Todo lo bueno se acaba y yo he llegado de momento al final de la relectura de “El marqués de Anaon”, a falta de la publicación en España del quinto álbum aparecido el año pasado en Francia, “La chambre de Khéops”. Un cuarto álbum que deja el mismo agradable sabor de boca que las anteriores entregas y confirma a sus autores como la pareja a seguir dentro del género de época del cómic europeo, pero que supone también una repetición de la misma formula ofrecida en las anteriores entregas y deja abierto el interrogante sobre si los autores serán capaces de mantener el interés mucho más allá, si no incorporan nuevos elementos a la serie.
“La bestia” nos devuelve al marqués de Anaon a los caminos de la Francia prerrevolucionaria, quien en compañía de su primo Xavier, un capitán de dragones de infalible puntería y su regimiento, deben acabar con una misteriosa bestia que está sembrando el terror en las aldeas de los Alpes franceses. En su persecución de la aparentemente sobrenatural bestia, los protagonistas irán sufriendo todo tipo de calamidades terrenas que irán mermando sus efectivos hasta que sólo queden el marqués y su primo quienes harán de la calamitosa cacería un medio para exorcizar sus miedos personales y demostrar su auténtica valía.
Ya he comentado en anteriores entregas la solidez de la propuesta de Vehlmann y Bonhomme quienes han encontrado en esta serie una fórmula que sabe aunar la calidad con el entretenimiento manteniendo en vilo al lector con la trillada formula de enfrentar al protagonista a una amenaza aparentemente sobrenatural que finalmente demuestra tener un origen terreno.
Si el trabajo de Vehlmann es más que correcto y desarrolla con oficio una historia en la que entremezcla la investigación de la amenaza de cada álbum con nuevos detalles que aportar a la biografía del conde, creo que es necesario para mantener el interés de la serie en el futuro que las historias adquieran un tinte más ambicioso, hasta ahora en exceso limitadas por el formato de álbum de cuarenta y ocho páginas (quizás una solución sería contar historias del doble de extensión), aunque el guionista le saque al mismo el máximo partido.
Sin embargo el que no admite dudas y cuyo trabajo hace que la serie merezca la pena es Mattieu Bonhomme, un dibujante en constante evolución a lo largo de la serie y que sabe aunar como muy pocos el clasicismo del cómic de época con las últimas tendencias de la BD, manteniendo un estilo personal fácilmente distinguible. En este álbum, sus soluciones gráficas se adueñan de la narración desde la primera viñeta, destacando la angustiosa y creciente ambientación con la que logra transferir toda la carga psicológica de una historia de supervivencia que se desarrolla en las inhóspitas y aisladas cumbres de Los Alpes, y dejando que la tensión de la historia vaya “in crescendo” sin necesidad del abuso de los cuadros de diálogo.
A la perfección de la fórmula pergeñada por el equipo artístico, sólo se le puede achacar en este álbum ciertos detalles que no quedan bien aclarados pero por lo demás nos encontramos con un excelente álbum que a la falta de la sorpresa de las primeras entregas o la depuración de la fórmula alcanzada en la tercera ofrece una cuidadísima puesta en escena, haciendo que la historia fluya de una manera constante y aprovechando el formato del álbum sin necesidad de alargar la historia en exceso.
Esperemos que el quinto álbum nos ofrezca algo más de lo ya visto hasta ahora para no caer en la sobreexplotación del mismo argumento uno y otra vez y “El marqués de Anaon” siga garantizando por igual entretenimiento y calidad.
“La bestia” nos devuelve al marqués de Anaon a los caminos de la Francia prerrevolucionaria, quien en compañía de su primo Xavier, un capitán de dragones de infalible puntería y su regimiento, deben acabar con una misteriosa bestia que está sembrando el terror en las aldeas de los Alpes franceses. En su persecución de la aparentemente sobrenatural bestia, los protagonistas irán sufriendo todo tipo de calamidades terrenas que irán mermando sus efectivos hasta que sólo queden el marqués y su primo quienes harán de la calamitosa cacería un medio para exorcizar sus miedos personales y demostrar su auténtica valía.
Ya he comentado en anteriores entregas la solidez de la propuesta de Vehlmann y Bonhomme quienes han encontrado en esta serie una fórmula que sabe aunar la calidad con el entretenimiento manteniendo en vilo al lector con la trillada formula de enfrentar al protagonista a una amenaza aparentemente sobrenatural que finalmente demuestra tener un origen terreno.
Si el trabajo de Vehlmann es más que correcto y desarrolla con oficio una historia en la que entremezcla la investigación de la amenaza de cada álbum con nuevos detalles que aportar a la biografía del conde, creo que es necesario para mantener el interés de la serie en el futuro que las historias adquieran un tinte más ambicioso, hasta ahora en exceso limitadas por el formato de álbum de cuarenta y ocho páginas (quizás una solución sería contar historias del doble de extensión), aunque el guionista le saque al mismo el máximo partido.
