jueves, 4 de octubre de 2007

“Sambre” de Yslaire y a veces Balac



Hoy toca uno de esos clásicos del cómic europeo que todo el mundo elogia a pesar de sus importantes defectos. Me refiero a “Sambre”, la obra de Yslaire aunque para el primer álbum y parte del segundo contase con la colaboración de Balac (Yann).
La obra de la que se llevan publicados cinco álbumes (los cuatro primeros con la historia de la segunda generación (1847-48)y el quinto con el inicio de la tercera) narra la trágica y dramática historia de los Sambre, una familia aristócrata en la turbulenta Francia de la fallida revolución de 1848, en la que sus miembros se ven presos de sus pasiones, odios y deseos. Así, en los álbumes de la segunda generación se nos narra la historia de amor imposible que surge entre el joven Bernard Sambre y la bastarda de ojos rojos Julie, una pasión desaprobada por la madre y la hermana de Bernard, Sara, y que ocasionarán más de una muerte. En el álbum de la tercera generación, nos encontramos con Julie presa y rumbo a la Guayana francesa para evitar que se materialice a través suyo la maldición de los Sambre y a Sara, la hermana de Bernard, a cargo del hijo fruto de la relación entre Bernard y Julie, un niño rebelde y consentido.
“Sambre” es al mismo tiempo una obra genial y decepcionante. Por un lado, en los dos primeros álbums en los que Yslaire contó con la colaboración de un guionista tan notable y sólido como Yann nos encontramos ante unos cómics redondos en los que el excelente dibujo de Yslaire está al servicio de la tórrida historia que se pretende contar, pero conforme Yslaire se hace cargo tanto de la parte escrita como de la dibujada la obra cae en incoherencias y lagunas que hacen que el resultado final no sea todo lo notable que debería. Una lástima porque en el apartado gráfico “Sambre” destaca sobremanera. Yslaire demuestra su enorme talento para el dibujo y el detallismo, caracterizando perfectamente a los personajes y dotándoles de una enorme expresividad al tiempo que saca un enorme partido del colorido para reconcentrar las emociones y dotar de dramatismo a la narración, incorporando dentro una gama cromática apagada elementos de un rojo intenso a la manera que un autor tan diferente, en principio, como Frank Miller en su “Sin City”.
De este modo, “Sambre” es una joya a nivel gráfico que todo buen aficionado al cómic debería disfrutar, sin embargo respecto a la capacidad narrativa de Yslaire se mantienen todos los interrogantes a pesar de las buenas sensaciones dejadas tras el último álbum publicado del que no se sabe muy bien si es una huida hacia delante o entra dentro de un plan preconcebido por el autor. Por otro lado, la lentitud de Yslaire a la hora de dibujar, (el primer álbum se publicó en los ochenta) hace que la publicación de cada nuevo álbum sea un acontecimiento noticioso y las dudas persistan. De momento, cuenta con mi voto de confianza.
Respecto a la edición de Glénat, excelente.

Títulos publicados

- “Ya nada me importa…”
- “Sé que vendrás…”
- “Revolución, revolución…”
- “Tal vez hemos de morir juntos…”
- “Maldito sea el fruto de sus entrañas…”

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