Hay mucha gente que cuando un libro les ha gustado mucho como me pasó a mí con la novela homónima de Alberto Méndez como ya les comenté por aquí, se niega en redondo a ir a ver su adaptación cinematográfica por temor a ver contaminada su propia impresión de la historia. A mí personalmente, eso no me pasa y nunca he tenido problemas en ver las adaptaciones de mis obras favoritas aun cuando sólo fuese para poder poner a caer de un burro al autor. Sin embargo, con esta película tenía mis dudas ya que aunque José Luis Cuerda ya me había demostrado su talento como adaptador con sus versiones de “Las lenguas de las mariposas” de Manuel Rivas o “El bosque animado” de Wenceslao Fernández Florez veía demasiado complicado que diera con la tecla para trasladar a la pantalla la belleza y complejidad de la obra de Méndez. Sin embargo, vista la película y aun siendo esta inferior al original se trata de una adaptación más que aceptable apoyada tanto en la labor del director como en el excelente e inteligente guión del desaparecido Rafael Azcona así como en el buen trabajo de un elenco de actores encabezado por un extraordinario Rául Arevalo y una Maribel Verdú que conforme pasan los años va creciendo como actriz.
En la película sólo se adaptan dos de los cuentos de los cuatro que forman la obra, probablemente los que suponen un menor desafío y al tiempo pueden llegar a un público potencial mayor centrándose en la historia de Salvador un diácono a punto de recibir el sacerdocio pero con intensas dudas tras haber participado activamente en la Guerra Civil, por lo que a instancias del rector del seminario se dedica a dar clases durante un año en un colegio antes de tomar una decisión sobre su vocación. Allí, conoce al pequeño Lorenzo y a su madre Elena, una atractiva viuda por la que se siente perdidamente atraído. Lo que Salvador no sabe es que en realidad Elena y Lorenzo están ocultando en su casa a Ricardo, quién es buscado por la policía nacional. Mientras tanto, la hija mayor de Elena y Lorenzo, Elenita y su marido Lalo, afrontan la huida hacia Portugal para evitar la represión.
Era muy difícil llevar a la pantalla la profundidad introspectiva con la que Méndez dotó a sus personajes y, en cierta medida, el guión de Azcona –y es uno de sus logros- ni se plantea lograrlo buscando reflejar sólo en esencia su personalidad en una perfecta simplificación, centrándose en una narración lineal de los hechos que conforman la historia y dejando meramente esbozada la carga dramática que guardan sus particulares historias personales, sin explorarlas en exceso. Cuerda realiza una buena labor de dirección y ambientación de la historia reflejando el ambiente opresivo de la posguerra española y dejando, como es característico en él, mucha libertad para que sus actores se luzcan con excelentes resultados, especialmente en los casos de Rául Arevalo y Maribel Verdú, quienes llevan la mayor parte del peso de la película, logrando trasladar con gran realismo el acoso al que el diácono Salvador somete a Elena, bien secundados por Javier Cámara –quizás demasiado contenido-, un solvente José Ángel Égido y el niño Roger Princep. La parte más floja de la película, es la narración paralela de la fuga de Elenita y Lalo, bastante pobre frente a la calidad del cuento del que parte.
En definitiva, una película bastante digna que se ha visto recompensada con su elección para representarnos en los Oscar, aunque sería sorprendente que estuviera entre las cinco seleccionadas y, sobre todo, que ganara el premio al estar bastante alejada del gusto habitual de los miembros de la Academia.
Ahí les dejo un trailer para convencer a los indecisos aunque mi recomendación es que se hagan con el excelente libro de Méndez que es canela final.
En la película sólo se adaptan dos de los cuentos de los cuatro que forman la obra, probablemente los que suponen un menor desafío y al tiempo pueden llegar a un público potencial mayor centrándose en la historia de Salvador un diácono a punto de recibir el sacerdocio pero con intensas dudas tras haber participado activamente en la Guerra Civil, por lo que a instancias del rector del seminario se dedica a dar clases durante un año en un colegio antes de tomar una decisión sobre su vocación. Allí, conoce al pequeño Lorenzo y a su madre Elena, una atractiva viuda por la que se siente perdidamente atraído. Lo que Salvador no sabe es que en realidad Elena y Lorenzo están ocultando en su casa a Ricardo, quién es buscado por la policía nacional. Mientras tanto, la hija mayor de Elena y Lorenzo, Elenita y su marido Lalo, afrontan la huida hacia Portugal para evitar la represión.
Era muy difícil llevar a la pantalla la profundidad introspectiva con la que Méndez dotó a sus personajes y, en cierta medida, el guión de Azcona –y es uno de sus logros- ni se plantea lograrlo buscando reflejar sólo en esencia su personalidad en una perfecta simplificación, centrándose en una narración lineal de los hechos que conforman la historia y dejando meramente esbozada la carga dramática que guardan sus particulares historias personales, sin explorarlas en exceso. Cuerda realiza una buena labor de dirección y ambientación de la historia reflejando el ambiente opresivo de la posguerra española y dejando, como es característico en él, mucha libertad para que sus actores se luzcan con excelentes resultados, especialmente en los casos de Rául Arevalo y Maribel Verdú, quienes llevan la mayor parte del peso de la película, logrando trasladar con gran realismo el acoso al que el diácono Salvador somete a Elena, bien secundados por Javier Cámara –quizás demasiado contenido-, un solvente José Ángel Égido y el niño Roger Princep. La parte más floja de la película, es la narración paralela de la fuga de Elenita y Lalo, bastante pobre frente a la calidad del cuento del que parte.
En definitiva, una película bastante digna que se ha visto recompensada con su elección para representarnos en los Oscar, aunque sería sorprendente que estuviera entre las cinco seleccionadas y, sobre todo, que ganara el premio al estar bastante alejada del gusto habitual de los miembros de la Academia.
Ahí les dejo un trailer para convencer a los indecisos aunque mi recomendación es que se hagan con el excelente libro de Méndez que es canela final.
1 comentario:
Todavía no he podido ver la película y a este paso tardaré en verla, porque no creo que la estrenen próximamente en tierras británicas. ¡Pero el libro es verdaderamente delicioso! Parece mentira que una voz narrativa tan podersosa como la de Méndez haya permanecido oculta hasta hace unos años. Y lo trágico es que su carrera empezó y terminó con Los girasoles ciegos.
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