viernes, 5 de octubre de 2007

“Sócrates, el semi-perro 2:Ulises” de Sfar y Blain



Si hay un autor en estos momentos en el panorama europeo capaz de sorprender en cada nuevo álbum que publica con algo fresco y original ese no es otro que Joann Sfar ("Las olivas negras", "Mazmorra")y si, además el álbum lo edita en colaboración con uno de los dibujantes preferidos de servidor, Christophe Blain ("Isaac, el pirata") pues la compra se hace casi obligatoria. Este es el caso de “Ulises”, el segundo álbum de la serie de “Sócrates el semi-perro” editado por Sin Sentido y cuya primera entrega “Heracles” me resultó, como ya les comenté por aquí, pelín decepcionante a pesar de su claro carácter introductorio. Sin embargo, en “Ulises” nos encontramos con un Sfar en plena forma, capaz de filosofar, ironizar y encadenar situaciones y acontecimientos en 48 páginas y con la limitación formal añadida de dividir la página en dos columnas de dos viñetas (6 por página, habitualmente), como muy pocos son capaces actualmente.
Si en la anterior entrega dejamos a Sócrates y su amo, Heracles, camino de Itaca para buscar a Ulises y aprender lo que es el amor verdadero, pronto deben escapar de allí tras un flirteo entre Heracles y Penélope que termina con la muerte de Telémaco, el hijo de Ulises. En el barco en que escapan, se encuentran con Ulises que harto de sus obligaciones y desconocedor de la muerte de su hijo, ha decidido iniciar una nueva odisea aventurera sin compromisos y obligaciones. El viaje da para que los dos héroes se líen (sí, Ulises y Hércules son un poco gays) y Sócrates se ¡¡¡case!!!. De todos modos, la boda dura poco y para evitar que Sócrates haga publica la homosexualidad de los héroes le abandonan en una isla desierta donde se encuentra con Hómero, un cíclope ciego y poeta. Junto a su nuevo amo Homero, Sócrates parte en busca de Heracles y Ulises para vengarse pero estos se han peleado y se encuentran en guerra.
El nuevo álbum de Sfar y Blain está lleno de acontecimientos y aventuras abandonando el tono más reflexivo de "Heracles" sin dejar por ello de aportar su personalísima visión de los mitos griegos, personajes que pasados por la turmix creativa de Sfar pierden su carácter legendario para ganar en humanidad mostrándolos el guionista llenos de limitaciones, defectos y miedos. Así, en este álbum centrado en la figura de Ulises, este deja de ser el sagaz y enamorado rey de Itaca para mostrarlo como un homosexual deseoso de escapar de sus obligaciones conyugales y del armario, enamorado del bruto y arisco Heracles. Sin embargo, el marcado tono humorístico de Sfar, no exento de ironía, no le impide al mismo tiempo reflexionar sobre los sentimientos, la sexualidad y el drama de una manera divertida y exenta de mal gusto a través del personaje protagonista, Sócrates, el perro filósofo. Una de las causas más notables de la mejoría de este álbum es la aportación de Blain que demuestra haberse adaptado a la limitación de las dos viñetas abandonando los fondos neutros predominantes en “Heracles” por situaciones y paisajes más variados. El estilo de dibujo de Blain parece encontrarse en esta serie a medio camino del que muestra en su serie más reconocida “Isaac, el pirata” y las figuras “blandas” del nuevo “Gus” (del que la semanita que viene les cuento, dénme tiempo) logrando unas formas más oníricas en determinados personajes, como Sócrates, de una manera que casa bien en esta historia mitad sueño, mitad leyenda. En definitiva, un álbum divertido y refrescante que se puede leer de manera independiente y que no defraudará a los incondicionales de estos dos autores.

jueves, 4 de octubre de 2007

Manfredo Sommer (1933-2007)


Me entero por La Cárcel de Papel y Entre Cómics de la muerte de Manfredo Sommer en el día de ayer, uno de esos autores españoles semiolvidados y que fue nexo entre diversos momentos y generaciones del cómic en España. Trabajó en Bruguera y Toutain, trabajó en Francia y Bélgica. Fundó “K.O” y “Metropol”. Su obra más reconocida y conocida es “Frank Cappa”.


Para leer el homenaje de Carlos Jiménez a Sommer realizado en 1998 pinchad aquí.

D.E.P.

“Sambre” de Yslaire y a veces Balac



Hoy toca uno de esos clásicos del cómic europeo que todo el mundo elogia a pesar de sus importantes defectos. Me refiero a “Sambre”, la obra de Yslaire aunque para el primer álbum y parte del segundo contase con la colaboración de Balac (Yann).
La obra de la que se llevan publicados cinco álbumes (los cuatro primeros con la historia de la segunda generación (1847-48)y el quinto con el inicio de la tercera) narra la trágica y dramática historia de los Sambre, una familia aristócrata en la turbulenta Francia de la fallida revolución de 1848, en la que sus miembros se ven presos de sus pasiones, odios y deseos. Así, en los álbumes de la segunda generación se nos narra la historia de amor imposible que surge entre el joven Bernard Sambre y la bastarda de ojos rojos Julie, una pasión desaprobada por la madre y la hermana de Bernard, Sara, y que ocasionarán más de una muerte. En el álbum de la tercera generación, nos encontramos con Julie presa y rumbo a la Guayana francesa para evitar que se materialice a través suyo la maldición de los Sambre y a Sara, la hermana de Bernard, a cargo del hijo fruto de la relación entre Bernard y Julie, un niño rebelde y consentido.
“Sambre” es al mismo tiempo una obra genial y decepcionante. Por un lado, en los dos primeros álbums en los que Yslaire contó con la colaboración de un guionista tan notable y sólido como Yann nos encontramos ante unos cómics redondos en los que el excelente dibujo de Yslaire está al servicio de la tórrida historia que se pretende contar, pero conforme Yslaire se hace cargo tanto de la parte escrita como de la dibujada la obra cae en incoherencias y lagunas que hacen que el resultado final no sea todo lo notable que debería. Una lástima porque en el apartado gráfico “Sambre” destaca sobremanera. Yslaire demuestra su enorme talento para el dibujo y el detallismo, caracterizando perfectamente a los personajes y dotándoles de una enorme expresividad al tiempo que saca un enorme partido del colorido para reconcentrar las emociones y dotar de dramatismo a la narración, incorporando dentro una gama cromática apagada elementos de un rojo intenso a la manera que un autor tan diferente, en principio, como Frank Miller en su “Sin City”.
De este modo, “Sambre” es una joya a nivel gráfico que todo buen aficionado al cómic debería disfrutar, sin embargo respecto a la capacidad narrativa de Yslaire se mantienen todos los interrogantes a pesar de las buenas sensaciones dejadas tras el último álbum publicado del que no se sabe muy bien si es una huida hacia delante o entra dentro de un plan preconcebido por el autor. Por otro lado, la lentitud de Yslaire a la hora de dibujar, (el primer álbum se publicó en los ochenta) hace que la publicación de cada nuevo álbum sea un acontecimiento noticioso y las dudas persistan. De momento, cuenta con mi voto de confianza.
Respecto a la edición de Glénat, excelente.

