martes, 13 de enero de 2009

“Onimbo” de Hideshi Hino.


Les comentaba la semana pasada las excelencias de “Panorama infernal”, el que para mí es uno de los mejores cómics del padre del manga de terror Hideshi Hino, cuando La Cúpula acaba de publicar recientemente una nueva obra de este autor. Se trata de “Onimbo”, una obra decididamente inferior que “Panorama Infernal”, pero que refleja bastante bien las luces y sombras de la obra de Hino.

Onimbo” es una recopilación de cuatro historias que tienen como protagonista al Onimbo, una especie de duende de aspecto infantil que vaga por el mundo a la busca y captura de los gusanos de la locura que son la base de su dieta y que se encuentran hospedados en las personas. El onimbo detecta al gusano en el interior de su huésped y lo deja crecer mientras investiga las causas que alimentan al gusano para, mediante un encantamiento, expulsarlo del cuerpo del loco, atraparlo con su larga lengua y zampárselo. El onimbo se enfrenta a los fantasmas y demonios que pueblan las páginas de este tomo mediante su poderosa magia así como otros a duendes como el Mamushimbo que también se quiere hacerse con los gusanos de la locura y con el que compite en una de las historias para hacerse con los sabrosos gusanos de los que se alimentan. A pesar de su apariencia infantil y su naturaleza supuestamente benigna, el onimbo es un duende caprichoso que, como señala el autor por boca de uno de sus personajes, puede transportar a los humanos que lo maltraten directamente al infierno.

En este primer tomo, (existe un segundo que es de imaginar publicará por aquí La Cúpula con que las ventas acompañen un poco), nos encontramos historias con una estructura repetitiva que pueden llegar a cansar al lector que no conozca o le seduzca el particular universo de horror mostrado por Hino en sus obras. El Onimbo se convierte en protagonista y narrador de unas historias aparentemente simples tanto en la apariencia infantil con que Hino retrata a todos los personajes como en el desarrollo de las tramas, en la que muestra el origen de las obsesiones de unos personajes cuyos síntomas son muy mundanos (el miedo al agua, la soledad, el shock postraumático…) a cuyos males Hino busca una explicación sobrenatural asociada a demonios y fantasmas que alimentan a los dichosos gusanos. El desarrollo de la historia es bastante rutinario y predecible dada la omnisciencia y el poder del ser protagonista que en ningún momento pasa por dificultades y, al contrario, parece disfrutar con las penalidades de las víctimas de los gusanos mientras espera el momento en que adquieran el tamaño adecuado para devorarlos. Estas historias se ven perjudicadas por el formato tomo ya que se trata de historias cortas pensadas para su publicación en revista y pueden resultar en exceso repetitivas incluso con algunos diálogos prácticamente calcados. A pesar de ello, en este cómic se aprecia la facilidad de Hino para la narración gráfica logrando que las historias se desarrollen de una manera natural y fluida, utilizando sólo el efectismo fácil de los espantajos, muertos vivientes y demás como meros síntomas del verdadero horror que supone la locura humana cuyo estudio es el verdadero eje sobre el que giran estas historias. Es esta duplicidad la que hace para mí interesante la obra de Hino frente a otros autores de horror japoneses como Mauro o Ito y aunque no me atrevería a considerar “Onimbo” de lo mejor de su producción frente a obras más personales en las que se percibe una mayor implicación del autor sí que resulta, a falta de la lectura de ese futuro segundo volumen, una lectura entretenida y desarrollada con mucho oficio por un autor al que le gusta jugar con el exceso y la riqueza de significados de sus relatos en las que los verdaderos horrores suelen protagonizarlos los humanos y no los monstruos.

Ahí les propongo esta lectura para este nefando martes y trece que La Cúpula ofrece en una correcta edición. Ya me contarán.

Otras obras de Hideshi Hino en El lector impaciente:

Panorama Infernal”.

Criatura maldita”.

lunes, 12 de enero de 2009

“RocknRolla” de Guy Ritchie.

Cuando uno termina una relación sentimental duradera después del consiguiente periodo de luto en que tienes pocas ganas de todo, te vuelve a apetecer volver a quedar con los viejos colegas, desbarrar y salir por ahí a quemar la ciudad, intentando recuperar las espontáneas locuras de cuando se eras joven, salvaje e inconsciente, aunque el tiempo y las experiencias, claro está, en algo te cambian. Esa es la sensación con la que salí, no me pregunten por qué, tras ver la semana pasada “RocknRolla”, la última película del ex de Madonna, Guy Ritchie. Y, es que parece que con esta película y tras su separación de su polifacética ex que debe ser de armas tomar, el bueno de Ritchie intenta retomar su carrera donde la dejó antes de empezar su historia con la ambición rubia -¿por qué la llamarán así?- recuperando en esta película algunas de las cualidades que aprecié hace años en "Lock and Stock" y “Snatch, cerdos y diamantes” y que desaparecieron completamente en “Barridos por la marea” y no sabemos todavía si ya recuperó en “Revolver” (finalmente parece que la van a estrenar a finales de este mes). Sin embargo, los años pasan para todos y a fuerza de repetirse, “Rocknrolla” no hace tanta gracia.

En “RockNRolla”, Ritchie vuelve a construir a la manera que ya hiciera en “Snatch, cerdos y diamantes” una compleja trama de historias que se cruzan para darnos un paseo por el mundillo del hampa londinense sin omitir posibles y jugosas conexiones con la mafia rusa y la corrupta corporación local para repartirse la tarta del boom urbanístico en la capital británica. Sin embargo, la operación entre rusos y gángsteres se pone en peligro cuando el “grupo salvaje” de los buscavidas Uno Dos (Gerard Butler) y Murmullos (Idris Elba) se dedica a robar a los rusos y entra en escena el ronckandrolla hijastro del hampón mayor (Tom Willkinson).

Con estos mimbres, un excelente grupo de actores y una banda sonora efectiva, más la habilidad del propio Ritchie para levantar tramas frenéticas y complejas gracias a su talento para el montaje, el director londinense ofrece una película más que correcta que engancha al espectador con un inicio trepidante y cuyo desarrollo funciona a ratos, con momentos de gamberreo memorables como los que vive Gerard Butler sin espartanos pero con gorilas rusos, con otros que dejan una inevitable sensación de “deja vu” respecto a otras películas de Ritchie (“Snatch, cerdos y diamantes”, siempre “Snatch, cerdos y diamantes”), y con algún personaje en exceso tributario de esta (¿es cosa mía o entre el gitano Pitt y el rockandrolla drogado de Toby Kebbell hay más de un parecido?).

Mención aparte merece la labor de un excelente plantel de actores que dan verosimilitud al artificio montado por Ritchie derrochando profesionalidad durante toda la película y tocando toda la orquesta -mérito de Ritchie, supongo- a la misma escala, encabezado por el brillante Tom Wilkinson y el solvente Gerard Butler pero me gustaría destacar además al contenido Mark Strong que borda su papel y a la bellísima Thandie Newton (Stella) quien se come con patatas a todos sus partenaires masculinos.

