sábado, 8 de enero de 2011

La trilogía Nefaria, de Jim Shooter y John Byrne.






Panini acaba de reeditar la llamada “Saga de Korvac”, una aclamada saga de “Los Vengadores” que no está nada mal pero que para mí no es la mejor de esa época. Y es que solo tres numeritos antes ("The Avengers" 164 a 166/ "Los Vengadores" 1 y 2 de Cómics Forum) apareció publicada la llamada trilogía de Nefaria, realizada por Jim Shooter y John Byrne, que no sé si se incluye en la edición de Panini pero que sin duda merecería su recuperación porque a mí juicio en esa historia de apenas tres números se resume todo el sentido de la maravilla (frase hueca que de tanto usarla cada vez significa menos) que nos enganchó a unos cuántos a los cómics Marvel hace ya muchos años.



Los Vengadores están en crisis y ni siquiera el regreso a la vida de Wonder Man parecer ser una buena noticia ya que son incapaces incluso de acabar con los robos llevados a cabo por un grupo de supervillanos de medio pelo como Torbellino, Power Man y Láser Viviente que crecidos atacan su mansión. Cuando la batalla está en su apogeo los asombrados villanos pierden sus poderes con lo que son vencidos fácilmente por los héroes que, sin embargo, han de enfrentarse a una amenaza aun mayor a continuación y es que el astuto conde Nefaria manipuló a los tres villanos tontainas para robarle sus poderes y exultante pretende acabar lo que sus esbirros dejaron en el aire. Nefaria va venciendo fácilmente a Los Vengadores uno tras otro y embriagado de poder solo el semiretirado Zumbador es capaz de enfrentar a Nefaria a la única certeza que puede aguarle la fiesta, su condición mortal a pesar de sus increíbles poderes. Un enloquecido Nefaria desafía al Thor en pos de la inmortalidad pero solo la acción conjunta de todos los Vengadores –incluido un renqueante Visión recién recuperado de un anterior encuentro con Ultrón- junto con la triquiñuela de un antiguo aliado de Nefaria ansioso de vengarse de su traición lograrán vencer al villano y despojarle de sus nuevos poderes que, paradójicamente, realmente sí que le hacían virtualmente inmortal.



Esta compleja historia de la que -aunque parezca mentira- he ahorrado bastantes detalles hoy en día daría como mínimo para dos años de tebeos bendisianos pero el antiguo editor la desarrolló magistralmente en apenas tres comic book de la época (uno y medio de Comics Forum). Con o sin razón, se habrá demonizado a Shooter pero nadie podrá negar su talento como escritor en estos números para desarrollar y profundizar en la esencia del género superheroico desde planteamientos aparentemente tópicos pero ricos en interpretaciones y segundas lecturas. Si hace más o menos treinta años cuando algunos de nosotros leíamos por primera vez esta historia lo que nos encandilo fue el ritmo trepidante con que se concatenaban las situaciones la historia resiste perfectamente la lectura en el presente gracias a la inteligente caracterización de personajes que realiza Shooter.



El guionista es capaz de describir con unos pocos detalles a cada uno de los personajes y desarrollar una historia trepidante que no da respiro al lector para pararse a reflexionar sobre el tema central que sobrevuela toda la historia que no es otro que el miedo a la muerte. Nefaria es incapaz de soportar la idea de que puede llegar a envejecer y morir y a través de esa debilidad es derrotado precisamente por un grupo de héroes que están dispuestos a sacrificar su vida y encabezados precisamente por dos tipos que acaban de hacer el camino de regreso del Más Allá, la Visión y un dubitativo Wonder Man.



