miércoles, 6 de junio de 2012

“Los Borgia”, de Jodorowsky y Manara.



 Norma Editorial acaba de publicar en una correcta edición integral los cuatro álbumes que componen la serie “Los Borgia” que ya había editado previamente por separado, como ya hiciera previamente con otras series como Bouncer”. No voy a criticar yo estas ediciones que ofrecen a un precio más económico pero a un tamaño algo más reducido tebeos más que interesantes siempre y cuando la editorial mantenga en el mercado las dos ediciones, aun cuando reconozca que para los  fieles compradores habituales de BD que siguen las colecciones álbum a álbum poca gracia les habrá hecho ver este material de nuevo publicado tan pronto.


En “Los Borgia” se unen quizás a dos de los autores más excesivos, geniales y obsesivos del panorama del cómic europeo, el chileno Alejandro Jodorowsky y el italiano Milo Manara, en un proyecto ideal para sus personalidades, el auge y decadencia de la familia Borgia, la influyente dinastía de papas y militares que dominaron la explosiva Italia renacentista de los siglos XV y XVI.
Jodorowsky aprovecha la leyenda negra en torno a los hechos históricos protagonizados por los Borgia para dar rienda suelta a sus excesos histriónicos encontrando en Milo Manara la caja de resonancia ideal, exigiendo del italiano un plus de esfuerzo mayor al que nos venía acostumbrando otros trabajos. Uno se imagina a ambos pasándoselo pipa imaginando secuencias a cuál más bestia, protagonizadas por los Rodrigo, César o Lucrecia y dejando que los hechos históricos sirvan únicamente de hilazón para concatenar unas secuencias con otras sin profundizar demasiado en la personalidad de los personajes que aparecen en la historia. Con todo, y si se acepta  el juego en los términos de los autores, “Los Borgia” es una serie muy entretenida en la que un soberbio Manara aprovecha el oficio de un teatral Jodorowsky para dar lo mejor de sí dotando de unos extraordinarios fondos medievales y renacentistas a sus magistrales fantasías eroticas.

En fin, “Los Borgia” es una gamberrada frívola un poco pasada de moda, tan talentosa como divertida,  más propia de la década de los ochenta que del siglo XXI en la que se sacrifica el rigor histórico en pos al fantaseo histórico y consiguiendo un difícil equilibrio entre dos artistas tan egocéntricos como brillantes. Eso sí, si algún profesor se lo quiere recomendar a algún adolescente historia no sé si aprenderá pero seguro que quedará más que satisfecho.

martes, 5 de junio de 2012

Cartel Oficial para la 2ª Edición de ESCOGE.

Una buena noticia dentro del panorama de los certámenes de comics es la consolidación del EScenario de CÖmic de GEtafe. Esta segunda edición, que tendrá lugar de 29 al 1 de Junio en el teatro Garcia Lorca de la localidad madrileña, cuenta con un bonito cartel obra del exquisito Enrique Jiménez Corominas.
Toda la información sobre ESCOGE, aquí.

lunes, 4 de junio de 2012

“Superman: La Caída de Camelot”, de Kurt Busiek, Carlos Pacheco y Jesús Merino.



  ECC Ediciones ha recopilado en un único tomo la corta etapa de mi admirado Kurt Busiek junto a los españoles Carlos Pacheco y Jesús Merino en la colección de “Superman”. Se trata de una etapa bastante entretenida en la que se introducen algunos elementos de los que tomó buena nota Morrison para su actual "Superman".

Esta  etapa se vertebró en torno a dos tramas distintas. Por un lado, el enfrentamiento de Superman con un nuevo villano, el Proyecto 17, que es un alienígena sometido desde su infancia a experimentos en una base militar soviética. Cuando se libera, el extraterrestre desarrolla superpoderes parecidos a los de Superman con los que pretende vengarse de la humanidad a la que culpa de sus desgracias buscando en Superman a un aliado en su cruzada. Por otro, la trama más ambiciosa gira en torno a la aparición del hechicero Arion de Atlantis en Metrópolis, quién a partir de una visión de un oscuro futuro prevé que la acción de Superman y el resto de superhéroes alienígenas que protegen la Tierra conllevará a la larga la destrucción de la Humanidad a manos del malvado Khyber. Arion pide a Superman que abandone su labor protectora poniendo al Hombre de Acero ante un problemático dilema.

