No sé si han enterado de la penúltima polémica que se ha montado en la Blogosfera comiqueril entre los autores a raíz de esta entrada de Sergio Bleda. Si no están al tanto, pueden ponerse en antecedentes aquí y aquí.
Yo no soy autor de nada (bueno, salvo de perpetrar este blog pero eso no cuenta a los efectos) pero creo que desde el momento en que se escribe en un espacio público –aunque este sea un blog en el que das a conocer tu trabajo y reflexiones, como el de Bleda- cualquiera tiene derecho a opinar y creo que esta historia que podría pensarse sólo afecta a un sector tan minoritario como los dibujantes profesionales o no, de eso también hablaremos, de cómics es mucho más ordinaria y común, y se puede extrapolar a cualquier profesión hoy en día. Eso sí, sin pretender ofender a nadie y con ganas de sumar para poner el problema en perspectiva…
En su entrada, Sergio Bleda se viene a quejar que él y otros que se dedican única y exclusivamente a la historieta se han visto obligados a salir al extranjero debido a la competencia de otros –intrusos- que, teniendo otras profesiones aparte de hacer cómics abaratan los contratos de los autores con las editoriales en España por la mera ilusión personal de ver publicada su obra.
Antes que nada, he de decir que yo entiendo a Sergio Bleda, sin embargo, creo que se equivoca tanto en el fondo como en las formas. La emigración me parece una perspectiva terrible…. Debe ser horrible tener que abandonar a tus familiares y amigos para irte a otro país del que no dominas el idioma a buscarte la vida, sin conocer las leyes, las costumbres ni nada. Perspectiva terrible, ¿verdad? Sí, pero para los españoles de hace cuarenta años que salían con una mano delante y otra detrás, o para los subsaharianos que se vienen a Occidente a vender discos en el “top manta” cuando no se dejan la vida en una patera. El irte hoy en día a Francia como ciudadano español, otro país de la Unión Europea donde las relaciones laborales están reguladas, donde gracias a Internet puedes haber dado a conocer tu trabajo y ver cómo sacar la cabeza, y si tienes morriña puedes coger un avión y plantarte en dos horas en tu país, no me parece tan terrible.
La suerte o la desgracia del mundo laboral moderno es que los mercados están globalizados, hay mucha competencia para todo y nada resulta fácil. Sin embargo, para gente preparada y con talento surgen las oportunidades, aunque no sean las que uno se imaginaba cuando asomaba la cabeza al mundo.
Yo no soy autor de nada (bueno, salvo de perpetrar este blog pero eso no cuenta a los efectos) pero creo que desde el momento en que se escribe en un espacio público –aunque este sea un blog en el que das a conocer tu trabajo y reflexiones, como el de Bleda- cualquiera tiene derecho a opinar y creo que esta historia que podría pensarse sólo afecta a un sector tan minoritario como los dibujantes profesionales o no, de eso también hablaremos, de cómics es mucho más ordinaria y común, y se puede extrapolar a cualquier profesión hoy en día. Eso sí, sin pretender ofender a nadie y con ganas de sumar para poner el problema en perspectiva…
En su entrada, Sergio Bleda se viene a quejar que él y otros que se dedican única y exclusivamente a la historieta se han visto obligados a salir al extranjero debido a la competencia de otros –intrusos- que, teniendo otras profesiones aparte de hacer cómics abaratan los contratos de los autores con las editoriales en España por la mera ilusión personal de ver publicada su obra.
Antes que nada, he de decir que yo entiendo a Sergio Bleda, sin embargo, creo que se equivoca tanto en el fondo como en las formas. La emigración me parece una perspectiva terrible…. Debe ser horrible tener que abandonar a tus familiares y amigos para irte a otro país del que no dominas el idioma a buscarte la vida, sin conocer las leyes, las costumbres ni nada. Perspectiva terrible, ¿verdad? Sí, pero para los españoles de hace cuarenta años que salían con una mano delante y otra detrás, o para los subsaharianos que se vienen a Occidente a vender discos en el “top manta” cuando no se dejan la vida en una patera. El irte hoy en día a Francia como ciudadano español, otro país de la Unión Europea donde las relaciones laborales están reguladas, donde gracias a Internet puedes haber dado a conocer tu trabajo y ver cómo sacar la cabeza, y si tienes morriña puedes coger un avión y plantarte en dos horas en tu país, no me parece tan terrible.