Títulos publicados

- “Ya nada me importa…”
- “Sé que vendrás…”
- “Revolución, revolución…”
- “Tal vez hemos de morir juntos…”
- “Maldito sea el fruto de sus entrañas…”

miércoles, 3 de octubre de 2007

“La mano izquierda de la Oscuridad” de Ursula K. Le Guin.

Probablemente dentro de la ciencia ficción las obras que más me atraigan sean aquellas en las que se explora la condición humana, que diría Sartre, y sean, además este tipo de obras, las que mayor repercusión hayan tenido para aquellos que no estén familiarizados con él mismo.
Un buen ejemplo dentro de esta línea de cifi es “La mano izquierda de la oscuridad”, que se publicó por primera vez en 1969, una novela que a pesar de los años no ha envejecido mal y se puede considerar ya un clásico dentro del género.
Genly Ai, un explorador del Ecumen, una especie de organización interplanetaria de civilizaciones con origen terrestre, llega a un inhóspito planeta en constante glaciación, Gueden, en el que los nativos, también de origen terrestre, se han adaptado eliminando la división en sexos y convirtiéndose en andróginos con la capacidad de tomar un sexo u otro en el momento en que sienten que se sienten excitados y manteniendo mientras tanto un estado neutro. Esta cualidad provoca que Gueden sea un mundo en el que la guerra y el asesinato sean conceptos desconocidos pero en el que la conspiración y el destierro estén al orden del día a la hora de resolver los conflictos políticos. Pronto Genly es víctima de esta red de conspiraciones en su intención de lograr que Gueden se una al Ecumen y se ve obligado a huir consecutivamente de los dos principales países del planeta, Karhide y Orgoreyn, hasta que ayudado por el nativo y también caído en desgracia Estrander logra su objetivo a cambio de pagar un alto precio por ello.
“La mano izquierda de la oscuridad” es una novela hija del momento histórico que se publicó, los EEUU de finales de los sesenta en los que el movimiento hippy vivía su momento de esplendor, lo que se refleja en cierto gusto por la filosofía oriental y zen que demuestra Le Guin a la hora de ambientar y describir la cultura guedeniana pero que en realidad resultaría superfluo respecto a la trama general. Una trama a la que cuesta arrancar y que no logra conectar con el lector hasta aproximadamente la mitad de la obra en la que la autora deja de intercalar capítulos sobre leyendas y mitos locales para caracterizar a los guedenianos y su civilización y se centra en el meollo del asunto, la exploración de la relación que surge entre Estrander y Ai en su huida de las redes de conspiraciones que les rodean. Es precisamente en el momento en que la historia se centra en el viaje por el Hielo de ambos en el que la novela y el estilo de Le Guin alcanzan su punto más alto, equiparable al que la autora desarrolló en su gran obra de fantasía, “Los libros de Terramar” y en el que verdaderamente se plantean las cuestiones pseudofilosóficas (y también muy sesenteras) que quiere abordar la novela, la necesidad del sexo para el amor, la ambigüedad del concepto de traición o los absurdos de los nacionalismos, de una manera a la vez hermosa y absorbente.
Nos encontramos con una estupenda novela que, salvado su aburrido inicio, cautivará al lector interesado en la reflexión y la filosofía. Amantes de la acción desenfrenada, absteneos.

martes, 2 de octubre de 2007

“Y: el último hombre: Muñecas de papel” de Brian K. Vaughan



El último volumen publicado hasta ahora (a lo mejor ya ha salido el siguiente ¿?) de “Y: el último hombre”, que engloba los números 37 al 42 de la colección original, es una buena medida de lo que es esta serie con la que Brian K. Vaughan empezó a hacerse un nombre dentro del “mainstrean”. El planteamiento catastrofista – debido a causas desconocidas, los machos de todas las especies dotados con el cromosoma Y han muerto, salvo Yorick, un joven escapista pelín descentrado, y su mono Ampersand – que en mano de cualquier otro guionistas de los que pululan por esos lares hubiera dado pie a las andanzas de un tipo duro dispuesto a aprovechar la coyuntura para cepillarse a todas las mujeres a su alrededor por el bien de la especie, se convierte en una “road movie” alrededor del mundo en la que Yorick se muestra como un tipo bastante vulnerable siempre bajo la tutela de alguna mujer con mayor personalidad que él. Este planteamiento permite a Vaughan, un enamorado de la política y las relaciones internacionales como puede apreciarse en su serie “Ex Machina”, explorar la adaptación que podría darse en distintos países (Israel, EEUU, Australia, El Vaticano…) e instituciones si tal situación se produjera.
Esto es bastante patente en el arco argumental titulado “Muñecas de papel” en el que Yorick y 355, su guardaespaldas, buscan en Sidney a Beth, la novia perdida de Yorick, búsqueda en la que se cruzan con una reportera dispuesta a descubrir la existencia de Yorick al mundo. En este arco, reaparece también la coronel israelí Alter dispuesta a continuar la persecución de Yorick, y se une al grupo que forman junto a la doctora Mann, Rose, una espía australiana, que puede dar bastante juego en un hipotético trío amoroso con 355. Además Toyota, la ninja japonesa, llega a Japón con Ampersand, el mono de Yorick que puede ser la clave para descubrir las causas de la plaga pero en el puerto de Yokohama se le escapa.
El interés de la serie radica en un tratamiento inteligente de los personajes y los diálogos que la convierten en una lectura tan amena como adulta. La tensión se mantiene en averiguar, aparte de las razones que provocaron la catástrofe, cuáles son los verdaderos motivos que mueven a las acompañantes de Yorick a acompañarle. Unos motivos que permanecen ocultos durante toda la serie y que Vaughan sabe dosificar perfectamente para mantener la atención del lector intacta. Precisamente ese es uno de los puntos fuertes de la serie, las complejas personalidades con las que Vaughan dota a todos los personajes haciendo que sus reacciones y comportamientos resulten coherentes. Otro elemento a tener en cuenta es la capacidad que tiene Vaughan de apostillar a través de los diálogos referencias a libros, citas y personajes reales sin caer en la pedantería. En el aspecto gráfico, como casi en todos los trabajos de este guionista, no podemos tirar cohetes. La dibujante titular, Pía Guerra, cumple con los mínimos exigibles y los dibujantes de relleno, pues son, eso, de relleno. En definitiva, “Y, el último hombre” es una de las series más interesantes que se publican actualmente y el interés crece con cada arco argumental conforme nos acercamos al clímax de la serie. Eso sí, si alguno se quiere subir en marcha a la serie es mejor que se haga con los recopilatorios desde el principio o aprovecho la segunda edición que inició Planeta el año pasado porque de otro modo no se va a enterar de nada.