Sin llegar al nivel de la magistral “Identidad Secreta”, Busiek vuelve a demostrar que Superman es un personaje que se le da especialmente bien en esta entretenida etapa con mucha más chicha de la que pueda esperarse en un principio ya que cualquier otro se hubiera limitado a hacerse un lado y dejar que un dibujante estrella como Carlos Pacheco campara por sus respetos reinterpretando la historia.

 Entendiendo a la perfección que Superman al ser invencible en el combate físico se vuelve especialmente interesante cuando se ahonda  en sus conflictos psicológicos, Busiek se mueve perfectamente entre los pliegues del personaje incorporando situaciones que le hacen cuestionarse constantemente su autoproclamada tarea de campeón de la humanidad. Por un lado, con la presencia de Proyecto 17, una especie de Frankenstein alienígena, reflejo deforme y trágico del kriptoniano, y, por otro, con la tesitura planteada por Arion, personaje mágico del rico panteon DC que Busiek, gracias a su conocimiento de los personajes de la Casa, revitalizó para plantear a Superman un interesante conflicto respecto a su rol como héroe.
A todo esto, Busiek plantea todas esas cuestiones de trasfondo dejando espacio para el lucimiento del tándem gráfico Pacheco/Merino quiénes realizan un trabajo espectacular no solo en su retrato del Hombre de Acero sino también de toda la galería de personajes secundarios que le acompañan. Inteligentemente, los gaditanos se alían con un guionista de la talla de Busiek, con el que ya habían colaborado anteriormente en “Arrowsmith”, logrando un estupendo equilibrio y complementariedad del que sale beneficiada la trama y da una mayor enjundia a su trabajo. Busiek es consciente de las capacidades del duo  Pacheco y Merino y les permite lucirse cambiando constantemente las localizaciones e introduciendo multitud de personajes invitados y enemigos exigiendo lo mejor del dibujante y el entintador.

En fin “La Caída de Camelot” fue una etapa intensa, divertida y lamentablemente demasiado corta en la reciente historia reciente de “Superman” vistas las ganas que le pusieron unos autores que introdujeron conceptos que podrían haber dado todavía más de sí y toda una lección de como revitalizar un personaje contentando a todo el mundo. Lástima que no haya cundido el ejemplo.

domingo, 3 de junio de 2012

De cuando a Lou Reed le gustó –demasiado- Nazario.


Ains  finales de los setenta y sus movidas…Época efervescentes de gran creatividad  de la que hoy en parte se sigue viviendo. Y también una época de grandes abusos.

 Resulta que allá por 1979 el omnipotente Lou Reed por entonces amo y señor de lo modernos con su The Velvet Underground le gustó la portada que para el que era por aquel entonces un fanzine españolito con pretensión de revista llamado “Rock Comics” hizo un tal Nazario Luque utilizando la hermosa ilustración por la cara para la portada de su disco doble “Take No Prisoners”.

La cosa quedó ahí porque entre otras cosas el disco en España se editó con una portada distinta y solo hasta años más tarde cuando se publicó el CD con la portada original Nazario no reclamó sus derechos en los tribunales.  Así, en el año 2000, y a pesar de las feas maniobras de los abogados de la discográfica, en el juicio se reconoció que la inspiración de Brent Bailer, el dibujante de la portada del disco, había sido la portada de Nazario, uno de los más brillantes dibujantes del underground español. Y si no lo creen, que se lo pregunten al señor Reed

A Nazario  le pagaron cuatro milloncejos de las antiguas pesetas, pero si en su momento le hubieran reconocido su trabajo probablemente hubiera cedido la imagen gratis.

Aunque Reed sea el malo de esta historia aquí os dejo una de sus clásicas canciones incluidas en el  disco para limar asperezas, “Sweet Jane”.


viernes, 1 de junio de 2012

“Criminal 6: El último de los inocentes”, de Ed Brubaker y Sean Phillips.