En fin, una buena película para pasar un rato entretenido sin demasiadas exigencias pero a Guy Ritchie ya sea en la segunda parte de “RocknRolla” (cuidadín, que he leído por ahí que podría tratarse de una dichosa trilogía) la fórmula se le acaba. Y es que nos hacemos mayores, y aunque nos gustaría seguir haciendo el gamberro eternamente se nos acaban notando las arrugas…

El trailer de "RocknRolla" y otras cosillas de Guy Ritchie en El lector impaciente, aquí.

domingo, 11 de enero de 2009

A propósito de Blain


Como mi adición a las creaciones de este hombre me hace disfrutar de lo lindo no he podido evitar fisgonear el adelanto a la tercera entrega de "Gus" que se publicó el Noviembre pasado en las Galias (supongo que Norma nos hará esperar hasta fin de año, por lo menos). Su título “Ernest” y aquí pueden echarle un vistazo en gabacho.

Por otro lado, en La Cárcel de Papel, Álvaro Pons ha colgado el videoclip de "Un manoche sans guitare" de Thomas Dutronic. Yo de música no entiendo demasiado pero el responsable de la animación es el amigo Christophe así que este video no podía faltar en este blog.


Thomas Dutronc - Comme Un Manouche Sans Guitare (New)
Cargado por Innocence-1992


Que los disfruten.

sábado, 10 de enero de 2009

El 80 aniversario de Tintin y la polémica gay

Pues otro 10 de Enero más el chico del eterno tupé cumple años sin que ni él ni su querida mascota lo noten aunque este aniversario con ser importante, ya quisiéramos muchos llegar a los ochenta años con la lozanía de Pepi…eh de Tintín, viene cargado con un punto de polémica merced a Matthew Parrish y la noticia que publicó ayer en "The Times" (nosotros lo podemos leer vía “El Mundo”, aquí) en la que daba trece argumentos de peso para sacar del armario al intrépido reportero.

No digo yo que la cosa no provoque una sonrisa e incluso le falte razón a Parrish pero este tipo de noticias en el fondo no tienen ninguna gracia. Analizar superficialmente un personaje icónico como Tintín, del que no se publica una nueva historia desde que muriera su creador Hergé en 1983 y apenas ha evolucionado en sus ochenta años de existencia encorsetado por la conservadora visión del mundo de Hergé y sus inmovilistas herederos mientras la sociedad sí lo ha hecho de una manera más progresista, me parece oportunista y ventajista.

Tintin responde a los gustos de los jóvenes belgas de hace ochenta años, lectores habituales de la revista “Le pétite Vingtieme”, suplemento para jóvenes del conservador, católico y nacionalista periódico “XXéme Siécle” manteniéndose la esencia del personaje intacta hasta la muerte de Hergé. Muy conservador, sí, pero uno de los cómics más influyentes y populares del siglo XX mal que les pese a muchos con lo que algo tendría Tintin para gustar a tantos y durante tanto tiempo. Por ese motivo, la gracia de Parrish aparte de oportunista me parece que tiene un punto de amarillismo fácil (un mal demasiado exrtendido por desgracia en todo el periodismo actual) ya que si a nadie con un poco de cabeza (descarten periodistas del corazón, claro) se le ocurre “sacar del armario” a nadie, por qué habría de ser distinto con un personaje del cómic.

Me encantaría que los herederos de Hergé permitieran a gente como Emile Bravo, Frederick Peeters, Paul Pope o Christophe Blain hacer evolucionar a Tintin y lo adaptaran a los nuevos tiempos pero parece que de momento esto no va a ser posible. Seguro que alguno de estos autores haría referencia al tema de su sexualidad de una manera más inteligente y realista sin buscar el morbo ni la gracia fácil. Si es que va a resultar que al final no han cambiado tanto las cosas…

Dejemos a Tintin en su armario y que salga cuando quiera y que el Sr. Parrish se ande con cuidado viendo como se las gastan los herederos de Hergé.

Por mi parte, no queda más que felicitar al intrépido Tintin. Seguro que cumplirá muchos más.

Más y más“Watchmen”

Mientras seguimos in albis sobre si se estrenará la dichosa película de Zach Snyder en la fecha prevista (a mí esto me suena más a operación de marketing que a otra cosa, pero bueno), la blogosfera se inunda con adelantos, trailers, videos y demás parafernalia sobre la esperada película.
A mí, si el tiempo, las lagunas de concentración y la lleda de la niña me lo permitierán también me gustaría dedicar una serie de entradas al cómic en los próximos meses (que lo mismo es todo un año, pero bueno), con lo que es incluso posible que los más sensibles acaben incluso empachados del tema. Y es que hasta el jamón pata negra empacha si te comes una pata entera de una sentada.

Bueno, de momento, les dejo los últimos videos que he visto en estos días sobre el tema. El primero recoge declaraciones del equipo sobre los minutemen y su aspecto; el segundo es el trailer japonés de la película y el tercero una adaptación animada realmente fiel al cómic realizada, como no, por un aficionado. Deliciosa.








Untitled 1 from Takorete on Vimeo.

Hala, hala, watchmeninchense

viernes, 9 de enero de 2009

El último tango de las malas ediciones.



En una de mis últimas visitas a la librería donde me proveo de soma en viñetas, encontré un cómic al que la tenía ganas. “Che, historia de una vida” de Enrique y Alberto Breccia y Héctor Oesterheld que ha recuperado la editorial argentina Doedytores en una edición que en su web califican de “definitiva, corregida y completa”. Sin embargo, mi gozo acabó en el más hondo de los pozos al hojearla y comprobar la pésima reproducción que no puedo calificar más que como fotocopias encuadernadas a 12 Euros el ejemplar. Quizás no hubiera buenos materiales que reproducir pero eso no explica el pésimo papel elegido, los “quemados” y las páginas sucias de tinta sin secar. Vamos, que se quedó en el estante, a la espera de una mejor ocasión. Y, pasadas ya unas semanas, ahí lo sigo viendo.

Todo esto va de cómo ha evolucionado a mejor la edición de cómics en España gracias sobre todo a la exigencia de los lectores que han reivindicado durante años el tratamiento adecuado de un medio tan visual como el cómic como de los mismos editores que han tenido que adaptarse para ajustarse a esas exigencias. Esto ha tenido cosas buenas en forma de ediciones generalmente bastante cuidadas, y malas, con un aumento importante y progresivo de los precios que han provocado que el cómic haya dejado de ser un entretenimiento popular al alcance de la mayoría de la población regularmente para convertirse prácticamente en un producto de lujo casi exclusivo al alcance de unos pocos, lo que puede dificultar que los jóvenes se enganchen a la historieta. También es cierto que la situación no es perfecta ya que a lo largo del año todas las editoriales echan un borrón pero el ojo atento del aficionado no suele pasar ni una y el nivel en general de las ediciones es bastante bueno. No conozco la situación de la industria del cómic en Argentina en profundidad pero hay que reconocerle a Doedytores un interés por recuperar autores y obras indispensables pero resulta también necesario que esas obras no se vean maltratadas en su reproducción. Ojalá esta pésima edición del Che suponga un punto de inflexión.

