no he podido dejar de preguntarme si –intentando distanciarme de su dramático contenido – es un cómic tan bueno como se predica. Os comento mis conclusiones.
El maltés Joe Sacco abrió un nuevo género en el lenguaje del cómic –la crónica periodística- a través de reportajes mediante viñetas que le han permitido desarrollar una rica y premiada carrera reporteril en la que durante meses debe sumergirse en los lugares donde se desarrollan sus crónicas jugándose en ocasiones lla vida. Dejando atrás sus obras iniciales (“Apuntes de un Derrotista”) Sacco ha cubierto conflictos “in situ” como la Guerra de los Balcanes (“Gorazde:Zona Protegida”, “El Mediador” o “El Final de la Guerra”) o el judeopalestino en obras como “Palestina: en la Franja de Gaza” o esta “Notas a pie de Gaza”, quizás su obra narrativamente más ambiciosa y compleja dando una perspectiva diferente al tratamiento de la información del habitual en otros medios basados en imágenes más inmediatos y tratando de dar un enfoque humano al tiempo que informativo.

Joe Sacco es consciente que su trabajo carece de la inmediatez que requiere el trabajo periodístico tradicional ya que aparte de pasar largas temporadas en los territorios donde se desarrollan sus crónicas recopilando testimonios debe posteriormente pasar bastante meses dibujando con lo que los sucesos que relata no pueden ir ligados a la esclavitud de la actualidad informativa. Esta dificultad de su labor, el autor la compensa añadiendo a su trabajo una nota más reflexiva e incorporando apuntes costumbristas de la vida en las zonas en las que se mueve, pequeñas intrahistorias humanas y cotidianas que suelen perderse en la voracidad e inmediatez que otros medios reclaman y que Sacco se preocupa en reforzar para ir más allá de la mera información periodística y coquetear con el periodismo de investigación "novelizado" a la manera de clásicos como Dominique Lapierre o Ryszard Kapúscinski o directamente con la investigación histórica. En Notas a pie de Gaza”, Sacco va más allá y astutamente no sólo incorpora ese elemento de cotidianidad a su crónica hasta un punto mayor del desarrollado en obras anteriores sino que además convierte en el centro de su investigación una serie de matanzas ocurridas en la franja de Gaza en el lejano 1956 con lo que la obra se asegura un anclaje histórico que haga mantener su vigencia intacta a lo largo del tiempo más allá de los vaivenes que pudieran producirse en la explosiva relación judeopalestina.

Sacco organiza la obra en distintos capítulos de desigual extensión para acercarse a los hechos tratados desde distintos lapsos temporales en una narración paralela–el pasado lejano que ilustran los fragmentados relatos de los testigos de los hechos y el pasado “cercano” (que es el presente del autor en la obra) y que permite a Sacco tratar la realidad diaria del pueblo palestino utilizando como hilo conductor del relato su propia experiencia en la búsqueda de la información a pie de campo junto a sus colaboradores, logrando con este paralelismo acercar al lector de un modo único el complejo mosaico de misería inconmovible en que se encuentra sumida la población de la olvidada Franja de Gaza a lo largo de las décadas y las generaciones. Sacco sabiamente dosifica la información para no apabullar al lector sin por ello restarle dramatismo a la crónica de los distintos testigos que relatan los hechos al tiempo que nos colamos en las penalidades de su día a día y conocemos de primera mano la esencia de su trabajo al convertirse el autor en un personaje más de la historia al que acompañamos enfrentando y contrastando en múltiples ocasiones los testimonios de uno y otros con la propia información documental disponible –el libro se completa con un amplio dossier final- y siendo testigos de sus intentos para no ceñirse exclusivamente a la versión de una sola de las partes aun cuando el mismo Sacco en un gesto de honradez declare su ausencia de objetividad aun cuando intente mantener un distanciamiento profesional en la investigación de los hechos y la presentación de los personajes.
Más allá de lo interesante del contenido de la historia, en el aspecto formal no encuentro enormes novedades en la obra de Sacco respecto a obras anteriores sino la línea continuista de un autor maduro con un estilo plenamente asentado y definido que ha sintetizado al máximo las enseñanzas de los autores norteamericanos que toma como referencia –Crumb y Spiegelman en primer término con la presencia al fondo de los dos Will, Elder y Eisner- para pulir el desarrollo narrativo de sus historias al máximo y aprovechar toda la fuerza y el detallismo de sus dibujos para reflejar ambientes y localizaciones reduciendo en la medida de lo posible las cartelas explicativas e incluso a los cuadros de diálogo que el autor va distribuyendo en las páginas con mucha inteligencia sin obviar la explotación de recursos específicos que ya habían aparecido anteriormente en su obra con igual fortuna como la reiteración de viñetas o el uso de splash pages.

