lunes, 7 de abril de 2008

“Los Falsificadores” de Stefan Rusowitzki


En los últimos años, se han prodigado las películas centradas en el Holocausto judío en los campos de concentración durante la II Guerra Mundial, películas que además suelen ser del agrado de la Academia de Hollywood que las ha premiado con un buen número de estatuillas. Por eso, a nadie pareció sorprenderle que en la mediocre edición de este año de los Oscar se hiciera con el premio a mejor película de habla no inglesa esta irregular coproducción autriaco-alemana.

Los Falsificadores” está basada en un hecho real. Cuando los nazis vieron que la guerra tomaba mal cariz para sus intereses pusieron en marcha la llamada Operación Bernhard, consistente en falsificar las divisas de sus enemigos para llenar sus propias arcas arruinadas y al tiempo hundir las economías ajenas. Para ello, en el campo de concentración de Sachsenhausen reunieron a un grupo de judíos a los que otorgaron un trato privilegiado y bajo la supervisión del también preso Sorowitsch, el mejor falsificador de moneda de su tiempo, lograr falsificaciones perfectas de la libra y el dólar. Los presos intentaron boicotear durante meses la producción de monedas hasta que prácticamente al final del conflicto tuvieron éxito en su gran objetivo, la falsificación del dólar.

Los falsificadores” es una película interesante como irregular, tan llena de posibilidades a la hora de enfocar la historia que el director se ha quedado al final en una anodina tierra de nadie que la asemeja a con otras historias del mismo subgénero con la que comparte lugares comunes como “La lista de Schindler” o “El pianista” pero sin llegar a los niveles de excelencia de estas.
Stefan Rusowitzky (“Anatomía”) podría haber intentado contar su historia desde el punto de vista personal del protagonista, Sorowitsch, y de cómo sus experiencias en el campo le hacen evolucionar como persona desde el egoísmo absoluto del superviviente nato hacia una actitud más solidaria con sus compañeros, profundizando en la carga dramática de la historia para epatar al espectador con un tema que a muy pocos deja indiferente; o centrarse únicamente en la trama de intriga de la operación Bernhard manteniendo al espectador en vilo respecto a los tejemanejes de carceleros y reclusos para conseguir y evitar que consigan las falsificaciones perfectas, alejándose del planteamiento de la "película-testimonio" que tan buena acogida suele tener por el espectador medio. Sin embargo, Rusowitzky adopta una solución intermedia, sin optar claramente ni por un camino ni otro, con lo que al final lo único que transmite la historia es un cierto aburrimiento y un cambio constante de postura en la butaca mientras espera que termine tan mediocre historia.
Buena culpa de la falta de interés de la historia, la tiene la contenida interpretación de Karl Markovics, conocido por la mayoría por su papel en la serie “Rex, el perro policía”, y que con su hierática expresión en cualquier circunstancia que vive llegará a crispar a más de uno (lo mismo le da estar con una chica preciosa que picando piedra que el tipo no mueve una ceja) y sale bastante mal parado en sus duelos con David Striesow, el actor que interpreta al coronel alemán responsable de la operación, y con August Diehl, quien interpreta a un interno idealista, Burger, autor del libro de memorias en que se basó el director y auténtico héroe de la historia.

La película en el aspecto técnico es interesante. Rusowitzky opta por el uso de una nerviosa cámara en movimiento que se convierte en testigo de la historia antes que por la tradicional cámara fija, pero sólo en contadas ocasiones sus planos logran contagiar la tensión que se presupone viven los reclusos prisioneros y, a la postre, la opción no provoca más que incrementar la confusión que el deslavazado guión provoca. Quizás las mejores secuencias sean aquellas en la que los falsificadores son liberados por los mismos reclusos del campo de concentración y se plantea el contraste entre unos desnutridos y torturados y otros rollizos y sanos, sin embargo, resulta muy poca cosa en mi opinión para toda una ganadora de un Oscar e incluso la discutible “El orfanato” hubiera ganado el premio con mayor justicia.

En definitiva, una película muy discreta para un premio tan importante. Esperemos que para este año la cosa mejore y la calidad de las películas presentadas sea superior.


Si quieren ver un trailer de la película pinchen abajo.

3 comentarios:

Mar dijo...

Hola!

Pues hoy tenemos opiniones contrarias, querido Impaciente: estuvimos viéndola el sábado y las cuatro personas salimos con muy buen sabor de boca.
Es cierto que el actor está contenido en casi todo momento y que las réplicas son buenas, pero el peso de la historia se deja caer en él, que desea distanciarse continuamente de lo que ha vivido y vive, intentando que las situaciones le afecten lo menos posible... pero, ¿cómo puede llegar a ser eso posible?

Yo creo que es una película más que recomendable.

Besitos

Anónimo dijo...

Mar,

Pues eso es lo bueno, que tengamos opiniones encontradas y no nos tiremos los trastos a la cabeza.

Besitos.

Anónimo dijo...

Vaya, el otro día me recomendaba esta película un amigo en la facultad, y me habló algo de ella, aunque no por su excelencia, sino más bien por su "toque original" a la hora de tratar películas en este terreno ya tan trillado... Yo no la he visto, así que prefiero no opinar. Fue curiosa esta charla porque acabamos hablando de Nietzsche y las acusaciones hacia su filosofía de nazista y demás...

Una sonrisa, Pablo, fue un placer volver a pasar por aquí.