Por lo demás, sólo queda esperar que alguna editorial española se haga con los derechos de esta obra y la edite en condiciones. Santa paciencia.

jueves, 8 de enero de 2009

Jan Europa y Domen, una agradable sorpresa

Los de Dolmen se han liado la manta a la cabeza y desafiando la famosa crisis han realizado un monográfico dedicado al cómic europeo. Para ello, han contado con colaboradores de tronío que dominan la materia como los amigos de La BD, Eduardo Entralla y Javi Arriola, Álberto Garcia de Entrecomics, Álvaro Pons de La Cárcel de Papel, más los colaboradores habituales de la revista y algún nombre que seguro se me queda en el tintero. El resultado les ha quedado realmente chulo y compensado, con contenidos, que pueden consultar aquí, pensados para satisfacer tanto al coleccionista habitual de europeo como a aquéllos aficionados que buscan una vía para empezar a conocer la rica y variopinta amalgama de tebeos que se hacen en Europa. Quizás el único “pero” que se me ocurre a la elección de contenidos, es la no inclusión de más contenidos específicos sobre el fumetti italiano (hay un artículo sobre "Diabolik") aunque quizás en hipotéticas futuras entregas puedan incorporarse más, ya que si la cosa acompaña en ventas, los de Dolmen pretenden que la revista no quede en un único número y han anunciado su intención que la periodicidad de la publicación fuese semestral, anual o aperiódica. O sea, que ya saben, a comprar la revista…

Dicho esto, lo que yo quería comentarles algo más personal. Realmente ha sido para mí una agradable sorpresa cuando he descubierto entre los contenidos de la revista un excelente artículo sobre “Jan Europa”, cómic que Bruguera publicó por entregas en sus últimos años y que, por desgracia, no ha tenido reedición ninguna por parte de Ediciones B. Cuando yo era un pequeñín, siete u ocho años, pero aficionado ya a esto de los tebeos al que sus papás y abuelos le compraban Mortadelos y Zipi Zape (también algo de Spiderman o Batman, no se crean…), se me quedaron grabadas a fuego unas páginas y un personaje con el que no volví a cruzarme después en mi larga trayectoria de aficionado salvo en escasísimas referencias como la del artículo. El personaje, ya lo habrán adivinado, era Jan Europa y se trataba de una historia de “continuará” de la que sólo disfruté esas pocas hojas ambientadas en el triángulo de las Bermudas. En ella se contaba como el guaperas de Jan llegaba al centro del supuesto triángulo, donde encontraba un enorme cráneo (de peque, siempre me fascinaban los huesos y las historias con esqueletos, raro que era uno) rodeado por pecios y aviones naufragados de distintas épocas arremolinados todos entre sí. El cráneo gigante estaba habitado, si no recuerdo mal, por el archienemigo de Jan que, como bien se describe en el artículo, llevaba una armadura y un casco similares a los de Darth Vader (otro motivo de fascinación). No pregunten más, porque el “Mortadelo” o el "DDT" en que aparecía la historia terminaba ahí con el dichoso “continuará” y no supe nunca cómo continuó la cosa, colgado durante el resto de mi vida de esta historia y fascinado para siempre por la imaginería y la fuerza de un dibujante anónimo por aquél entonces para mí. Y, todavía tras muchos cómics leídos y a fuerza de nostalgia, me dura la fascinación por esas pocas viñetas y esa aventura, que el artículo de Dolmen ha venido a rellenar a fuerza de exhaustivos datos teóricos con que complementar mis subjetivos recuerdos infantiles, poniendo nombre al autor anónimo. Era Edmond y al parecer Jan fue su personaje más conocido antes de dedicarse a otros menesteres

En fin, mis felicitaciones a Miquel Esteba por el artículo y quedo a la utópica espera que en algún momento alguna editorial se líe la manta a la cabeza para reunir las pocas historias de Jan Europa y el excelente trabajo de Edmond. Total soñar es libre.

miércoles, 7 de enero de 2009

“Panorama Infernal” de Hideshi Hino

Muchos de los mejores autores que ha dado el género del terror derivaron hacia este no tanto por un sano afán de entretener a la gente asustándola como para exorcizar sus propios demonios personales mezclándolos con los miedos colectivos de su época. De todos es sabido que Poe en sus más geniales cuentos reflejó su propio temor a ser enterrado vivo o las consecuencias del abuso del alcohol, Lovecraft en sus horrores primigenios daba forma a sus infantiles terrores nocturnos producto de una educación represiva o Stephen King en muchas de sus novelas ha incorporado junto a anécdotas infantiles algunos de sus miedos personales (“It” probablemente sea el mejor ejemplo de ello). Sin embargo, en el cómic ningún autor ha canalizado de mejor modo sus miedos y traumas personales que el japonés Hideshi Hino en la que para mí es su mejor obra “Panorama infernal”.

En “Panorama Infernal”, Hino nos presenta a un extraño pintor de mirada extraviada que vive en medio de un paisaje de pesadilla en el que se inspira para desarrollar su obra, una serie de cuadros apocalípticos que pinta directamente con su propia sangre. Lo que en principio parece una mera sucesión de imágenes macabras a más no poder de ríos de sangre en los que flotan todo tipo de cadáveres, cementerios de decapitados y mataderos, va tomando un tono más introspectivo conforme el protagonista nos va presentando a su desquiciada familia feliz de la cuál él es aparentemente el miembro más cuerdo. Sin embargo, esa patina de normalidad va desapareciendo paulatinamente para mostrarnos en el último capitulo toda la locura que se esconde tras su aparente máscara de lucidez.

En este manga dividido en 13 capítulos se pone de manifiesto la maestría de Hino que le ha llevado a ser considerado el padre del manga de terror e influencia directa de conocidísimos autores posteriores como Mauro o Ito. Hino demuestra una enorme maestría como narrador con un discurso aparentemente simple, notándose en la introducción de la historia cierta influencia por "Tales from the Crypt" de EC, usando un narrador interpuesto a lo narrado para mostrar escenarios truculentos y macabros, propios de la imaginería tradicional japonesa, adquiriendo visos más inquietantes conforme la historia avanza y el lector va dándose cuenta que lo que en principio era un mero relato de terror exagerado al uso sobre un pintor loco el autor ha ido transformándolo sutilmente en un relato autobiográfico en el que describe los horrores demasiado reales de su propia historia familiar marcada por el traslado de Manchuria a Japón y el pasado criminal de sus parientes cercanos así como por el terror nuclear que se apoderó de buena parte de la población nipona tras la II Guerra Mundial, en un relato tan estremecedor como apasionante y rico en interpretaciones.

Hino es un dibujante más limitado que Mauro o Ito pero resulta mucho más hábil a la hora de construir el relato dotando a sus historias de un ritmo trepidante con el que no da tregua al lector seducido por un dibujo simple y con un trazo "naif "que contrasta con los alucinados contenidos de sus historias. Un efecto de contraste buscado en todo momento por el autor e incrementado por la aparente alegría con que el pintor infernal nos muestra su familia de pesadilla y su macabro trabajo.

Panorama infernal” es, en mi opinión, el mejor manga publicado por Ito hasta ahora por La Cúpula en España, el más personal y en el que mejor quedan reflejadas sus obsesiones, una historia que funciona perfectamente tanto como catalizador de las paranoias de su autor que como alegato antibelicista o mero cuento de terror en su más sanguinaria manifestación, y que, tras su apasionante lectura, dejará un regusto amargo a la reflexión del lector. A pesar de ser una obra editada por primera vez hace más de veinticinco años no ha perdido nada de su fuerza y vigencia con lo que podemos considerar este tebeo como todo un clásico del cómic japonés.

La Cúpula lo publicó en España en una más que correcta –y económica, para los tiempos que corren- edición hace un par de años, fácilmente localizable en librerías especializadas. Yo no me lo perdería.

Otras obras de Hideshi Hino en El lector impaciente:

Criatura Maldita

Maruja Torres, Premio Nadal de Literatura.