En definitiva, “Notas al pie de Gaza” es un cómic que evidentemente impactará y dará mucho que hablar a aquellos que por primera vez lean una obra de Sacco que descubrirán las potencialidades insospechadas de un medio todavía virgen en muchos aspectos y servirá a sus seguidores para reencontrarse con un autor fiel a sí mismo y al compromiso con su trabajo siendo un eslabón más en una ya de por sí brillante carrera.

lunes, 21 de junio de 2010

España ganó a Honduras…



...A pesar de dedicarse a tirar durante 90 minutos al muñeco hondureño. Menos mal que algunos jugadores – Villa, Busquets, Xavi, Navas y Ramos- dieron un paso adelante. Con ganar a Chile ya pasamos pero hay que esperar que sean más resolutivos porque ni los portugueses ni los brasileños (¡ ni los chilenos!) van a dar tantas facilidades como los hondureños. A ver que pasa el viernes…

“Kick-Ass: listo para machacar”, de Matthew Vaughn.

No se vosotros pero yo cuando repaso la cartelera cinematográfica de las últimas semanas se me cae el alma a los pies ante los peliculones que nos proponen. Con propuestas patrias tan atractivas como “Campamento Flipy” o “La venganza de Ira Vamp” y blockbusters yanquis tan intercambiables como olvidables unido al exagerado precio de las entradas no me extraña que el medio esté en crisis galopante y seamos cuatro gatos los que todavía nos acerquemos a las salas. Tras muchas cabalas y dejar pasar un poco de tiempo me acerqué el viernes a ver “Kick-Ass: listo para machacar”.

Supongo que a estas alturas ya todos estáiss al tanto sobre de qué va “Kick-Ass”. Una historia molona y comercial ideada por el astuto Millar que logró colocar a Matthew Vaughn para su adaptación al cine incluso antes de haber empezado a publicar el cómic. El cómic ofrecía una lectura entretenida y tramposilla marca de la casa, con excelente dibujo de John Romita Jr., no apta para todas las sensibilidades sobre un típico adolescente freak de nuestro tiempo que decide ponerse un traje de buzo y dedicarse a combatir el crimen lo que le acaba convirtiendo en un fenómeno mediático y el objetivo de un jefe del hampa de Nueva York.

Argumentalmente, la película empieza mostrándose respetuosa con la esencia del cómic que adapta, aunque suavice buena parte de la mala baba y la casquería del mismo y se muestre excesivamente correcta y autoindulgente para mi gusto con lo que algunas de las gracietas tontorronas de Millar se pierden bajo la revisión censora de un Vaughn que no muestra demasiado entusiasmo en el desarrollo de una historia que va de más a menos y resulta más desdibujada conforme se aleja del original viñetero hasta que cualquier atisbo de realismo que quisieran insuflar los actores acaba reducido a la mera parodia. Vaughn no da con el ritmo adecuado a una historia que avanza a trompicones hacia un “happy end” tonteras que traiciona el del cómic, abusando en exceso del guiño facilón con el público poco exigente al que está dirigida.


En cuanto al reparto, el protagonista Aaron Johnson (¿Es el clon de “Harry Potter”?) no me ha acabado de convencer aun cuando buena parte de su actuación cuenta con el apoyo de un narrador que va guiando la acción brillando más la presencia de los veteranos Mark Strong y Nicolas Cage (efectivamente, los veteranos del blog, ya habréis adivinado que la presencia de Nick fue la que me llevó a ver esta peli) que dan rienda suelta a todo su histrionismo en los papeles con los que les ha tocado lidiar y un jovencito Christopher Mintz-Plasse que clava su papel de villano adolescente.

En definitiva, “Kick Ass: listo para machacar” es un producto tan olvidable como el resto de los que pueblan la cartelera estos días pero que, si sois aficionados a los cómics de superhéroes, el humor bufo o a Nicolas Cage seguramente no deberíais dejar pasar. Advertidos quedáis.