La suerte o la desgracia del mundo laboral moderno es que los mercados están globalizados, hay mucha competencia para todo y nada resulta fácil. Sin embargo, para gente preparada y con talento surgen las oportunidades, aunque no sean las que uno se imaginaba cuando asomaba la cabeza al mundo.
En España, hay exceso de enfermeras mal pagadas con lo que muchas de ellas se ven obligadas a emigrar a países como Portugal o Reino Unido donde las van a pagar el doble. Seguro que preferirían quedarse en España pero si quieren trabajar en lo que les gusta es lo que toca. Con los médicos, pasa lo mismo con el agravante que no hay un exceso de médicos sino que hay déficit y a España vienen médicos de otros países a trabajar en las condiciones que desechan los médicos nacionales. Lo mismo es aplicable a casi cualquier profesión, desde informáticos hasta cocineros (vamos, si hasta el Madrid se ha traído a un jardinero inglés para que cuide el césped del Bernabeu). La de dibujar, en ese sentido, no es una profesión excepcional, es una profesión con las mismas dificultades que las demás, que se enfrenta a un problema similar al de las enfermeras: el mercado español del cómic no da para dar de comer a todos porque, como con más conocimiento de causa que yo señala Pepo Pérez, no da para más y si un dibujante joven y talentoso quiere sobrevivir –entiéndase lo de talentoso, como publicable- tiene dos opciones: o irte a un mercado más rico donde puedan pargarte lo que pides (en el caso de la historieta, se puede probar suerte tanto en el francobelga que está aquí al lado, como hizo el propio Bleda, o en el yanqui que mediante Internet cada vez está más cerca, como por ejemplo, ha hecho Victor Santos), o compaginas el dibujar con otras profesiones que te permitan vivir lo mejor posible.
Otra ventaja/desventaja de los mercados globales es esa, hay que saber muchas cosas y no necesariamente relacionadas entre sí para buscarse la vida y no por ello se es un intruso aunque alguno pueda verse amenazado. Es cierto que antes una persona podía dedicar toda su vida laboral a trabajar haciendo lo mismo, cambiando si acaso una o dos veces de trabajo antes de la jubilación. Ahora, eso es una utopía, salvo que se trabaje en la Administración (y en la Administración también es cada vez más complicado). Gracias a los trabajos precarios, hay estudios que estiman que un trabajador desarrollará –sin contar los cambios de trabajo dentro de la misma profesión- más de cuatro profesiones distintas a lo largo de toda su vida laboral, como mínimo.
Volviendo al tema, la cuestión no es el número de profesiones que ejerzas para ganarte la vida. La cuestión es lo bueno que seas en cada una de ella, que será lo que te permita, mejor o peor, prosperar en ese trabajo. Profesional, según el RALE, es el que ejerce una profesión y el que ejerce una profesión, para mí, es el que al cambio de un salario ofrece una contraprestación. Que no todos los profesionales cobran lo mismo, lógico, no todos ofrecen lo mismo, pero no creo que ello signifique en el mundo de la historieta que unos se quiten el trabajo a otros sino que compiten entre sí, como en cualquier otro mercado, y al final, sólo se publicarán a los mejores, las mejores obras, que es lo que los lectores demandamos. No creo que, hoy en día, haya dibujantes en España publicando que no cobren –poco o mucho, eso ya es otra cosa- por su trabajo y se contenten con ver su obra publicada. No olvidemos que si una editorial, que no es una ONG, decide publicar una obra es porque ve la perspectiva de un negocio y como mínimo asegurará cubrir costes- por lo que no va a publicar nunca la obra de un ilusionado aficionado entusiasta pero sin talento, sino que publicará la obra de un autor, con más o menos experiencia, pero con un nivel de calidad mínimo, un profesional en el ejercicio de su profesión, con sus problemáticas como en cualquier profesión.…
Por tanto, no creo que se pueda hablar de intrusismo en el mercado de la historieta, un mercado poco regulado más allá de los contratos que firme cada uno y lo que pueda hacer vendible su trabajo en función a la calidad del mismo y el talento que demuestre, más allá del resto de profesiones con las que complete sus ingresos. Una falta de regulación que provocará a los más desconocidos o inexpertos tener que aceptar peores condiciones, lo mismo que pasa con los becarios, los pasantes y demás, en otras profesiones. Pero, esos profesionales menos contrastados, no deben ser competencia para gente experta que debería recordar que ellos vivieron experiencias parecidas.