Pues ya tenemos ganadora de la edición del Nadal de este año, la mediática y parlanchina Maruja Torres por su novela “Esperando en el cielo”. No puedo decir que haya leído nada de esta autora más que algún artículo suelto en "El País" o "Fotogramas" y mantenía cierto prejuicio hacia su persona. No me gustan los escritores en exceso mediáticos y amigos como la Torres de las polémicas gratuitas, en ocasiones, de justicia, otras aunque en el fondo esté de acuerdo con sus argumentos. Esta novela pueda ser una buena oportunidad para valorarla más allá de mis personalísimos prejuicios.

Aparte del Nadal, se falló el Premi Pla para obras en lengua catalana que cayó en "El Silenci" de Gaspar Hernández.

Enhorabuena a los premiados.

La noticia la pueden leer aquí.

martes, 6 de enero de 2009

No se olviden de…

Como sé que todos han sido muy buenos y buenas y los Reyes Magos les han traído muchos cómics de todos los tamaños, les sugiero para alegría de sus maltrechos tubos carpianos y evitar luxaciones de muñeca innecesarias con sus recién estrenadas ediciones absolutes, integrales y demás, que se hagan cuanto antes en las próximas rebajas con un estupendo atril como el de la foto de arriba, a poder ser bonito y que no ocupe mucho. Créanme, me lo acabarán agradeciendo.

Disfruten de los Reyes y pónganse morados de roscón.

lunes, 5 de enero de 2009

“Gus: Bandido Guapo” de Christophe Blain


Los que siguen regularmente este mi humilde blog saben de mi debilidad por la obra de Christophe Blain el que para mí es en estos momentos el autor más interesante del cómic europeo, por no decir internacional. Por eso, quizás hayan echado a tardar la reseña de la segunda entrega “Gus”, que aunque ya lleva unos meses publicada, todavía no había paladeado por falta de tiempo de calidad que dedicarle. Bien, finalmente, este fin de semana encontré un huequito y me embarqué en la lectura y relectura de este "Bandido Guapo" y de la anterior entrega, "Nathalie", la primera entrega. Y me arrepiento…Me arrepiento de haber esperado tanto pues es uno de los tebeos más inteligentes, tiernos, divertidos y originales que he leído en los últimos doce meses de un autor lucido que lleva tiempo disfrutando de una claridad, madurez y seguridad en sus propuestas que queda de manifiesto en cada viñeta de esta obra.

En “Bandido Guapo”, Blain se centra en profundizar en la personalidad de varios de los personajes que se dieron a conocer en la primera entrega. De hecho, el supuesto protagonista de la serie, Gus, desaparece a las primeras de cambio de la historia al disolverse la banda de forajidos para convertirse en jugador profesional de póquer para centrarse la trama en uno de sus compañeros de correrías, Clem, un maduro forajido que lleva una doble relación con Ava, su mujer, una novelista de éxito con la que tiene una hija y una vida doméstica anodina, , y con Isabella, una sensual fotógrafa por la que está locamente atraído que le proporciona todo lo que le falta a la relación con Ava.

Blain reflexiona sobre las relaciones de los hombres y las mujeres con habilidad, ternura y mucho humor, usando la ambientación de género en el Oeste americano y la condición de forajidos de los protagonistas como una mera metáfora del romanticismo y la búsqueda de la libertad que impregna toda la obra. Si en la anterior entrega, las historias hilvanadas por Blain exploraban el enamoramiento y el cortejo con toda su grandeza y miseria, en “Bandido Guapo” la historia se centra con igual maestría en el compromiso y el desgaste que conllevan las relaciones consolidadas y la inmadurez de ciertas personas para afrontarlo a través de la figura de Clem y su doble vida, sin abandonar en ningún momento el tono humorístico y pretendidamente ingenuo que, en cierto modo, sirve para atemperar las reacciones y comportamientos de sus protagonistas. Blain, en este Far West a la medida en que los tiroteos y la acción quedan en un segundo plano, insinuadas más que mostradas con cierta sorna por parte del autor al convertir a los forajidos en la temática de los libros que leen y escriben los personajes y sirven también de ese modo para retroalimentar la mítica de un género, el Oeste, cuyas reglas subvierte de manera magistral al tiempo que homenajea algunas de sus expresiones más iconoclastas y entrañables como la película de Roy Hill, “Dos hombres y un destino”, para, más adelante, en un divertido y genial “vale todo” homenajear a Arsenio Lupin, el ladrón de guante blanco en que fantasea convertirse Clem.

En este segundo álbum, nos encontramos con un Blain más creativo y minimalista si cabe, abandonando en parte la división en capítulos más uniformes en extensión de la primera entrega para organizar la historia en capítulos que van de una a treinta y siete páginas e incrementando si cabe la importancia del gag cómico y el esquematismo narrativo. De este modo, al tiempo que avanza la historia principal Blain incorpora al transcurso de la narración gags prácticamente en cada página plenamente coherentes y divertidos, tributarios de grandes del “cartoon” como Chuck Jones y su “Correcaminos” o, como bien señala Álvaro Pons en la gran reseña que dedica a esta obra en La Carcel de Papel, una de las mayores influencias de Blain, Gus Bofa.

Si ya en la primera entrega, Blain experimentaba con figuras cada vez menos realistas en la búsqueda de un mayor expresionismo con que aumentar el efecto cómico en esta entrega refuerza esa línea, distorsionando cada vez más a los personajes protagonistas (Observen como la nariz de ese mentiroso compulsivo que es Gus no deja de crecer o cómo cada vez resaltan más los brócolis en la cabeza de Chet) hasta la caricaturización absoluta. Al tiempo, Blain, como autor versátil, juega con los fondos prescindiendo en ocasiones completamente de los mismos o meramente esbozándolos para centrar la atención única y exclusivamente en los personajes o el gag que nos propone. Como ya es habitual en su estilo, Blain contrapone las viñetas sobrecargadas de bocadillos en los que suele perfilar el carácter de los personajes y sirven para que la acción avance a páginas completamente mudas en las que generalmente desarrolla gags cómicos.

Mención aparte merece el uso del color en este número en el que el propio autor colabora en este aspecto con Walter, su colorista habitual, y con Alexandre Chenet para lograr una gama de colores más amplía que dote de mayor plasticidad si cabe el dibujo de Blain.

Bandido Guapo” es un álbum aparentemente sencillo que engancha desde el principio al lector con el portentoso dominio de la técnica y los recursos del medio que despliega su autor que debería servir de libro escolar para cualquiera que quiera aprender como narrar con dibujos. Yo que ustedes no me lo perdería. Sin duda, uno de los tres mejores tebeos editados el año pasado que Norma publicó en una excelente edición.
Otras obras de Blain en El lector impaciente:

domingo, 4 de enero de 2009

“Asesinatos, S.L.” de Jack London

En estos días que se regalarán miles de best-sellers insulsos e intercambiables, me parece una buena idea reivindicar un clásico como Jack London, un tipo que no sólo escribía excelentes obras de aventuras que le convirtieron en lo que hoy se denominaría un “superventas” (sí, ya sé que en cuanto han leído Jack London lo han asociado con “Colmillo Blanco”, pero es que en la producción de London hay más de cincuenta obras) sino que además escribía con suficiente talento cómo para reflexionar e incorporar en sus textos muchas de las grandes ideas políticas y filosóficas que empezaron a desarrollarse a principios del siglo pasado y su propio posicionamiento personal en tramas generalmente bien desarrolladas y entretenidas.