Más sobre el cómic de “Kick-Ass” en El lector impaciente, aquí.

Rik Levins (1950-2010)



Por EntreComics me entero del fallecimiento de Rik Levins el pasado 12 de Junio, artista que desarrolló el grueso de su carrera dentro del género superheroico siendo su trabajos más recordados su etapa en “Capitán América”, junto a Mark Gruenwald, o en “Los Vengadores” en la célebre saga “Tormenta Galáctica”.

D.E.P.

domingo, 20 de junio de 2010

“El manuscrito de San Florián”, de Jorge Díaz-Leza y María Jesús Leza.

El querer dedicarse hoy en día a eso de escribir historias tal y como están las cosas tiene un punto de locura pero, más allá de la pose de muchos que se dicen escritores sin haber publicado una triste línea, hay que tener la perseverancia –o la cabezonería, más bien- de perseguir los sueños hasta lograr ver editado una primera obra para que, finalmente, sean los lectores quienes decidan. Locura, cabezonería y fe en sí mismo precisamente no es lo que le ha faltado a Jorge Díaz -Leza para ver por fin publicada su primera novela, “El Manuscrito de San Florián”, escrita a cuatro manos junto a su madre, María Jesús Leza (curiosa combinación esta de madre e hijo que supongo ayudará a suavizar las tensiones y los egos que la colaboración en la redacción de una novela conlleva).


En “El manuscrito de San Florián” la joven Silvia se ve inmersa a su regreso a su tranquilo pueblo burgalés tras unos años en el extranjero en una misteriosa conspiración para evitar que la traducción del manuscrito de la crónica de la princesa Astrid llegué a publicarse. En medio de romerías, amores juveniles, hallazgos arqueológicos y manifestaciones ecologistas, Silvia , ayudada por sus amigos, hará frente a las oscuras fuerzas que atentaron contra la vida de su tío, Don Pío, y que están dispuestos a acabar con la suya si no anda espabilada.


Más allá de la amistad que me une a uno de los autores de esta novela de intriga –no me pidáis objetividad porque si suelo carecer de ella en este caso ando más falto todavía- he de decir que he disfrutado enormemente de “El manuscrito de San Florián”, una novela ágil, de estructura sencilla y sin más pretensión que asegurar el entretenimiento del lector sin caer en los trucos típicos del oficio del novelista resabiado, siendo una obra especialmente dirigida a un público juvenil de 12 a 99 años ya que es disfrutable por cualquiera capaz de acercarse a una obra sin prejuicios. Jorge y Maria Jesús navegan a contracorriente y en lugar de buscar exóticas localizaciones para situar a los personajes de su historia aceptan el reto de ubicar la trama en un lugar tan aparentemente anodino y cercano como un imaginado pueblecito de Burgos que fácilmente podría identificarse con cualquier villorrio castellano. Huyendo de complicaciones accesorias en la creación de los personajes, estos resultan creíbles por su cercanía al lector que siente como piensan, discurren y sienten como podrían hacerlo ellos mismos (y esto sin duda es un enorme mérito para unos autores primerizos que ya quisieran poder decir otros muchos escritores con más carrera y bagaje). Sin duda, podríamos rastrear algunas influencias en la obra desde “El nombre de la rosa” hasta las novelas policíacas de Agatha Christie o incluso en la desnudez estilística que antepone el qué estoy contando al cómo lo cuento que entronca directamente con clásicos nacionales como Baroja o Clarín que, sospecho, han de ser del agrado de los autores, pero todo ello está mezclado con el suficiente encanto como para despreocuparse y centrarnos en la lectura de las amenas aventuras de la protagonista y sus amigos.


En definitiva, las doscientas páginas de “El manuscrito de San Florián” son una lectura ideal para entretenerse y disfrutar con una intriga de misterio histórico con protagonistas juveniles exenta de las trampas y gazmoñería de títulos tan reconocidos como las novelas de Dan Brown o los harripotteres de la Rowling. Si le dais una oportunidad, creo que no os defraudará.


Para leer algunos extractos de la novela y sobre sus autores podéis pinchar aquí.

Primer piftufado trailer de “Los pitufos” de Raja Gosnell.