Shooter escribe una historia maestra del género que cuenta además con la inteligente labor de un John Byrne que ya estaba llamando a la puerta de sus grandes trabajos en “X Men” y “Fantastic Four” y ambos cierran las bocas a aquellos que consideran que en el formato comic book no se podían contar grandes historias de superhéroes antes de “Wathcmen"·. Byrne se muestra ya como un dibujante consumado que complementa y potencia perfectamente la labor de Shooter reforzando sus virtudes y escondiendo sus defectos para poner la guinda una magnífica historia que en mi opinión no cuenta con el reconocimiento que se merece eclipsada precisamente por la fama de la entretenida “Saga de Korvac”. Yo le echaría un ojo y luego me contáis cuál es mejor.

viernes, 7 de enero de 2011

Dave Gibbons y Kula Shaker.

El dibujante británico David Gibbons es mundialmente conocido por haber realizado la maravillosa “Watchmen” junto a Alan Moore eclipsiando quizás injustamente el resto de su larga carrera artística en la que destacan cosas tan curiosas como la portada que realizó para el emblemático “K”, disco de presentanción a mediados de los noventa de “Kula Shaker”, una banda británica de pop influida por las filosofías orientales e hinduistas. En la portada, como curiosidad, todos los personajes e imágenes incluyen la letra K en sus nombres y es un pasatiempo entretenido jugar al quién es quién.

Govinda” es una de las canciones más emblemáticas de Kula Shaker, interpretada con instrumentos tradicionales indios y cantada en sánscrito, ideal para cambiar el chip tras los fastos navideños.

miércoles, 5 de enero de 2011

Queridos editores magos 2011:



Como he sido un aficionado muy bueno y he comprado y leído muchos tebeos durante el año pasado solo os pido que entre el aluvión de novedades con que nos sorprenderéis el año entrante os acordéis de traernos:

Gasoline Alley”, de Frank King.

Agente Secreto X-9, de Dashiell Hammett y Alex Raymond.

Bob Fish”, de Yves Chaland.

«Dago», de Robin Wood.

Hombre”, de José Ortiz y Antonio Segura.



The Death Ray”, de Daniel Clowes.


Sé que estos tebeos son muy viejunos y en ninguno salen superhéroes molones protagonizando megaeventos anuales pero espero que este año atendáis alguna de estas peticiones así como estas otras que he ido realizando por aquí otros años y aunque ya sé que es mucho pedir ojalá que las ediciones sean buenas, bonitas y baratas para que todos estemos contentos.

Ah, por favor, este año no me traigáis como siempre carbón negro porque se lava muy mal y mancho todos los tebeos de tiznotes con los dedos sucios.

Afectuosamente,

PAblo.

martes, 4 de enero de 2011

“Theodore Poussin”, de Frank Le Gall.

Uno de mis grandes descubrimientos del 2010 como lector de cómics ha sido el francés Frank Le Gall (del que solo había leído antes un “Lapinot”) gracias al primer integral en que Planeta ha empezado a recopilar su serie más famosa “Theodore Poussin” en el que se reúnen los cuatro primeros álbumes de la serie, “Capitán Steene”, “El devorador de archipiélagos”, “Maria Verdad” y “Secretos”.

Partiendo de las experiencias de uno de sus abuelos, Le Gall construye a un aventurero peculiar, el quebradizo Theodore Poussin, un joven chupatintas que es el único sostén económico de su familia al que se le abre la puerta a la aventura cuando debe viajar en uno de los barcos de la compañía en la que trabaja a los mares de Indochina. Con el único encargo de intentar dar con la tumba de su tío desaparecido, el capitán Steene, Theodore parte ignorando que un misterioso personaje, el siniestro y maquiavélico Noviembre, intentará por todos los medios evitar que Poussin pueda regresar de nuevo a su hogar, convirtiéndole en una pieza de un juego cuyas reglas desconoce.

Theodore Poussin” es un tebeo que evoca directamente a Pratt y “Corto Maltes” en su defensa de la aventura por la aventura de tal manera que el lector acaba situándose al mismo nivel del protagonista a la hora de ir descubriendo los lances a los que el destino (o sus enemigos) someten a Theodore o Corto. No es esta la única similitud con la obra maestra de Pratt ya que ambas beben de fuentes comunes, de grandes autores de la novela de aventuras y viajes como Jack London, Stevenson, o Joseph Conrad autores cuya influencia no ocultan sino que ensalzan en unas obras que además de su propia importancia sirve como vehículo reivindicativo para el conocimiento de autores clásicos que no debemos dejar caer en el olvido.