Un ejemplo de todo esto que les cuento, y una de las obras menos conocidas de London, es “Asesinatos S.L.” una novela que el autor dejó inacabada y que hasta 1963 no fue terminada a partir de las notas dejadas por London por Robert Fish. En ella, London adelanta la idea por desgracia hoy en día tan habitual del asesinato selectivo a través de una sociedad de filántropos y filósofos asesinos que mediante el asesinato pretenden mejorar el mundo y convertirlo en un sitio mejor. La compañía está dirigida por el misterioso Dragomiloff, un tipo de oscuro origen que mantiene su organización secreta a la opinión pública y sólo acepta aquellos encargos que considera de utilidad social. Todo marcha perfectamente en la rutina de Dragomiloff al que todos toman por Sergius Constantine, un inofensivo hombre de negocios, hasta que es descubierto por el sagaz socialista millonario Winter Hall, quién aparte de desenmascararle, encarga a Dragomiloff su propio asesinato para acabar así con la organización. Tras una discusión, entre Dragomiloff y Hall en la que este le convence de la utilidad social de su propia muerte, Dragomiloff, un fanático de la ética y la lógica aparte de un asesino avezado, acepta el encargo en nombre de la organización, comprometiéndose a luchar durante un año por su vida contra los bastos recursos de la organización de asesinos que él mismo creó, iniciándose una persecución por todos los Estados Unidos. Sin embargo, la cosa se complica todavía más cuando Hall descubre que Dragomiloff y Constantine son la misma persona y este es el padre de su prometida, Grunya.

Como ven, compleja trama la desarrollada por London en una novela que sin dejar de ser una obra menor dentro de su producción plantea interesantes y pintorescas situaciones, resuelta por London y Fish con bastante sencillez, adivinándose que lo publicado quizás se trate de un borrador de una obra que el autor no llegó a terminar. Resulta curioso como London retrata a los asesinos y a Hall como auténticos fanáticos de la ética y la lógica y como esa aplicación de la lógica hasta sus últimas consecuencias provoca resultados tan absurdos como su autodestrucción. Tampoco queda nada clara la condición de Dragoniloff, un personaje ambiguo sobre el que gira toda la trama, y al que London parece admirar, siendo este junto al personaje de Hall, personaje este que tiene algunos puntos en común con el propio London, los mejor desarrollados de la obra.

En fin, una novela entretenida que más allá de su sencillez formal plantea cuestiones que por desgracia se han materializado con los pasos de los años, que se deja leer con agrado a pesar que su final sea en exceso predecible. Yo que ustedes probaba a regalarla en estas fechas antes que lo último de Dan Brown y sus clones. Seguro que acertaban.

sábado, 3 de enero de 2009

“Viaje a Italia” de Cosey

A uno que este año por circunstancias de la vida no ha viajado en vacaciones a ningún sitio, le apetece leer cosas que le trasladen a otros lugares y al menos en la imaginación le ayuden a mitigar el mono de la aventura. Por eso, una buena noticia que nos dejo el 2008 fue la reedición por parte de Planeta en un único álbum de los dos que conforman “Viaje a Italia” de Cosey. Sin embargo, no hay que dejarse engañar por su título “Viaje a Italia” es una obra que ahonda en la reflexión acerca de los valores superiores del ser humano la amistad y el amor y su poder terapéutico a través de la historia de amistad de tres de los protagonistas y en el momento de su publicación, 1988, sirvió para poner a Cosey en el candelero de la BD más ambiciosa y abriendo el camino a una manera de entender el cómic como medio para narrar buenas historias sino para transmitir estados de animo que luego ha sido explorada por otros como Blain, Sfar o Guibert.

Viaje a Italia” nos cuenta la historia de Arthur, un veterano de Vietnam, cuya vida tras la guerra parece carente de sentido y objetivo aislado en su mundo interior casi por completo de su familia y amigos y encontrando únicamente algo que compartir en los momentos que pasa con su amigo de infancia Ian Fraschetti, también veterano de guerra de origen italiano. En una de sus conversaciones, Ian y Arthur deciden viajar a Italia para reencontrarse con Shirley, la chica que fue su primer amor de juventud. En el sur de Italia, los amigos vivirán más de una aventura y se llevarán una enorme sorpresa en su reencuentro con Shirley, un reencuentro que les devolverá las emociones y sentimientos de su juventud perdida y que les someterá a una dura prueba ante la última petición de Shirley, un favor que les puede redimir o hundir completamente en sus infiernos personales.

Cosey engarza con mano de orfebre una obra extraordinaria que bajo la apariencia de su sencillez formal esconde una enorme dificultad tanto por el número de temas a tratar como por su complejidad. En la narración aparentemente lineal y clásica del viaje y sus preámbulos puede percibirse un cierto descuido por parte del autor a la hora de pergeñar la trama. No se engañen, al finalizar la lectura de esta obra las complejas motivaciones de los principales personajes quedan totalmente explicadas tanto en lo que el autor narra con su dibujo realista y detallista como en los medidos diálogos entre los personajes logrando epatar al lector en lo más profundo con la exquisita sensibilidad y elegancia minuciosa con que Cosey hilvana cada gesto, cada mirada, de sus personajes.
Como autores de otros ámbitos, como Paul Bowles o Anthony Minghella, Cosey explora los límites del relato costumbrista para situar a sus personajes heridos en territorios ajenos a los que se mueven normalmente en un primer paso para lograr su sanación. Y, como en el caso de estos autores, logra una obra de gran belleza poética cargada de intimismo sin resultar por ello pacata ni sensiblera atrapando al lector desde la primera viñeta.


En definitiva, un tebeo excelente que no debería faltar en la biblioteca de ningún amante del noveno arte y que, además, cuenta para gusto del que les escribe esto con uno de los mejores finales que he leído en este medio. Es una lástima que la obra posterior de Cosey (la anterior en la serie “Jonathan”, también) aunque meritoria, no haya alcanzado el nivel de esta obra, empeñado el autor en depurar formalmente la misma temática aun cuando sea únicamente por su influencia en autores posteriores, que la labor de recuperación de Planeta en cuidadas ediciones esté justificada.

viernes, 2 de enero de 2009

“Australia” de Baz Luhmann


No sé que relación tienen ustedes con el país de los canguros pero yo más bien poca, aparte las evidentes nociones y referencias de cultura general (canguros, nadadores, tenistas, ovejas, koalas y cuatro o cinco artistas) que más o menos conocemos todos pero más allá de los tópicos para mí ese enorme país es desconocido y siempre he tenido la impresión (prejuicio) que los australianos son un poco los primos acomplejados de los yanquis, incapaces de sacar partido a la enorme potencialidad de su país-continente. Por ese motivo, cuando coincidiendo con las fechas navideñas se anunció el estreno de “Australia” me pareció una buena idea. Un proyecto rico en medios, que contaba con actores reconocidos y competentes actores de origen australiano como Nicole Kidman y Hugh Jackman dirigidos por un director interesante como Baz Luhmann, quién consiguió hace unos años que nos volviéramos a interesarnos por el musical con “Moulin Rouge”, para contarnos una epopeya australiana podría funcionar. Sin embargo, tras las casi tres horas de proyección, salí más que aburrido de este tostón despilfarrador en el que los chicos del canguro y el boomerang se han embarcado para venderse por el mundo. ¿Por qué? Por lo de siempre. En lugar de buscar un camino original, Luhmann hace lo que cualquier australiano: imitar a los yanquis.

