Hoy toca libro de José Saramago (Azinhaga, 1922) , lo que conlleva escribir sobre uno de los escritores más populares y respetados del panorama actual, más si cabe, desde que recibiera el Nóbel hace unos años.
En “Las intermitencias de la muerte”, Saramago plantea una parábola en torno a un país imaginario en el que la muerte decide dejar de actuar con el inicial entusiasmo de la población inmortal que pronto se torna en desesperación ante las dificultades que la novedad ocasiona ya que la gente que debería morir no muere, quedando en una especie de estado vegetativo, lo que ocasiona nuevos problemas tanto a la población como al gobierno que intenta buscar una solución mientras las diferentes iglesias ven peligrar las bases de sus religiones y los criminales se aprovechan para lucrarse. Una vez adaptados, la reaparición de la muerte no ayuda a que las cosas vuelvan a la normalidad. La muerte decide anunciar con siete días de antelación su visita a sus próximas víctimas lo que acarreará nuevos problemas tanto a la gente conocedora de antemano de su destino como a la propia muerte que sorprendentemente comete un error y deja vivir a un hombre que debería haber muerto. Ante semejante situación, una muerte consternada toma forma humana y decide conocer a semejante ser excepcional (por otro lado, un músico bastante anodino). Cuando el encuentro se produce, lo sorprendente ocurre.
“Las intermitencias de la muerte” es una obra típica del premio Nóbel portugués lo que supone a su vez su principal cualidad y defecto. Esta novela a nivel formal puede que incluso sea una de sus obras más logradas en la que pule hasta el extremo su estilo personalísimo basado en la enumeración y las perífrasis empezando y finalizando la novela con la misma frase (“Al día siguiente no murió nadie”) y haciendo gala de un humor ágil, blanco y accesible a todo tipo de lectores, capaz de abrir las mentes a la reflexión sobre situaciones no tan alejadas de nuestra realidad cotidiana. Pero, a nivel argumental, la novela se queda corta pudiendo detectarse casi dos obras relacionadas y que probablemente hubieran sido mejor tratadas como cuentos o relatos que en una novela única. La primera parte, en la que la población y sus instituciones deben hacer frente a las nuevas situaciones que acarrea la desaparición de la muerte recuerda a otras obras del autor como “Ensayo sobre la ceguera” o “Todos los nombres”, planteándose situaciones que le resultarán familiares al lector habitual de Saramago mientras que la segunda parte en la que la muerte busca y encuentra al músico que se resiste a morir resulta mucho más interesante y original. Saramago nos muestra una muerte cercana, cargada de anhelos y defectos humanos, que la llevarán a escapar de la soledad de su cometido.
“Las intermitencias de la muerte” es un buen libro para iniciarse en la lectura de la obra de Saramago y agradará a los incondicionales del autor portugués pero quizás decepcionará a los que esperamos algo más en la obra de un escritor tan dotado. Ya saben, prueben y luego me cuentan…
En “Las intermitencias de la muerte”, Saramago plantea una parábola en torno a un país imaginario en el que la muerte decide dejar de actuar con el inicial entusiasmo de la población inmortal que pronto se torna en desesperación ante las dificultades que la novedad ocasiona ya que la gente que debería morir no muere, quedando en una especie de estado vegetativo, lo que ocasiona nuevos problemas tanto a la población como al gobierno que intenta buscar una solución mientras las diferentes iglesias ven peligrar las bases de sus religiones y los criminales se aprovechan para lucrarse. Una vez adaptados, la reaparición de la muerte no ayuda a que las cosas vuelvan a la normalidad. La muerte decide anunciar con siete días de antelación su visita a sus próximas víctimas lo que acarreará nuevos problemas tanto a la gente conocedora de antemano de su destino como a la propia muerte que sorprendentemente comete un error y deja vivir a un hombre que debería haber muerto. Ante semejante situación, una muerte consternada toma forma humana y decide conocer a semejante ser excepcional (por otro lado, un músico bastante anodino). Cuando el encuentro se produce, lo sorprendente ocurre.
“Las intermitencias de la muerte” es una obra típica del premio Nóbel portugués lo que supone a su vez su principal cualidad y defecto. Esta novela a nivel formal puede que incluso sea una de sus obras más logradas en la que pule hasta el extremo su estilo personalísimo basado en la enumeración y las perífrasis empezando y finalizando la novela con la misma frase (“Al día siguiente no murió nadie”) y haciendo gala de un humor ágil, blanco y accesible a todo tipo de lectores, capaz de abrir las mentes a la reflexión sobre situaciones no tan alejadas de nuestra realidad cotidiana. Pero, a nivel argumental, la novela se queda corta pudiendo detectarse casi dos obras relacionadas y que probablemente hubieran sido mejor tratadas como cuentos o relatos que en una novela única. La primera parte, en la que la población y sus instituciones deben hacer frente a las nuevas situaciones que acarrea la desaparición de la muerte recuerda a otras obras del autor como “Ensayo sobre la ceguera” o “Todos los nombres”, planteándose situaciones que le resultarán familiares al lector habitual de Saramago mientras que la segunda parte en la que la muerte busca y encuentra al músico que se resiste a morir resulta mucho más interesante y original. Saramago nos muestra una muerte cercana, cargada de anhelos y defectos humanos, que la llevarán a escapar de la soledad de su cometido.