Ya se puede pitufar el primer trailer de la película que se está sobre los personajes de Peyo en 3D a estrenarpara el año que viene. A mí me ha pitufado aunque hay que pitufar que al menos en el trailer los pitufos pitufan poco y lo de pitufarlos por NY en taxi tampoco me pitufa. A lo mejor para esas fechas ya mi pitufita está en condiciones de pitufar y la pitufo al cine…

Seguiremos pitufando.

sábado, 19 de junio de 2010

José Saramago (1922-2010)

Ayer a las cinco de la tarde, José Saramago, un escritor y fabulador que hizo de la sencillez –estilística y humana- bandera, logrando con sus historias salpicadas de humanidad y sabiduría popular llegar tanto al gran público como a los más exquisitos.


Se le echará de menos pero en su obra sobrevive.


Obras de José Saramago comentadas en El lector impaciente:

-“Las intermitencias de la muerte”.

- “El viaje del elefante”.

viernes, 18 de junio de 2010

“Pluto 7”, de Naoki Urasawa.

Penúltima entrega publicada por Planeta del monumental homenaje que Urasawa está rindiendo a Osamu Tezuka y su “Astro Boy”. Y es que las obras que leemos en la infancia nos persiguen y obsesionan a lo largo de toda nuestra vida para contribuir a conformar nuestra identidad y, como en el caso del japonés, podemos acabar contribuyendo a mantener su vigencia ante las nuevas generaciones enriqueciéndolas con nuevas referencias y reflexiones.

En la séptima entrega, de las sombras aparecen los monstruos que en números anteriores han ido acabando uno a uno con los róbots más sofisticados del planeta. En esta ocasión, el objetivo es Epsilón, el poderoso robot pacifista y objetor de conciencia quien ha de afrontar su destino y defenderse de Pluto, el instrumento de la venganza de su creador.

Urasawa continua brillando a gran nivel en este thriller futurista en el que deja constantes y sutiles perlas para la reflexión sin renunciar por ello al entretenimiento ni a los simbolismos a través de una historia protagonizada por unos robots que gozan de una mayor humanidad que sus creadores humanos. Quizás en esta ocasión, el tomo abuse un tanto del melodrama para mi gusto en comparación con anteriores entregas más contenidas en las que primaba la investigación y el misterio, pero el autor desvela la mayor parte de los enigmas pendientes aclarando los comportamientos de los principales personajes de la obra en una historia en la que mas allá de planteamientos maniqueos sólo hay víctimas. El protagonista principal de este tomo, Epsilon, adquiere una dimensión desconocida en un róbot y Urasawa retrata caracteriza con mucha habilidad todo el potencial de un personaje que me atrevería a considerar inspirado en el mismo Jesucristo.

Sólo cabe esperar ya que en la octava entrega Urasawa concluya la obra con la calidad mostrada hasta el momento para encumbrar “Pluto” a la altura de lo mejor de la producción del autor japonés. Esperemos que no nos decepcione aun cuando el viaje continúe valiendo la pena.

Al Williamson y el amor por los cómics.

[Leyendo en alto el comentario de Al Feldstein] “Estoy seguro de que cuando finalmente se ocupó de la tira de Alex Raymond… fue como haber llegado al cielo.” [Largo suspiro] Ah, sí. La voz de la sabiduría al habla. Es increíble cómo alguna gente no puede entender el amor que otros pueden tener por algo, ¿sabes? Es increíble. Como un hombre de negocios que nunca se dará cuenta de que…

Trabajaba para un artista que no nombraré, y no quería hacerlo, porque quería hacer Flash Gordon para King Comics. Solo me pagaban 35 dólares por página por hacer Flash Gordon, y el otro artista para el que había trabajado en la época se enfadó mucho porque no hiciera su trabajo –me pagaba mejor- y dijo, “¡Demonios, si quieres ganar 35 dólares por página, yo te daré 35 dólares por página!” No entendía la razón por la que yo quería hacer los cómics de Flash Gordon, y eso que era un artista. Estaba cabreado porque no hiciera su trabajo, por el que me pagaría más, pero yo prefería hacer Flash Gordon, que me pagaría peor. Él no podía entenderlo. Ahora, eso no quiere decir que yo quiera trabajar por unas migajas. Eso no quiere decir que yo vaya a hacer el trabajo peor pagado. Pero él no podía entender que yo quería hacer algo con todas mis fuerzas.