A lo largo de los cuatro álbumes que componen la obra asistimos a la enorme evolución gráfica de Frank Le Gall quién poco a poco va dejando a un lado las formas caricaturescas del “Spirou” franquinizado hacia formas más sutiles y refinadas sin perder por el camino el soberbio tratamiento de las atmósferas ni el detallismo con el que construye cada una de las viñetas ricas de personajes, convirtiéndose en un autor “moderno” dentro de la línea clara en la estela del malogrado Yves Chaland aun sin llegar a su nivel de atrevimiento. Al mismo tiempo que es notoria la evolución gráfica también resulta patente la evolución de las tramas que concibe Le Gall quién a partir de “El devorador de archipiélagos” cuenta con la ayuda de Yann, ganando en una mayor complejidad y que obligan al lector mantener constantemente la atención en la historia para no perderse en la cantidad de personajes que van apareciendo y desapareciendo de un álbum a otro siendo finalmente el único nexo que da coherencia a todo el armazón la presencia del protagonista, un Theodore Poussin en el que también se aprecia una evolución enorme del primer al cuarto álbum, dejando de lado su actitud un tanto pusilánime para convertirse en todo un aguerrido lobo de mar. Se nota que Le Gall improvisa muchas cosas pero lo hacencon habilidad para renovar un género desde propuestas que beben directamente de sus autores clásicos y acabar alcanzado su máxima expresión en el tercer álbum de la serie, “María Verdad”.

La edición de Planeta está bastante bien y aparte de los cuatro álbumes reúne varios artículos en los que el propio Le Gall va desgranando el proceso de elaboración de cada uno de ellos.

En definitiva, el primer volumen de “Theodore Poussin” es un tebeo de los que sabe a poco y deja con ganas de más. Ojalá veamos pronto publicados el resto de integrales que completan la colección.

Otras obras de Frank Le Gall en El lector impaciente:

"Atrapados en el pasado"

lunes, 3 de enero de 2011

“Kitaro”, de Shigeru Mizuki.


Shigueru Mizuki es un tipo con un mérito enorme. Que pierdas un brazo en la II Guerra Mundial y logres ganarte la vida como dibujante aprendiendo a dibujar con el brazo que te queda y, de paso, acabes convirtiéndote en una de las figuras más respetadas del cómic nipón me parece ya casi tema para un biopic de Sam Wood. Pero, es que este es uno de esos casos en que la realidad supera la ficción y Glénat y Astiberri se empeñaron el año pasado en reivindicar la obra y figura de este prolífico autor japonés publicando algunas de sus mejores obras. La última de las publicadas por Astiberri es precisamente por la que es más conocido a la que deba buena parte de su fama, el clásico manga de yokais “Kitaro”.

Bajo su aspecto infantil, Kitaro de los Cementerios es un yokai, un ente sobrenatural último descendiente de una casi extinguida estirpe de fantasmas japoneses. Bajo su apariencia inocente y asesorado por la única parte de su difunto padre que se mantiene viva –un ojo-, Kitaro dotado de grandes poderes mágicos se dedica a vagabundear por el mundo ayudando a los humanos y otros yokais frente a todo tipo de curiosas amenazas sobrenaturales.

Esta primera entrega de “Kitaro” es un tebeo sumamente adictivo y fresco a pesar de cincuenta años transcurridos de su primera publicación en Japón. Mizuki aprovecha la fértil mitología nipona, rica en leyendas de monstruos y espíritus, para desarrollar un personaje que se convierte a través de esas aventuras en el guía perfecto con el que adentrarse en ese extraño mundo. para el lector occidental. “Kitaro” es una lectura destinada a un público juvenil en primer término aun cuando incorpore en sus sencillas tramas que aúnan terror macabro e inocencia infantil elementos que la conectan directamente a obras occidentales como “La Familia Addams” de Charles Addams o la posterior filmografía burtoniana y el “Lenore”, de Roman Dirge, con lo que las imaginativas historias de Mizuki llegarán a los lectores más adultos gracias además a unos sorprendentes giros que a mí me recuerdan a la tradición Bruguera.