lunes, 1 de octubre de 2007

“La posibilidad de una isla” de Michel Houellebecq



Michel Houellebecq, del que ya he tratado alguna vez por aquí, es considerado como uno de los autores más provocadores y críticos del panorama europeo. Sus temáticas en los que hace hincapié en los problemas punteros del hombre contemporáneo hacen que sus novelas resulten cuanto menos interesantes. Y ese es el caso también de su última novela publicada en España, “La posibilidad de una isla”, en la que coqueteando con la ciencia ficción Houellebecq filosofa y despotrica sobre la religión, el sectarismo, la clonación, la vejez y la inmortalidad, sin cortarse en dejar de paso alguna astillita a la actualidad política francesa y española.
“La posibilidad de una isla”, en cuanto a concepción, es probablemente la novela más ambiciosa de Houellebecq hasta el momento y, por eso mismo, la más decepcionante. Una narración en paralelo en la que, alternando los capítulos, narra la vida de dos Danieles (o tres), uno situado en nuestro presente, que responde a la habitual caracterización de Houellebecq da sus protagonista trasuntos de sí mismo, es un hombre amargado y cínico de vuelta de todo, que habiendo triunfado como humorista de mal gusto en la televisión francesa se encuentra retirado en Almería, los otros danieles, se sitúan unos cientos de años en el futuro, clones del primer Daniel que intentan encontrar un sentido a su inmortal vida en soledad y que normalmente acaban suicidándose. Sin duda de esta ambiciosa doble trama, la que protagoniza el Daniel del presente es la que resulta más interesante y en la que el escritor se muestra más a gusto dentro de un terreno que ya ha explotado en otras novelas, como “Plataforma”. El apático y desencantado Daniel percibe su vida de europeo acomodado como una lenta y progresiva decadencia hacia la muerte encontrando únicamente un paréntesis en su enamoramiento de Esther, una chica promiscua y divertida que le hace rejuvenecer, y su paulatino acercamiento a la secta elohimita, una secta destructiva con más de una conexión a los raelianos, y que prometen la inmortalidad. Es este Daniel al que dota Houellebecq de su propia voz para arremeter contra toda idea o planteamiento ajeno a su forma de pensar y denunciar de paso algunas de las indecencias y problemas con los que convivimos los europeos contemporáneos en las sociedades neoliberales. Mención especial merece en este punto, la descripción que hace de la secta con su líder mesiánico únicamente interesado en trajinarse a las acólitas y sus lugartenientes materialistas, que encuentran en la muerte del primero una manera de aumentar su influencia aplicando los principios de la libre empresa. Si a lo largo de esta trama, encontramos al Houellebecq más fino y coherente con el resto de su obra, la novela naufraga en su vertiente futurista en la que Houellebecq plantea un futuro de individuos aislados supervivientes clonados de unos pocos visionarios que, como el Daniel original, tuvieron los medios y la previsión para clonarse. En esta sociedad futurista Houellebecq pierde la que es su mejor arma, la mordacidad, desarrollando un relato bastante ñoño con ínfulas de lirismo sobre las consecuencias del individualismo desmesurado, deudor del mejor Asimov ó Lem, que puede sorprender al lector que desprecie la ciencia-ficción pero al lector amante del género le parecerá simplón.
En definitiva, nos encontramos ante una novela irregular y que, probablemente, no acabará de gustar, pese a sus aciertos, ni a los que siguen la obra de Houellebecq desde hace tiempo ni a aquellos que se hayan acercado por primera vez a este autor.

jueves, 27 de septiembre de 2007

“El Orfanato” a los Oscar.


Pues finalmente, como imaginaba gané la apuesta y tras "una dura deliberación", como suele decirse, los miembros de la Academia han decidido que la representante española al Oscar a mejor película extranjera sea para “El Orfanato”, la obra todavía inédita del nóvel Juan Antonio Bayona.
La película una historia de fantasmas, protagonizada por Belén Rueda se rodó íntegramente en Asturias y todavía no se ha estrenado en las salas comerciales así que sólo unos pocos privilegiados han podido verla, aunque parecía de cajón que era la candidata que más interés podía despertar en Hollywood frente a la competencia de “Trece rosas rojas” y “Luz de Domingo”. De hecho, ya una productora norteamericana ha comprado los derechos para realizar un “remake” con actores norteamericanos como ya hiciera Tom Cruise con “Abre los ojos” de Aménabar. La película será la que inaugure el próximo día 4 el próximo festival de Sitges y espéremos pronto llegue a nuestras pantallas, tras las buenas críticas obtenidas en el Festival de Cannes.

Mucha suerte.

