martes, 28 de mayo de 2013

“Videojuegos”, de David Sánchez.





Astiberri ha inaugurado “Leyendas Urbanas”, una nueva colección de minicomics  - reflexión, los minicómics a diez euros hacen que pasen por baratos los integrales a cuarenta y cinco – en la que la penúltima hornada de autores patrios desarrollarán una historia a partir de una de estas supuestas leyendas, con este “Videojuegos” de David Sánchez en la que el autor de “Tú me has matado” y No cambies nunca” actualiza  el neomito del “Polybius”, un supuesto videojuego de los ochenta que causaba la locura y la muerte en aquellos que lo jugaban pero al que nadie realmente jugó.

Tomando esa historia como base, Sánchez monta una escueta trama conspiranoica en la que presenta la leyenda y a unos misteriosos hombres de negro –otro guiño al nuevo acervo contemporáneo- que van detrás de las víctimas que deja la dichosa maquinita borrando sus huellas.

Quizás por las propias limitaciones del formato minicómics o el estilo de Sánchez, para mí excesivamente tributario de los Clowes, Burns o Jason que toma sin pudor como modelos, este cómic me ha dejado bastante frío a pesar del talento que el autor muestra en su planteamiento formal. Sánchez se ha centrado completamente en desarrollar los elementos formales de la conspiración y las características obsesivas e insanas que rodean la cultura de los videojuegos manteniendo un distanciamiento total respecto a los esquemáticos hechos que presenta y demandando la total implicación del lector a la hora de buscar un sentido, una explicación razonada de los mismos, sin ofrecerle más allá de la enigmática presentación que propone un posicionamiento  o una explicación propia.
Un planteamiento arriesgado que desperdicia  el atractivo punto de partida del que parte al no formular una explicación propia de los hechos por los que difícilmente se puede llegar a desarrollar una mínima empatía que permita la implicación del lector una vez desentrañado el enigma gráfico hábilmente planteado.

Videojuegos” es un efectista y brillante ejercicio de estilo antes de la efectiva historia de terror contemporánea que se presupone, una historia que por su  potencial  seguramente en otro formato y con una mayor extensión de páginas, habría servido para mostrar mucho más de las capacidad de un autor que demuestra estar sobrado de recursos como para  esperar de él obras más ambiciosas.Game Over.

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