Llevaba denunciando en las últimas entradas dedicadas a “Criminal”, la serie hard boiled realizada por Ed Brubaker y Sean Phillips, un preocupante acomodamiento que hacia la serie predecible y sin chispa. No es que las nuevas historias hilvanadas por Bru y dibujadas con primor por Phillips adolecieran de graves defectos, al contrario eran canónicas en su ortodoxa traslación de las convenciones del género, pero sí habían perdido  la frescura y la expectación que las primeras  ofrecieron. Y, con este panorama desalentador,  llegamos a la sexta entrega de la serie que acaba de publicar Panini, "El último de los inocentes", sorprendiéndonos los autores con la que es la mejor historia de la serie, no solo por su excelente guión sino por su atrevimiento a la hora de aportar novedades gráficas que replantean las posibilidades del género en el medio homenajeando al mismo tiempo dversas publicaciones clásicas del cómic norteamericano.

El último de los inocentes” desarrolla un tema clásico dentro del género negro, el del marido que planea matar a su esposa, a través de la primorosa caracterización del protagonista Riley Richards, el aparentemente perfecto triunfador que tanto idealiza la sociedad norteamericana que, en realidad,  bajo su estudiada puesta en escena  esconde a un tipo siniestro y cerebral dispuesto a conseguir sus objetivos a cualquier precio. De este modo,  a pesar de casarse con la bella hija del hombre más rico de su pueblo en el pasado, el descontento Richards, de regreso a este a raíz de la enfermedad de su padre se reencontrará con sus antiguos amigos y rememorará su pasado ideando un astuto plan para acabar con su esposa sin perder su herencia.
Brubaker ha desarrollado en “El último de los inocentes” una absorbente historia de personajes oscuros y autocomplacientes aprovechando los flashbacks de los idealizados recuerdos del protagonista para ofrecer una visión ácida y descreída del edulcorado sueño de la juventud americana de los años sesenta. El guionista, como ya nos tiene acostumbrados en esta serie, demuestra su amplio conocimiento del género usando como inspiración más que evidente en ocasiones a James Ellroy y construye una trama sólida en la que se entrecruzan marginalmente algunos de los protagonistas de anteriores arcos que contentará a los lectores más conservadores.


Sin embargo, es en los detalles y en el acabado gráfico donde se nota la ambición del equipo creativo, que  ha dado un paso adelante homenajeando de manera más o menos evidente algunas de las principales publicaciones de cómics de los años sesenta. Por un lado, con la relectura del protagonista de un número de “Crime don’t pay”, la clásica publicación de género negro  que sirve de inspiración a sus planes y, por otro, con  la plasmación de los recuerdos idealizados de los protagonistas  imitando la estética naif de Bob Montana, padre gráfico de la revista "Archie", cómic  romántico sobre antonomasia protagonizado por una panda de chavales adolescentes, en un guiño a dos de las grandes corrientes temáticas de los comics books de los sesenta. Esa introducción de una nueva estética aporta al lector una mayor riqueza de matices aprovechando Phillips magistralmente las posibilidades únicas del medio a la hora de trasladar al lector más medios para entender la compleja psicología del personaje protagonista contrastando fuertemente el dibujo amable a imitación del de Montana de los recuerdos idealizados del protagonista tanto con la crudeza de los hechos narrados, impensables en la publicación original como con la sobriedad del estilo realista y expresionista habitual que Phillips utiliza para narrar la historia en el presente.



No creo que me equivoque mucho en considerar “El último de los inocentes” el mejor trabajo de Phillips y Brubaker hasta la fecha y todo un sopapo a aquellos que considerábamos que “Criminal” era una serie que empezaba a acusar cierto agotamiento, dando sus autores toda una lección de cómo renovar el interés de su propuesta manteniéndose absolutamente fieles a sus principios a través de uno de los mejores tebeos que he leído a lo largo del año y poniendo el listón muy alto para las próximas entregas. Habrá que ver si son capaces de superarse. Yo ya no lo dudo.

jueves, 31 de mayo de 2012

“El gran muerto”, de Règis Loisel, Djian y Vicent Mallié.