“Promethea 2” de Alan Moore y J.H. Williams III



Leído el segundo tomo de “Promethea”, que reúne los números 7 al 12 de la colección original y que con bastante retraso respecto al anuncio inicial nos ofrece Norma Editorial, no puedo más que reiterarme en la excelencia de esta obra, sin duda uno de los trabajos más personales de Alan Moore y a la altura, si no supera obras tan importantes como “Watchmen” o “V de Vendetta”. ¿Por qué asevero esto? Porque en esta obra, que en principio podría catalogarse como menor, Moore da rienda suelta a sus obsesiones personales, la magia, los simbolismos y la imaginación. Estos componentes, que no son ajenos al resto de sus obras, (ahora mismo me viene a la cabeza “From Hell”, por ejemplo) encuentran en “Promethea” su medio natural de expresión, una colección que Moore utiliza para explicitar y desarrollar desde su propia filosofía vital hasta su erudición y conclusiones sobre el ocultismo y la magia en lo que, en muchas ocasiones, deja de ser un cómic comercial para transformarse en un auténtico ensayo gráfico que demuestra las potencialidades inexploradas de un medio, el Cómic, limitado únicamente por el talento del que lo utiliza. Esto es particularmente evidente conforme avanzamos en la lectura de este segundo tomo, en el que Moore va abandonando paulatinamente las tramas de acción y los enfrentamientos con los demonios para centrarse en el aprendizaje de Sophie Bangs de los poderes y responsabilidades que conlleva ser la nueva encarnación de Promethea. De este modo, a lo largo de varios capítulos Moore deja a Promethea vagar por diversos aspectos vitales a través de los que se manifiesta la imaginación humana, el subconsciente representado por la Inmateria, el sexo con Faust o su aprendizaje a través de las Cartas del Tarot en su conversación con las serpientes del caduceo. Además, Promethea es un cómic narrado desde una vertiente femenina que no feminista en la que no aparecen hasta ahora personajes masculinos de importancia en las tramas, salvo curiosamente los villanos, lo que no deja de ser una novedad en un género como el de superhéroes tan tradicionalmente machista. Moore, como ya hiciera en “Watchmen” modela las bases y convenciones del cómic de superhéroes “clásico” para inventar algo completamente nuevo que sorprende sin desagradar al lector compulsivo y enganchará a un lector culto ajeno al género. Pero Moore no se limita a innovar en lo conceptual sino que a nivel narrativo Promethea también se convierte en un crisol para la experimentación. De este modo, Moore obliga a J.H. Williams III a dar lo mejor de sí mismo con unos diseños de página en los que no hay espacio para el papel en blanco y la concepción y distribución de los elementos – los símbolos - está pensado al milímetro para sorprender y hacer coherente una obra ambiciosa en la que nada queda al azar. Muchos de los experimentos (recursos) que Moore utiliza ya estaban allí e incluso otros autores de talento los han utilizado en el “mainstream” (el cambio de la tradicional perspectiva vertical a la horizontal o la división de página en dos para realizar narraciones paralelas) pero pocos con la solvencia de Moore. De este modo, Promethea deja de ser un cómic cualquiera para convertirse en una obra para disfrutar con calma y detenimiento dejándote perder tanto en los detalles gráficos del elegante y retro estilo de J. H. Williams III como del derroche de ideas y niveles de lectura que Moore proponen en cada número. No se lo pierdan.

Para leer más sobre Promethea en El lector impaciente pinchad aquí.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Los premios de la Crítica 2007 y mis subjetividades.

Con unos cuantos días de retraso vamos a anunciar la lista de premiados en la séptima edición de los Premios de la Crítica que la editorial Dolmen lleva promoviendo desde hace unos años y que se hizo pública en las Jornadas de Avilés. Recordar que los seleccionados debían haber publicado entre el Salón del Cómic de Barcelona 2006 y el Salón del Cómic de Barcelona 2007.

Mejor Dibujante Extranjero
Ganador: Gipi
Finalistas: John Cassaday, Bryan Hitch, Stuart Immonen y Mark Buckingham

Mejor Guionista Extranjero
Ganador: Ed Brubaker
Finalistas: Joss Whedon, J.M.Straczinsky , Brian K. Vaughan y Mike Carey

Mejor Dibujante Nacional
Ganador: Quim Bou
Finalistas:Victor Santos, Kenny Ruiz, Juanjo Guarnido, David Rubín yEnrique Vegas

Mejor Guionista Nacional
Ganador: Luis Durán
Finalistas: Quim Bou, Lorenzo Díaz, David Rubín y Javier de Isusi

Mejor Obra Extranjera
Ganador: Daredevil (Brubaker y Lark)
Finalistas: Ex Machina, *S, Fábulas, Y, el último hombre y Jeremiah

Mejor Obra Nacional
Ganadores : La Tetería del Oso Malayo y Orn: Historia Universal
Finalistas: El Viaje de Gasparetto, Cazador de Rayos 3, Modotti

Mejor Obra Teórica
Ganador: Del Tebeo al Manga
Finalistas: Bernie Wrightson: El espanto abisal, Comics Made in Spain, Colección Viñetas #1: Max, Historias Rotas: la guerra del 36 en cómic

Premio a una carrera autor extranjero
Ganador: Mike Wieringo
Finalistas: Moebius, Toppi, Gene Colan y Carmine Infantino

Premio a una carrera autor nacional
Ganador: Víctor de la Fuente
Finalistas: Miguelanxo Prado, Purita Campos, Enrique Ventura y José Ortiz

Pocas objeciones teniendo en cuenta la lista de finalistas. Quizás la única el no haber dado un premio póstumo a Wieringo y haber reservado el premio a una carrera al resto de autores vivos que por trayectoria y edad objetivamente me parece que cualquiera lo merecía más.
Me lanzo al ruedo y doy mis premios, teniendo en cuenta la lista y que no he leído todas las obras.
Dibujante Extranjero, Buckingham; nacional, Guarnido; guionista extranjero, Vaughan; nacional, Duran; obra extranjera, Fábulas; obra nacional, Modotti; obra teórica, Del tebeo al manga; autor extranjero, Toppi; autor nacional, de la Fuente; premio póstumo, Wieringo.

¿Y ustedes, opinan?

martes, 25 de septiembre de 2007

“Alvar Mayor” de Enrique Breccia y Carlos Trillo.