“Las intermitencias de la muerte” es un buen libro para iniciarse en la lectura de la obra de Saramago y agradará a los incondicionales del autor portugués pero quizás decepcionará a los que esperamos algo más en la obra de un escritor tan dotado. Ya saben, prueben y luego me cuentan…
6 comentarios:
Yo debo decir que de Saramago disfruto cualquier cosa, y este libro no fue menos. Es cierto que son como 2 libros en uno, el primero trata las repercusiones políticas y sociales, y el segundo es una preciosa historia de amor. Creo que se complementan perfectamente y cuando todo parecía ir por un sitio, da un giro y te cuenta otra cosa. No es de sus mejores libros pero la verdad es que me encantó.
Un saludo
No sé...A mí es que me da la sensación de que Saramago se queda sin ideas a la mitad de la novela y opta entonces por el giro que salva la obra pero si lo piensas son dos historias completamente distintas y la segunda mucho más original y fresca. La primera parte me daba la sensación de ya leida (a los que no hayan leido nada de Saramago pues no les pasará, supongo). Un saludo.
Pues yo también he leído este libro y no me he cansado de recomendarlo por aquí y por allá. Claro que soy fiel seguidora de Saramago y también de esos giros en sus historias que consiguen sorprender al lector y sacar partido a un historia que parecía agotada y resurge con nuevos planteamientos a veces, y otras con tan solo nuevos puntos de vista. Me entusiasma la curiosidad irrefrenable de este autor cuando se pregunta ¿que pasaría si...? contestando a su popia pregunta con sus hipótesis no exentas de realidad, y aún me entusiasma más ir más allá como lector, y no siendo un lector conformista, imaginar mis propias hipótesis.
Sí, en las novelas de Saramago ficción y realidad conviven en perfecta armonía, solo tengo un pero... las novelas de Saramago tienen entidad propia, un planteamiento, un desarrollo, un desenlace, y deben ser leídas como lo que son, novelas independientes; no obstante es muy fácil caer en el error de establecer paralelismos y comparaciones entre sus novelas que nos impedirán disfrutar de ellas en todo su esplendor.
Creo que el propio Saramago descubrió este error cuando tituló una de sus novelas como "Ensayo sobre la lucidez" después de su ópera prima "Ensayo sobre la ceguera" y rectificó sabiamente en la novela que comentamos refiriéndose a ella como "Las intermitencias de la muerte" y no como "Ensayo sobre la muerte".
En cualquier caso ¡¡¡bien por Saramago!!! y ¡¡¡bien por el Sr. Impaciente!!! que nos acerca buenos y variados títulos que abordar.
¿Cómo? ¿qué aún no han leígo "Ensayo sobre la ceguera"? pues lean, lean y comenten...
Besitos.
Todavía no he leido "Ensayo sobre la lucidez" pero me lo apunto.
Gracias por tu entusiasmo, Buendia. Besitos.
Debo decir que es una de mis asignaturas pendientes, también, leer mucho más de Saramago. Compré este libro y no hace mucho lo empecé, pero me temo que no llegué a más de las cien páginas cuando lo dejé, quizá porque no era el tipo de lectura que buscaba en ese momento, tan densa y singular, con ese estilo desmesurado y tan experimentado como, a veces, abrumador. Pero ya que he leído esto, pronto le daré una segunda oportunidad: ahora que ando leyendo más que nunca y tengo el ojo crítico por las nubes, y que leo a los grandes y, creo, tengo esa conciencia necesaria para leer cualquier cosa. Así que, pronto, a ver si es posible, volveré a coger esta obra de Saramago, la cual me parece que tiene una historia muy original, desde donde se trata a la muerte de un modo tan cercano para darnos, a su vez, a conocer la insignificancia y el absurdo a veces del ser humano. O quizá, quien sabe, me de por otro lado y escoja Ensayo sobre la ceguera, que también la tengo por ahí y de la que he oído bastante mejores cosas.
Una sonrisa. Buen blog.
Me parece muy bien, Darthz. Saramago merece la pena. Bienvenido/a.
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