jueves, 7 de octubre de 2010

“Los Desesperados”, de Mezzo y Pirus.



Escribía ayer en relación con “El Cazador” de Darwyn Cooke de cómo a pesar de ser un buen cómic no aprehendía para mi gusto la esencia formal del género negro y no me quedaba demasiado a gusto con mis explicaciones porque estas cosas son tan sutiles que muchas veces si no caemos en los ejemplos a los demás les puede llegar a entender. Por ese motivo, la relectura de la fantástica edición que Glénat ha realizado de “Los Desesperados”, de los franceses Mezzo y Pirus, me viene al pelo para poner un ejemplo práctico de lo que yo entiendo por un cómic negro que reúne tanto en fondo como en forma todas las características inequívocas del género.

Los Desesperados” es un thriller de criminales fronterizos que, a grades rasgos, nos cuenta una historia convencional dentro del género negro. Un grupo de malhechores se preparan para robar un banco en una ciudad cercana a la frontera mexicana pero su estudiada planificación se ve de pronto en peligro cuando aparece el hijo de una de ellos dispuesto a recuperar el tiempo perdido con su madre, una manipuladora y despótica arpía con la que mantiene una incestuosa relación. desde hace años Cuando todo el atraco se va al traste, la madre y sus dos hijos inician una desesperada huida hacia la frontera.

Los Desesperados” es un cómic que reúne la quintaesencia del género negro. Una historia de criminales y de esperanzas frustradas llena de los personajes y temas arquetípicos de este tipo de historias que los autores caracterizan hasta el punto de destilar su esencia de tal modo que infunden el lector la conciencia fatalista de ser capaz de conocer el destino de cada uno de ellos simplemente porque sus rasgos se asocian como un guante al bagaje –inconsciente- colectivo de tantas y tantas películas y novelas consumidas previamente. Y, precisamente, lo que hace de “Los Desesperados” un tebeo superior a la media no es su innovación del género ni la subversión de sus convenciones para conseguir algo nuevo sino por su capacidad de aglutinar todas sus características en poco más de 100 páginas, convirtiéndose la obra en una especie de piedra rosetta del género negro en los cómics.

Pero, además, de ser una magnífica muestra de hard boiled puro y primigenio en viñetas, conceptualmente se trata de un cómic redondo, diseñado y medido para que, a diferencia de en “El Cazador”, guión y dibujo vayan a la par en una armonía perfecta, más complicada aún si tenemos en cuenta de que estamos hablando de una pareja de artistas y no de un autor único como en el anterior caso.

Pirus construye la historia de un modo ejemplar para ir dosificándola para que poco a poco el lector vaya introduciéndose en el angustioso y tenso universo criminal de personajes corruptos que pueblan las páginas de este cómic a través de un elaborado juego de flashbacks vertebrado en torno a la simbología de la huida por carretera en el tiempo presente sobre el que acaban confluyendo las dos subtramas, la de la madre y los hijos y su incestuosa relación (la del complejo de Edipo es una constante en el género sobre todo en el cine con grandes ejemplos como “Al rojo vivo” y “Los timadores”) y la de la banda de ladrones en torno al discutido líder, en el fiasco de atraco y la posterior fuga.

Pero, para lograr todos esos efectos, cuenta con el fantástico despliegue gráfico de Mezzo quién logra crear la atmósfera fatalista necesaria a través de sus corruptos y feos personajes marcados por su maldad y que inevitablemente recuerdan a un maestro clásico del género negro en el cómic como es Chester Gould y su “Dick Tracy” o un autor tan moderno y visualmente transgresor del mismo como Charles Burns. Pero más allá de la galería de freaks que Mezzo nos muestra, es un dibujante pulcro y limpio en su estilo y sentido narrativo, con una composición de página estudiada en la que alterna las grandes viñetas con otras composiciones más clásicas para que cada encuadre y perspectiva resulte tan perfecta que obligue al lector a demorar la lectura en su contemplación hipnótica haciendo que el ritmo de la lectura se ralentice y la obra adquiera una densidad negra y enfermiza claustrofóbica y agobiante (aun cuando buena parte de la historia se desarrolle en un espacio despejado como es el desierto).

¿Es “Los Desesperados” una obra maestra del género negro en cómic? En mi opinión, sí. Es una obra que destila toda la esencia del género hasta su máxima pureza sin admitir corrupciones de otros géneros y de su análisis otros podrán aprender y desarrollar el género en el futuro. Imprescindible.

Otras obras de Mezzo y Pirus en El lector impaciente:

“Negro Oscuro”.

2 comentarios:

Toni dijo...

Lo he tenido en la mano 7 veces y 7 veces que lo he vuelto a dejar.
Me da que esta reseña tuya va a se la que me empuje, ya que soy un gran fan del género negro.
Saludos.

PAblo dijo...

Toni,

Me alegro de leerte. Ya me contarás. Es la mejor obra de estos autores de lejos.

Impacientes Saludos.