(El Tío Bernie, de EntreCómics, se ha currado la traducción de una maravillosa entrevista que el recientemente fallecido Al Williamson concedió a James Van Hise en la que repasa toda su trayectoria. De lectura obligatoria, aquí).

jueves, 17 de junio de 2010

“Western”, de Rosinski y Van Hamme.

En la historia por escribir del Cómic, la pareja formada por el polaco Gzergorz Rosinski y el belga Jean Van Hamme, tendrán una página destinada a glosar sus méritos conjuntos en la reconocida serie de “Thorgal”. Pero, no estaría de más, que en esa gloriosa página el futuro historiador dedicase un pequeño pie de página para glosar “Western”, un álbum más humilde pero que, en mi opinión, es uno de los mejores cómics del Oeste que he leído en los últimos años.

Western” narra la historia de Nat Chissum, un joven buscavidas que por azares de la vida acaba perdiendo a su hermano y una mano en un timo que no salió como habían planeado. Pasados los años y, convertido a pesar de su minusvalía y tras muchas penalidades, en un competente pistolero Nat volverá a intentar repetir la jugada que marcó su infancia sin tener en cuenta que no suele ser buena idea tentar al destino por segunda vez si se quiere conservar la vida.

Van Hamme escribe uno de sus más sólidos guiones en este álbum autoconclusivo en el que plantea en tono de western crepuscular una historia de timadores y reveses de la fortuna en la que la desgracia y la mala suerte persiguen una y otra vez a sus protagonistas. A través de la entretenida historia, estructurada en varios capítulos, el belga repasa las convenciones del género en una historia que si bien no es del todo original destaca por la acertada caracterización de los personajes y la habilidad con que el belga desarrolla la trama para mantenerse siempre un paso por delante del lector logrando mantener el interés por la historia hasta el final.

En el apartado gráfico, estamos ante uno de los mejores trabajos de Rosinski con un fantástico tratamiento en acuarela que le permite captar en toda su belleza las grandes extensiones del Oeste, dando con la tonalidad justa para cada uno de los encuadres y situaciones. Sin embargo, a diferencia de sus últimos “Thorgal”, la búsqueda del preciosismo no está reñida con la fluidez narrativa y el álbum se desarrolla correctamente, complementándose perfectamente con la labor del guionista a la hora de ir contando la historia a cuatro manos.
En definitiva, “Western”, publicado por Norma hace años en un formato muy apañado, es una pequeña joyita poco reconocida y un declarado homenaje de sus autores a uno de los géneros más importantes del siglo pasado en el que todavía pueden contarse buenas historias y puede servir a los nuevos para conocer el trabajo de uno de los mejores equipos creativos del cómic europeo de las últimas décadas antes de entrar en series más largas. Ya me contáis.

miércoles, 16 de junio de 2010

Derrota de España ante Suiza...

…o los gitanos no quieren buenos principios para sus hijos.

Faltaba la sorpresa del Mundial y la protagonizó España. Todos los rechaces para los suizos que se defendieron bien pero que eran sosos, sosos, y les tocó el gordo con el gol.

Probablemente, España tenía que haber jugado con dos delanteros y un único medio centro pero ahora resulta fácil decirlo.

Yo de momento estoy tranquilo porque todo está por verse. ¿Y vosotros?

“The Unwritten 1: Tommy Taylor y la identidad falsa”, de Mike Carey y Peter Gross.

Detnro de la nueva hornada de títulos Vertigo aparecidos a lo largo del año anterior que poco a poco empieza a editar en España Planeta, uno de los que había levantado más expectativas era este “The Unwritten: Tommy Taylor y la identidad falsa”, guionizado por el para mí gusto sobrevalorado Mike Carey y el correcto Peter Gross, que reúne los primeros cinco números de la serie y acaba de aparecer en España. El resultado, decepcionante.

Tom Taylor es el hijo de Wilson Taylor, el escritor creador de una serie de novelas de fantasía cuyas entregas son un éxito mundial. Sin embargo, Wilson Taylor desapareció repentinamente sin que nadie conozca su paradero y Tom sobrevive exprimiendo la obra de su padre en convenciones de fans. Cuando en una de estas reuniones se pone en entredicho su identidad, entrarán en juego oscuras y misteriosas fuerzas en torno a Tom dispuestas unas a ayudarle y otras impedirle descubrir y aceptar su destino.

