jueves, 17 de febrero de 2011

“XIII: El Día del Sol Negro”, de J. Van Hamme y W. Vance.

Ya anuncié aquí hace unos meses mi idea de incluir entre las series clásicas a comentar la ya clásica “XIII”, serie belga superventas en media Europa pero no por ello exenta de una calidad que a veces parece no querer reconocerse del todo (como si el hecho de haber obtenido un éxito comercial y el aplauso del público llevara aparejada la negación de otros méritos). Y como no hay nada mejor que empezar por el principio habláremos hoy de “El día del Sol Negro”, el principio de la historia publicada en España por Norma Editorial.

En un aislado pueblecito de pescadores de la Costa Este norteamericana aparece en la playa un hombre malherido. Recogido por una pareja de ancianos que perdieron un hijo en la guerra y curado por una vecina que debido a su alcoholismo abandonó la práctica médica, el misterioso personaje se restablece rápidamente de las heridas físicas aunque mentalmente no recuerda nada de su pasado aun manteniendo intactas habilidades aprendidas como el manejo de armas y técnicas de lucha cuerpo a cuerpo en las que se maneja como un experto, teniendo como únicas pistas de su anterior vida un misterioso tatuaje con el número XIII y una llave. El confundido protagonista empezará a rastrear su pasado para descubrir su verdadera identidad al tiempo que se convierte en blanco de distintos grupos y personajes que parecen conocerle y están dispuestos a acabar con su vida y la de sus nuevos amigos a cualquier precio.

Mucho se ha comentado de la influencia directa de la saga de novelas de espionaje escritas por Robert Ludlum y protagonizadas por el también desmemoriado Jason Bourne iniciada unos años antes en el planteamiento y desarrollo de “XIII”. Tanto que casi no merece la pena insistir en ella reconociendo tal influencia y centrarnos en el desarrollo de otros detalles. En este sentido “El día del sol negro” se muestra como un álbum trepidante en el que Van Hamme no da respiro al espectador para plantearse la solidez de la trama sumergido en el juego de falsas revelaciones, tiroteos y asesinatos a los que se enfrenta el protagonista manejando sutilmente los resortes para dirigir la atención del lector hacia donde le interesa. Precisamente en ese manejo de la intriga Van Hamme se muestra como un maestro jugando con las distintas identidades asumidas por XIII –en este álbum presenta dos de ellas, la de Alan Smith y Jake Shelton- y la mención velada a hechos y personajes que centrarán siguientes entregas para atrapar al lector. Sin embargo Van Hamme no se limita a orquestar la trama y muestra especial cuidado en la ambientación de los detalles cuidando que el resto de personajes presentados de manera más o menos apresurada encajen con estereotipos familiares y escondiendo para el análisis más detallado algunas veladas referencias simbólicas que van más allá de la referida mención a Ludlum para dirigirse a otras tradiciones legendarias. Y es que la aparición de XIII en la playa como un hijo pródigo que es devuelto a unos padres que perdieron a su hijo recuerda el caso de otros padres del Medio Oeste americano que son obsequiados con el hijo largo tiempo negado, no acabando allí el paralelismo ya que ambos vástagos parten para afrontar un destino desconocido y la identidad de su pasado realizando hazañas extraordinarias que les convertirán en supermanes a ojos de los demás...

En el aspecto gráfico, no hay que desmerecer la labor de un William Vance que se muestra como un dibujante sólido y sin fisuras al servicio de las tramas planteadas por Van Hamme. Vance es un dibujante detallista y minucioso especialmente dotado para el dibujo de objetos inanimados y aunque sus personajes son armónicos y vistosos resultan un tanto rígidos lo que juega en su contra precisamente para resolver uno de los puntos fuertes del álbum, las situaciones de acción. Sin embargo, Vance es consciente de esas limitaciones y las resuelve de un modo espléndido usando exclusivamente recursos propios del medio gráfico, dejando el grueso de los hechos a la imaginación del lector y limitándose a sugerir desplazando la atención del lector a objetos secundarios -cristales rotos, la pistola...- y el uso de las onomatopeyas para enlazar con el resultado de la acción. Vance se muestra como un sutil conocedor de los secretos de la composición de página y la narración gráfica convertido en el compañero ideal para el rompecabezas ideado por Van Hamme.

En definitiva, “El Día del Sol Negro” es un brillante punto de partida para una serie en la que la intriga y los misterios son los elementos principales de los que se valen sus autores para lograr el más difícil objetivo, entretener al cada vez más resabiado lector. Visto lo bien que aguanta la relectura el álbum no es precisamente poco.

5 comentarios:

Jordi dijo...

Totalmente de acuerdo con tu reseña. Este primer arco argumental compuesto por los cinco primeros tomos es soberbio, comercial también, pero una cosa no debe quitar la otra. Luego ya entrariamos en la discusión, eterna, de si la serie debió acabar ahí, o estaba alargada artificial e innecesariamente. Una historia a reivindicar una y otra vez. Un saludo.

Toni dijo...

Bienaventurados los que inicien la lectura de XIII por primera vez. Envidia sana me dan.
Yo recuerdo que otro de mis puntales del europeo es esta saga, sobre todo el primer arco argumental.
Debería ser objeto de estudio para iniciados guionistas la labor le Van Hamme en esta saga.
Un saludo.

PAblo dijo...

Jordi,

Bienvenido. Pues sí, tienes razón. El debate de la repetición de estructuras ya lo plantearemos más adelante. De todos modos, es extrapolable también a la otra gran serie de Van Hamme, "Thorgal". A mí lo que me fastidia un poco es que se le quiten méritos por el tema de la influencia en la obra de Ludlum cuando independientemente que el punto de partida sea similar luego la evolución de la historia no tiene nada que ver...

Toni,

Pues sí. Los aspirantes a guionistas deberían tener esta serie como una referencia obligada. Y no solo los de cómics sino también los de la serie de televisión o de cine.

Impacientes Saludos.

Jareth dijo...

Muy buena reseña, Pablo, de una serie que practicamente desconocía, pese a su éxito, hasta ayer. Así es, ayer estando de compras no pude evitar dejarme seducir por el exquisito dibujo de Vance y me lo compré( estoy de acuerdo en que sus figuras son rigidas, pero esa carencia es aún más acentuada en otras de sus obras como "Ramiro". Eso sí, que detalles, que paisajes...fantásticos ). Resultado: ya me he enganchado a otra serie. La verdad es que me ha gustado mucho este primer álbum en general, dejando a un lado sus evidentes influencias, me parecido ágil, trepidante, bien resuelto y de esos que invitan a darle continuidad. Ha sido una grata sorpresa el bucear en la blogosfera y encontrar esta antigua y acertada reseña tuya. Si es que nada escapa a tus impacientes ojos, vigilante!! je,je

Saludos desde dentro del laberinto.

PAblo dijo...

Jareth,

Pues espero que disfrutes la serie y me alegro que la reseña te haya servido de algo. Ya verás como te gusta.

A ver si un día me pongo y voy reseñando la serie álbum a álbum como era mi idea...

Impacientes Saludos.