Hoy toca hablar de uno de las grandes obras maestras del cómic de aventuras dentro de la prolífica y excelente escuela argentina y una debilidad personal del que suscribe, un cómic que debido a la dispersa distribución que ha tenido en España y las lamentables ediciones a que ha sido sometido quizás no ha tenido el reconocimiento que merece. Se trata de “Alvar Mayor”, de Carlos Trillo (“El loco Chavez”) y Enrique Breccia (“Lovecraft”), una serie en la que se nos narran las aventuras de Alvar, uno de los primeros blancos nacidos en la América de los conquistadores que como caballero errante vagabundea entre la ficción y la realidad. A través de historias serializadas de unas díez páginas pensadas para su edición en revistas, Trillo y Breccia nos dejaron una visión de la América conquistada en la que convivían la ambición y crueldad de los conquistadores frente a la existencia entre la leyenda y la magia de las poblaciones indígenas. Alvar Mayor se erige en una especie de Ulises suramericano en la que como en La Odisea asiste a las locuras de los hombres entre el escepticismo y el asco en una búsqueda personal sin un objetivo concreto más allá que la huida de sus propios fantasmas interiores. En este recorrido aventurero, Alvar contará con diversos compañeros de correrías desde el noble indio Tihzio de sus primeras aventuras hasta el Cuervo y el vengativo Niño, compañeros que aparecen y desaparecen junto a bellas mujeres como Lucia o su amor de juventud, Juana. Alvar como buen caballero andante siempre se pondrá del lado del débil frente al poderoso en aventuras que le llevarán a descubrir antiguas ciudadelas de oro y fuentes de la eterna juventud, bienes materiales que el lacónico y duro Alvar desprecia frente al amor, los recuerdos y la amistad.
En “Alvar Mayor” Carlos Trillo escribió algunas de las mejores historias que han surgido de su portentosa pluma dando una visión de la América de los conquistadores entre la leyenda y la realidad en un tiempo en que el mito muchas veces tenía mayor verosimilitud que los hechos ciertos. Lejos de dejarse influenciar por la leyenda negra tan en boga en los años setenta en los que nació la serie, Trillo hace hincapié en los vicios de los hombres como fuente de sus males, sobre todo la ambición ciega y la envidia, utilizando al protagonista Alvar Mayor, inspirado en la figura del explorador y conquistador Alvar Núñez Cabeza de Vaca, en muchas ocasiones, como mero testigo de sus desatinos. Bebiendo asimismo de la literatura indigenista y del realismo mágico, Trillo da una visión onírica de las selvas vírgenes en las que la naturaleza se convierte en un elemento más de la narración. Gracias a esta edición antológica podemos apreciar la enorme coherencia de las historias ideadas por Trillo que, pensadas en un primer momento, para su publicación en revistas cuentan con la suficiente coherencia para hacer de las peripecias de Alvar un relato único sin contradicciones. Por otro lado, la excelencia de la obra no sería tal sin la contribución espectacular de un Enrique Breccia que haciendo gala de una maestría que muy pocos poseen supo transmitirle a las historias de Alvar ese componente onírico y misterioso que Trillo buscaba, consiguiendo con unos pocos trazos y manchas de tinta caracterizar y dotar de una expresividad sin parangón a sus personajes.
Respecto a la edición unos apuntes, por un lado felicitar a Norma Editorial por decidirse a recuperar esta joya del cómic argentino, que no europeo como señala en la colección en la que aparece englobada, en una cuidada antología que, esperemos, nos permita disfrutar del conjunto de la obra; pero, por otro, no puedo dejar de denunciar lo poco afortunado del formato elegido, un formato reducido en el que no se puede apreciar con todo detalle los magníficos dibujos de Breccia hijo con lo que se pierde parte de la esencia de la obra y una excelente oportunidad por parte de Norma de haber realizado una edición definitiva en condiciones. Tampoco parece de recibo la diferenta de páginas y de precio (el primer tomo tiene 222 páginas, el segundo 158 y la diferencia de precio es sólo de un euro entre uno y otro) entre los dos tomos editados hasta el momento.
Esperemos que para próximas ediciones se subsanen todos estos problemas (estoy pensando sobre todo en la de “El Eternauta” que han anunciado para este mes). De todos modos, y a pesar de los pesares, no dejen de disfrutar de uno de los tebeos del año.

lunes, 24 de septiembre de 2007

“Hairspray” de Adam Shankman



Sin saber muy bien por qué, algún gran ejecutivo de Hollywood decidió un buen día que el género musical no resultaba rentable así que, poco a poco, sus títulos fueron desapareciendo de las carteleras. Sin embargo, de vez en cuando, Hollywood nos sorprende con una novedad que por la buena aceptación que el público suele dinspensarlas demuestran que es un género difícil de finiquitar. La última demostración de este fenómeno que ha llegado hasta nuestras pantallas ha sido “Hairspray”, el “remake” de la obra homónima que el vitriólico John Waters dirigió en 1988 y que ya tuviera hace unos años una adaptación musical de gran éxito en Estados Unidos. “Hairspray” nos sitúa en el Baltimore de los sesenta en los que la integración todavía no ha llegado y una dulcemente obesa Tracy Turnblad desea con todas sus fuerzas ser la nueva bailarina del programa de Corny Collins, cosa que por una serie de casualidades consigue, convirtiéndose de la noche a la mañana en una celebridad local. La ingenua Tracy, aprovechando su creciente popularidad, decide luchar por la integración posicionándose a favor de que sus amigos negros puedan bailar junto a los blancos en el programa, lo que la llevará a ser despedida, manifestarse y ser perseguida por la policía. Sin embargo, ayudada por sus amigos y familiares logra reaparecer a tiempo en el programa para participar en la elección de Miss Teenager Hairspray, y desbaratar los planes de su rival, la cursi Amber (Brittany Snow) y su maquiavélica y racista mamá, una genial Michelle Pfeiffer, quedándose de propina con el guapo Zac Efron.
“Hairspray” es una película ante todo divertida, en la que partiendo de un estupendo primer número musical que contextualiza perfectamente la historia y el personaje nos introduce en las aventuras y desventuras de Tracy, soberbiamente interpretada por la novel Nikki Blomski, en una historia que dosifica bien el mensaje político con la locura adolescente a través de unas coreografías eléctricas y pegadizas. Mención aparte merece el excelente reparto en el que se mezclan actores consagrados y estrellitas en ciernes, en el que sobresalen los veteranos Christopher Walken y John Travolta, como padre y madre de Tracy. Ninguno de los dos canta un pijo pero están muy graciosos, sobre todo un Travolta que no queda muy bien parado en su comparación con Divine pero sigue empeñado en reinventarse con cada nuevo papel lo que es de agradecer. También es de destacar la labor de una Michelle Pfeiffer, que demuestra su saber hacer en cualquier papel que se le encomiende y se resiste, como los musicales, a desaparecer a pesar de haber superado los cuarenta hace ya tiempo.
Esperemos que los musicales (y la Pfeiffer) vuelvan a ponerse de moda frente a tanto superhéroe tontorrón. Y si puede ser sobre una base completamente original, pues mejor.