Mike Carey es un guionista a la estela de Neil Gaiman que se hizo un nombre con la irregular “Lucifer”, spin off del “The Sandman”, y que posteriormente ha mostrado un buen olfato comercial para plantear historias atractivas en sus planteamientos iniciales como “Crossing Midnight” que acaban aburriendo en su desarrollo y resolución. “The Unwritten” pretende rebañar el tirón de los libros de “Harry Potter” con una trama de intriga que gira en torno a un protagonista a medio camino entre la realidad y la fantasía émulo del protagonista creado por J. K. Rowling añadiendo ciertos elementos conspiranoicos y cyberpunk. Quizás sea un poco pronto para valorar la serie pero a mí este tomo me parece que sufre los mismos defectos que la obra anterior de Carey con unos personajes planos y una confusa y poco detallada ambientación que acaba convirtiendo la historia, a pesar de sus buenos mimbres, en un tostón. Tras una serie de peripecias con poco interés debido a la falta de ritmo que Carey imprime a la historia, la cosa se vuelve un poco más interesante en el quinto número que supone un punto de inflexión ya que se desvelan ciertas claves de la serie y en el que curiosamente se abandona la trama y personajes principales para contar una historia autoconclusiva protagonizada por escritores de la talla de Kipling, Wilde y Twain.

En el aspecto gráfico, Carey vuelve a contar con su colaborador habitual Peter Gross que vuelve hacer gala de su estilo impersonal y su correcta narrativa, en esta ocasión influido en la composición de página por la obra de Possy Simmonds a la hora de introducir con inteligencia largas parrafadas en la historia pero que, en líneas generales sigue resultado tan olvidable como en anteriores ocasiones, destacando gráficamente únicamente las elegantes composiciones en las portadas de Yuko Shimizu.

En fin, os podéis imaginar que teniendo en cuenta la trayectoria de los autores y el análisis de esta primera entrega no voy a seguir “The Unwritten”. Una pena, porque Carey cuenta con elementos que en otras manos podrían dar más de sí pero que me temo que acabarán converitdos en otro quiero y no puedo que añadir a su trayectoria. Si la cosa mejora, avisadme.

Otras obras de Mike Carey en El lector impaciente:

Lucifer”.
Crossing Midnight”.
Faker”.

martes, 15 de junio de 2010

Primer trailer de “Somewhere”, de Sofia Coppolla.



En el apolillado cine norteamericano, una nueva película de la inquieta Sofia Coppolla siempre es una buena noticia aunque a mí no me parezca tan tan buena como dicen los que realmente entienden de esto. A falta de ver su “Maria Antonieta” y tras fascinarme con “Las Vírgenes Suicidas” y aburrirme básicamente con “Lost in traslation”, “Somewhere” promete ser una película resaltable si las expectativas acompañan un poco al trailer. La historia tampoco es nada novedosa –actor malo y perdedor que debe rehacer su vida cuando acude a verle su hija adolescente- pero la forma me atrae. Stephen Dorff y Elle Fanning son los protagonistas.

Esta me la apunto para cuando la estrenen por aquí.

“Weimar: Dos investigaciones clásicas de Jan Karta (1925-1933)”, de Roberto dal Prá y Rodolfo Torti.



Primero de los tres volúmenes en los que la editorial 001 Ediciones recupera todo un clásico del cómic italiano de los ochenta inédito en España a pesar de su calidad hasta ahora por esos caprichos editoriales, “Las investigaciones de Jan Karta”, una serie de intriga que nos acerca al siempre atractivo Berlín de Entreguerras de la República de Weimar, uno de los momentos más apasionantes de la historia y que más recientemente está siendo objeto de revisión por un autor aparentemente tan alejado de los italianos dal Prá y Torti como es Jason Lutes.

En las dos historias dal Prá establece las características de la serie, convencional con las reglas del género negro en su desarrollo, pero original tanto por la ubicación y contexto de las historias como por el protagonista sobre el que orbitan las historias, Jan Karta, un peculiar detective culto y sensible que mantiene una actitud distante y escéptica sobre los acontecimientos históricos que le han tocado vivir y de los que en el transcurso de sus investigaciones se convierte en testigo privilegiado.
Si en la primera historia, “Weimar (1925)”, Karta se convierte en pieza involuntaria de una conspiración para acabar con la vida de un poderoso industrial con oscuros secretos en los inicios de la República de Weimar, en la segunda, “Der Sturm (1933)” se ve envuelto en los tejemanejes del boyante partido nazi para alzarse con el gobierno alemán cuando un antiguo amigo va a morir a su puerta. Si queréis leer más, ya sabéis.