Planeta reactiva su línea de BD para presentarnos la última serie de Régis Loisel, una interesante aventura de fantasía y misterio de la que se han publicado tres álbumes en Francia y que en España han aparecidos recopilados en un único tomo.

Pauline viaja hasta la Bretaña francesa para recluirse en el campo a preparar un examen. Nada más llegar a su destino conoce a Erwan., un joven de la zona que tras ayudarla a arrancar el coche la invita a su casa. A partir de ese momento, los destinos de Erwan y Pauline se entrelazan ya que los jóvenes son trasladados a un extraño mundo paralelo en el que unos pocos días corresponden a varios años en nuestro mundo y en el que Erwan ha de renovar un extraño ritual para mantener la paz entre los distintos clanes. Sin embargo, algo pasa y cuando, pasados dos años, Erwan regresa al mundo normal descubre que todo parece ir irremediablemente mal en la Tierra e intentará encontrar a Pauline quién ha sido madre de una misteriosa niña que parece ser la llave de todos los misterios.

Régis Loisel se encarga junto a Djann, uno de sus colaboradores habituales, del guión de esta entretenida serie de  fantasía que va de menos a más captando el interés del lector ante el aluvión de misterios que rodean a los protagonistas. En el apartado gráfico, Loisel cede los lápices a Vicent Mallié, con quién ya colaboró en las últimas entregas de “La búsqueda del pájaro del tiempo”, quién realiza un gran trabajo con un dibujo adaptado a la perfección a las características de su maestro y que hubiera merecido una edición a mayor tamaño.

En definitiva, “El gran muerto” es una serie muy entretenida que cuenta como principal defecto el no haber concluido todavía en Francia con lo que deja al lector colgado en lo más emocionante sin desvelar ninguno de los misterios planteados y sin saber a ciencia cierta cuándo y cómo podrá hacerse con el resto de la serie. Teniendo en cuenta que Planeta ha publicado todo el material disponible, es de esperar que en un par de lustros podremos enterarnos de cómo prosiguen las aventuras de los protagonistas.

miércoles, 30 de mayo de 2012

“Los Micronautas”, de Bill Mantlo, Michael Golden y otros.


Que largos eran los veranos de antaño en los pueblos de la piel de toro cuando los niños urbanitas que fuimos nos dispersábamos durante los meses de verano por las tierras de nuestros ancestros a conocer otros tipos de calor y aburrimiento. Había momentos de esparcimiento, claro, pero en aquellos tiempos  y en aquellos pueblos o los tebeos te los llevabas de casa y los releías hasta aprenderlos de memoria o te dedicabas, tras ver “La fuga de Logan” o “El coche fantástico” después de comer, a intentar dormitar hasta que bajaban los calores mientras la casa familiar permanecía en penumbra sumida el sacrosanto mandamiento de la siesta. Ante ese panorama, descubrir en el estanco del pueblo –una casa como otra cualquiera en la que vendían tabaco y libros de baratillo- revistas y tebeos polvorientos de dudosa procedencia, el número de “Los Micronautas” de Ediciones Vertice que reproduzco más abajo salvó mi cordura.
“Los Micronautas”, un grupo de rebeldes interdimensionales exiliados en la Tierra desde su Microverso de origen perseguidos por un cruel dictador dispuesto a acabar con ellos a cualquier precio, era una epopeya cósmica a la altura de “La Guerra de las Galaxias” pero que reducida a las dos aventuras que incluía el tebeo proporcionó a mi imaginación infantil emociones y aventuras sin fin intentando adivinar como continuaba la historia. Me pasé aquel verano y algunos años más buscando la continuación de las aventuras de aquellos personajes pero entre que Internet todavía era Ciencia Ficción y los escasos ejemplares del Rastro se escapaban de mi exiguo presupuesto no fue hasta muchos años después –y una curiosa serie limitada en la que los Micronautas compartían protagonismo con La Patrulla X por medio- en que pude leer completa la saga y comprobar que aquel tebeo tan sobresaliente no solo había sido mágico para mí sino que además pertenecía a una brillante serie de culto al menos dos veces maldita.