viernes, 21 de septiembre de 2007

“Juglar” de Rafael Marín



La última novela publicada hasta la fecha por Rafael Marín (Cádiz 1959), “Juglar” nos retrotrae a la época de la España de la Reconquista y el Mío Cid, en la que a través de Estebanillo de Sopetrán, el juglar que da título a la novela, Marín nos pasea por la España de las tres culturas en una historia llena de aventura, magia y misterio.
La novela tiene un inicio impactante en medio del sitio de Valencia donde Juglar, un trotamundos, con dotes mágicas es requerido para resucitar a Rodrigo Díaz de Vivar, “El Cid” y que gane su última batalla después de muerto. A partir de este prólogo vibrante y que para mí son las mejores páginas que he leído de Marín, el autor traza una elipsis para entrar de lleno en las aventuras de Juglar, en la que a través de la narración en primera persona, Estebanillo realiza el relato de su vida pícara y aventurera desde que fuera abandonado en el monasterio donde se crió y descubrió sus dotes para la magia hasta sus encuentros y desencuentros con el Cid y sus mesnadas en la tumultuosa España del siglo XI en la que convivían, a veces en paz, casi siempre en guerra, las tres grandes culturas cristiana, hebraica y musulmana.
Mezclando personajes históricos con la mejor fantasía Marín construye una novela entretenida y sencilla llena de homenajes que van desde “Las Mil y Una Noches” hasta “El Lazarillo de Tormes” pasando por los mitos artúricos ó el cantar de gesta por excelencia, “Mío Cid”, una novela que se lee de corrido y deja muy buen sabor de boca, a pesar de cierta precipitación en la resolución de algunos episodios que, quizás, hubieran necesitado una mayor profundización por parte del autor que dejan al lector con ganas de mayor detalle. Es de resaltar la habilidad de Marín para caracterizar ambientes y personajes, haciendo de cada nueva novela un descubrimiento sorprendente en lo que supone una continua evolución de contenidos que no de estilo.
En fin, esta novela demuestra que el fantástico en España y en español existe, encontrando en Marín a uno de sus máximos valedores, un autor en plena forma que, sin abandonar la literatura de género que ama y en que se inició, busca llegar a otros públicos. Veremos con qué nos sorprende RM en su próxima obra. Yo ya espero ansioso.
“Juglar” fue finalista del Premio Minotauro 2006.
Para leer sobre otras obras de Marín en El lector impaciente pinchen aquí o aquí.

jueves, 20 de septiembre de 2007

“Los Ultimates 2”, más de lo mismo.



Leída la segunda etapa de Mark Millar y Bryan Hitch en “Los Ultimates”, ya saben la versión “actualizada” de “Los Vengadores” de toda la vida haciendo hincapié en los elementos más negativos de sus personalidades, la primera impresión que me produce es el de sorpresa y gratitud. Sorpresa, por un lado, por no entender a que se han debido tantas demoras en completar los 13 números yanquis de los que consta la serie tanto en Estados Unidos como en España por Panini, y gratitud hacia Julian Clemente y su sección “El Triskelion”, en la que no se cansa de glosar las maravillas de la obra y descubrirme, después de treinta años en estos de leer tebeos, lo equivocado que yo ando al calificar algo de obra maestra. Porque de obra maestra el marketing editorial y ciertos aficionados han calificado este cómic que, en mi modesta opinión, no deja de resultar entretenido pero que no aporta ninguna novedad al género sino que más bien resulta bastante clásico. Lo que Millar ha hecho es un tebeo de superhéroes de los de toda la vida situándolo en este agitado nuevo milenio en el que vivimos - aunque esto tampoco es nuevo- pero en lugar de contarlo en cuatro o cinco números a lo sumo como hicieron en su época tipos como Roy Thomas o Jim Shooter, lo hace en trece y sin respetar ninguna periodicidad. Los Vengadores, perdón los Ultimates, participan en misiones de intervención en países extranjeros del cacareado Eje del Mal para proteger el modo de vida americano mientras que a su alrededor se entrecruzan varias conspiraciones que confluyen en un único enemigo, Loki compinchado con los Supersoldados Soviéticos, uy perdón Libertadores y un traidor dentro del grupo que invaden EEUU. Al final, todo el revoltijo lo soluciona con un par de capítulos de mamporreo generalizado y una gran splash page de…¡¡¡ ocho páginas!!!.
El guión de Millar, quitando los detallitos mencionados, tiene también cosas interesantes. A través de su caracterización de los personajes, deja claras las posiciones que se viven en EEUU en temas como la intervención en Irak y el terrorismo sin tomar abiertamente partido por ninguna de ellas y unos diálogos gamberretes a lo “enfant terrible”. Respecto al dibujante Bryan Hitch, hay que decir que, sin quitarle ningún mérito a su habilidad para el dibujo, para mí este señor es más un ilustrador que un dibujante de cómics porque su coherencia narrativa es más bien escasa y sus personajes, aunque son de un detallismo extraordinario ayudados por su constante homenaje a actores y películas, me resultan hieráticos y las escenas de lucha confusas. En conclusión, esta segunda etapa de los Ultimates no aporta nada nuevo respecto a lo que se inició en la primera: acción desenfrenada, personajes excesivos y una narración escasa que supongo queda enmascarada con la irregular periodicidad que ha tenido la obra (si leen toda la etapa de corrido lo notarán).
De la edición de Panini pues bastante correcta salvo por el pequeño detalle de incluir en la numeración los Anuales que nada tienen que ver con el arco argumental de la serie y que son bastante flojillos (en otros tiempos y otras editoriales estas cosas se vendían fuera de la colección y como extras). Son los números 4 y 9 por si alguien está todavía a tiempo de ahorrárselos.
Esperemos que en la próxima etapa de los Ultimates Jeb Loeb y Joe Madureira ofrezcan al menos mayor regularidad.
Si quieren leer algo sobre la primera etapa de “Los Ultimates” pinchen aquí.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Yo acuso a…¿Dios?