Kitaro” es un tebeo al que merece la pena darle una oportunidad no solo por su calidad intrínseca sino también por su influencia en mangakas posteriores tan aparentemente dispares como Akira Toriyama y su “Doctor Slump” o Hideshi Hino y su “Onimbo”. Ya me contáis.

Otras obras de Shigeru Mizuki en El lector impaciente:

Hitler: la novela gráfica”

domingo, 2 de enero de 2011

El Texone de Víctor de la Fuente, jibarizado.

No he querido tocar el tema antes para no disgustar a conocidos la Nochevieja, a excelentes blogueros como Emilio o Jesús que llevan años reivindicando la figura del recientemente desaparecido Víctor de la Fuente y la recuperación de su obra pero no me aguanto ya más…

¡¡¡Vaya chasco que me llevé cuando vi en la librería la nueva edición de “Tex” de Aleta/Dolmen el otro día!!!...Y, mira que lo siento. Y mira que esperaba con ilusión este tebeo en particular y el nuevo intento de Aleta/Dolmen por apostar de nuevo por “Tex” en español pero no puedo con una edición así. La reducción del Texone del gran Víctor de la Fuente al tamaño de poco más de un pocket de ases me sobrecogió, me cabreó y, finalmente, no la entiendo.

Se me escapan los motivos. No sé si ha sido por mantener la uniformidad de formato con el resto de publicaciones Bonelli que edita Aleta/Dolmen o por cualquier otro motivo que lo hacia necesario pero publicar a un clásico como Víctor de la Fuente a un tamaño tan reducido que es prácticamente imposible disfrutar de su trazo, de su dibujo elegante y de su especial sentido de la narración es casi peor que no publicarlo.

Es cierto que en su momento Planeta publicó la “Biblioteca Grandes del Cómic: Tex” a un tamaño parecido porque se trataba de la serie regular pero los “Texone” originalmente son a un tamaño mayor que no ha mantenido Aleta/Dolmen en su edición española, como si hiciera en su momento Planeta. ¿Si hace casi diez años se publicaron los Texone de Alfonso Font, Joe Kubert y Jordi Bérnet a su tamaño natural no hubiera sido más fácil y coherente para Aleta/Dolmen continuar con una edición similar? Las tapas duras no me parece que justifiquen la reducción de tamaño.

Qué lástima.

jueves, 30 de diciembre de 2010

La primera pirula del 2011.

Sí, ya sé que se supone que debería estar haciendo listas de buenos propósitos para el año que viene, resúmenes de lo que fue el 2010 y cosas por el estilo, pero uno consulta las novedades de alguna editorial del año que viene y se me pone el ánimo levantisco.

Echadle un ojo al pdf. de las novedades de Norma para Febrero. Más allá de la presencia de cosas interesantes como el tercer álbum de “Long John” de Dorison y Lauffray (esperemos que no sufra el problema de abarquillamiento de la segunda parte) o “El pequeño Christian” de Blutch, lo que me encorajina es que resulta que anuncian a bombo y platillo la edición en cartoné (cara) de “El Hombre Retorcido”, la estupenda historia de Corben y Mignola de la que ya conté algo por aquí cuando apareció hace ya unos cuantos meses. No pasaría nada si no fuese por el pequeño detalle de que la nueva edición incluye aparte de la historia principal y los extras de rigor en forma de bocetos y artículos, dos historias más (“En la capilla de Moloch” y “Aquellos que se hunden en el mar en barcos”) de las cuáles una es inédita, con lo que el que sea completista de “Hellboy” se verá obligado a pasar dos veces por caja.