Sin embargo el que no admite dudas y cuyo trabajo hace que la serie merezca la pena es Mattieu Bonhomme, un dibujante en constante evolución a lo largo de la serie y que sabe aunar como muy pocos el clasicismo del cómic de época con las últimas tendencias de la BD, manteniendo un estilo personal fácilmente distinguible. En este álbum, sus soluciones gráficas se adueñan de la narración desde la primera viñeta, destacando la angustiosa y creciente ambientación con la que logra transferir toda la carga psicológica de una historia de supervivencia que se desarrolla en las inhóspitas y aisladas cumbres de Los Alpes, y dejando que la tensión de la historia vaya “in crescendo” sin necesidad del abuso de los cuadros de diálogo.
A la perfección de la fórmula pergeñada por el equipo artístico, sólo se le puede achacar en este álbum ciertos detalles que no quedan bien aclarados pero por lo demás nos encontramos con un excelente álbum que a la falta de la sorpresa de las primeras entregas o la depuración de la fórmula alcanzada en la tercera ofrece una cuidadísima puesta en escena, haciendo que la historia fluya de una manera constante y aprovechando el formato del álbum sin necesidad de alargar la historia en exceso.
Esperemos que el quinto álbum nos ofrezca algo más de lo ya visto hasta ahora para no caer en la sobreexplotación del mismo argumento uno y otra vez y “El marqués de Anaon” siga garantizando por igual entretenimiento y calidad.
El resto de álbumes de "El marqués de Anaon" en El lector impaciente:
-"La isla de Brac".
-"La virgen negra".
-"La Providencia".
6 comentarios:
Interesante, a ver si me pillo por ahí, y pongo más atención al trabajo de los franceses.
saludos!
pd: Una duda, que estoy entre el Deadman de Neal Adams en formato absolute o no? me lo recomiendas? Que me gusta mucho el trabajo de Adams, pero el formato absolute....no coment
saluti de nuevo!
Disculpas por mi comentario suprimido.
Tienes razón de que con el tiempo, y si nos siguen dando más de lo mismo, es posible que canse. Pero aún no.
También sería un acierto, como dices, que hicieran un número doble (al menos) donde poder pulir más la historia y conocer más pistas sobre el protagonista.
El 5º número pinta la mar de bien y será el primero en el que Pulain pise tierras de fuera de Francia (en el tercero casi lo hace).
A partir de este nuevo número puede que hagan al personaje más internacional luchando contra las leyendas de varios paises del mundo. Es solo una suposición pero por ahí pueden ir los tiros.
Un saludo.
Estoy de acuerdo con que la serie necesita un estirón para romper de verdad, por otra parte, este último álbum me dejó un sabor agridulce en el apartado del guión: hay un momento en el que el oficial explica qué es lo que ha sido del marqués desde el álbum anterior hasta éste, el problema es que se lo explica al propio marqués, aunque en realidad se lo está explicando al lector…
Tocayo,
El "Deadman" de Adams es estupendo con un autor experimentador y con ganas de comerse el mundo. El contenido altamente recomendable, el continente si es absolute no, porque no es el formato original del comic tamaño comic book. Otra cosa es que si no eres tiquismiquis o no quieras hacerte con él en lengua bárbara no te importe ya que probablemente es una obra de la que no habrá reedición en otro formato en las próximas décadas.
Angux,
Veremos ese número cinco que no debe ser malo según el refrán. Yo espero que la cosa rompa a todavía mejor y nos sorprenda Veulmann aunque me parece que la formula tras el tercer álbum es difícil de mejorar .
Ernesto,
A mí no me parece que haya ningún fallo en ese punto. Date cuenta que el primo de Jean Baptiste está manteniendo una conversación en la que le recrimina que ha perdido la energía que tenía antaño. Con ello, Veulmann consigue varias cosas: informa al lector, como tú dices, de lo acaecido en la vida del marques desde los hechos del tercer álbum al tiempo que deja en claro el lamentable esado de ánimo en que se encuentra el marqués frente a la seguridad del primo, un dato importante en la historia.
Más cogido por los pelos es lo que te comento sobre la huella (ojo, que también tiene su explicación pues es un guiño con "Robinson Crusoe" y hace hincapie en el efecto que tiene sobre los protagonistas perdidos en las cumbres alpinas que no habían sido transitadas desde hacia años el descubrimiento de huellas, probablemente conservadas desde la Prehistoria).
Impacientes Saludos.
No digo que la información sea innecesaria, lo que me molesta es la forma de presentarla, demasiado impostada, por ejemplo:
"Pero tu y aquel otro tipo fuisteis juzgados por un tribunal marítimo, después de que os rescataran de la costa de Burdeos...y os absolvieron"
Eso ya lo sabe el Marqués, y sin embargo el primo se lo recuerda como en voz alta a ver si el lector lo pilla :-)
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