Y es que “Los Micronautas” habían nacido en 1979 de la unión de dos autores tan extraordinarios y contestatarios como el esquivo Michael Golden y el sorprendente Bill Mantlo a los que por desgana u olfato para los cómics Starlin dio libertad para  convertir lo que en principio no era más que una serie limitada para promocionar los muñequitos articulados de una empresa juguetera en una aventura épica de alcance cósmico plagada de personajes carismáticos, un canto a la aventura que se extendió durante casi sesenta números y cuatro años gracias a la habilidad de Mantlo para renovar el interés de los lectores, aunque Golden tras los espectaculares doce primeros números abandonase la serie, siendo sustituido por gente tan competente como Howard Chaykin, Pat Broderick, Butch Guice, o Gil Kane, entre otros.
“Los Micronautas”, a pesar de su brillantez y ser uno de los mejores tebeos Marvel de los primeros ochenta, hoy en día es un tebeo olvidado, salvo para unos pocos, ya que por un problema de derechos no se puede o no se quiere reeditar llamado a convertirse en una leyendapara los nuevos lectores que ya no disponen de estancos ni kioscos donde encontrar tebeos antiguos. Por suerte, estos sí disponen de Internet para conocer, valorar y reivindicar esta obra y a sus creadores aunque sea a través de una fría pantalla. Buscadla y disfrutadla.



martes, 29 de mayo de 2012

“First Ware: Batman y Doc Savage”, de Brian Azzarello, Jason Starr, Phil Noto y Phil Winsdale.


Tras la publicación de la serie limitada “First Wave” en la que Azzarello y Morales presentaban  las bases de un mundo paralelo en el que conviven justicieros clásicos de los pulps y el género superheroico caracterizados por no tener superpoderes, ECC publica este mes “Batman/Doc Savage Special” y “First Wave Special” en un único volumen, los dos especiales que en cierto modo sirven de prólogo y epílogo a esa miniserie y en la que los caminos de algunos de sus principales protagonistas vuelven a cruzarse.
En “Batman/Doc Savage” la irrupción del Hombre Murciélago ha supuesto una novedad en la corrupta Gotham donde se cuestionan los métodos del nuevo justiciero hasta el punto de ser perseguido por asesinato. Doc Savage, que también tiene sus dudas sobre la ética de Batman, viaja hasta Nueva York para investigar al nuevo héroe. Por otro lado, en “First Wave Special”, Richard Benson, un oscuro héroe pulp conocido como El Vengador, ha emprendido en Nueva York su propia cruzada contra los malvados amenazando el statu quo establecido y obligando a Doc Savage y Batman a intervenir.
Los dos especiales que componen este volumen resultan lecturas tan entretenidas como superfluas, ya que poco añaden a las características de los personajes enunciadas en la miniserie “First Wave” y solo sirven para volver a verlos interactuar entre sí y comprobar lo diferente de los métodos de unos y otros. Son historias convencionales, desarrolladas con oficio por sus guionistas, Brian Azzarello y Jason Starr, respectivamente, y resueltas gráficamente con eficacia por parte de Noto y Winsdale. Los dos dibujantes,que curiosamente trabajaron en “Jonah Hex”, tienen estilos muy diferentes entre sí y casi contrapuestos pero el disfrutar de su trabajo es el mayor aliciente  del volumen. Noto es un dibujante elegante, de líneas suaves y colores cálidos que contrasta frente al dibujo más tramado, detallista  y realista de Winsdale.



Las aventuras recogidas en este especial solo sirven para profundizar un poco más en el carácter y personalidad de los principales héroes del Universo First Wave y permitir comprobar al lector lo antagónico o complementario de sus comportamientos y métodos  y sus relaciones entre sí, sin llegar tampoco a profundizar demasiado respecto a lo ya explicado en otros tebeos. En principio, todo es muy correcto, pero sí hubiera sido deseable una mayor ambición por parte de unos autores que se limitan a cumplir con oficio y corrección siguiendo las fórmulas tópicas de los “team up”.