Ofertar diferentes ediciones es una técnica de venta corriente en otros ámbitos a la que se le resiste la industria del cómic. En el mercado de libros, películas en DVD o discos es una práctica extendida que coexistan diferentes ediciones que aparecen juntas o con poco tiempo de diferencia en las que varían precio, calidades de edición y contenidos, y cada cuál elige la que le conviene sin que nadie se escandalice pudiendo elegir la que le apetece. Sin embargo, en el magro (o no tanto?) mercado del Cómic, donde los potenciales compradores son menos esto no es tan frecuente y hay que usar otras estrategias para vender la edición cara como retrasarla casi un año respecto a la publicación de la barata y que en la cara aparezca una historia extra para que los mismos que compraron la versión barata un año antes se hagan con la cara pagando dos veces por algo que es básicamente lo mismo apelando al completismo y la inmadurez del aficionado al cómic. Negocio redondo pero yo no estoy por la labor porque lo correcto hubiese sido haber publicado las dos ediciones al mismo tiempo (o al menos avisar de las diferencias de contenido antes) .

Probablemente, esto forma parte de los tiempos que nos ha tocado vivir pero me parece que con ello se castiga en exceso la fidelidad de los que puntualmente siguen las series y a la larga solo se logrará que la gente demore la compra de cualquier tebeo a la espera de mejores –y más completas- ediciones optando por otros medios para su lectura. Luego se quejarán...

miércoles, 29 de diciembre de 2010

“Wilson”, de Daniel Clowes.

Uno de los que ha sido sin duda uno de los tebeos del año para mí ha sido la última obra de Daniel Clowes, Wilson”, publicada hace unos meses por Mondadori, obra en la que el autor acomete lo que algunos han venido a considerar su primera “novela gráfica” ya que su publicación se ha realizado directamente en formato libro (o álbum) fuera del canal tradicional de sus trabajos anteriores a través de su comic book “Eightball”. Más allá de cómo se quiera clasificar, para mí “Wilson” es un gran tebeo rico en (re)lecturas y signifcados en el que el autor ofrece una lucida reflexión sobre muchas cosas, incluido el grano que hay más allá de la paja tras tanta categorización al tiempo que entretiene al personal con una historia cómica que esconde, como no podría ser de otra forma en una buena broma, un trasfondo triste, el devenir diario.

Wilson es un inadaptado social cuarentón dicharachero, egocéntrico y con baja autoestima, que avanza hacia la madurez mientras analiza a su manera los errores de su pasado. Wilson ha tenido unos padres, un perro, una hija y varias novias pero su relación con todos esos elementos es tan atípica y anticonvencional que casi es mejor que la descubráis vosotros mismos antes que os la siga contando yo.

En “Wilson”, Clowes construye uno de sus mejores personajes, último eslabón de una tradición de marginados e individualistas que fascina a la cultura norteamericana (probablemente, porque no deja de ser un reflejo exagerado y satírico de algunos de sus rasgos más característicos) cuyo principal exponente en la literatura sea Kennedy Toole con “La Conjura de los Necios” protagonizada por el gran Ignatius J. Reilly y siguierann en el cine películas tan brillantes como “Happiness” de Tom Solondz, o en el cómic Chris Ware con su “Jimmy Corrigan: el chico más listo del mundo”. Clowes plantea con ironía y ternura al mismo tiempo algunos de los problemas principales del hombre contemporáneo - y de cualquier época - que en grados probablemente menos acusados que el huraño Wilson nos hemos planteado todos alguna vez. Temas como la muerte, la amistad, la familia o la comunicación son abordados en esta obra sin caer en el maniqueísmo y dejando que cada cuál saque sus propias conclusiones a través de las tragicómicas vivencias cotidianas de su protagonista presentadas mediante capítulos de una página que se plantean como antihaikus deconstructivos para el lector atento.