Estados Unidos nos guste o no es la gran potencia mundial en la que el resto de países se fijan para bien o para mal. Además, es un país de contrastes tremendos en el que las situaciones estrafalarias están al orden del día. La última la ha protagonizado el senador demócrata Ernie Chambers, a quién no se le ha ocurrido mejor cosa que presentar una demanda contra Dios por los males y catástrofes del mundo. Cada uno es libre de buscar su minuto de gloria como quiera, aun cuando sea por una buena causa como es el caso, pero, en mi modesta opinión, el buen senador debería defender los derechos de sus representados de una manera más pragmática que interponiendo demandas imposibles. Lo más absurdo es que han admitido la demanda a trámite, lo que vuelve a dejar en evidencia el absurdo sistema de justicia norteamericano.
Yo no sé ustedes pero a mí hay cosas que me dejan a cuadros…

(En otro orden de cosas más serias, el rumano que se quemó a lo bonzo porque no podía alimentar a su familia en el paraíso europeo ha fallecido. Supongo que no le importará demasiado a nadie…)

martes, 18 de septiembre de 2007

“Barrio” de Carlos Giménez



Para mí es difícil ser objetivo a la hora de escribir sobre “Barrio” del veterano Carlos Giménez porque por un lado se juntan las excelencias del retrato histórico de una época con los recuerdos personales ya que el “Barrio” de Carlos es mi propio barrio, el de mi madre y el de mis abuelos. Yo di mis primeros pasos (hace ya más de treinta) en la casa que había encima de la vaquería que describe Carlos en una de sus historias, pasaba todos los días para ir al colegio del portal donde vivió y mi tío y mi madre me contaron sobre las peleas a pedradas y la venta de tebeos en el Pasadizo o la Cuesta del Moyano. Así que, aunque no de primera mano, las historias que Carlos narra en estas páginas me resultan familiares y entrañables, como supongo que le pasará a muchos, de lo conocido pero no vivido personalmente, aunque sus calles también hayan sido mis calles, tanto por el recuerdo transmitido por unos padres y abuelos que fueron niños en la misma posguerra urbana que también retrata Carlos Giménez en su obra como por haber asistido a los últimos estertores de esa vida de barrio que hace ya muchos años se perdió.
A lo largo de los cuatro volúmenes que componen esta obra publicada por Ediciones Glénat Giménez ha ido evolucionando tanto en lo narrativo cediéndole el testigo del protagonismo de sus historias a amigos y compañeros de generación abandonando en parte el relato autobiográfico de los primeros volúmenes hacia una mayor variedad temática sin perder por ello del norte de lo qué es el objetivo de la obra, rememorar a través del conjunto de esas pequeñas intrahistorias cotidianas la dureza de un tiempo y lugar en el que también había espacio para las pequeñas alegrías de la infancia y la adolescencia que el autor parece añorar. También se aprecía una evolución en el aspecto gráfico, lo cuál es de agradecer en un autor tan contrastado como Giménez, desde la publicación de las primeras historias de “Barrio” hace ya casi treinta años hasta las últimas publicadas el año pasado. Así, Jiménez abandona las composiciones a una página que usara en el primer álbum y que tan bien explotara en su obra más reconocida, “Paracuellos” por una composición de página más moderna y libre basada en viñetas más grandes y detalladas en las que los escenarios del barrio se convierten en los auténticos protagonistas perdiendo de este modo “Barrio” parte del elemento opresivo que destilaba “Paracuellos” en busca de una mayor libertad. Esa evolución, casi ruptura estilística, alcanza su punto culminante dentro de la serie a lo largo de las historias recogidas en el segundo tomo en las que un Giménez en plena forma es capaz de escribir alguna de las mejores historias de su ya extensa carrera. En ocasiones, Giménez aborda la narración de sus historias como narrador impersonal de la historia, dejando que el peso de la misma recaiga en las situaciones y personajes mientras que en otras deja que el dramatismo de la historia se desarrolle a través de los ojos inocentes de un niño que no comprende lo que ocurre a su alrededor, como en "Ese día..." (tomo IV) , para escribir historias tan duras como crueles en las que ajusta cuentas con las costumbres de la época.
En definitiva, “Barrio” es una obra para todos aquellos que quieran saber cómo era España no hace tantos años y aprender a valorar más lo que tenemos ahora. Un cómic que nadie debe dejar escapar.
Aquí podéis leer sobre otras obras de Giménez en "El lector impaciente".

lunes, 17 de septiembre de 2007

“Malas ventas” de Alex Robinson



Acabo de finalizar el tomo que Astiberri ha publicado recopilando la serie “Malas ventas” en la que Alex Robinson (“Estafados”) realiza un relato intimista acerca de seis meses en la vida de un grupo de jóvenes del principio de milenio que deben abandonar su primera juventud para convertirse definitivamente en adultos. Si en otras obras de este subgénero que tan bien explotan – quizás sobrexplotan – los nuevos autores independientes norteamericanos que es el relato costumbrista el autor suele convertirse en el centro de la narración ya sea dando a la misma un tono paródico, como hace Joe Matt en “Pobre Cabrón” o “Buen tiempo” o ensalzando sus experiencias personales en busca de algún tipo de catarsis como Craig Thompson en “Blanquets”, Robinson opta por el relato coral a través de una serie de personajes perfectamente caracterizados que permiten la rápida identificación del potencial lector veinteañero (aquí en España treinteañero, más bien en lo que a emancipación se refiere) al que se presume va dirigida la obra con unas experiencias que no le son del todo ajenas. Así, en “Malas ventas” asistimos a la decepción por la perdida de los sueños, la traición de los amigos y las primera elecciones que señalan el paso a la edad adulta desde el emparejamiento a la perdida de la virginidad pasando por la emancipación y los trabajos aburridos a través de una narración ágil que Robinson va enriqueciendo conforme avanza la historia. Sin embargo, el autor quizás no fiándose del éxito de la fórmula integra un elemento más para enriquecerla: la lucha de Ed y Flavor contra Zoom Cómics para recuperar los derechos del superhéroe creado por el segundo en un claro paralelismo con la situación que se vivió en los noventa entre la Marvel y muchos de los autores que crearon y desarrollaron sus principales personajes. De este modo, Robinson va configurando un pequeño microverso de situaciones y experiencias entrelazadas que hacen de “Malas ventas” una lectura entretenida y agradable, en la que la riqueza de los personajes y la humanidad con la que Robinson sabe dotarles los convertirán en entrañables conocidos del lector, que asistirá a sus alegrías y decepciones como un amigo más de la pandilla y no podrá evitar el regusto de nostalgia al separarse de ellos al final de la obra.
Otro de los alicientes de esta obra es comprobar la evolución de Alex Robinson en la que partiendo de una variopinta colección de influencias que van desde Robert Crumb, Joe Matt o Will Eisner pasando por los cómics genuinamente “mainstream” demostrando ser capaz de integrarlas en su obra para desarrollar y explotar nuevos recursos narrativos que lo convierten en un autor a seguir.
Respecto a la edición de Astiberri comentar que está a la altura de la excelencia con que esta editorial suele tratar su catálogo. Sin embargo, apuntar que por un error de impresión (faltaba una página) la editorial debió retirar la primera edición de la misma (la de lomo azul que aparece en la imagen) y sustituirla por una nueva, debidamente corregida, de lomo verde. Que no les den gato por liebre…