La línea “First Wave” podría haber dado mucho más de sí y todo el entusiasmo que auguraba la serie principal poco a poco ha ido diluyéndose hacia unos cómics que transmiten cierta apatía por parte de sus autores que ya debían augurar su aparcamiento en pos a nuevos proyectos de la editorial como “The New 52” y “Before Watchmen”. Una pena porque en “First Wave” había mimbres más que suficientes para contar historias  interesantes.

lunes, 28 de mayo de 2012

“Severed”, de Scott Snyder, Scott Tuff y Attila Futaki.


Entre las novedades presentadas por Planeta en el pasado Salón del Cómic de Barcelona, destaca “Severed”, el proyeo más personal hasta la fecha de Scott Snyder, el guionista de moda tras darse a conocer en “American Vampire” y ganar fama en las series de “Batman”.  Se trata de una miniserie de siete números para Image en la que Snyder colabora con el dibujante húngaro Attila Futaki en la que es la primera incursión de este en la industria norteamericana.

En 1956, Jack Garron es un entrañable vejete manco que disfruta del movimiento de caderas de Elvis Presley por televisión sentado en el sofá de su casa junto a su señora que recibe a través de su nieto un recuerdo de un pasado olvidado que le devuelve de nuevo al terror de su infancia cuando en 1916 se escapó de casa para buscar a su padre y su destino se cruzó con el de un terrible asesino en serie. Pero, ya se sabe, en los cómics el pasado siempre vuelve…

Scott Snyder y Scott Tuff, los guionistas de la obra, plantean un más que correcto cuento de terror en torno al mito común a todas las culturas del hombre del saco, localizado en los Estados Unidos de la I Guerra Mundial en el que cientos y miles de vagabundos y emigrantes andaban de un lado para otro por el país. 

Los guionistas ponen en tela de juicio el marco romántico que la literatura desde Mark Twain en adelante nos ha querido vender de aquel período con una historia a lo Huckleberry Finn oscuro en la que mezclan la aventura inicática con la intriga y el gore aderezado con elementos sobrenaturales. Sin ser una combinación particularmente novedosa ni original, “Severed” funciona eficazmente y cumple su objetivo de hacer pasar un buen rato gracias a la estupenda descripción de los principales personajes y la dosificación de la tensión que mantiene al lector pendiente en todo momento sobre como se va a desarrollar la historia aun cuando sean perfectamente previsibles los pasos a seguir por los guionistas y las reacciones de los personajes.

En el aspecto gráfico, el primer trabajo para el cómic norteamericano de Attila Futaki pasa con nota ya que realiza una estupenda labor con un primoroso dibujo en acuarela con el que potencia las distintas atmósferas de la obra y la caracterización de los personajes describiendo con acierto desde los descubrimientos idealizados del joven protagonista en su viaje iniciático hasta los deprimentes Estados Unidos de los vagabundos y buscavidas y dando con el punto justo de escabrosidad en los momentos más terroríficos de la obra. Futaki muestra que no está falto ni de talento ni de recursos por lo que le vaticino una larga carrera en Estados Unidos.

 En fin, preveo que, a no mucho tardar y aun a pesar de lo trillado del tema, veremos este “Severed” adaptado al cine o a la tele. Snyder me sigue pareciendo un guionista correcto que se mueve con habilidad por sendas ya transitadas pero al que todavía le falta una obra auténticamente novedosa que certifique todo el interés que suscita.

viernes, 25 de mayo de 2012

Estrella del Norte se casa….¿Y?


Pues eso, que estoy muy aburrido del tema este de que casen al díscolo quebequés Jean Paul Beauvier y el revuelo mediático en torno a la “primera boda gay” de los cómics de superhéroes.

Ni es la primera boda entre superhéroes homosexuales y ni siquiera es el único superhéroe homosexual de la Casa de las Ideas, pero más allá de la inevitable poca documentación de los medios generalistas y el predecible veto de los fundamentalistas de turno que a buen seguro ayudarán a subir las ventas aunque solo sea por llevarles la contraria, poco podemos esperar si entre los propios especialistas lo poco que se destaca a estas alturas de la fiesta es que un muchacho se casa con otro muchacho y su repercusión en los medios sin contextualizar la noticia.