Vamos el pan nuestro de cualquiera cada día, en cualquier profesión…
Volviendo al tema, la cuestión no es el número de profesiones que ejerzas para ganarte la vida. La cuestión es lo bueno que seas en cada una de ella, que será lo que te permita, mejor o peor, prosperar en ese trabajo. Profesional, según el RALE, es el que ejerce una profesión y el que ejerce una profesión, para mí, es el que al cambio de un salario ofrece una contraprestación. Que no todos los profesionales cobran lo mismo, lógico, no todos ofrecen lo mismo, pero no creo que ello signifique en el mundo de la historieta que unos se quiten el trabajo a otros sino que compiten entre sí, como en cualquier otro mercado, y al final, sólo se publicarán a los mejores, las mejores obras, que es lo que los lectores demandamos. No creo que, hoy en día, haya dibujantes en España publicando que no cobren –poco o mucho, eso ya es otra cosa- por su trabajo y se contenten con ver su obra publicada. No olvidemos que si una editorial, que no es una ONG, decide publicar una obra es porque ve la perspectiva de un negocio y como mínimo asegurará cubrir costes- por lo que no va a publicar nunca la obra de un ilusionado aficionado entusiasta pero sin talento, sino que publicará la obra de un autor, con más o menos experiencia, pero con un nivel de calidad mínimo, un profesional en el ejercicio de su profesión, con sus problemáticas como en cualquier profesión.…
Por tanto, no creo que se pueda hablar de intrusismo en el mercado de la historieta, un mercado poco regulado más allá de los contratos que firme cada uno y lo que pueda hacer vendible su trabajo en función a la calidad del mismo y el talento que demuestre, más allá del resto de profesiones con las que complete sus ingresos. Una falta de regulación que provocará a los más desconocidos o inexpertos tener que aceptar peores condiciones, lo mismo que pasa con los becarios, los pasantes y demás, en otras profesiones. Pero, esos profesionales menos contrastados, no deben ser competencia para gente experta que debería recordar que ellos vivieron experiencias parecidas.
Vamos el pan nuestro de cualquiera cada día, en cualquier profesión…
9 comentarios:
De 2 horas de avión nada!! Que el que trabaja para Francia sólo emigra "virtualmente" y trabaja desde su santa casa igual que si trabajara para España, EEUU o la conchinchina :D Bueno, yo creo que los dos tienen parte de razón (como suele pasar en estos casos) y sobre todo creo que muchos de los que han contestado públicamente han malinterpretado o, en algunos aspectos, sobreinterpretado las palabras de Sergio.
Un saludo!!
Tienes razón FeR, la relación entre la globalización y los cómics siempre ha sido fructiera,hace poco leia en la entrevista a Alan moore y Melinda Gebbie que el primero rara vez veia el trabajo de los dibujantes porque siempre sus relaciones con ellos eran solo por carta, ya que muchos vivian en otras ciudades o paises. Aquí en Chile no existe ni mercado ni industria y mi percepción a la distancia es que ambas cosas se consiguen con prefesionalismo y talento, lo que daria obras de calidad, y me parece que esto último es lo más importante. Las obras de calidad, las que de verdad valen la pena siempre se van a abrir camino, ya lo decía Pepo sobre "Arrugas".
Saludos!!
Bleda tiene "algo" de razón en su post, pero se equivoca de lleno en el enfoque: en los noventa surgieron muchas de esas editoriales de medio pelo (algunas con apariencia de grandes), en las que él también ha estado, que no te pagaban por material y sí por unos porcentajes mínimos de ventas, o inventos así. Muchos aceptamos en algún momento porque no sabíamos que hacer o cómo asesorarnos, o por juventud, pero el estuvo tan en el meollo de eso como muchos otros.
Otra cosa es que haya mucha gente con otro oficio por el que cobre, y no le importe hacer gratuitamente o por poca cantidad cómics, porque los considere un hobby.
Pero el problema surgió desde las editoriales y mini-editores.