Luhmann ha querido realizar una película de las de antes (el nuevo “Lo que el viento se llevó”, según el departamento de marketing), un melodrama cargado de emociones, intrigas, pasiones y aventura en las remotas y bellas extensiones salvajes del Norte de Australia. Suena bien, pero la cosa se queda ahí. El guión es demasiado endeble para sostener el refrito insufrible de situaciones sacado de los incontables clásicos del género de los que corta y pega Luhmann para su “Australia”. Luhmann en esta superproducción juega a ser John Ford y, claro, John Ford no hay más que uno. La trama de la película, dividida en dos grandes actos tan desconectados que parecen dos películas diferentes tiene como punto de inflexión la entrada de Estados Unidos en la 2ª Guerra Mundial es un producto irregular en el que se adivina con bastante antelación todo lo que va a pasar y al que se le ven las costuras por más sitios de lo admisible a mayor gloria de la épica hueca, el humor simplón y el romanticismo bobalicón y anticuado. Sin embargo, Kidman y Jackman parecen cómodos en una película realizada para su lucimiento aunque hubiese sido de agradecer una mayor química de la que desprende esta pareja increíble que lo mismo se planta a hacerse arrumacos en medio de la sabana australiana todo sudados (es un decir, que ya sabemos que Nicole nunca suda) que en un baile de gala en la Casa del Gobernador con la misma gracia que si de un videoclip de cava se tratase, compartiendo eso sí los planos justos que tampoco hay que arrimarse demasiado y ellos son unas estrellas. Probablemente, si la historia hilvanada por Luhmann hubiera contado con un malvado a la altura de la pareja de buenísimos protagonistas que en algún momento hubiera logrado despeinarles o al menos lograr que se les corriera el rimel algo habríamos ganado pero me temo que ninguno de los secundarios de la historia están demasiado desarrollados por el director salvo el niño (sí, otra película con niño, qué cruz) que lleva el peso de la narración y que por momentos logra con su carilla fresca mitigar el aburrido concurso de poses de la parejita de protagonistas. Lo más interesante de la historia es sin duda las bellas panorámicas de los espacios naturales de la salvaje Australia, la fotografía, y el actor aborigen que interpreta a King George (David Guspilil) que es lo más australiano de la película.

En fin, una excelente oportunidad perdida para hacerme cambiar mi prejuicio respecto a los australianos. Tras ver este pestiño, me reafirmo en mi idea.

jueves, 1 de enero de 2009

Selección mínima del Lector Impaciente con lo mejor del 2008.

Vamos, vamos, levántense que ya estamos en un nuevo año y hay que empezarlo con energía independientemente de la hora a la que uno se acuesta. A los resacosos que se tomen un vaso de leche, un par de litros de agua y una tortilla de aspirinas y los demás vayán echándole un ojo a esta pequeña selección de algunas de las mejores obras que les he ido comentando durante el año pasado. No es una lista exhaustiva por lo que sólo destaco una obra en cada categoría ya que aunque me empeño se publica y estrena tantas cosas a lo largo de un año que resulta imposible estar al tanto de todo sin dejarse la bolsa o la salud, algo a lo que no estoy dispuesto.

En fin, ahí va esta pequeña selección con la que empezar el nuevo año con buen pie y afrontar con argumentos los refritos televisivos del día de Año Nuevo.

Cómic 2008

Cash, I see a darkness” de Reinhard Kleist.

Libro 2008

Los príncipes valientes” de Javier Pérez de Andujar.

Película 2008

El intercambio” de Clint Eastwood.

Obra de teatro 2008

Un Dios Salvaje” de Yasmina Reza.

miércoles, 31 de diciembre de 2008

¡¡Feliz 2009 del Lector Impaciente!!


Hábía tenido la original idea de preparar para hoy un completo resumen sobre lo mejor y lo peor que nos ha dejado el 2008 pero como habrá un montón de colegas que lo harán mejor que yo y me esperan todos estos juerguistas para irnos de cotillón, a comer las uvas y tomarnos una copichuela a su salud creo que pasaré ampliamente, que hoy es un día y una noche para pasarlo bien, olvidar las penas que nos haya podido dejar el año que se va y esperar con ilusión el nuevo año que llega.

Mis mejores deseos para todos/as en el Nuevo Año.

Nos leemos en 2009 (y paso lista).

Impacientes Saludos.

Premio a la Librería Especializadas en el Salón de Barcelona, una buena iniciativa.


Me informa Tomás Pardo, de Ficomic, sobre un nuevo Premio en la próxima Edición del Salón Internacional de Barcelona, el Premio a la Librería Especializada, una idea que ya se había adelantado a lo largo de este año y que finalmente se materializará el año que viene.

Me parece una excelente iniciativa y un guiño en estos tiempos de crisis hacia las librerías que durante años han sido verdaderos puntos de encuentro para los aficionados y los nuevos autores. Quizás en estos momentos, el futuro de la librería tradicional es más incierto que nunca con la competencia de las grandes superficies que han descubierto que en esto de los tebeos hay negocio, el comercio electrónico y la competencia, en algunos casos desleal, de las mismas editoriales, y requieran readaptarse al nuevo mercado con una mayor especialización y su arma de siempre, la atención personalizada al cliente.

Me da la sensación que las Librerías pequeñas, las situadas en ciudades pequeñas y las de reciente creación van a tener muchas dificultades para poder optar a este premio frente a las que llevan años implantadas. Quizás las bases y las iniciativas a premiar deban ir perfilándose mejor en futuras ediciones pero la sola existencia de un premio de estas características me parece una buena noticia y un reconocimiento para todas.

Aquí pueden leer las bases y la nota de prensa

martes, 30 de diciembre de 2008

“Las aventuras de Sock Monkey”, por Tony Millionaire




Las aproximaciones artísticas adultas al mundo infantil suelen estar teñidas de un cierto paternalismo tontorrón que tiende a obviar por esos convencionalismos políticamente correctos a los que somos tan aficionados los que una vez fuimos niños, que la infancia es un estadio de la vida extraño, difícil y cruel, pero también extraordinariamente creativo y fértil a todo tipo de influencias en el que cada niño es el rey absoluto de su pequeño mundo interior.

Tony Millionaire, autor conocido en Estados Unidos por “Maakies” (y en España por “Billy Avellanas”, publicado por La Cúpula y del que tengo pendiente escribirles), parece mantener abierto el canal de comunicación con su infancia y ese perturbador mundo que la mayoría abandonamos con los años y en su segunda obra publicada en España por Rossell Comics en una más que correcta edición, “Las aventuras de Sock Monkey” nos lo muestra en toda su gloriosa e inocente crudeza, optando por un camino diferente al que siguieron otros grandes del cómic que retrataron sin ñoñerias el mundo infantil como Schultz con “Peanuts”, Quino en “Mafalda” o Watterson en “Calvin y Hobbes”, en cuyas obras los niños y sus relaciones con el entorno son los protagonistas únicos de sus historias.