Es estupendo que los cómics de superhéroes estén abiertos a la sociedad y el mundo mostrando la pluralidad humana pero eso no es noticia. De hecho, la homosexualidad en los cómics de superhéroes –por no hablar del Cómic en general- no es noticia y, de hecho, sin tanto marketing pero con mayores posibilidades creativas ha estado presente, ciñéndonos únicamente al género superheróico, desde que a principios de los años ochenta del siglo pasado John Byrne lo introdujera en una serie marginal (pero de culto de las de verdad) como fue “Alpha Flight” al caracterizar a Estrella del Norte (como lo conocemos en España desde hace treinta años cuando empezó a publicar la serie Comics Forum y no Northstar como ahora parece que se empeñan en llamarle). O cuando, en la inevitable “Watchmen” de Moore y Gibbons, pocos años más tarde, volvía a tocarse el tema de pasada al hacerse alguna inteligencia velada a la sexualidad de uno de los personajes secundarios. Por tanto, que no nos descubran el mundo: hace más de treinta años sí que era rompedor y valiente presentar a superhéroes abiertamente –bueno, no tan abiertamente- gays. Pero ello, hoy por hoy no debería ser noticia y que lo sea es señal de lo poco que ha evolucionado el género en estas décadas.

Para mí lo interesante de la boda de Estrella del Norte consiste en que me contesten a estas preguntas…¿Es una buena historia?¿Evoluciona el personaje?¿Evoluciona el género?¿O simplemente estamos ante la penúltima maniobra chusca para, aprovechando los elementos más anecdóticos del evento,  vender más tebeos malos como parece ser, teniendo en cuenta que la competencia ahora se descuelga con la rocambolesca idea de hacer cambiar la identidad sexual de uno de sus personajes emblemáticos?. Si solo estamos ante  este último caso, mi  enhorabuena a los ejecutivos que han sabido buscarse el hueco en los medios para publicitar su producto y mi condolencia a los que comparten como yo la idea que el género superheróico puede dar mucho más de sí. Solo una última consideración a esos visionarios: para que los potenciales lectores que hayan ganado se mantengan tras esta brillante operación comercial hay que dejar que los guionistas y los dibujantes cuenten con la libertad creativa para usar el potencial del género para construir utopías originales y novedosas que nos inspiren y no cíclicos infantilismos huecos protagonizados por personajes planos. Historias como las que hace treinta años sin apoyo de prensa, televisión ni Internet se atrevieron a escribir los señores Byrne y Moore y engancharon para bien o para mal a toda una generación de chavales – y no tan chavales- entre los que me hallé con ideas y conceptos  de los que las grandes editoriales y muchos de sus guionistas siguen viviendo.

De otro modo, esta boda gay no deja de ser una anécdota destinada al olvido tras, como decía Warhol, sus cinco mínutos de gloria.

jueves, 24 de mayo de 2012

“Universo DC: Legados 1”, de Len Wein, Joe Kubert, Andy Kubert y VVAA.


Que el universo DC es un batiburrillo que no hay ente cósmico que lo entienda somos conscientes todos los que más o menos seguimos esto de los tebeos incluidos los jerifaltes de la misma editorial. Por eso mismo, cada cierto tiempo sacan una historia que permita poner un poco de orden y sirva para que nuevos lectores tengan al menos una referencia de la larga y rica tradición de una editorial que lleva generando historias y entreteniendo casi ocho décadas. La última obra aparecida en ese sentido ha sido “Legados”, maxiserie de diez números guionizada por Len Wein y dibujada principalmente por distintos pesos pesados de la editorial entre los que destacan nombres como Andy Kubert, George Perez o Jose Luis Garcia-López. ECC Ediciones, la editorial que la edita en España, ha decidido publicarla dividida en dos tomos cada uno de los cuáles incluye cinco números.

Paul Lincoln, un ciudadano corriente que desde su niñez en el Distrito Suicida ha sentido una especial admiración por los superhéroes a los que ha tomado como modelo de conducta, explica la historia de su vida íntimamente relacionada con la historia y evolución de los superseres, narrando en esta primera entrega desde la aparición de los primeros justicieros en la Golden Age, pasando por la Silver Age hasta el punto de inflexión que supusieron “Crisis en Tierras Infinitas”.