Si el contenido de “Wilson” es una lectura amena para cualquiera independientemente de la profundidad o interés con que acometa su lectura, el análisis formal de la obra es un sueño hecho realidad para los teóricos del cómic. Bajo su aparente simplicidad, “Wilson” esconde múltiples preguntas y formas de entenderse que escapan a la categorización en formatos. Cada uno de los capítulos de una página tiene una coherencia propia y encierra una historia independiente y entendible por sí misma que se asemeja en ritmo narrativo al de grandes de las tiras de prensa como Schultz o incluso al de contemporáneos de Clowes como el mismo Ware al tiempo que el conjunto de la historia se va desplegando con fluidez capítulo a capítulo para abarcar en su totalidad un largo período de la vida del protagonista sin que el desarrollo lineal de la trama se resienta gracias a una cuidada y sutil continuidad. Por otro lado, en el aspecto gráfico, Clowes acomete el estilo de dibujo en cada uno de los capítulos de manera diferentes desde planteamientos más caricaturescos y minimalistas a otros más realistas y detallados sin seguir en apariencia un criterio determinado aunque con ello refuerza la atención del lector sobre la narración y la dota de sorprendentes y originales matices exclusivos del cómic.

Sin ir más allá, “Wilson” es un tebeo maravilloso en fondo y forma elaborado por un Daniel Clowes en estado de gracia que se muestra como un profundo conocedor del lenguaje en los que se expresa más allá de las categorizaciones con las que intentemos torpemente atrapar algo tan etéreo como es su talento. Y quizás, en mi humilde opinión, ese sea precisamente la gran enseñanza y el mensaje oculto en esta obra para los teóricos y estudiosos.

Stan “The Man” Lee y Pamela.

XL. También trabajó con Pamela Anderson en Stripperella, una serie animada para televisión…

S.L. Siempre quise hacer una historia con una superheroína atractiva y cuando conocí a Pamela, hallé la inspiración adecuada. ¿Quién no querría ver una versión en cómic de Pamela, una de las mujeres más deseadas? Fue muy divertido trabajar juntos. Ella sabe bien lo que el público quiere.

XL. Sí, no me cabe duda… ¿Necesitó documentarse para crear el personaje?

S.L. Habría estado bien pasar algunas horas en algún ‘club de caballeros’ estudiando a las bailarinas, por el bien de la serie, por supuesto [se ríe]. Infelizmente, no tuve tiempo, tuve que confiar en mi imaginación y en mis recuerdos de juventud.

(Genio y figura…Ayer El Hombre cumplió ochenta tacos. La entrevista completa concedida hace un par de años a “XLSemanal” la podéis leer completa aquí. Excelsior, Mr. Lee y muchas felicidades).

martes, 28 de diciembre de 2010

“666 999” al cine.

2010 será sin duda un año recordado por José Maria Beroy.

A la reedición de buena parte de su obra por parte de las editoriales Diábolo y Glénat se une la noticia de la reciente adquisición de los derechos de “666/999” por la productora de Steven Spielberg, Dreamworks.

Al parecer Hernán Migoya, editor de Glénat, entregó al director de “ET, el extraterrestre” un ejemplar de “Onírica” en la última edición del Festival de Sundance. Spielberg quedó tan cautivado con el apocalíptico cómic de Beroy que puso en marcha los engranajes para hacerse cuanto antes con los derechos de la obra que probablemente llegue a la gran pantalla cuando Spielberg finalice la segunda parte de “Tintin” dado lo apretado de su agenda.

Fuentes bien informadas han comentado que al parecer hubo algunos problemas para que los representantes de Spielberg entrasen en contacto con Beroy ya que este, al confundirlos con testigos de Jehová se negaba a abrirles la puerta. Una vez subsanada la confusión y cobrado un buen dinerillo en dólares contantes y sonantes se rumorea que el artista barcelonés anda haciéndose el despistado, gastando inocentadas por sus blogs para no pagar las numerosas cenas que tiene apalabradas, aunque un reconocido bloguero seguramente interponga acciones legales al respecto.

Hermann autoeditará “Las torres de Bois Maury” en España.

