
Esperaba con mucha curiosidad la última obra de Charles Burns, “Tóxico” que acaba de publicar Mondadori. Una obra, en principio, llena de alicientes dado el tiempo transcurrido desde la aparición de su anterior obra, la sobresaliente “Agujero Negro”, y las sugerentes noticias que llegaban con exasperante lentitud -una evocadora portada del universo Tintin, el anuncio que iba a ser la primera obra en que un maestro del blanco y negro como Burns iba a introducir el color, etc…-, que convertían este tebeo en una obra a priori indispensable.

Leído el álbum y más allá de la decepción que supone quedarme con la miel en los labios ante la ausencia de desenlace –a la espera de la continuación de la obra en la anunciada continuación, “La Colmena”-, “Tóxico” ha respondido a todas mis expectativas con un Burns en plena madurez, capaz de involucrar como nadie al lector en su historia. Un autor que incorpora en un “totum revolotum” caótico y ordenado al tiempo un repaso a toda la temática que ha ido apareciendo en su obra desde sus primeras historias cortas en “RAW” hasta la mencionada “Agujero Negro” en un cómic organizado siguiendo la estructura clásica del álbum francobelga.


Más allá de la importancia a la referencia beat a William Burroughs que aparece explícita en la propia obra, Burns maneja otros referentes de modo más o menos implícito más cercano al universo de directores de cine con los que se retroalimenta como David Cronemberg, David Lynch e incluso Orson Welles sin renunciar por ello a claves de géneros como el thriller clásico o el cine de terror de serie B sin renunciar a temáticas como las enfermizas relaciones interpersonales o los miedos juveniles.

A nivel gráfico, el anunciado paso al color – no en vano la portada de “Tóxico” está inspirada en “La estrella misteriosa” de Hergé, el álbum que marca el paso al color de la serie protagonizada por el reportero belga- no supone un cambio radical en el estilo de Burns sino un requisito formal para adecuar la obra a las características del cómic francobelga emparentando directamente a Buns con el malogrado Chaland. Burns juega constantemente con el aspecto del protagonista ofreciendo distintas versiones del mismo a lo largo de la historia siendo más o menos realista en función del plano real u onírico en que cada momento se sitúe la historia en un proceso de transformación que no deja de ser otra de las claves de la obra de Burns en general y de esta en particular.

“Tóxico” se presenta en una cuidada edición bastante ajustada en la relación calidad-precio en comparación con otras a la que quizás habría que achacar como único defecto el haber optado por la traducción de un título-X’Out- originalmente intraducible perdiéndose de este modo alguna de las posibles claves de la obra.
En definitiva, “Tóxico” tergiversa y manipula las convenciones clásicas del cómic francobelga y la temática anterior de la propia obra de Burns para reinventar la propia percepción de la (i)realidad y del yo de un autor genial y único a través de un universo en constante transformación, tan corrupto y decadente como el nuestro, en el que nuevas sorpresas se esconden a cada página. A posteriori, indispensable.
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3 comentarios:
Como odio a Burns. Me ha dejado con las ganas. Espero que no se demore mucho el siguiente número.
Saludos
¡Un nuevo Burns y yo sin enterarme...! Gracias, don Pablo!
Critical +,
Sí, te quedas con la miel en los labios...
El abuelito,
¡¡ Corra, corra, que se agotan!!
;-D
Impacientes Saludos.
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