El mismo estuvo en revistas-fanzine que de repente, al año de publicarte, eran "revistas" o editoriales "profesionales", y al aceptar colaborar con ellos por poco o nada, ya habías contribuido a que otros se vieran perjudicados y se sigan viendo perjudicados hoy día. Así que, se puede tirar la piedra, pero aunque escondas la mano alguien puede haberte visto la manga.
Hola, acabo de poner este post en el blog de Sergio Bleda y en el de Pepo, pero como veo que el debate también se da aquí, me animo a colgarlo, con permiso, claro:
Sergio, lo primero, agradecerte que abras debates como estos. A los que estamos empezando nos interesa especialmente la opinión de los que lleváis en esto muchos años. Dado que no estoy muy seguro de dónde colgar este comentario, lo pongo en tu blog y en el de Pepo.
Como sabes, te aprecio como amigo y te admiro como autor, por eso me parece oportuno dar mi opinión como dibujante advenedizo sobre el tema que has propuesto. Para ello, he de recapitular un poco:
“Mis críticas van dirigidas al que, de un modo continuado, ofrece una y otra vez su trabajo a editores españoles sin exigir unos mínimos (mínimos que SI exige en su trabajo "de verdad" por llamarlo de alguna manera) devaluando así esta profesión de la que yo vivo.”
“El problema viene cuando van a las editoriales españolas y se prestan a trabajar gratis o por muy poco dinero.”
El problema que veo en la argumentación es que, en mi opinión, extraes conclusiones causales de datos descriptivos, o, dicho de otro modo, creo que confundes la causa del problema con la consecuencia del problema. Una de las premisas de tu argumento es que la causa (o una de las causas) de que las editoriales españolas no paguen más es que hay autores dispuestos a publicar cobrando muy poco. (“Esta situación es, en gran parte, la culpable de que, la gente como yo, que realmente vive de escribir y dibujar tebeos, tengamos que aprender idiomas y trabajar para editoriales extranjeras.”) Sin embargo, esta no es la causa, sino su consecuencia. La causa, la verdadera causa, es la falta lectores y las pocas ventas. Y como consecuencia de este poco mercado, los dibujantes que publican en editoriales españolas perciben poco dinero, lo que les obliga a buscarse otros trabajos. Y en consecuencia los que sí quieren vivir del cómic han de trabajar para editoriales extranjeras.
Imagina que pasado mañana todos los autores que hemos cobrado muy poco nos plantásemos en masa y exigiésemos a los editores españoles un precio razonable por nuestras páginas. Lo más probable – y que creo que reconoces- sería que la gran mayoría de pequeñas editoriales españolas dejaría de existir (o sólo publicarían material extranjero fácil de rentabilizar), dado que no podrían afrontar los costes. Una vez desaparecidas estas editoriales, historietistas que aspiran a vivir del cómic (y los que no) se verían obligados a trabajar para el extranjero igualmente. Esto que pone de manifiesto que, el hecho de que se exijan o no unos mínimos no afecta a tu caso y, en cierto modo, contradice de nuevo la premisa en tu artículo que sugiere que no te contratan a ti o a otros autores porque hay quien lo hace prácticamente gratis. Sin embargo, le quitas importancia a la desaparición de estas editoriales:
“Bien, y ¿tu crees que sería grave que desaparecieran? Quiero decir, ¿es mejor tener una industria raquítica o no tener ninguna?”
Es en este punto donde creo que hay otra contradicción en tu argumento: Consideras irrelevante a la industria española y a sus editoriales (“si desaparecieran las editoriales de Francia o Estados Unidos sería una catástrofe para los historietistas españoles, pero si desapareciera la raquítica industria española, ¿a quién le iba a afectar realmente?”). Por eso, por considerarla irrelevante, no entiendo en qué modo puede influir lo que de ella cobren los dibujantes. ¿Cómo puede perjudicarte algo que tú mismo reconoces que tiene tan poca importancia que su mera desaparición sería insignificante para los historietistas que sí viven de dibujar tebeos? Algo que carece de significación nunca puede ser la causa (o una de las causas) del problema.
Compartiría tu argumentación si hubiera dibujantes que fueran a esas editoriales cuya desaparición sí “sería una catástrofe para los historietistas españoles”, y se ofrecieran abiertamente a dibujar de forma gratuita. Pero no es el caso. Compartiría tu argumentación si las editoriales españolas se estuviesen forrando a base de vender miles de ejemplares sin apenas pagar a los autores y que estos, por falta de ganas o de dignidad, se conformasen sin rechistar. Tampoco es el caso.