Se confirma el rumor que circulaba de boca en boca por el Expocómic.

Hermann Huppen, molesto por el (mal)trato editorial que últimamente está recibiendo su opera prima, “Las Torres de Bois-Maury”, en España donde se encuentra actualmente descatalogada ha decidido liarse la manta a la cabeza y lanzarse por su cuenta y riesgo directamente a sufragar una edición exclusiva para el mercado español de la misma.

Aprovechando sus nociones de castellano y que los derechos de la obra han revertido al artista, el mismo Hermann se encargará de la traducción de los dos volúmenes integrales de los que se compondrá la nueva edición que, entre otras características, será limitada y numerada con una dedicatoria del autor en cada uno de los volúmenes.

Los interesados en ir reservando sus ejemplares tienen que escribir directamente a la editorial de los Santos Inocentes y esperar hasta el próximo 28 de Diciembre.

¡¡ El Marsupilami existe !!

Según informan desde la prestigiosa revista científica “Nature” se confirma la que podría ser la noticia del año para todos los aficionados al cómic francobelga: la existenca real del Marsupilami.

Resulta que el mismo equipo científico que descubrió hace unos años al llamado Homo Floresiensis en la isla de las Flores ha estado estudiando la presencia de un extraño y huidizo animal cuyas características se ajustan perfectamente a las descritas por el gran Franquin cuando concibió al simpático amigo de Spirou. El equipo científico aparte de restos óseos ha descubierto diferentes indicios que avalan la existencia del marsupilami.

A pesar de la pormenorizada información y lo riguroso del estudio de “Nature” falta la captura de la esquiva criatura para confirmar definitivamente el hallazgo por lo que desde la editorial Dupuis y el Ayuntamiento de Charleroi –patrocinador del equipo de baloncesto Spirou- han ofrecido una jugosa recompensa para quién acuda a la isla de los Santos Inocentes donde habita el simpático animal y la capture. Iker Jiménez ya ha anunciado que va a realizar un próximo reportaje sobre el tema.

Si alguien quiere apuntarse, puede hacerlo en los comentarios.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Más visto que el TBO.

Era tal la importancia de esta publicación -220.000 ejemplares en uno de sus mejores años- y su implantación en la cultura popular de los años treinta a sesenta tal que dio lugar a la frase del título que todos hemos usado alguna vez.

Ahora se anuncia nuevo coleccionable y uno no puede más que reiterar todo lo que ya se ha dicho aquí hace pocos días.

Que se vea de nuevo el TBO y a sus grades autores en los kioscos. Pero, no solo que se les vea sino que se les lea y se les aprecie merced a una selección cuidada, comentada y contextualizada para que los nuevos lectores y aficionados puedan apreciarlos y que haga que merezca la pena seguirla más allá del aluvión de la “oferta de lanzamiento”.

De otro modo, esto es disparar balas de fogueo.

Selección mínima del 2010 de El lector impaciente.

Pues sí, esta semana empezamos con los balances, listados e informes donde cada uno aportará su granito de arena sobre el estado cultural de la nación y cuáles han sido las mejores lecturas del año.

A mí, como siempre, estas cosas me dan una pereza infinita (aparte que la falta de tiempo me puede y sinceramente creo que están porn encima de mis limitadas posibilidades) así que me limitaré a dar mi personalísima opinión sobre lo ya comentado en el blog a lo largo del último año. Un año que ha sido bastante bueno en cuanto a la calidad de nuevas lecturas tebeisticas gracias básicamente a las reediciones de todo pelaje y en Literatura podríamos decir que se ha mantenido, pero que en cine ha ido a peor haciéndome en los últimos tiempos perder la ilusión -no sé si definitivamente- hacia el séptimo arte y llevándome a dejar desierta la categoría.

El mejor tebeo del 2010 para El lector impaciente ha sido:

Notas al pie de Gaza”, de Joe Sacco.

