Esperaba con más impaciencia de la habitual la publicación de los dos tomos de “21th Century Boys” tras el mal sabor de boca que me dejó el desenlace precipitado y chusco de “20th Century Boys”. Realmente aquel final tan ñoño no hacia justicia a la que hasta el momento había sido una excelente serie en la que su autor, Naoki Urasawa, había demostrado que el éxito de “Monster” no había sido casualidad y podía ser considerados sin complejos uno de los mejores guionistas de cómics actuales, capaz de mantener entretenidos y embelesados a sus lectores durante meses con constantes giros argumentales y reinventando –quizás en exceso- la historia al saltar entre las distintas tramas que mantenía abiertas cuan equilibrista chino haciendo girar los platos. Sin embargo, al final, el plato se cayó y se suponía que con este epílogo en dos volúmenes, “21st Century Boys”, Urasawa iba a arreglarlo, resolviendo todos los cabos que quedaron sueltos. Y sí, nadie puede negar que lo resuelve pero el plato roto lo recompone con pegamento imedio y aunque estamos ante una lectura entretenida de las que Urasawa fabrica como churros la solución final al último gran misterio que suponía cuál era la identidad real de amigo y su origen es resuelto con un hábil truco de prestidigitación y una falta de tensión dramática que a mí tras 24 volúmenes me ha dejado bastante frío (quizás otra cosa hubiese sido si no hubieramos tenido que esperar un año para leeerlo).
Kenji el protagonista de la historia debe introducirse en la atracción virtual de Amigo para desactivar la bomba de antiprotones que aparece en El Nuevo Libro de las Profecías. Allí, se encontrará con su yo de la infancia así como algún personaje que creíamos muerto hacia ya algunos tomos y descubrirá cuál fue el desencadenante de toda la historia y supuso el origen de Amigo. Mientras, en el mundo real, su sobrina Kanna y el resto de los miembros de la brigada de Kenji por fin reunidos velan las últimas horas de Sarakiyo y deben frustrar la reactivación del enorme robot que iba a arrasar Tokyo encargado de hacer explotar la bomba.
Urasawa cierra todas las tramas abiertas a lo largo de los tres años en que se ha publicado la serie pero quizás debido a las enormes expectativas generadas y el desgaste de mantener una serie abierta durante tres años el final no está a la altura del interés suscitado y resulta cogido con alfileres. Y es que estirar tanto una historia como se estiró “20th Century Boys” en tramas cada vez más complejas supone una complicación enorme para cualquier autor por bueno que este sea ya que tanta expectación es muy difícil de satisfacer y al final el autor se ha visto atrapado en la red que él mismo tejió.
Urasawa ha demostrado a lo largo de sus obras publicadas en España que es mejor disfrutar del viaje sin pensar en lo que nos espera al final del mismo y, aunque lo que nos depare la meta no sea más que la fatiga resacosa de una buena noche de parranda, que no nos quiten lo bailado por lo bien que nos lo hemos pasamos durante el viaje.
Yo ya hago cola para sacar billete para el próximo.
Kenji el protagonista de la historia debe introducirse en la atracción virtual de Amigo para desactivar la bomba de antiprotones que aparece en El Nuevo Libro de las Profecías. Allí, se encontrará con su yo de la infancia así como algún personaje que creíamos muerto hacia ya algunos tomos y descubrirá cuál fue el desencadenante de toda la historia y supuso el origen de Amigo. Mientras, en el mundo real, su sobrina Kanna y el resto de los miembros de la brigada de Kenji por fin reunidos velan las últimas horas de Sarakiyo y deben frustrar la reactivación del enorme robot que iba a arrasar Tokyo encargado de hacer explotar la bomba.