En “Las aventuras de Sock Monkey”, Tony Millionaire convierte en protagonistas de sus historias a los mejores amigos del niño, sus muñecos preferidos, un mono y un cuervo de trapos, el tío Gabby y el Señor Cuervo, y en aras de su imaginación los convierte, cuan Quijote y Sancho, en una especie de caballeros andantes dispuestos a deshacer los entuertos que habitualmente ellos mismos han creado en un mundo en el que los juguetes tienen vida, los carillones están habitados por duendes y las arañas de cristal son magníficas ciudadelas que explorar. En sus aventuras, tío Gabby y el Señor Cuervo, viajarán a Borneo para reunir a una cabeza reducida con sus amigos, o serán capaces de urdir una cita entre un ratón y un murciélago, en esplendorosas aventuras que tienden a tener un triste final con el que Millionaire realiza un guiño a los adultos a los que están destinados sus cuentos, la vida es corta, aprovéchala.

Millionaire reúne en este cómic todas sus influencias reconocidas a través de su espléndida técnica de dibujo de trazo clásico y detallista, directamente emparentada con los grandes ilustradores norteamericanos de los años treinta y cuarenta. Así, en este cómic se pueden encontrar ecos siniestros de la obra de Shepard o de las aventuras marineras de Patrick O’Brian, pudiéndose incluso rastrear en los rasgos de su pareja de protagonistas los del capitán Aubry y el Doctor Maturin. La estructura de las cuatro historias de mayor extensión es similar mediante una primera viñeta en la que el autor dibuja una hermosa (y siempre distinta) casa decimonónica nos introduce directamente en las aventuras de sus personajes prescindiendo prácticamente de los cuadros de textos y dejando que la historia avance a través de la actuación de los protagonistas hacia un final impactante e inesperado, mediante una técnica narrativa que recuerda más al de las tiras que a las narraciones largas. Además, en este volumen, se recogen varias historias de una página en las que Millionaire aprovecha para narrar oscuras historias cargadas de humor negro.

Ojalá “Las aventuras de Sock Monkey” venda lo suficiente para poder continuar disfrutando de las lastimosamente tiernas aventuras de Tio Gabby y el Señor Cuervo y el torrente imaginativo que Millionaire derrocha en todas sus obras (¡”Maakies” en castellano, YA!).

lunes, 29 de diciembre de 2008

“The Spirit” de Frank Miller

Acabo de llegar a casa tras ver “The Spirit”, la película que Frank Miller ha perpetrado versionando libremente la obra de ese genio del noveno arte que fue Will Eisner. Y vengo triste, ni enfadado ni indignado con Miller que está en su derecho de interpretar cómo le dé la gana la obra de Eisner, ni estafado aunque me hayan vendido por el dinero de la entrada una mierda cuando anunciaban pastel de manzana porque, por desgracia, ya esperaba algo así. No, me siento triste porque tengo la sensación que merced a la voitude del iconoclasta y posmodernista truño montado por Miller habrá cantidad de gente joven que se alejará como de la rabia de cualquier cómic bajo el título de “The Spirit”, que ignorará deliberadamente la obra de Eisner y se queden con la idea preconcebida que Miller y Eisner están en la misma onda. Y no es así, no lo están. No sé si la intención de Miller era homenajear a su amigo Eisner y si este llegó a conocer algo del proyecto de Miller pero lo que tengo claro es que Miller le ha pegado una buena patada a la obra y a los admiradores de su maestro.

Hace cincuenta años Eisner, queriendo o sin querer, revolucionó el lenguaje del cómic mediante “The Spirit”, un cómic que se desarrolló durante años y en el que incorporó soluciones gráficas novedosas y universales que siguen siendo válidas en la actualidad, creando un personaje ajeno a lo que se hacía por aquel entonces ni superhéroe ni detective pero con un poco de los dos en historias cortas repletas de humor y plasticidad.

Tengo la sensación que Miller ha pretendido hacer lo mismo que aportó Eisner al cómic en el cine de una manera deliberada y consciente, prescindiendo en su obra de cualquier atisbo del humor inteligente de Eisner para sustituirlo por la cansina apología del héroe solitario rompecorazones que todo lo resuelve a puñetazos que ha explotado con mayor o menor brillantez durante años en el mundo del cómic. Miller quiere renovar el lenguaje cinematográfico marginando el argumento, la trama y casi hasta el guión en función de la fuerza visual de las imágenes y la narración hueca y monótona del protagonista narrador durante larguísimos períodos para pasar a unos diálogos ridículos entre personajes planos y estúpidos dando un paso más adelante en la exploración del estilo que impactó en “Sin City”. Sin embargo, ese paso le ha llevado a tirarse por el precipicio de cabeza llevándose por el camino a actores tan notables como Samuel L. Jackson, Gabriel Match o Scarlett Johansson que en el despropósito montado a su autoproclamada gloria no tienen nada a lo que agarrarse.

Me gustaría decir algo positivo de esta película pero les mentiría. Miller perpetra el bodrio definitivo. La peor película de la década aunque seguramente encontrará por ahí alguien que defienda lo indefendible. Yo que ustedes ni me acercaba al cine.

domingo, 28 de diciembre de 2008

Álvaro Pons, nuevo editor jefe de Planeta


Ha llegado de fuentes bien informadas a este Lector Impaciente noticias que anuncian como a partir del próximo mes de Enero el conocido divulgador y proselitista de la historieta, Álvaro Pons, será presentado como nuevo editor en jefe de Planeta. Con esta decisión, tomada por el mismísimo José Manuel Lara,en persona, el presidente del importante grupo editorial pretende dar un golpe de efecto que acalle los constantes rumores de los que es objeto hace tiempo la editorial.

Pons, una figura conocida y respetada en el mundillo por su página web, vendría a sustituir en el puesto al destituido David Hernando y abandonaría su puesto como docente en la Universidad de Valencia y su labor en su web La Cárcel de Papel para afrontar a tiempo completo su nuevo puesto profesional para el que cuenta con plenos poderes. Entre los planes inmediatos de Pons se encuentra recuperar los derechos de Marvel para Planeta manteniendo los de DC, prescindir de las líneas de cómics europeo y nacional, y firmar un contrato de larga duración con una fotocopiadora cercana a la Universidad de Valencia para que se haga cargo en exclusiva de la edición de los cómics de la editorial.

A lo largo del próximo mes, Álvaro Pons confirmará la noticia que les adelanto pero si alguien quiere contrastar esta información le sugiero se ponga a la mayor brevedad en contacto con los santos inocentes 2008.

sábado, 27 de diciembre de 2008

“El intercambio” de Clint Eastwood

Del cine norteamericano cada vez resulta más difícil esperar ver una buena película, una historia de las de antes que mantenga atrapado en la butaca sin que a los cinco minutos ya sepas por donde van a ir los tiros. Por eso Clint Eastwood es una garantía. Un tipo duro que no se casa más qe con las buenas historias y película tras película se empeña en rescatar el reverso de la bucólica sociedad norteamericana de fanfarria y pastel de manzana, lanzando ganchos al hígado al efectismo simplón que se ha apoderado del cine actual, y mediante los recursos clásicos de un medio que aprendió de sus mayores (estén pendientes de cómo se usa la banda sonora en una película) sugerir y crear atmósferas con una maestría que los directores más jóvenes ignoran y añadiendo año tras año una nueva muesca a su ya excelente filmografía.

Y es que Eastwood demuestra en su senectud estar en plena forma en una película soberbia en la que se retrotrae a Los Ángeles de 1928 para describir la lucha de una madre por encontrar a su hijo frente a la corrupta y despótica actuación de la policía de la época que pretende tacharla de loca, dispuesta a llegar hasta el último extremo para tapar su negligencia.