El mejor libro del 2010 para El lector impaciente ha sido:

“Anatomía de un instante”, de Javier Cercás.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Impacientes Fiestas.

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Pues sí, al final me he animado y he hecho mi propia postal. Bueno, básicamente, la ha hecho el maestro Taniguchi y servidor ha añadido el mensajito.
No me voy a enrollar como otros años asumiendo una distante pose desde la que divagar sobre los orígenes de estas fiestas, creencias comparadas o el solsticio de invierno …Y es que tras pasar la Nochebuena y la Navidad 2009 con la pequeñaja ingresada en el hospital con una puñetera bronquiolitis uno agradece el pasar estos días en familia y en casita.
Cada uno sabrá exactamente qué es lo que está celebrando. Yo, entre otras cosas, este año quiero solidarizarme con los papis con nenes hospitalizados y todos aquellos que lo estén pasando mal en estas fechas que se supone es uno de los principales motivos para lo que organizamos las comilonas (sí, ya sé, que te den regalitos es el principal motivo de mucha gente...).
Lo dejo ya que me está quedando más largo que el discurso del Rey. A propósito, creo que no he mencionado que la peque se ha pasado la noche moqueando y ya anda acatarrada…Ups, qué miedito.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Postales Navideñas.

Una de las cosas buenas que tiene esto de escribir un blog es que haces amigos virtuales que se acuerdan de tí y te mandan postales navideñas, lo que, por otro lado, hace más patente lo poco detallista que es uno que no sabe organizarse para estas corresponder. Esta entrada va por ellos:


Gracias, y gracias a todos los que desde sus blogs u otros plataformas sociales han mandado alguna postalilla.

De Roberto Alcázar, Pedrín y los viajes en el tiempo.


Cuando ayer me enteré de la próxima publicación de un coleccionable de “Las Aventuras de Roberto Alcázar y Pedrín” , cómic de aventuras de los años cuarenta y cincuenta que los padres y abuelos de los que leemos este blog devoraban con frenesí cuando caían en sus manos, no he podido dejar de acordarme del maniquí que asistía a los viajes en el tiempo Rod Taylor en El tiempo en sus manos” de George Pal, la mejor adaptación de la maravillosa novela de Wells, La máquina del tiempo”.



Y es que última
mente las editoriales del cómic se están volviendo exploradores del pasado que van desenterrando capa tras capa clásicos nacionales e internacionales en trabajos de campo que a veces no son lo rigurosos que debieran y precisarían de una mejor labor de restauración antes de presentarse al público.

Tras ir completando poco a poco la reedición de autores de los ochenta, setenta y sesenta, ahora parece que se ha puesto la vista en autores y series incluso más antiguas en un intento de seguir explotando comercialmente el único argumento que parece estar funcionando para atraer lectores al tebeo -más allá de reclamo de las adaptaciones cinematográficas- el factor nostálgico.

Y, bueno, vale, no seré yo el que me queje porque el tebeo clásico debería estar siempre disponible pero creo que las grandes editoriales que se encargan de estas reediciones tampoco deberían olvidar con tanto viaje al pasado y la recuperación del tebeo popular de hace sesenta años popularizar y promocionar a los autores presentes y futuros que son por los que ahora mismo habría que apostar si se quiere que el Cómic como medio evolucione y se robustezca frente a otras manifestaciones culturales y de entretenimiento y no transite hacia un callejón sin salida meramente autoreferencial para unos pocos desconectado del presente. Estos tebeos no los van a leer los chavales jóvenes sino mi padre (si se los dejo que está por ver) o yo. Hay mucho talento hay fuera esperando oportunidades.

En fin, que bravo por las reediciones si se hacen con sentido incluso por las que se anunciaron y de ellas nada más se supo perdidas en algún pliegue espaciotemporal (¿Qué fue del "Flash Gordon" de Dan Barry anunciado por Panini?).

Yo, de momento, me voy a ver como la maniquí sigue cambiando de vestidos a razón de uno por segundo. Eso sí, montado en un DeLorean.