Urasawa cierra todas las tramas abiertas a lo largo de los tres años en que se ha publicado la serie pero quizás debido a las enormes expectativas generadas y el desgaste de mantener una serie abierta durante tres años el final no está a la altura del interés suscitado y resulta cogido con alfileres. Y es que estirar tanto una historia como se estiró “20th Century Boys” en tramas cada vez más complejas supone una complicación enorme para cualquier autor por bueno que este sea ya que tanta expectación es muy difícil de satisfacer y al final el autor se ha visto atrapado en la red que él mismo tejió.
Urasawa ha demostrado a lo largo de sus obras publicadas en España que es mejor disfrutar del viaje sin pensar en lo que nos espera al final del mismo y, aunque lo que nos depare la meta no sea más que la fatiga resacosa de una buena noche de parranda, que no nos quiten lo bailado por lo bien que nos lo hemos pasamos durante el viaje.
Yo ya hago cola para sacar billete para el próximo.
5 comentarios:
Creo que la clave, como muy bien dices, está en "capaz de mantener entretenidos y embelesados a sus lectores durante meses con constantes giros argumentales y reinventando –quizás en exceso- la historia"
Exceso: ésa es la palabra.
A mí me pasó con Monster que el final me pareció extraño y flojo y estos Boys los he ido abandonando poco a poco porque ya no sabía ni por dónde iba y más leyendo las opiniones que comentaban que el final y los prólogos no le hacían justicia.
Pero, debo ser de las que no escarmienta, porque la peli está en la lista y la que sea su próxima serie, también!
:-D
Besitos
Efectivamente, aunque el final no ha sido todo lo intenso, sorprendente y redondo que hubieramos deseado y esperado, después de esta obra que se ha eternizado (de todas formas, habitual en los mangas), que "no nos quiten lo bailado". Yo me lo he pasado en grande, y la verdad es que las 200 páginas de cada "tomito" las devoraba en un plis plas. Pero, como muy sabiamente comenta Mar, picaremos con Pluto (si llega), con la peli y con lo que nos echen.
Eduxavi,
Tienes razón. El estirar las historias es un mal endémico de buena parte del manga ya que se tiene un concepto industrial de la obra muy similar al del mainstream norteamericano y que, curiosamente, no se critica tanto. Pocos son los autores que se salvan quizás Hino, Ito y pocos más ya que autores tan importantes como Otomo o Tezuka la sufrieron.
Y, efectivamente, parafraseando a Stan Lee, somos unos "comic zombis" y cuando publiquen "Pluto" probablemente volveremos a picar porque si hay algo que garantiza Urasawa es pasar un buen rato una vez al mes.
Impacientes Saludos.
lol, este comentario llega tarde. conocí tarde esta serie, y todavía mas tarde su conclusión.........
la sensación general es.....no recuerdo cuando (seguramente en los extras del El señor de los anillos) alguien contaba un chisme de Tolkien y de como la visión (era una obra de teatro) de una obra de Shakespeare (no recuerdo cuál y me da pereza buscar en google). La cosa, es que llegado el momento, un bosque parecía acercarse al castillo del protagonista, y a Tolkien, le defraudo muchísimo, que ese bosque, en el fondo, solo fueran soldados disfrazados.
leyendo a Urasawa, y sobretodo "20 century boys" (y su final) he tenido esa misma sensación de "timo". y que finalmente el viaje sea mas interesante que el final es frustrante. Máxime en una serie, cuyo polo de atracción (no el único, pero sí uno de los básicos) es "Friend" y el motivo de su forma de actuar. y quizás lo peor es darse cuenta, después de 24 tomos y muchos euros perdidos por el camino, que todo esa serie era solo una fachada y que detrás no había nada. seguramente Dragon Ball será peor, pero almenos era 1000 veces mas honesta.
ahora solo falta que el final de Lost sea asín............
Pues yo hace tiempo que me temo que el final de Lost "será asín". No hacen más que decir que no, que todo está pensado desde el principio, pero no me lo creo. Aun así picaré, porque le pasa lo mismo que a 20th, el camino se disfruta tanto que el posible borrón del final es perdonable hasta cierto punto.
Publicar un comentario