Si hay un autor dentro del cómic europeo que le gusta ambientar sus historias en localizaciones lejanas y exóticas y que ha denunciado las injerencias colonialistas occidentales en Asia a lo largo de la Historia, ese es Conrad como ya demostrara en series como “Los innombrables” o “La tigresa blanca”. Temáticas que se repite en su nueva obra “Raj”, de la que hasta la fecha lleva publicados tres álbumes en Francia para Dargaud, y que en España nos presenta Planeta en un correcto volumen en el que incluye los dos primeros álbumes, “Los desaparecidos de la ciudad dorada” y “Un caballero oriental”con los que se cierra el primer arco argumental.
A mediados del siglo XIX en pleno apogeo del Imperio Británico, el joven Alexander Morton, llega a la India como miembro del IPS, un cuerpo de agentes británicos destinados en la India para velar por el desarrollo de los negocios de la Compañía de Indias e impedir que otras potencias se instalen en las Indias. Morton es un joven idealista que a diferencia de la mayoría de los ingleses que acaban el enorme subcontinente no busca hacer fortuna sino que siente un genuino interés por el país, los nativos y sus costumbres lo que le acarreará el desprecio de sus superiores y el vacío de sus compañeros que tratarán de hacerle la vida difícil. Sin embargo, su suerte empezará a cambiar cuando deba investigar las extrañas desapariciones de algunos de los más ricos e influyentes sahibs de la Ciudad Dorada en la que se encuentra implicado su único amigo en la India, el joven periodista David Baltimore. Cuando uno de los desaparecidos aparece decapitado a las afueras de la ciudad, Morton intentará hacer todo lo posible para limpiar el nombre de Baltimore más allá de los intereses creados del I.P.S, y la Compañía de Indias que pretenden incriminarlo, e irá descubriendo toda la oscura y antigua historia de resentimiento y venganza que ha provocado el asesinato y las desapariciones.
Que nadie espere nada extraordinario de “Raj”, un cómic en el que Conrad, apoyado por su esposa, Sophie Commenges, alías Wilbur, desarrollan una historia de intriga inspirada en parte en “El signo de los cuatro” de Arthur Conan Doyle aunque a la trama le cueste arrancar y haya demasiadas situaciones que resuelven con irritantes “Deus ex machina”. Conrad se esfuerza por escribir una historia agradable para todos los públicos apoyándose, aparte de una cuidada documentación del periodo colonial británico en la India sobre la que se sustenta la trama –y la serie- en la introducción de personajes arquetípicos bien definidos aunque de reacciones bastante previsibles, mejorando en el tratamiento de algunos secundarios como Ayesha y Alexander Longfellow que protagonizan situaciones humorísticas bien desarrolladas.
En el aspecto gráfico, nos encontramos con el punto fuerte de la obra en la que Conrad demuestra una vez más ser uno de los mejores autores de la escuela de línea clara del momento. Con un dibujo sencillo y un tanto ingenuo alejado del que nos tiene acostumbrados en sus otras series, Conrad se muestra como un eficaz narrador que disfruta reproduciendo los ambientes y localizaciones de la exótica India, rica en templos y pagodas, con algunas grandes viñetas realmente espectaculares. Una lástima, sin embargo, que no cuide igual el acabado de las viñetas pequeñas en las que en demasiadas ocasiones prescinde de cualquier tipo de fondo, algo que llama la atención en un artista tan detallista.
En definitiva, “Raj” es un cómic amable pero un tanto soso en el que ni Conrad ni Wilbur saben incorporar las necesarias dosis de tensión que toda trama de intriga requiere para mantener la atención del lector y se sustenta en la buena labor de Conrad en el dibujo. Una buena lectura veraniega con la que pasar el rato sin demasiadas pretensiones.
Otras obras de Conrad en El lector impaciente:
“Los innombrables 2”
A mediados del siglo XIX en pleno apogeo del Imperio Británico, el joven Alexander Morton, llega a la India como miembro del IPS, un cuerpo de agentes británicos destinados en la India para velar por el desarrollo de los negocios de la Compañía de Indias e impedir que otras potencias se instalen en las Indias. Morton es un joven idealista que a diferencia de la mayoría de los ingleses que acaban el enorme subcontinente no busca hacer fortuna sino que siente un genuino interés por el país, los nativos y sus costumbres lo que le acarreará el desprecio de sus superiores y el vacío de sus compañeros que tratarán de hacerle la vida difícil. Sin embargo, su suerte empezará a cambiar cuando deba investigar las extrañas desapariciones de algunos de los más ricos e influyentes sahibs de la Ciudad Dorada en la que se encuentra implicado su único amigo en la India, el joven periodista David Baltimore. Cuando uno de los desaparecidos aparece decapitado a las afueras de la ciudad, Morton intentará hacer todo lo posible para limpiar el nombre de Baltimore más allá de los intereses creados del I.P.S, y la Compañía de Indias que pretenden incriminarlo, e irá descubriendo toda la oscura y antigua historia de resentimiento y venganza que ha provocado el asesinato y las desapariciones.
Que nadie espere nada extraordinario de “Raj”, un cómic en el que Conrad, apoyado por su esposa, Sophie Commenges, alías Wilbur, desarrollan una historia de intriga inspirada en parte en “El signo de los cuatro” de Arthur Conan Doyle aunque a la trama le cueste arrancar y haya demasiadas situaciones que resuelven con irritantes “Deus ex machina”. Conrad se esfuerza por escribir una historia agradable para todos los públicos apoyándose, aparte de una cuidada documentación del periodo colonial británico en la India sobre la que se sustenta la trama –y la serie- en la introducción de personajes arquetípicos bien definidos aunque de reacciones bastante previsibles, mejorando en el tratamiento de algunos secundarios como Ayesha y Alexander Longfellow que protagonizan situaciones humorísticas bien desarrolladas.
En el aspecto gráfico, nos encontramos con el punto fuerte de la obra en la que Conrad demuestra una vez más ser uno de los mejores autores de la escuela de línea clara del momento. Con un dibujo sencillo y un tanto ingenuo alejado del que nos tiene acostumbrados en sus otras series, Conrad se muestra como un eficaz narrador que disfruta reproduciendo los ambientes y localizaciones de la exótica India, rica en templos y pagodas, con algunas grandes viñetas realmente espectaculares. Una lástima, sin embargo, que no cuide igual el acabado de las viñetas pequeñas en las que en demasiadas ocasiones prescinde de cualquier tipo de fondo, algo que llama la atención en un artista tan detallista.
En definitiva, “Raj” es un cómic amable pero un tanto soso en el que ni Conrad ni Wilbur saben incorporar las necesarias dosis de tensión que toda trama de intriga requiere para mantener la atención del lector y se sustenta en la buena labor de Conrad en el dibujo. Una buena lectura veraniega con la que pasar el rato sin demasiadas pretensiones.
Otras obras de Conrad en El lector impaciente:
“Los innombrables 2”
3 comentarios:
Hombre, deux ex machina, con lo que me gusta que me tomen el pelo XD
Veo que hice bien en pasar de largo. En su lugar me cogí el devorador de historias, que, leido como el homenaje que es, cumple.
Saludos Dennel,
"Raj" entretiene pero no aguanta una lectura exigente. A Conrad le falta talla como guionista para crear tensión.
No he leído "El devorador de historias" a ver si en algún momento me animo.
¡Ja! Otro que ha picado...como yo.
"Raj" es flojillo, flojillo. Ya lo dices, Pablo: a nivel guión le falta mucho a este tebeo.
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