Esta primera parte de “Legados” es como digo una lectura ideal para iniciarse en el Universo DC para el lector neófito, pero también resulta atractiva para los más veteranos por el regusto de cómic clásico y la experiencia y calidad de sus autores ajenos a las nuevas tendencias y maneras que se han impuesto en el género. Es cierto que la idea y el desarrollo de Wein, con un narrador interpuesto que desarrolla la historia desde la fascinación del ciudadano corriente ante los superhéroes, resulta poco original y es tributario en exceso a lo que ya hiciera Busiek en los noventa para la competencia en “Marvels”, pero Wein es un guionista con suficiente oficio y empaque como para gestionar este tipo de historias de una manera que resulte satisfactoria a todo tipo de público.


Sin duda, es en el apartado gráfico donde “Legados” resulta más interesante con las aportaciones de auténticos totems de la editorial DC. De este modo, siempre resulta placentero disfrutar de la corrección de los Kuberts (Andy a los lápices y papá Joe a las tintas) y los elegantes y canónicos Garcia-López y Pérez que vuelven a sentar cátedra sobre como hay que dibujar a todos estos personajes y encontrando tanto en el dibujo hiperrealista de Scott Kolins quién dibuja las primeras páginas de todos los números a modo de entradillas. A modo de complemento, cada número incluía pequeñas historias protagonizadas por distintos personajes relacionados con las distintas temáticas y géneros relacionados con los superhéroes (magia, bélico, ciencia-ficción, etc.) guionizadas por Wein y dibujadas por tipos tan notables como Joe Kubert, Walt Simonson, Dave Gibbons, J.H. Williams III o J.G. Jones.

miércoles, 23 de mayo de 2012

“El infinito”, de Robert Kirkman y Rob Liefeld.


 Reconozco que no he podido resistirme y he dejado que la curiosidad enfermiza me venciese y me he leído “El infinito”, el resultado de la combinación de los dispares talentos del guionista Robert Kirkman y el dibujante Rob Liefeld, editado en un TPB por Planeta en el que la mitad del contenido son extras con comentarios autocomplacientes de los creadores sobre lo molones que son y lo encantados que están de conocerse. La cosa empieza a ser sospechosa desde la introducción porque Kirkman adopta un tono laudatorio hacia Liefeld que incluso hace sospechar que puede llevar a confusión y pensarse que se refiere a otro Rob Liefeld distinto al del autor de “X-Force”. Pero no, basta con echar un vistazo al tebeo para ver que se refiere al inefable Rob de siempre.
El tebeo es una historia de viajes en el tiempo en el que el veterano líder de la resistencia de un futuro tiranizado por una organización conocida como El Infinito viaja al pasado para reclutar a su yo joven y otros resistentes y evitar que el fatal destino se cumpla desbaratando sus planes. Sin embargo, el líder de Infinito y sus sicarios también viajan al pasado para acabar con todos los resistentes.

Como digo, Kirkman se declara el fan número uno de Liefeld y el tebeo está pensado para el lucimiento de este dibujando tipos y tipas de anatomía dudosa, vestidos con armadura y cargados de armas imposibles. En ese sentido, la serie cumple su objetivo y es una sucesión de pim pam pums entre personajes con armaduras dibujados todos con la misma cara y con parecidas armaduras entremetiendo Kirkman en los diálogos una tramilla poco original y tributaria de conceptos como “Terminator”, “Días de Futuro Pasado” o “Cable” -vaya, otra creación de Liefeld- sobre viajes temporales protagonizada por personajes planos e inexpresivos que flotan sobre las páginas y que recuerdan sospechosamente en su diseño a otros que todos conocemos.



En fin, un despropósito total. Al parecer podemos dejar de contener la respiración pensando que esto puede tener continuación poque  tras el cuarto número a Kirkman y a Liefeld se les rompió el amor de tanto usarlo y la serie ha sido cancelada. Un claro candidato a peor tebeo del año.