Roberto dal Prá se muestra como un solvente guionista capaz de hilvanar sus convencionales tramas detectivescas con los hechos históricos de un modo solvente y entretenido al tiempo que va construyendo poco a poco la personalidad de un detective sui generis que nada tiene que envidiar a los grandes clásicos del género en los que se basa (para describirlo en pocas palabras, Jan Karta es una mezcla entre Sherlock Holmes y Philllip Marllowe), un detective desencantado que, a pesar de su talento deductivo que le permite resolver complejos casos, es incapaz de lograr frenar el avance del Partido Nacional Socialista.

En el aspecto gráfico, Rodolfo Torti en la estela de grandes como Milton Caniff en la cuidada caracterización de los personajes y el detalle en que retrata vehículos y edificios, mostrándose como un magnífico dibujante que en ocasiones me recuerda a dibujantes españoles como Jordi Bérnet o el, por desgracia, semiolvidado Leopoldo Sánchez (¿Para cuándo una reedición en condiciones de “Bogey”?). Torti narra con maestría al tiempo que es capaz de captar la ambientación de la época a través de una estudiada composición de página que le permite dosificar la tensión de la historia, describiendo con acierto distintos ambientes y situaciones propias del libertino, bullicioso y convulso Berlín de la época en que transcurren las investigaciones del detective alemán.

Finalmente, no se puede obviar la influencia –recíproca, por otro lado- entre esta serie y la obra de otro grande del cómic italiano como es Vittorio Giardino y “Las aventuras de Max Fridman” (no en vano ambas series, como señala Pepé Gálvez, en la introducción se iniciaron en la misma época en la misma revista, “Orient Express”, pero si bien la serie de Giardino se ha publicado y reeditado en condiciones en nuestro país por parte de NormaLas investigaciones de Jan Karta” fueron ignoradas y permanecían inéditas. Hay que felicitar a 001 Ediciones, por tanto, por recuperar esta interesante serie, que ha resistido como sólo pueden los clásicos, el paso del tiempo aun cuando el formato económico elegido no haya respetado el color de los álbumes franceses. Esperemos que no se demoren demasiado con las próximas entregas.

lunes, 14 de junio de 2010

Al Williamson (1931-2010).


Parece ser que se confirma la desaparición de otra de las pocas “leyendas vivas” que le van quedando al cómic norteamericano. Uno de esos nombres míticos cuya trayectoria va unida al cómic norteamericano y, por ende, al cómic mundial: Al Williamson.

Medio colombiano, medio norteamericano, Williamson pasó su infancia en Colombia para, tras regresar a Norteamérica muy joven, empezar a trabajar en la pujante industria del cómic de posguerra. Míticas fueron sus series para E.C., especialmente en sus series de ciencia ficción Weird Fantasy y Weird Science en las que destacaría por su elegante trazo y capacidad para recrear sorprendentes mundos y civilizaciones. Precisamente, por esa elegancia inherente a su estilo que recuerda al gran Alex Raymond, tras el traumático cierre de E.C., Williamson trabajó como dibujante ayudante de otros en tiras de prensa creadas por Raymond como Rip Kirby” o “Flash Gordon” (y en 4 míticos números de la colección de cómic-book) hasta hacerse con el puesto de dibujante fíjo de “Agente Secreto X-9 donde permaneció durante trece años. Posteriormente, sería elegido por George Lucas para realizar los cómics de “La Guerra de las Galaxias”.

Desde mediados de los ochenta, Williamson se limitó a entintar el trabajo de otros en personajes señores de Marvel y DC, como Spiderman, Lobezno o Superman.

Williamson trabajó para la mayoría de las editoriales norteamericanas desde E.C. hasta Marvel o DC, pasando por Warren o King Features Syndicates, dejando impronta de su arte siendo coetáneo y amigo de autores como Franzetta o Krenkell.

D.E.P



“Ex Machina 8: Juego Sucio”, de Brian K. Vaughan y Tony Harris.