Los dibujantes que trabajan para editoriales pequeñas de tirada limitada apenas cobran porque apenas venden. No sólo en España, también en Francia y en EEUU, donde hay decenas de editoriales de este tipo. Ninguna de ellas puede permitirse tener a Sergio Bleda (aunque probablemente les gustaría), pero creo que aportan variedad y, en muchos casos propuestas algo más minoritarias que enriquecen este medio que amamos tanto.
En fin, un abrazo y recuerdos a Ana. Nos vemos en Barcelona o en Valencia. Supongo que para entonces ya serás papá, ¿no?
Bleda puede haberse no expresado bien en su comentario, e incluso haber pecado de contundente pero está claro que razón no le falta en varios puntos.
Cierto es que a lo mejor no arremete contra los verdaderos culpables.
A mi forma de ver sería necesaria una regulación, como existe en cualquier otro trabajo. Sería necesario que una ley designe cual es el salario mínimo a cobrar. Como esto es muy difícil de llevar a la practica (estamos hablando de algo tan subjetivo como el arte, que no se puede, y en muchos casos no se debe, valorar) serían los propios autores los que deberían mediante una asociación o algo así imponer esos mínimos (algo más dificil aún si cabe)
Es normal para un autor novel tragar con lo que sea a fin de ver su primera obra publicada (Ofrecer su arte gratis lo han hecho prácticamente TODOS los autores por medio de fancines y demás). Pero lo que Bleda no comprende (según lo que yo he podido leer y entender de toda esta polémica) es que estos autores no valoren más su trabajo (sobretodo ellos mismos) y vuelvan a caer una y otra vez en la misma dinámica, la de ofrecer su obra solo para alimentar su ego y apenas ganando dos duros por ella.
No digo yo que todas, pero habrá editoriales que prefieran ofrecer un producto menor si, aunque vendan menos ejemplares, el porcentaje que les queda por ellos es más amplio.
En fin, es un tema difícil y a pesar de la pataleta de Bleda, de más difícil solución pero hablarlo es el comienzo de esta.
Un saludo.
Yo no soy un experto, pero eso de regular los precios cuando no existe mercado me parece cuando menos arriesgado.
Y creo que Bleda se equivoca, y Max Vento ha puesto de manifiesto varias de las contradicciones en las que ha incurrido.
En cuanto al concepto de gratuidad pienso que Bleda lo ha manejado generosamente, no circunscribiéndose a la literalidad del término, y es lo que ha dado pié al debate, porque gratis, lo que se dice gratis, no creo que trabaje mucha gente en este país. Por eso se ha dado por aludida tanta gente. En cualquier otro sentido no funciona el alegato de Bleda porque no se sostiene: ¿De verdad hay tanta gente que trabaje gratis total y que haya ocupado el nicho en el que se mueve Bleda para obligarlo a trabajar fuera de España?
En cuanto al tema de los funcionarios Pablo da de lleno cuando culpa al poder político. ¿Tiene sentido que Esperanza Aguirre culpe de todos los males universales a los funcionarios de la Comunidad de Madrid cuando ella es la jefa de esos mismos funcionarios?
En el blog Empujando elefantes hay otra entrada relacionada.
Yo gasté medio euro el otro día y no me enteré de qué trataba el primer escrito (el de Bleda). Cuando pasen nueve meses recuperaré los linkeos para mi blog de la Liga bajo la etiqueta vidadedibujante.
Ya sé que, como dice Fer, ahora no hay necesidad de emigrar más allá que virtualmente pero con la exageración quería resaltar que, en líneas generales, no me parecería tan terrible si tuvieran que emigrar a Francia que está aquí al lado. Exagero, por supuesto...
Max Vento (bienvenido) creo que pone el dedo en la llaga. El problema no son los dibujantes que ofertan su obra lo mejor que cada uno puedo o sabe ni, en este caso, las editoriales que están en su papel, sino lo raquítico del mercado español que no da para absorber tanta oferta. No creo que haya soluciones sencillas a esta problemática salvo apostar por la calidad, la publicitación de las obras y el abaratamiento de los formatos. Algo más fácil de decir que de hacer, me temo....
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