Gracias a un excelente guión de J. Michael Straczinsky, la historia no decae en ningún momento y Eastwood nos transporta con pausada sensibilidad del melodrama a la intriga pasando por la denuncia o el terror pero posicionando siempre la cámara para mantener un cuidadoso distanciamiento y que sea esta la que marque la crónica de la sobrecogedora historia de la señora Collins, protagonizada por Angelina Jolie, quien sabiamente dirigida, sacrifica su contundente belleza en función a su mejor actuación hasta la fecha, con una actuación sutil y exquisita que probablemente la deparará el tan ansiado Oscar. Seguramente, no será el único premio que esta película logre ya que el camaleónico Malkovich en su papel de reverendo azote de la corrupta policía, también es merecedor al menos a una candidatura entre un reparto que brilla a gran altura al compás de la batuta de Eastwood quién, monaguillo antes que fraile, sabe otorgar su momento de gloria a cada uno de los magníficos secundarios con maravillosos planos cortos y medios y consigue que hasta las actuaciones infantiles sobrecojan y resulten creíbles.

Recen conmigo porque Clint Eastwood nos dure durante muchos años y disfruten de este estupendo regalo de Navidad. El Cine y los espectadores le necesitamos.

viernes, 26 de diciembre de 2008

“Batman: Año 100” de Paul Pope



Frank Miller antes de apostatar de su carrera en el cómic en pos de las glorias cinematográficas (el lunes iré a ver su “The Spirit” ya les contaré), se convirtió en uno de los autores más influyentes del cómic norteamericano de los ochenta al redefinir a dos de los personajes más importantes del panteón superheroico, Daredevil y, sobre todo, Batman. Las versiones de estos personajes creadas por Miller son tan sólidas y coherentes que el modelo que ha impuesto ha sido seguido al dedillo por los distintos autores que se han encargado de ellos con posterioridad sin que ninguno de aquéllos se haya atrevido a saltarse las premisas marcadas por Miller. En 2006, Paul Pope, el enfant terrible de su generación y del que todo el mundo –yo incluido- habla maravillas, se hace cargo de una miniserie de cuatro episodios para DC con lo que empiezo a flotarme las manos pensando lo que el alternativo Pope puede ofrecer para renovar al icónico Batman. En 2008, Planeta, en una más que correcta edición, publica la serie en un tomo recopilatorio y aunque una vez leído el cómic hay que reconocer que Pope realiza un buen trabajo a nivel visual, muy por encima en cuanto a calidad a lo que acostumbra a ofrecer el género superheroico, nada hay demasiado original en su historia y se mantiene, como un buen discípulo, sumiso ante la ortodoxia marcada por el papa Miller veinte años atrás en un cómic en que la presencia de este sobrevuela constantemente.

En un futuro incierto pero no muy lejano, Estados Unidos está dominado por un estado federal que limita los derechos individuales y reprime con dureza y sin contemplaciones sus manifestaciones. En este contexto, en la ciudad de Gotham es detectado un individuo sin clasificar, un ISC, que viste como un murciélago y da saltos de ocho metros, quien parece ha asesinado a un federal, disparando las alarmas del gobierno e iniciando un enorme despliegue para su captura. A pesar de las reticencias del comisario local, Gordon, la policía colabora con los federales y pronto se descubre que el sujeto para coincidir con un justiciero que actúo cien años antes, en la época en la que el abuelo del comisario Gordon ejercía el cargo. Sin embargo, todos los archivos sobre este personaje han desaparecido dejando abiertas un montón de incógnitas: ¿quién es Batman? ¿Es el mismo sujeto que actuaba hace cien años? ¿Dónde se esconde? Mientras tanto, un Batman centenario y malherido cuenta con un nuevo Robin y un grupo de jóvenes ayudantes con los que esquivar a sus perseguidores y poner en evidencia una conspiración a escala mundial. ¿Podrá un anciano Batman hacer frente a todos los recursos de un estado policial cuando se ponen en su contra?.

Paul Pope es un dibujante extraordinario. Probablemente el dibujante más brillante de su generación y ha sabido absorber influencias estilísticas dispares desde Alex Toth a Miller o Mazzuchelli pasando por la narrativa propia del cómic japonés sinteitzada en el “Akira” de Otomo para crearse un estilo personal vigoroso, enérgico y detallista. En “Año 100”, Pope toma directamente como referencia la obra de Miller "El Regreso del Señor de la Noche” en un homenaje constante hacia el autor de “Ronin” que se inicia en el título del cómic y se percibe en cada página. Pope desarrolla un hombre murciélago crepuscular y realista que se enfrenta a un Estado policial, dotando a la historia de un ritmo frenético que engancha al lector desde la portada del primer número que hace la vez de primera viñeta. La historia está bien resuelta dada la preocupación del autor por dejar todo bien atado y explicado aunque no resulta demasiado original y pone de relieve el posicionamiento ideológico del autor (Pope es un firme defensor de los movimientos libertarios) sin aportar demasiado a la idiosincrasia del personaje. A nivel estético, Pope modifica la versión clásica de Batman en una curiosa mixtura de pragmatismo y clasicismo buscando dotar de autenticidad a su Batman vistiéndole con botas de combate, preocupándose en llenar de costuras y cremalleras su uniforme y armándole de una curiosa variedad de gadgets bastantes realistas entre los que destacan unas mandíbulas vampíricas para evitar las soluciones fáciles tan propias del cómic de superhéroes. El colorista madrileño José Villarrubia realiza un extraordinario trabajo complementando a la perfección la labor de Pope y a partir de una base de colores fríos y oscuros caracterizar la sombría y suburbial Gotham en la que se desarrolla la historia.

En mi opinión, Pope resulta más interesante e imaginativo en sus historias cortas como queda patente en la historia que completa el volumen de Planeta, “Berlin Batman”, creada por Pope diez años antes que “Batman Año 100” y sirve como buen complemento a la historia principal para comprobar la evolución en el grafismo de Pope durante esos años. Sin embargo, a pesar de su simplicidad “Berlín Batman” es una historia mucho más original que “Batman Año 100” presentando a un Hombre Murciélago judío en el Berlín de entreguerras que lucha contra los nazis.


Otras obras de Pope en El lector impaciente, aquí.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Felices Fiestas 2008 de El lector impaciente

Bueno, pues ya estamos otro año (y que sean muchos) metidos en la vorágine de las fiestas navideñas. Yo, como imagino que muchos/as, he pasado por distintas etapas respecto a este invento de la Navidad en mi vida. Desde el entusiasmo infantil al escepticismo adolescente pasando por cierto acomodamiento de adulto a las convenciones que nos vienen impuestas socialmente. En los últimos años, intento buscarle el lado más positivo al invento y lo reduzco a la que para mí es la esencia: un par de días para intentar ser felices. Yo, de corazón, espero que ustedes lo consigan.

Más allá de lo que celebren (venida del Mesias, del Profeta, del solsticio invernal o de los regalos del Corte Inglés) espero que coman, rían, canten y se diviertan y, si han de conducir, beban con moderación. Nosotros en mi humilde morada recordaremos a los que no están y nos ilusionaremos por la que viene, un motivo más de celebración.

En fin, eso es todo, nos vemos por aquí en unos días que tras el empacho de las comidas y los turrones tendré alguna lectura que comentarles.

Impacientes Saludos.