Cuando pensaba que en Norma habían olvidado que seguían publicando esta serie o habían decidido condenarla al limbo sin más explicación, me sorprendí el mes pasado con la aparición de un nuevo TPB que reúne los números 35 a 39 de la edición regular y un número especial de Halloween dibujado por el siempre interesante John Paul Leon.
Me acercaba a este tomo con bastante cau
tela ya que el anterior fue decepcionante y no sabía si las andanzas de Mitchell Hundred, un superhéroe que ha colgado las mallas para meterse a alcalde de Nueva York, irían a peor o la serie remontaría. Bueno, tras su lectura, se puede decir que aunque Vaughan da claros síntomas de agotamiento –probablemente la coincidencia con los guiones de “Perdidos” le empezaba a pasar facturas a esas alturas- la cosa remonta ligeramente y sabiamente el guionista empieza a plantar las semillas para darle una prometedora vuelta de tuerca a la serie que la saque de la monotonía y puede dar bastante juego.
En estos números que aparecen en este arco, nos encontramos con un Hundred al que se le aparecen fantasmas de antiguos esclavos, una “”sui generis” supervillana, Problema, obsesionada con La Gran Máquina, el alter ego del Alcalde, que amenaza con arruinar la convención del Partido Republicano a celebrar en Nueva York y un nuevo episodio en el que el alcalde recuerda los hechos que le motivaron a convertirse en superhéroe cierta noche de Halloween en que se vio envuelto en un atraco. Todo muy variado.

Lo primero de todo, Brian K. Vaughan es un guionista al que hay que pedirle más porque en series como "Y, el último hombre" ya demostró que no le falta talento pero al que en "Ex Machina" se nota desde hace varios números que en esta serie trabaja con el piloto automático puesto lo que es evidente para cualquiera que siga la trayectoria de una serie que es la más ambiciosa que ha afrontado hasta el momento. Sí, en este arco argumental hay buenos momentos puntuales, brillantes diálogos y personajes complejos y bien construidos (los habituales de la serie porque los que aparecen por vez primera resultan bastante tontos), sin embargo, Vaughan lleva demasiado tiempo repitiendo de manera maquinal la misma fórmula los arcos de varios de números con lo que la serie se ha vuelto predecible a pesar de lo interesante de las premisas iniciales. Esta fórmula magistral, con la que Vaughan está sacando adelante la colección vuelve a aparecer en el arco “Juego Sucio” (episodios 36 a 39) y se puede enunciar del siguiente modo: presentación de un personaje con matices superheroicos con ecos del pasado del protagonista + una problemática social o política del presente del protagonista que le quita el sueño al ilustrísimo + clímax ramplón entre ambas tramas que se cruzan = resolución decepcionante y a otra cosa mariposa. Es cierto que Vaughan anda sembrando para recoger en el futuro pero de momento, salvo curiosamente los números autoconclusivos que suelen estar bien resueltos, todo es bastante cansino y rutinario con resoluciones bastante pobres a historias que podrían dar más juego y sólo el hecho de que la periodicidad sea prácticamente de un tomo al año y lo inteligente de sus diálogos (un punto pedantes también hay que decirlo pero a mí me encantan) permite que continue comprando la serie.

En el apartado gráfico, más de lo mismo. Tony Harris, cuyo estilo es un híbrido a medio camino entre Steve Dillon y Bryan Hitch, se muestra tan cumplidor como siempre pero su dibujo impersonal y aburrido, se limita a cumplir y no saca todo el partido que podría a las situaciones ideadas por Vaughan, destacando sobre todo en la composición de algunas páginas que rompen la rutina habitual y resultan bastante chulas y en las portadas que aparecen reproducidas en el tomo. Me ha gustado más el número dibujado por el glacial John Paul Leon, que acierta a la hora de recrear una atmósfera oscura y opresiva con cierto aire a Mazzuchelli que contrasta con el supuestamente alegre día de Halloween.

En definitiva, que la octava entrega de “Ex Machina” mejora la anterior aunque no tanto como para animar a nadie a que busque los atrasados si no se sigue la serie desde el inicio. Si Vaughan es capaz en los próximos números de centrarse en su vertiente de guionista de cómics y olvidarse de las series de televisión la cosa puede volverse realmente interesante. Yo le doy un voto de confianza.