domingo, 16 de septiembre de 2007

Enhorabuena, campeones

A menos de tres horas que España juegue contra Rusia la final del Europeo de Baloncesto, quiero felicitar públicamente a este grupo de jugadores que nos han hecho disfrutar, vibrar y entusiasmarnos una vez más a todos los que somos seguidores del Ba-lon-ces-to – y aquellos que no lo son – como vienen haciendo desde el ya lejano Mundial Junior 1999 y rubricaron en el Mundial Senior 2006, haciendo gala, aparte de desparpajo en la pista, de cómo se puede conciliar deporte y profesionalismo sin endiosamientos pueriles.
No sé si ganarán esta noche a Rusia (espero que sí) pero para mí ya han ganado.

¡A por ellos, campeones!

viernes, 14 de septiembre de 2007

Tres finalistas para los “Oscar”, ¿alguien las ha visto?

Curioso el dato que las tres películas españolas elegidas para intentar representar a España en la ceremonia de los Oscar todavía no se hayan estrenado. ¿Será sintomático de algo? Se me ocurre, a lo mejor que el cine español, aunque no se cansen de repetirnos lo bueno que es – y hay algunas excepciones que realmente lo son – no conecta con el perfil del público que actualmente va a las salas. Pero, a lo que vamos, las candidatas son:

- “Las Trece rosas”, que cuenta la historia de trece mujeres republicanas fusiladas en Madrid en las postrimerías de la Guerra Civil. La dirige Emilio Martínez Lázaro (“El otro lado de la cama”, “Lulú de noche”) y cuenta con la presencia de Pilar López de Ayala (“Juana la loca”) como uno de los principales alicientes para ir a verla. Se estrena el 19 de octubre.

- “Luz de domingo” de José Luis Garci (“Volver a empezar”). ¿Cuántas veces ha estado en la terna este hombre? Yo creo que no falla ningún año lo cuál no deja de parecerme un poquito inquietante y preocupante. En esta película adapta un relato de Ramón Pérez de Ayala en lo que se supone va a ser una denuncia del caciquismo del siglo XIX. Sin saber casi nada de la película, casi me la imagino plano a plano. Si quieren verla, a partir del 16 de noviembre.

- “El orfanato” de Juan Antonio Bayona, una historia de fantasmas en el que Belén Rueda ("Mar adentro") regresa a un orfanato donde pasó su infancia, es la que a priori más me atrae. ¿Por qué? Varios motivos. Ser de un director novel con una propuesta por el género de terror interesante, ser una película de género que puede ser mejor entendida fuera de nuestras fronteras que las dos anteriores y contar con el amigo Guillermo del Toro (“El laberinto del fauno”) como coproductor, cuya presencia me da ciertas de garantías. Al parecer en Cannes, donde fue presentada, gustó bastante. Se estrena el 11 de octubre.

Bueno, se abren las especulaciones. Sin haber visto ninguna, ¿cuál elegirían? Yo lo tengo claro. La respuesta el día 27 del corriente y el 22 de Enero sabremos si la elegida opta al final a la figurita del tío Oscar.

“Cabo Trafalgar” de Arturo Pérez-Reverte.





Si hay un autor que parece haber apostado por la novela histórica como medio de divulgación y revalorización de nuestro pasado histórico en estos momentos que desde diferentes ámbitos se esfuerzan en negar y rescribir los acontecimientos al servicio de un oportunismo político cuánto menos discutible, ese no es otro que Arturo Pérez-Reverte, y “Cabo Trafalgar” es un buen ejemplo de ello.
En “Cabo Trafalgar”, Pérez Reverte se retrotrae al año 1805 para realizar una recreación de la batalla de Trafalgar en la que la flota hispano-francesa fue completamente derrotada por la inglesa al mando del almirante Nelson. Para ello, Pérez-Reverte realiza un relato de la batalla y sus prolegómenos a través de la voz de tres personajes distintos embarcados a bordo de la nave Antilla, tres personajes de distinta extracción social que sirven al autor para ofrecer distintos planos y secuencias de la batalla así como hacer apuntes sobre la situación social e histórica de la España del momento.
Pérez Reverte sigue un esquema similar al de anteriores obras, como “La sombra del águila” o su celebre saga de “El capitán Alatriste” se aproxima a un acontecimiento crucial de nuestra apasionante historia nacional a través de unos protagonistas ficticios que le permiten encuadrar al lector en el contexto histórico en el que se desarrolla la trama. Probablemente, “CaboTrafalgar” es la novela en la que Pérez Reverte ha intentado ser más fiel a las crónicas históricas describiendo el desarrollo de la batalla y sus antecedentes mediante una narración ágil, que casa bien para describir las sensaciones que debían vivir los protagonistas de las grandes batallas navales. Como es característico en su obra, Pérez Reverte da voz a sus protagonistas para narrar los acontecimientos en los que participan a través de un estilo directo y conciso, no exento de jerga ni vulgarismos propios de la época y la extracción de los personajes, dotando de una personalidad desencantada y amargada a unos protagonistas que a pesar de sus esfuerzos asisten impotentes a la derrota en la batalla y la decadencia de su país.


Lo más destacable de “Cabo Trafalgar” es que se trata de una novela entretenida, que se lee de un tirón, siendo un buen punto de partida para aquellos que quieran profundizar en el conocimiento de la historia y demuestra que en España se pueden realizar buenas novelas sobre motivos históricos navales, terreno que parecía acotado para escritores anglosajones como Patrick O´Brian.
Ya saben, si no tienen nada mejor que hacer este fin de semana embárquense a bordo del “Antilla” y participen en el mayor combate naval de la historia. Seguro que lo disfrutan.